El envejecer se conceptualiza desde esta perspectiva, como un proceso individual de adaptación a los cambios que ocurren al envejecer. El énfasis analítico se pone en cómo los individuos enfrentan y responden a las condiciones societales y personales que les toca vivir. De allí que lo que se describe y explica es la forma como los individuos envejecen y no el proceso de envejecimiento en si mismo. Si se aplica esta hipótesis a la realidad chilena se encuentra lo siguiente:
Al envejecer hay un desgaste físico orgánico. No obstante, ello no necesariamente significa déficit ya que se puede intervenir sobre la capacidad del individuo de seguir desempeñando por sí solo sus actividades cotidianas.
la presión para jubilar, la dificultad para seguir trabajando y el bajo monto de las pensiones tienen dos consecuencias: el empobrecer a los adultos mayores, les dificulta comprar remedios, tener buen nutrición, etc…por otro lado, el hecho de dejar de trabajar resulta en un riesgo de exclusión social, en la medida que dejan de hacer actividades valoradas por la sociedad.
la falta de un rol específico para el adulto mayor dentro de la sociedad le restringe las oportunidades de realizar actividades útiles y reconocidas como valiosas, de allí que cada adulto mayor tiene que crearse por si mismo una rutina de actividades en que ocupar su tiempo libre, lo cual es difícil.
Las ideas generalizadas del envejecimiento lo definen como un proceso de deterioro progresivo e inevitable en lo físico y lo mental. Ello lleva a que los adultos mayores tengan una actitud de resignación, temor y apatía que les restringe la iniciativa y les dificulta asumir un papel activo para crearse las oportunidades que la sociedad no les ofrece.
La vejez como una etapa en el curso de la vida (Erikson, otros) y los autores de la teoría cognitiva del estrés psicosocial (Folkman, 1984, otros) para quienes lo crucial no son tanto las circunstancias en que se encuentran los individuos ni los eventos que les ocurren, sino que la capacidad de ellos de enfrentar y adaptarse a las situaciones estresantes de modo de recuperar y mantener el bienestar.
El proceso de enfrentamiento se refiere a los esfuerzos cognitivos y conductuales que hace el individuo para manejar las demandas de la transacción individuo/entorno implicadas en una situación estresante (Folkman).
Batles (1987) afirma que el sí mismo (self) en los adultos mayores continúa siendo resiliente, vale decir, tienen la habilidad de construir estrategias adaptativas.
El concepto de resiliencia fue tomado de la física, allí se usa para referirse a la capacidad de un cuerpo para recuperar su forma y tamaño original después de haber sido comprimido, doblado o estirado. En sociología y psicología se usa con un doble significado: - para referirse a la capacidad de las personas de salir adelante pese a las condiciones adversas que les toca enfrentar. – y desarrollarse positivamente de un modo socialmente aceptable, a pesar de las difíciles condiciones de vida.
(Barros, Fortes,1999) encontró que los adultos mayores para enfrentar y dar respuesta a las situaciones estresantes, combinaban unas pocas modalidades: buscar consuelo en Dios, esforzarse para aceptar, tratar de pensar en otras cosas y distraerse y desahogar emociones conversándolas con alguien; estas son formas culturalmente condicionadas que constituyen respuestas resilientes, en la medida que alivian tensión y permiten mantener o recuperar el bienestar, especialmente frente a cambios en oportunidades sociales y en condiciones orgánicas que los sujetos no puedan alterar.
(Ditmann 1990), dice que los adultos mayores construyen un significado positivo de su vejez mediante varias estrategias cognitivo-afectivas. Ejemplo: se aceptan a si mismos y lo que es su vida; valoran más lo que tienen.
Lehr (1984), estableció que el mejor predictor de una longevidad saludable era la percepción subjetiva de salud. Esta a su vez, se correlacionaba con: ser más activo, tener un ánimo más positivo y tener relacione sociales más allá del ámbito familiar.
Rowe y Kahn (1997), proponen el concepto de envejecimiento exitoso. Este es un concepto multidimensional que incluyó, los siete factores considerados protectores son: el nivel educacional, cuatro modalidades de comportamiento, a saber son: ejercicio mental y físico, los hábitos alimentarios, actividades significativas con que ocupar el tiempo, apoyo afectivo; y dos atributos psicosociales: la percepción de autoeficacia y la capacidad de enfrentar situaciones estresantes y la capacidad de desempeñar por si mismo las actividades de la vida diaria.
Los siete factores son (consumo moderado de alcohol, abstinencia de tabaco, la estabilidad de pareja, ejercicio físico, peso adecuado, actitud positiva frente a los problemas, un buen nivel de estudio). Agregando que si estas variables son afectivamente controladas, la única amenaza importante para tener una buena vejez es el sufrir una depresión, variable que escapa ya del control personal.
Lo expuesto hasta aquí permite deducir un conjunto de hipótesis que se pueden agrupar en tres conjuntos:
Envejecer en mejores condiciones de funcionamiento físico
Envejecer en mejores condiciones de funcionamiento mental
La percepción de bienestar psicosocial
Aspectos biológicos del envejecimiento
Carlos Calvo
Envejecimiento y estrés oxidativo
La utilización del oxigeno por los organismos aerobios, en condiciones normales, generan metabolitos reactivos de este elemento potencialmente tóxicos, que pueden ocasionar un estado de estrés oxidativo en el caso en que se altere el equilibro oxidante/antioxidante de la célula. La intensidad del daño oxidativo se eleva a medida que un organismo envejece. La hipótesis que plantea que la acumulación de daño oxidativo es la principal causa responsable del envejecimiento, se basa en el hecho que el oxigeno es potencialmente toxico y su uso por los organismos aerobios, aunque necesario para su supervivencia inmediata, puede ser peligroso a lo largo de su existencia.
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