En entradas anteriores vimos cuáles son las condiciones de analizabilidad, de donde se desprende que hay pacientes más y menos analizables. Ahora, ¿Qué es lo que sucede del lado del analista? Uno de los aspectos que incomodan al gremio son los casos donde según Freud el psicoanálisis no es estrictamente aplicable en su dispositivo clásico.
Por ejemplo, Freud decía que solucionar una Fobia de tipo grave no basta con análisis y abrir perspectivas. También se debe emplear el Canal Motor y efectuar pequeños ejercicios graduales de tolerar el fenómeno adverso. Freud dice que en estos casos, sin aquello, se girará solo en círculos sin cambios.
Freud también dice que en accidentes inesperados que traumaticen, conviene rectificar la serie de eventos asociados y separar la probabilidad que una "parte" similar del evento no emulará al todo de nuevo.
En cuanto a algunos pacientes muy graves, Freud propuso que el aconsejar es posible de hacer, pero se debe volver a restituir el encuadre lo antes posible, aparte de no ser instructor ni volocarse en "ideal de".
Freud no solo estuvo atento y consciente de su propia contra-transferencia en sesiones, también estaba atento a la contra-transferencia auxiliar de su perro Jofie en algunas sesiones.
Freud aceptó la Terapia Activa de Ferenczi, solamente la autorizaba unicamente a Ferenczi. No confiaba en que otros analistas lo hicieran. Después el mismo Ferenczi en 1925 la descartó y por ende Freud también. Pero Ferenczi la reempezó en 1930 de otras formas que Winnicott y Balint hacen y enseñaron a generaciones.
Freud dijo que si un paciente con su enfermedad sintomática, con ella puede salvar la vida de su familia y terceros que no son autovalentes. Convendrá por ahora no intervenir y por un bien mayor no modificar o hacer sesiones.
Freud aclaró que de ser necesario por falta de recursos en clínicas u hospitales como por tiempo clínico, es importante hacer otras terapias más allá del diván como usar la vieja hipnosis, por ejemplo.
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