En esta entrada veremos brevemente cómo hacer la distincion -diagnóstico diferencial- entre neurosis y psicosis, para intentar no equivocar las intervenciones del analista.
Freud dio una orientación que dividía aguas entre ambas estructuras clínicas.
En la neurosis, no se niega la realidad, sino que se crean mundos optativos (fantasías/fantasma)
En las psicosis, en cambio, se niega la realidad y se intenta sustituírla. Lo rechazado intentará imponerse a través de delirios y alucinaciones.
En psicoanálisis, el diagnóstico se hace a nivel de la escucha, prestando oídos a los decires del paciente, sin apurar este importante asunto. Lejos de imprimir una etiqueta al paciente, la distinción diagnóstica le sirve al analista para orientar sus intervenciones en el tratamiento.
Durante las primeras entrevistas, que Freud llamaba "entrevistas de ensayo", el analista debe ser paciente y promover un alojamiento amable del paciente, una escucha atenta , el armado de un diálogo y limitarse a hacer preguntas, no interpretaciones, hasta que no logre el diagnóstico diferencial.
Relacionado: Las intervenciones y el lugar del analista en el tratamiento de la psicosis.
Existen elementos clínicos distintivos a los que el analista debe prestar atención.
Si el paciente puede historizar su presente, nos pone en la pista de una estructura neurótica. La imposibilidad de historizar, reflejada en un discurso que se mueve exclusivamente en lo actual, nos sugiere una psicosis.
En la neurosis, el paciente se dirige al terapeuta buscando un saber; en la psicosis, el paciente relata al modo de la certeza.
En la neurosis encontramos que el paciente habla con palabras corrientes para la lengua y la época. En la psicosis nos encontramos con expresiones creadas (neologismos) que son incompatibles con el otro.
Para ahondar la diferencia diagnóstica, el analista puede hacer uso de su espacio de supervisión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario