domingo, 13 de noviembre de 2022

Pacientes "cómodos": ¿Cómo hacer surgir el deseo en un tratamiento psicoanalítico?

Seguimos dándole vuelta al tema de los análisis financiados y a los pacientes que no pagan por ellos, preguntándonos qué pasa con su capacidad de trabajar y, fundamentalmente, con su deseo.

El deseo, tal cual lo entiende el psicoanálisis, no puede articularse en palabras. De manera que si uno dice "qué desea", en realidad lo que está haciendo es una demanda.

¿Sólo con escuchar surge el deseo? El deseo propio del paciente surge en el trabajo analítico con las resistencias. Todas las resistencias ponen frenos, acotan. El deseo surge cuando el analista desata las resistencias que tienen detenido al sujeto. 

Muchos analistas caen el el error de cuestionar a quien no sabe lo que quiere, en lugar de trabajar en lo difícil que puede ser para esa persona no tomar el camino tradicional, incomodándose. El análisis es justamente el lugar que, al trabajar con las resistencias, abre caminos donde el paciente antes repetía. Para el sujeto, está la resistencia del beneficio del síntoma, que hace que el sujeto vaya cómodamente por caminos conocidos. Los pacientes se resisten a pensar en que algo no funciona y vuelven a intentar la misma receta una y otra vez.

El analista no debería ver qué es lo que el paciente quiere o no quiere, sino si su pulsión se dirige hacia la pulsión de vida o hacia la pulsión de muerte. O sea, si ese paciente se incomoda para sumar o si se queda cómodo para quedarse en el mismo lugar.

¿Cómo trabajar? Claramente, no planteando el tema del deseo. Primero el analista podría trabajar en las identificaciones, ir por el lado del sentimiento inconsciente de culpa y las demás resistencias de las que habla Freud en 1926. Recordémoslas:

Resistencias del yo: represión, la transferencia y beneficio secundario del síntoma.

Resistencias del ello: compulsión a la repetición, que está en la base de la repetición sintomática.

Resistencias del superyó: La reacción terapéutica negativa y el sentimiento inconsciente de culpa.

Lacan, desde el seminario I, discute con Anna Freud y El yo y los mecanismos de defensa. Ella postuló que habiendo análisis del discurso, surgía una resistencia y había que trabajarla. Hasta que ese trabajo no se hubiera concretado, no se podía volver a trabajar con el material. Esta cuestión técnica es muy importante para la clínica.

Supongamos que un paciente se queda callado, hecho que sabemos que es algo que al paciente le está pasando con el analista. Para Anna Freud, habría que trabajar qué le pasa al paciente con el analista, por qué no habla... Lacan lo piensa distinto, en el punto que para él la resistencia es del discurso, del lenguaje mismo. Es probable que el analista hubiera dicho algo que hizo que el paciente se detuviera y no sabemos qué es. No se trata de ir a acorralar al paciente a ver qué le pasa con nosotros, sino más bien correrse de la transferencia. Por ahí, ubicándose en otro lugar, incluso cortando: "Usted vino hablando hasta aquí, pero en algún momento se detuvo. Algo de esto tiene que ver con lo que ha estado pasando y usted no contó". Esto podría relanzar el discurso, pero aunque esto no funcionara, ahí uno sí puede incluirse.

El analista también puede "confesar" (en términos de Lacan) que quizás haya algo que se le pasó por alto. este cambio de posición del analista permite que el discurso vuelva, ya incluido el trabajo con la resistencia. 

Si pensamos en los registros, la propuesta de Anna Freud es trabajar por lo simbólico hasta que surge la resistencia, que sería imaginaria y habría que zanjarla para luego volver al trabajo simbólico. Esta posición no tiene en cuenta que hay algo que excede a lo que se dice: el fantasma. Es decir, eso que atraviesa lo que el sujeto lleva consigo todo el tiempo. Cuando el paciente asocia en análisis, también opera su fantasma, solo que el analista no se ha puesto en un lugar que produjera la resistencia.

De esta manera, vemos que el trabajo es con las resistencias y no tanto con formular el deseo. ¿Qué sabe el analista qué hará el paciente con su deseo? El final de un análisis no es solo desplegar un lector, sino desplegar un deseo. Ese deseo no se sabe hacia dónde lo llevará.

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