miércoles, 25 de diciembre de 2024

Capítulo 7: El pedido de la Sra. Duarte

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Esa mañana, Martín se preparó para dar su clase, intentando dejar de lado los pensamientos que lo habían estado acosando desde su conversación con la Amelia Duarte. La clase fue exigente y transcurrió sin incidentes, pero al terminar, no fue sorpresa para él cuando la Sra. Duarte se acercó a él.

Martín, necesito hablar contigo dijo nuevamente ella, con una expresión seria.

Martín asintió y la siguió hasta un sector apartado del parque.

¿Qué pasa, Sra. Duarte? preguntó.

No te voy a ir con rodeos —La Sra. Duarte respiró profundamente antes de continuar Sospecho que mi hijo, Matías, pueda ser homosexual. Mi esposo no sabe nada de esto, pero una madre siempre sabe… No sé, actitudes que él tiene… No he hablado con Matías ni con nadie sobre este tema…

Martín se mantuvo neutral, intentando no mostrar sorpresa.

Continúe dijo.

Mi esposo es fiscal, y en nuestro entorno, no puede saberse la condición de Matías. —continuó ella, nerviosa —No puedo enviarlo a un centro de reconversión, sería un escándalo. Necesito ayuda, necesito que alguien como vos hable con él, que lo ayude a encontrar su camino.

Martín se sintió abrumado por la responsabilidad que la Sra. Duarte le estaba sugiriendo, tal cual Alejandro se lo había anticipado. No sabía qué responderle, no podía prometerle nada.

Entiendo su preocupación, Sra. Duarte dijo. Pero no puedo prometerle nada. Sin embargo, estoy dispuesto a hablar con Matías, a intentar ayudarlo en lo que pueda".

La Sra. Duarte asintió, con lágrimas en los ojos. 

Gracias, Martín. Significa mucho para mí.

Martín se despidió de la Sra. Duarte, sintiendo un peso en su conciencia. ¿Qué podía hacer para ayudar a Matías? ¿Cómo podría enfrentar los prejuicios y la discriminación que rodeaban la condición de Matías?

Mientras se dirigía a su casa, Martín no podía dejar de pensar en la conversación con la Sra. Duarte. Sabía que este pedido sería un desafío, pero también una oportunidad para hacer algo bueno.

Al llegar a la casa, Martín encontró a Patricio y Alejandro sentados en el jardín. Les contó sobre la conversación con la Sra. Duarte y su pedido.

¿Qué debo hacer? preguntó.

Patricio y Alejandro se miraron entre sí antes de responder.

¡Ja, te lo dije! —se jactó Alejandro.

Debes hablar con Matías dijo Patricio. Escucharlo no te compromete a que lo cambies.

Martín asintió, sabiendo que tenía un largo camino por delante. Pero estaba dispuesto a enfrentarlo.

Al otro día, Martín se reunió con la Sra. Duarte antes de la cita con Matías para aclarar que él se limitaría a escuchar, pero que no podía prometer cambios. Además, encontró lugar para pedir un favor a cambio.

Sra. Duarte, antes de conocer a Matías, necesito pedirle algo dijo.

La Sra. Duarte lo miró con curiosidad. ¿Qué es, Martín?

Me gustaría pedirle que interceda para quitarle a mi amigo Carlos el color rosa de su DNI dijo Es un amigo muy querido y no es justo que tenga que vivir con esa etiqueta.

La Sra. Duarte se sorprendió, pero luego asintió. Lo haré, Martín. Si bien yo trabajo en el estado, mi esposo tiene influencias. Estoy segura de que podemos arreglarlo, pero debes darme tiempo.

Martín se sintió agradecido. Gracias, Sra. Duarte. Significa mucho para mí y para Carlos.

Luego, Martín se dirigió al lugar acordado para conocer a Matías. La Sra. Duarte le había dicho que Matías estaba nervioso y que debía tener paciencia.

Al llegar, Martín vio a Matías sentado en un banco, con la cabeza baja. Se acercó y se sentó junto a él.

Hola, Matías dijo. Soy Martín.

Matías levantó la cabeza y lo miró con hostilidad. 

¿Qué querés? preguntó.

Martín se sorprendió por la reacción de Matías, pero intentó mantener la calma. 

Quiero hablar contigo, Matías. Tu madre me pidió que te ayudara.

¿Ayudarme? Matías se burló.No necesito ayuda. Y menos de un tipo como vos.

Matías, no soy aquí para juzgarte dijo. Estoy aquí para escucharte y ayudarte en lo que pueda.

Matías se levantó y se alejó, dejando a Martín solo. Martín se quedó sentado, pensando en cómo podría llegar a Matías.

La primera cita no había sido un éxito, pero Martín no se rindió. Sabía que Matías necesitaba tiempo y espacio para confiar en él. Y estaba dispuesto a esperar.

La segunda cita con Matías no había sido mejor que la primera. Martín había intentado convencerlo de tener clases de gimnasia juntos, pero Matías se había opuesto rotundamente.

No quiero hacer ejercicio contigo dijo Matías, con una mirada desafiante. No me interesa.

Martín se sintió frustrado. No sabía cómo llegar a Matías, cómo hacer que se abriera y confiara en él. Pensó en rendirse, en dejar que Matías se las arreglara solo. Pero entonces, se le ocurrió una idea. 

Matías, ¿quieres conocer a mis amigos? preguntó.

El joven se sorprendió. ¿Qué amigos?

Los que viven conmigo dijo Martín. Son gente muy especial. Creo que te gustarían.

No sé... Matías se encogió de hombros.

Vamos, Matías. No pierdes nada. Martín sonrió Y puede que te sorprendan.

Matías dudó un momento, pero finalmente accedió. 

Está bien. Pero si es un truco, me voy.


No es un truco, Matías. —replicó Martín, aliviado —Te lo prometo.

Y así, Martín llevó a Matías a la casa, donde estaban Patricio, Alejandro, Elena y Carlos.

Al principio, Matías se sintió incómodo, pero pronto se relajó al ver la aceptación y la amabilidad de los demás. Comenzó a hablar con Carlos y Elena, a reír y a sentirse cómodo.

Martín se sintió feliz al ver a Matías abrirse, al ver que había encontrado un lugar donde podía ser él mismo sin miedo a ser juzgado. La casa había hecho su magia nuevamente, pensó Martín. Y esta vez, Matías había encontrado un momento de paz, un lugar donde podía ser libre.

De pronto, Patricio hizo presente. Se acercó a Martín con curiosidad, al ver al chico invitado.

¿Quién es 'gatita'? preguntó.

Martín le hizo un gesto de que cuidara sus palabras. 

Es el hijo de la Sra. Duarte dijo en voz baja.

Pero Patricio no le hizo caso. 

No… Definitivamente no es su hijo, porque no es un chico. Se dirigió a Matías con una sonrisa amable Decime, querida, ¿Desde cuándo sabés que sos una chica trans? ¿Qué nombre vas a usar?"

Matías se sorprendió, como si Patricio lo hubiera escaneado. 

¿Cómo... cómo lo sabes? tartamudeó.

Patricio se rió y luego tomó las manos de Matías. 

Tu apariencia de varón es convincente, nena. Al menos para ellos. Pero dentro tuyo se escucha el corazón sufriente de una dama, ¿Que nadie más lo oye?".

Patricio, tiene 16 años… intervino Martín,  incómodo, pensando que Patricio estaba siendo demasiado directo.

Martín es incapaz de percibirlo, como la mayoría de las personas que no han pasado por la experiencia del corazón apuñalado. Pero yo sí te veo tal como eres —le dijo Patricio, guiñándole un ojo.

El clima en la casa era tenso y todos estaban en silencio expectantes a lo que pasaría. Para sorpresa de todos, Matías se relajó, como si se hubiera sacado un peso de encima y encontrado alguien que finalmente lo entendía. Matías sonrió, y por primera vez, Martín vio una chispa de confianza en sus ojos. 

Me llamo Sofía dijo, con una voz casi inaudible.

Bienvenida, Sofía Patricio se acercó y le dio un abrazo.Tu nombre es hermoso. Estás en un lugar seguro. Aquí no te juzgarán.

Martín se sintió agradecido hacia Patricio por haber roto el hielo y haber hecho que Matías se sintiera cómodo, aunque también quería golpearlo, en castigo por su arriesgada intervención. La casa había hecho su magia nuevamente, y esta vez, Sofía había encontrado un refugio, un lugar donde podía ser ella misma.

Más tarde, Martín confrontó a Patricio en la cocina. 

Patricio, necesito hablar contigo dijo, con una expresión seria.

Patricio se detuvo en lo que estaba haciendo y se volvió hacia Martín. ¿Qué pasa?

Fuiste demasiado directo con Matías dijo Martín. No debiste alentarla a... a transicionar.

Se llama Sofía, Martín. Patricio lo corrigió.

No importa —respondió Martín, intentando contener su ira — Lo que importa es que por ser quien es, Matías está en riesgo, es hijo de un fiscal importante. Y no quiero que lo empeores.

No entiendo por qué te preocupas tanto. —dijo Patricio, sorprendido —Sofía necesita apoyo y aceptación, no represión.

Y además, ¿Cómo supiste su identidad, Patricio? —preguntó Martín, frustrado. —¿Cómo sabías que era trans?"

Patricio sonrió. 

Ay, basta. Ya estamos grandes. La vi a los ojos y lo supe de inmediato. ¿No escuchaste lo que expliqué sobre la experiencia del corazón apuñalado?

Eso es ridículo. —replicó Martín, enojado — No puedes saber eso solo mirándolo a los ojos ni con el cuento del corazón acuchillado.

Apuñalado —corrigió Patricio.

¡Como sea! —gritó Martín. perdiendo la paciencia. 

Pues lo supe. —dijo Patricio sin reaccionar, encogiéndose los hombros —Qué pena si pensabas que era un adolescente confundido que se iba a rectificar haciendo flexiones de brazos.

Martín se sintió abrumado y se levantó. Necesito salir de aquí un rato.. 

Se dirigió al patio para fumar un cigarro y calmarse.

Mientras fumaba, Martín no podía dejar de pensar en la conversación con Patricio. ¿Por qué Patricio parecía entender a Sofía de manera tan intuitiva? ¿Y por qué Martín se sentía tan incómodo con la idea de que Sofía fuera trans?

Carlos, que había escuchado la pelea, se acercó a Martín en el patio, donde aún estaba fumando. 

Martín, ¿puedo hablar contigo? preguntó.

Claro, Carlos. ¿Qué pasa? —asintió Martín, apagando el cigarro.

Elena se sentó junto a él. Vi cómo reaccionaste con Patricio. ¿Qué te pasa?

No es solo la actitud de Patricio. —Martín suspiró —Es que siempre está un paso al frente, siempre inalcanzable. Me saca de quicio.

Eso es justamente lo que te gusta de él, ¿no? preguntó, mirándolo con compresión.

¿Cómo lo sabes? —preguntó, sorprendido.

Porque conozco a Patricio. Y te conozco a vos. —Carlos sonrió — Te gusta la idea de perseguir algo que parece inalcanzable.

Martín se encogió de hombros. Supongo que sí.

Martín, no renuncies a Sofía. Hay muchas cosas en juego. —dijo Carlos, poniéndole una mano en su hombro —Su bienestar, su seguridad... y también tu relación con Patricio.

Martín lo miró. ¿Qué tiene que ver Patricio con esto?

Todo respondió Carlos, sonriendo Patricio se siente atraído por ti porque eres fuerte. Y Sofía necesita alguien que la guíe, pero solo es posible viéndola por quién es realmente.

Martín se sintió aliviado y contento con la observación de Elena.

¿Crees que tenga chances con Patricio? —preguntó, sonriendo.

Carlos se rió y le dijo:

Sí, Martín. Creo que sí. Patricio parece complicado, pero hay algo en ti que lo atrae. No sé qué es, pero he visto la manera en que te mira cuando crees que no te está viendo.

Martín se sonrojó y se sintió emocionado.

¿De verdad crees que sí? insistió.

Carlos asintió.

Sí, Martín, todos lo vemos. Patricio es un hombre que valora la autenticidad y la honestidad. Y tú eres alguien que ha demostrado ser genuino y comprometido con los demás. Eso es algo que llama la atención de Patricio.

Martín se sintió esperanzado y motivado.

Gracias, Carlos. Me has dado una nueva perspectiva".

De nada, Martín. —Carlos sonrió.

Martín asintió, sintiendo un nuevo impulso para seguir adelante y ver qué pasaba con Patricio.

En los días siguientes, Martín continuó con las clases con Sofía, quien ahora estaba más animada y confiada después de haber encontrado un refugio en la casa. Sin embargo, durante una de las clases, Sofía le pidió a Martín algo que lo hizo dudar.

Martín, necesito pedirte algo dijo Sofía, con una mirada seria.

Claro, Sofía. ¿Qué pasa? preguntó Martín.

Quiero ver a Patricio dijo Sofía. Quiero hablar con él sobre... sobre todo.

Martín se sintió incómodo. No sabía si era una buena idea que Sofía se reuniera con Patricio, especialmente después de su conversación con Carlos.

Sofía, no sé si es una buena idea dijo Martín, titubeando.

Por favor, Martín. —insistió Sofía —Necesito hablar con él. Él entiende cosas que nadie más entiende.

Martín se rindió. Sabía que no podía negarle a Sofía la oportunidad de hablar con Patricio.

Está bien dijo. Conseguiré que Patricio venga a hablar contigo.

Sofía se iluminó con una sonrisa. Gracias, Martín. Significa mucho para mí.

Martín se sintió aliviado al ver a Sofía tan feliz. Sabía que Patricio tenía un efecto positivo en las personas que lo rodeaban, y esperaba que esta reunión fuera beneficiosa para Sofía.

Se dirigió a buscar a Patricio y le explicó la situación. Patricio accedió de inmediato, y se reunieron en la sala de la casa.

Sofía se lanzó hacia Patricio, abrazándolo con emoción.  Patricio la abrazó también, sonriendo. 

No hay problema, Sofía. Estoy aquí para vos.

Martín se sintió fuera de lugar y decidió retirarse, dejando a Sofía y Patricio solos. Esperaba que esta reunión fuera el comienzo de algo bueno para Sofía. Patricio llevó a Sofía a su jardín, donde cultivaba plantas de noctaflora con cuidado y dedicación. Mientras caminaban entre las filas de plantas, Patricio comenzó a hablar.

Sofía, la vida fuera de tu casa acomodada es realmente dura dijo. Hay personas que no entienden, que no aceptan. Incluso hay otros peligros que no conocés, que vienen de personas que se presentan bajo nobles intenciones. Pero tú tienes un espíritu de lucha, ¿verdad?"

Sofía asintió, con determinación en sus ojos. Sí, Patricio. No voy a dejar que nadie me detenga.

Patricio sonrió. La verdadera valentía no es solo luchar, sino también saber cuándo es necesario ser cuidadoso. La valentía está en balancear la cobardía con la temeridad.

Sofía lo miró con curiosidad. No entiendo.

Patricio se detuvo frente a una planta de noctaflora particularmente robusta. 

En la sociedad actual, las chicas trans no suelen vivir más allá de los 30 años de edad dijo, con una expresión seria.

¿Qué? No sabía… Sofía se sorprendió, sin saber este dato.

Patricio asintió. 

Sí, es una realidad cruel y la adaptación es la clave. Una planta no se queja del otoño ni espera a la primavera, sino que se adapta a esa estación.

Sofía miró la planta de noctaflora, entendiendo la metáfora. 

Entiendo dijo. Debo adaptarme, ser fuerte pero también flexible.

Patricio sonrió. "Exactamente, Sofía. Y no estás sola. Estoy aquí para ti, y Martín también. Y hay muchas personas más que te apoyan".

Sofía se sintió conmovida, agradecida por la sabiduría y el apoyo de Patricio. Se abrazó a él, sintiendo una conexión profunda.

Gracias, Patricio dijo. Sos un ángel.

Patricio se rió. No soy un ángel, Sofía. Como todos acá, soy alguien que ha aprendido a adaptarse.

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