domingo, 29 de mayo de 2022

Cómo presentar un caso de psicoanálisis para una tesis universitaria

 El discurso que rige -o debiera regir- en una tesis de posgrado universitario es el universitario, dentro de los cuatro discursos de Lacan, con una modalidad que se llama el discurso científico. La referencialidad del caso debe indicar desde qué teoría y en qué momento de ella uno lo presenta. 

Siempre es tentadora la posición analítica en los discursos en una posición de extimidad con el discurso científico, pero lo cierto es que hay bordes de intimidad con el discurso universitario, así como también la extimidad del discurso analítico. 

El caso en medicina y en derecho están ligados a los fenómenos y los sucesos, donde se registran los hechos. El ejemplo típico es la historia clínica, pero hay otras formas de presentar un caso. En el ejercicio de la medicina se pueden registrar de distintas formas los hechos de un tratamiento: diagnóstico, pronóstico, evolución, tratamiento, epicrisis (cuando termina el caso, una lectura apres-coup de lo hecho).

¿Por qué nos interesa cómo la medicina presenta los casos? Porque una de las referencias en la psicopatología es el discurso médico. No es la intención plantear el caso desde ahí, aunque los elementos del discurso médico son más sencillos y están más protocolizados y estandarizados. 

Lo primero a definir es desde dónde se habla, desde qué marco conceptual y en qué momento de la teoría está presentando un caso. 

Habitualmente hay modelos de casos que facilitan la presentación. En general toman el universo de lo particular y lo general, siendo que el caso médico va de lo general a lo particular. Rara vez habla de singularidades, pero sí de particularidades. Entonces aparecen esos textos "A propósito de un caso de trastorno bipolar reactivo a la medicación". Es decir, cuando se toma el caso, se habla de algunas particularidades donde de marca la particularidad de la generalidad el paciente. En los ateneos los casos psiquiátricos-médicos se presentan casos donde se toman los antecedentes de la enfermedad actual, enfermedad actual, exámenes semiológicos, laboratorio, un diagnóstico de ingreso (en general sindrómico, guiados por el DSM ó CIE-10) y otro de egreso y una terapéutica. Cuando se da el alta, se escribe la epicrisis. este es también el formato de las historias clínicas formales.

Las notas del psicólogo contienen particularidades y singularidades. El caso, en psicoanálisis, va de lo particular a lo singular. (Ver la entrada donde habla del modelo G.P.S.). 

Normalmente en medicina se concluye con el diagnóstico y la terapéutica, pero hay un devenir en el diagnóstico clínico que es el diagnóstico diferencial. Hay casos que son cerrados (con un diagnóstico cerrado). A los fines de una tesis, este es el modelo que se emplea. Por otro lado, cuando se transmite a un estudiante, por ejemplo en un ateneo, se omiten muchos datos blandos de la biografía y la historia (que es lo que le interesa al psicoanálisis) y queda poca información dura. Con información dura nos referimos a pruebas diagnósticas, verificación técnica, examen de laboratorio, etc. La idea es no transformar un caso analítico en esto que acabamos de relatar, aunque es bueno conocerlo.

La medicina compara varios casos, tomando los datos duros, y forma los casos típicos, aunque tengan características particulares y evolución diferente. Este trabajo es más bien para casos de jornadas y no para tesis. Lo que uno podría hacer para una tesis es tomar 10 casos de trastorno bipolar (por ejemplo) y verificar algún aspecto, por ejemplo cuáles tienen capacidad de transferencia. De manera que acá se necesitaría un formato científico (¿Por qué nos bipolares?) y otro conjetural (la lógica de Lacan sobre el sujeto supuesto saber). este tipo de investigaciones cruza dos cuerpos, dogmáticos, teóricos y conceptuales.

Otra forma de presentación del caso es el relato. Se trata de la descripción pormenorizada de las vivencias, donde el analista raras veces se sale de lo particular. Ej: Marcelo va a tal escuela, lo echaron porque hizo, lo otro... Estas son particularidades, todavía el paciente no habló y no hay registro de lo dicho. Un caso, para el psicoanálisis, es lo que se escribe de lo que se escucha en lo que se dice. En medicina, en cambio, esto se llama "A propósito de un caso", que aparece mucho en los congresos. Se presentan cientos de trabajos sobre un tema, donde el formato es pormenorizado de vivencias y parámetros duros. Aquí, todavía no hay un caso de los que nos interesan, pese a que sean casos descriptivos. El "A propósito de un caso" no es sobre un sujeto, sino acerca de un paciente y su diagnóstico. Hemos incurrido en el error, desde el psicoanálisis, de hacer lo mismo. 

Cuando un caso es elevado al estatuto de caso típico, indefectiblemente nos deslizamos hacia ahí. Lo que lo salvó a Freud cuando presentó el Análisis fragmentario de una histeria fue la lectura de la transferencia, la posición del analista, la posición del sujeto sobre el saber. En medicina, los trabajos de "A propósito de un caso" están centrados en el diagnóstico y la terapéutica.

También se puede presentar un caso desde la encrucijada clínica, que es un dispositivo que no se utiliza tanto en salud mental, pero sí en clínica médica. Habla el paciente, luego el médico de cabecera, con o sin el paciente adelante. El médico presenta un problema, del diagnóstico, de la adherencia o la terapéutica. El que habla es un experto invitado para que dé cuenta del caso. Por último, se escribe una pequeña nota y se ve el mismo caso al año siguiente. Esta práctica, oriunda del S. XIX, se sigue haciendo en los hospitales escuela. Se usa para lo que se llama resolución de caso, para bien o para mal. Acaba con el diagnóstico final, evolución y tratamiento.

En la clínica psicofarmacológica pura, el paciente es casificado, cosificado y clasificado. Casificado, porque transformo una particularidad en una generalidad. Cosificado porque el caso es un "coso": el diagnóstico y el tratamiento. Los datos blandos son inclasificables en el semblante científico. 

El analista tiene algo de terapéutico y de analítico. Lo terapéutico es la función que tendríamos que cumplir para la Saliud mental, pero el analista sabe que ese tratamiento viene por añadidura. Nosotros tratamos de hacer de hacer existir al discurso analítico, dándole consistencia al vector analítico. Pero en una tesis, ¿Cómo compatibilizar lo analítico con lo terapéutico?

El caso en psicoanálisis es el saldo de lo que se dijo en un tratamiento. Los vectores analíticos y clínicos están siempre en tensión. El discurso médico, de la psicología, de la psicopatología y la psiquiatría es un vector de lo general a lo particular. El discurso analítico va de lo particular a lo singular, que es el caso. La definición que vimos antes, de que el caso es lo que se escribe de lo que se escucha de lo que se dijo. 

¿Pero cómo presentar el caso? Si uno se apoya en un solo paciente, puede presentar la generalidades y particularidades, la referencia teórica y conceptual. Si se quiere presentar desde el psicoanálisis, además de presentar lo que se dijo tiene que estar presentada la referencialidad conceptual. Se deben introducir particularidades y singularidades (ir por el lado del significante y el objeto). 

Los casos en psicoanálisis pueden ser de forma descriptiva ó narrativa, donde el acento está en quien narra. Si el analista era un lector, para poder hacer un caso hay que tener posición de escritor. Una tesis, si bien acepta formato científico, para que sea una tesis Inter discursiva tiene que revisar el objeto, el método y la función. Por ejemplo, en el caso del hombre de las ratas podemos tomar la transferencia, los síntomas... Pero el analista lo encara, por ejemplo, desde el grafo del seminario 5 y en subversión del sujeto y en el seminario de la angustia (referencia a la obra de Lacan) y presentarlo desde ahí.

Hay más estilos, pero lo importante es que bajo el semblante científico, de lo que se trata es de algo narrativo. Lo descriptivo va a estar siempre, pero para darle un aspecto formal a una tesis bajo el discurso científico. Desde la óptica de un psiquiatra, esto es una canallada, un uso del semblante del método científico. El tema es que la supremacía de un solo discurso (el científico), donde los demás discursos entran por la ventana, obligan a esta utilización de los semblantes.

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