lunes, 6 de enero de 2025

El deseo y la mediación: del fantasma al síntoma en la enseñanza de Lacan

En psicoanálisis, el deseo no se reduce a una simple idea, sino que está intrínsecamente ligado a la necesidad de una mediación. Esta mediación se evidencia en múltiples niveles y constituye una pieza clave para comprender el deseo humano.

La Influencia de Hegel

Lacan retoma el planteo hegeliano para abordar la relación del sujeto con el deseo. En Hegel, el acceso al deseo humano pasa por una mediación fundamental: la lucha entre dos conciencias en búsqueda de reconocimiento. Este enfrentamiento, marcado por la violencia, simboliza el distanciamiento del hombre respecto de la naturaleza. Así, el deseo se orienta hacia un objeto que trasciende lo meramente natural, postulando una dimensión simbólica.

La Mediación en Lacan: El Grafo del Deseo

Para Lacan, el deseo humano también exige mediaciones específicas, las cuales son inscriptas en su grafo del deseo. Entre estas, destacan dos instancias clave que operan a través de la función de la máscara:

  1. El Fantasma
    En el grafo, el fantasma aparece como una pantalla que vela la castración en el Otro. Este velo no solo oculta, sino que también ofrece una respuesta al enigma del deseo mediante la función del plus de goce y el objeto a. Esta respuesta está entramada con la operación del falo, que actúa como un soporte estructural, configurando una mediación central en la relación del sujeto con su deseo.

  2. El Síntoma
    Lacan describe el síntoma como otra forma de máscara en su seminario 5. El síntoma actúa como una mediación al deseo al condensar el nudo de la castración en un punto de anclaje para el sujeto. Este anclaje es crucial, ya que brinda un lugar de apoyo allí donde el sujeto se desvanece. En su estructura, el síntoma participa de la lógica del punto de capitonado, sellando y estabilizando los significantes que organizan el deseo.

Conclusión

El deseo humano, en la enseñanza de Lacan, siempre requiere de mediaciones que lo articulen y estructuren. Ya sea a través del fantasma, que enmascara el vacío del Otro, o del síntoma, que da forma y soporte al deseo, estas mediaciones muestran cómo el sujeto toma distancia de lo natural para inscribirse en el campo de lo simbólico. En esta dinámica, el deseo no es solo una carencia, sino una construcción compleja que revela las operaciones fundamentales del inconsciente.

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