Durante su trayectoria, Freud fue ocupándose de la angustia y regalándonos diferentes conceptos sobre la misma, concepto que dada su valentía teórica, no tenía dificultad y refaccionar, reparar o reformular. En este seminario va a diferenciar la angustia de otros sentimientos y afectos. Por ejemplo, el miedo, el horror y otros. Hace hincapié en que a diferencia de lo que sucede con el miedo, la angustia no tiene un objeto definible por el cual aparecerá, entonces, diría Freud que la angustia no tiene un objeto.
Por otra parte, va a diferenciar lo que es angustia señal de la angustia automática, diciéndonos que la angustia señal es frente a un peligro interno o externo que se avecina, siendo la angustia lo que nos posibilita organizarnos para enfrentar dicho obstáculo. Aquí tenemos una dificultad, porque ya con Lacan y frente a lo que nos graficamos como la banda de Möbius, sabemos que no es tan sencillo deelimitar interior de exterior. Por ejemplo, un examen puede generar un montón administrable de angustia para algunos y desparramar una angustia soportable para otros. O sea, el peligro supuesto exterior lo enfrentamos seún lo interior.
Esta angustia automática, que despedaza, para freud remitea lo que conocemos como estado de desamparo, que por ejemplo es el que vive el el niño pequeño cuando es separado de su madre. Freud insinúa que la angustia es frente a la pérdida del objeto. Freud va a tomar algunos episodios de separación, como es la angustia del nacimiento, el destete, la angustide castración, como improntas de angustias que padece el infantil sujeto. Podríamos decir, entonc,es que el crecimiento y la vida no es sin pasaje por la angustia.
Freud señala la diferencia entre la angustia automática y angustia señal, conceptos que va a tomar y retomar Lacan, hablando de el estatuto más radical de la angustia y equipararlo al desamparo de Freud y también la angustia señal.El tema es que aquí y aparece una cierta contradicción: Freud dice que la angustia es sin objeto, mientras Lacan dice que hay un objeto preciso de la angustia. La angustia aparece frente a la presencia de un objeto, al cual él llamará objeto a.
Recordemos que en muchos seminarios, Lacan va a decir de objeto a es su único invento. Claro que para entender este invento, hace falta todo un recorrido cierto por el camino lacaniano, pero al principio vamos a decir que si el sujeto no es sin el Otro. O sea, no podríamos pensar sujetos sin el baño de cultura, del lenguaje, caricias, miradas, alojamiento, por el lado del Otro. Los niños de Spitz nos gritaron en el silencio de sus muertes que no basta la asistencia médica para sobrevivir. El máximo deseo para Lacan es el de un deseo no anónimo, un deseo que se haga cargo de este infante, que será atravesado por este Otro para poder convertirse en sujeto.
En la constitución subjetiva hay un resto indivisible, hay algo que no termina de partirse: es un resto resto irreductible, que no encuentra un número específico, algo que no puede situarse en la recta numérica. No tiene representación y no tiene simbolización. Este es el objeto a, que en el seminario de la identificación Lacan lo va a representar por ese número que conocemos como la raíz cuadrada de menos uno. La raíz cuadrada de un número negativo no tiene resolución, no hay posibilidad de ubicar en el conjunto numérico a la raíz cuadrada de ningún número negativo. Éste es un número imposible de representación ni simbolización.
Cuando Lacan habla de los tres registros -real, simbólico imaginario- los coloca anudados de manera tal que el desencadenamiento de uno, representaría el desencadenamiento de los otros dos.
El registro de lo simbólico es un registro propiamente humano: es el registro de las palabras, el registro de los vocablos, de las frases.
El registro del imaginario, como su nombre lo indica, es el registro de la ilustración de la representación.
El registro de lo real quizás sea el registro más difícil, porque justamente lo real es lo inefable, lo indecible, lo irrepresentable. Lo real es lo que no se registra ni por la vida y lo simbólico, por la vía de la representación, o por la vía de la imagen. Una vez anudado a lo simbólico de lo real, deja de ser un real puro.
En la intersección de estos tres registros, ubicamos este famoso objeto a. Vamos a decir entonces que el objeto a es lo que resta lo simbólico, porque no tiene representación; lo que resta a lo imaginario, porque no es representable. Es decir, no tiene manera de ser simbolizado, no tiene manera de ser imaginarizado y resta a lo real porque ya no es un real puro.
Volvamos al seminario de la angustia, donde Lacan nos invita a pensar el momento de la angustia como un supuesto encuentro entre una persona que porta una máscara de una mantis y una mantis religiosa. Lacan nos recuerda que la hembra de la mantis religiosa tiene el hábito de decapitar al macho durante la cópula y luego se lo devora.
Entonces textualmente dice: Pueden imaginar fácilmente que tenía alguna razón para no estar tranquilo ante la posibilidad de que debido a algún azar aquella máscara fuese impropia, induciendo mi partenaire a algún error sobre mi identidad. La cosa quedaba acentuada por lo siguiente que añadía, yo no veía mi propia imagen en el espejo neumático del globo ocular del insecto. (página 14 del seminario de la angustia)
De esta manera, hay un estatuto más radical de la angustia, donde el sujeto no sabe si va a ser gozado, devorado por el Otro y donde su identidad fracasa en algún punto: no sé quién soy para el Otro.
Caso clínico
Se presenta Teresa, derivada por una de sus profesoras de su carrera universitaria. Teresa no puede acercarse a rendir ningún examen, está detenida en su trayectoria de estudiante, pues una angustia despedazante la invade al momento de asistir a la mesa que la examinará. Durante el trabajo que realizamos en sesiones, nos contará que hace años no se visita con sus padres. La reconstrucción de algunas escenas nos permitirá ubicar el momento de su infancia, donde la madre abandona el hogar para marcharse con el novio de turno. Antes de esta huida, Teresa es abusada por su abuelo materno, situación que como tantas otras, deberá ser silenciada. Teresa no podía decir lo que sabía que pasaba. Cuando su padre ingresa a la casa a la mujer, ella quemará todo lo que pudiera representar la presencia de Teresa: fotos, cuadernos, cartas, etc. Podríamos decir que la decisión de no ver a sus padres apacgua en parte su angustia desbordante, pero no alcanza. Teresa se queda sin cuerpo al momento de presentarse a rendir.
Freud nos habla en varias oportunidades de la transferencia de sentimientos que se realizan de los padres a los docentes. Enfrentar a estos equivale a enfrentar a sus genitores. Es bastante sabido que con frecuencia presentarse a rendir, ser aprobado ó desaprobado, suscita la presencia de la angustia; pero mientras que para unos está se presenta en el modo señal, preparando al sujeto en este cimbronazo como para no estrellarse, cuando la señal fracasa nos la vemos con la mantis sin saber quiénes somos.
Cuando en una sesión de teresa la analista pregunta por qué tanto miedo a reunirse con su madre, ella sin vacilar responde "temo que me coma". El Otro para Teresa es un gozador que devora, sin que ella cuente de momento con la manera de enfrentarlo, regresando así a la máxima sensación de desamparo. En otro trayecto de su análisis me pide que la acompañe a rendir. Me pide, de alguna manera, que donde mi cuerpo para soportar con algún recurso enfrentarse al Otro, en este caso representado por los profesores, pudiendo decir lo que sabe. Así fue enfrentando a diversas materias, afortunadamente con éxito. Este acompañamiento forma parte del trabajo terapéutico de un analista. El trabajo analítico seguirá desarrollándose en el marco del consultorio.
Es interesante remarcar esta diferencia entre el trabajo terapéutico de un analista y el trabajo propiamente analítico, porque forma parte de la responsabilidad ética que nos cabe, poder administrar y dosificar el monto de angustia en un paciente así. Lacan dijo que actuar es arrancar a la angustia una certeza. Podemos pensar que Teresa ha podido realizar un acto fecundo, un actor verdadero al poder pedir ayuda para enfrentar a esta angustia devoradora y efectivamente, hacer lugar a su deseo de poder graduarse.
Hay que diferenciar al acto del acting out ó pasaje al acto. En el seminario 10 nos encontramos que en el primer capítulo nos va a proponer un cuadro de doble entrada:
De un lado, va a poner de izquierda a derecha a la dificultad, con una flecha indica que esta irá en aumento. Hacia abajo, menciona el movimiento. Inhibición, síntoma y angustia se encuentran intercalados con otros títulos, como el pedimento, el embarazo, la emoción, la turbación.
Del lado de la máxima imposibilidad del movimiento, Lacan va a poner a la inhibición, planteada como un síntoma en el museo. Se trata de un síntoma que no puede trabajarse durante el análisis, a no ser que pase justamente de la inhibición al síntoma analítico, eso que un sujeto siente como extraño al yo y que en general promueve la angustia.
Hacia abajo de la inhibición nos encontramos con la emoción y la turbación, cuando se desarrolla el movimiento. Podríamos decir que es algo que mueve a la inhibición y que Lacan lo llama turbación y es la evocación de un poder que no se presenta. El impedimento, para Lacan, está más del lado de la trampa, de algo que nos deja actuar, que nos impide, que no es más que la trampa narcisista: una trampa en el armado del narcisismo, donde el sujeto se queda capturado por la imagen especular.
El embarazo sería la forma más ligera de la angustia y la angustia, que pone en el extremo máximo de la dificultad y el movimiento, queda empadronada y enmarcada por dos grandes incógnitas que demorará Lacan de ubicar: el pasaje al astro y el acting out. Esto pasará en la clase del 19 de diciembre de 1962.
Observamos entonces que muy cerca de la angustia está el pasaje al acto y el anting out. Lacan ilustra con el relato hizo Freud de la joven homosexual paseándose con mujer de mala reputación. Ella camina a su lado hasta qué se topa con la figura de su padre y al encontrar en su mirada un gran rechazo, se arroja del puente hacia las vías del tren. Lacan propone a esta mostración como un llamado al padre y a esto lo llama acting out. El arrojarse ya es una pérdida de la subjetividad, es como si el sujeto estuviese siendo presentificado por el objeto a; ese resto que debe perderse se hace cuerpo, en esta paciente que ya no llama al Otro, sino que en su desesperanza queda hecha trizas.
El más común de los pasajes al acto es el acto del suicidio: aquí ya no hay llamado ni esperanza: el sujeto se objetaliza. El suicidio un pasaje al acto propio de la melancolía, aunque también puede encontrarse en otras estructuras. En Duelo y Melancolía, Freud dice que la sombra del objeto recayó sobre el yo. Es una anticipación al concepto de objeto a lacaniano, pues este objeto incluye el objeto pulsional de Freud, el objeto transicional de Winnicot, pero que requiere de una formaización más compleja. En la melancolía elo que vemos es s la tiranía del objeto a, que no deja lugar a la palabra, no deja lugar al llamado.
Si volvemos a Teresa, podríamos decir que el acto de pedir ayuda es un acto propio de su deseo de deseo, de su deseo de reconocerse como graduada y es una manera de salir de la angustia y del impedimento, pudiendo avanzar sobre su carrera. En estos tiempos de pandemia, a Teresa se le ocurre que como los exámenes van a ser virtuales, ella va a poder rendir virtualmente desde su casa cinco materias en dos semanas. Va, se inscribe y me lo informa, diciendo que "es una locura". La analistaa decide seguir acompañándola. En la primera materia es aplazada y esto desencadena un ataque de pánico del cual le cuesta salir. Esta locura que ella señala es un acting out. Es un darle a ver al analista y convocar la función paterna.
Por suerte en las otras materias le va mejor, y cuando vuelve a la presencialidad del consultorio se trabaja sobre lo que ella ha hecho, algo así como una pirueta sin red, que le ha costado un gran padecimiento y que ha tenido un gran costo subjetivo. Le lleva varios días poder calmarse y la analista le dice que posiblemente ha actuado para no recordar algo. Inmediatamente Teresa responde que lo estuvo pensando y sabee con certeza que por esto ya pasó y el trabajo de análisis continúa con su curso.
El acting out muchas veces ocurre en el transcurso del análisis, sin que el analista pueda impedirlo. Freud nos recuerda que a veces el paciente actúa para no recordar. En este caso, esta paciente con su acting ha producido un recuerdo que continuaremos analizando en sesión.
Hay una aparente contradicción respecto a lo que dijo Freud sobre la falta de objeto y sobre lo que dice Lacan sobre que la angustia no es sin objeto. Freud dijo que la angustia surge como reacción al hecho de advertir la falta de objeto. Más adelante dice que el miedo a la castración tiene por contenido la separación de un objeto muy estimado. ¿Ćomo articular esta frase con lo que nos dice Lacan cuando enuncia...?:
"lo más angustiante que hay para el niño se produce, precisamente, cuando la relación sobre la cual él se instituye, la de la falta que produce deseo es perturbada y ésta es perturbar al máximo cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima, en especial limpiandole en el culo, modelo de la demanda que no puede fallecer."
En principio, el sujeto y el objeto no están dados desde siempre. Si el sujeto es a advenir y ese advenimiento requiere del encuentro y la división con el Otro, produciéndose un resto que debe darse por perdido (objeto a), vamos a concluir que hay tiempos instituyentes. Por ejemplo, podríamos mencionar la primera, la segunda y la tercera identificación. En cada una de ellas, el sujeto se encuentra con el Otro y se desprende un objeto. Claro que estas identificaciones pueden estar fallidas, aún sin pensar nos en el campo de la psicosis.
¿Cómo sale el niño del Otro? Mediante una invención del niño que conocemos como fort-da. El infante fabrica su juguete, en este caso un carretel, por el cual no sólo va a elaborar la presencia-ausencia de la madre, sino que como nos dice Freud al pie de página, mirándose al espejo diciendo "El bebé ohhh", el bebé se sale del Otro. Cuando se sale del Otro, lo deja en falta. El niño ya no completa, dando lugar al deseo. Faltarle al otro significa no ser el objeto del Otro, por lo tanto, hacer lugar al deseo.
La angustia de castración también tiene dos derroteros diferentes para el varón y para la niña. El varón lo resolverá día la represión, renunciando a su madre. Pero es una renuncia que permite desear a todas las otras. En la niña, las cosas serán más complejas y la cuestión se resolverá por desplazamiento. La angustia, en muchos casos, es la antesala del deseo en los tiempos instituyentes, donde el sujeto se barra y barra al Otro, aceptando una perdida, que es el objeto a.
Este objeto debe estar perdido, es decir, fuera del sujeto. El problema es cuando se presentifica al modo de la melancolía, por ejemplo, o al modo de ese acto por el cual frecuentemente un sujeto se arroja desde la ventana, convirtiéndose el mismo todo el en objeto a. Si en el sujeto el objeto a se encuentra separado, éste puede funcionar como causa del deseo, mientras que si está en el sujeto, puede dar lugar al pasaje al acto, por ejemplo. Esta operación, en los adultos, se reinicia.
Otro caso
María llega a la consulta derivada por la médica de emergencias. Ha tomado un frasco de pastillas y a posteriori llamó a sus padres. Cuando llegan los médicos, la encuentran somnolienta, sin reflejos.
Llega a la consulta apesadumbrada. Su primer relato consiste en el conteo del sinnúmero de especialistas que la han examinado, sin encontrar causa ni tratamiento para un dolor intenso de ingle y pierna derecha. Está casada, tiene un hijo de aproximadamente 10 años. Sus problemas conyugales la desanimaron para tener otras hijos: discusiones, agresiones físicas y verbales.
María dice sentirse desvalorizada y abofeteada en su autoestima. Es muy difícil alojar a María, que habla sin parar, sin pausas y sin escansiones. La analista no puede puntuar ni decir "hasta aquí por hoy". Algo le impide levantarse para terminar la sesión. A moso de acto analítico, la analista diagrama sesiones más largas. ¿Cómo se frena una hemorragia verbal, sino es dejando que drene? ¿En qué punto de su historia no hubo pausa para ser escuchada?
Maria está tomada por una gran impulsividad, que la lleva a realizar conductas intespestivas y a comer vorazmente. Su cuerpo le pesa tanto como su vida. Es muy difícil reconstruir su historia e historizar su infancia. ¿Hay neurosis infantil? Sabemos que es la menor de tres hermanos, pero antes de ella naciera murió Luisa. María nace a continuación de esta muerte. ¿Habrá Luisa podido ser duelada, sepultada simbólicamente? ¿O seguirá como en tantas pérdidas no elaboradas simbólicamente, presentificándose?
Muy de a poco aparecen palabras que dicen, es decir, palabras que no se deslizan metonímicamente sin enunciar nada. María ha desistido de su vida sexual. La mirada de su esposo se le torna insoportable, sieniestra. Podemos recordar al hombre de los lobos en sus sueños de angustia, observado por las miradas perseguidoras invasivas de los lobos. María no trabaja, ni tiene amigos. Simbólicamente, habita la casa de sus padres. Dice que le gusta la pintura.
¿Cuál es la estructura de María? No estamos en el campo en la psicosis y mucho menos en el de la perversión, pero tengo mis dudas de poder encuadrarla dentro de una neurosis. De momento, su transferencia es imaginaria, María no puede asociar ni recortar su síntoma. dentro del poco margen de acción que me confiere, la ayudo y la estímulo digamos a ir a un taller para poder dedicarse a la pintura y pensarse como artista plástica. Afortunadamente, María puede sublimar y pintando, es ahora ella la que mira. Sublimación que produce alivio, sublimación o sinthome que viene siempre bien a la estructura, sea ésta cual fuere.
Tomar un frasco de pastillas, ¿un pasaje del acto o un acting out? Aquí hay un llamado, descifrar ese mensaje tomará tiempo y no sabemos si será posible. ¿Quería María representarse como muerta, tal como la hermana que la precedió? ¿Por qué se sostiene María en el hohgar de su infancia? Son sólo preguntas.
Mientras tanto, Maria ha construido nuevos lazos y ha mejorado la imagen de sí misma. Recordemos que el acting out es un llamado a la función paterna, un llamado para que esta función de corte haga corte y recorte lo que debe perderse. Es decir, el objeto perdido debe estar perdido para hacer lugar al deseo. En este sentido, Lacan nos dice que la angustia aparece cuando falta la falta, es decir, cuando no hay lugar para la inscripción de la falta que genere el deseo. Falo es el significante de la falta en el Otro y también el significante del deseo. Por eso, dosificar la angustia no significa anularla, ya que es ella la que indica el movimiento, mostrándose en las antípodas de la inhibición.
La angustia es la señal que nos convoca a salir del goce del Otro, sea como fuere que se presente, ya que no siempre aparece bajo la imagen de la mantis. Puede, por ejemplo, presentificarse bajo la forma de una satisfacción pulsional peligrosa para el sujeto, ya que este exceso podría dejarlo al margen del deseo.
Recordemos también que la función paterna es la que anuda el deseo a la ley. En este sentido, el deseo nada tiene que ver con el capricho. La angustia, entonces, es la guardiana del deseo y opera como función paterna o convoca a la misma. Por supuesto, cuando la angustia fracasa en su función no lleva al acto, sino al acting out o al pasaje al acto.
La angustia, nos dice Lacan, es un afecto, en el sentido de que el sujeto está afectado. Es el único afecto que no engaña, en tanto que los otros afectos y sentimientos, como el amor, el odio... pueden estar desplazados o sustituidos ya que los significantes que los amarran están reprimidos. La angustia, como emergencia de lo real se siente en el yo, se siente en el cuerpo. La angustia está presente en todas las estructuras. Quizás sea el autismo la defensa más radical contra la angustia, al externarse el autista del yo y del Otro.
Fuente: Notas de la conferencia dictada por Clemencia Baraldi 30 de junio 2020 en la Institución Fernando Ulloa.
Otra entrada de esta psicoanalista: La subjetividad en peligro. Procesos identificatorios fallidos en neurosis y psicosis
No hay comentarios.:
Publicar un comentario