jueves, 24 de febrero de 2022

Algunas consideraciones sobre el pequeño Dick de M. Klein

 Presentación:

En el siguiente texto me ocupo de algunos aspectos del llamado Caso Dick, presentado por Melanie Klein, hacia 1930, en “La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”, incluido en Contributions to Psycho-Analysis”, retomado de manera indirecta en “Contribuciones al Psicoanálisis”, y en “Amor, culpa y reparación”. En este marco voy a describir los antecedentes familiares e individuales. El motivo de consulta y la cuestión del diagnóstico. Las diferentes sesiones y las conclusiones teóricas. Durante este recorrido e intercalado comentarios y apreciaciones sobre el caso de diversos autores, entre ellos, A. Segal, Winnicott, y J. Lacan.

Melanie Klein presenta a Dick, de cuatro años, cuya pobreza de vocabulario y pensamiento le sirvió a  la autora para ubicarlo en el contexto de un niño de 15 o 18 meses. El historial fue escrito y publicado cuando el pequeño aún se encontraba en tratamiento (unos seis meses). Esta actitud (de publicar el material durante el análisis) fue desaconsejada por Freud. Es uno de diversos historiales de niños y adolescentes construidos por Klein, recordemos a: Félix (13 años), Rita (2 años y 9 meses), Pedro (3 años y 9 meses), Erna (6 años), Richard (10 años, primo de Dick, 6 años menor). El material que brindaron estos y otros niños, posibilitó el desarrollo del juego como técnica, que puede ser descripta como aquella que accede y comprende el juego a la luz de las condiciones y reglas propuestas por Freud (1900a) en “La interpretación de los sueños”. (Antar, 2008)

La importancia de este trabajo radica en que posibilitó el camino para el análisis de niños psicóticos. A la par que estimuló la investigación de la formación de símbolos.

La cuestión del diagnóstico:

Previo al análisis, el pequeño, había sido diagnosticado, por su coincidencia con las exteriorizaciones patológicas de los adultos, como un demente precoz. Al respecto, Klein escribe: “se trataba de un caso caracterizado por una ausencia casi total de afectividad y de angustia, gran alejamiento de la realidad y falta de accesibilidad, así como de rapport emocional, conducta negativista alternando con indicios de obediencia automática, indiferencia ante el dolor, perseveración -síntomas todos característicos de la demencia precoz-. Hasta aquí el diagnóstico es sólo descriptivo-sintomático. Luego, Klein agrega que esta evaluación se verificaba también porque puede excluirse la presencia de cualquier enfermedad orgánica, así lo puso de manifiesto el examen” (previo) y en segundo lugar porque pudo ser abordado con recursos de la psicología. También descartó la posibilidad de una psiconeurosis.

Para Klein hay dos cuestiones que hacen obstáculo al mencionado diagnóstico: a) En Dick se trataba de una inhibición del desarrollo, más que de una regresión y b) la demencia precoz tiene poca incidencia en la infancia, por lo que algunos autores no aceptan su presencia en la niñez.

Sin embargo, la autora, por su experiencia había llegado al convencimiento de que la esquizofrenia infantil era mucho más frecuente de lo admitido. En este contexto Klein propone ampliar el concepto de esquizofrenia y de psicosis como se presentan en la infancia, y ubica a Dick en el marco de la esquizofrenia infantil. Considera que si bien difiere de la esquizofrenia típica en que se trataba de un caso de inhibición del desarrollo, cuando habitualmente se trata de una regresión luego que el niño ha superado ciertos momentos del desarrollo. Agrega, que a la condición poco común del cuadro se añadía, en Dick, la gravedad del caso.

Por otra parte, Anna Segal en su libro sobre “Melanie Klein” considera que el diagnóstico probable de Dick sería el de autismo precoz, configuración clínica aislada por Kanner, en 1943. Por su parte, Frances Tustin afirma que el diagnóstico de autismo psicógeno podría adecuarse mejor a las características del caso clínico.

Presentación clínica

            Dick no se adaptaba a la realidad, tampoco sostenía vínculos emocionales con su entorno; se mostraba indiferente ante la presencia o ausencia de la madre o niñera. Al respecto Klein relata: “Desde el principio, sólo rara vez había manifestado angustia (...). No jugaba, y habitualmente sólo articulaba sonidos ininteligibles y repetía monótonamente ciertos ruidos”.

La madre informa que el niño presentaba una actitud negativa, que lo llevaba a realizar lo contrario de lo que se le pedía: “Por ejemplo: si la madre lograba hacerlo repetir junto con ella algunas palabras, con frecuencia Dick las alteraba completamente, aunque otras veces podía pronunciar perfectamente esas mismas palabras. Además, a veces repetía correctamente las palabras, pero seguía repitiéndolas en forma incesante y mecánica hasta que hartaba a todos”. A esta modalidad de rebeldía y obediencia Klein la diferencia de similares manifestaciones de un niño neurótico en función de dos parámetros: La oposición y obediencia del pequeño neurótico cursa siempre con afecto y cierta comprensión, en cambio, las exteriorizaciones de Dick carecían de ambos ingredientes (afecto y comprensión)”.

Por otra parte, mostraba insensibilidad al dolor cuando se lesionaba y no trataba de ser consolado. Era torpe en su motricidad y no podía utilizar cuchillos ni tijeras, sin embargo, y era llamativo que pudiera usar normalmente la cuchara con la que comía.

Historia Previa:

Klein afirma que el desarrollo quedó afectado -si bien el niño fue cuidado-, no recibió verdadero amor, ya que la madre se vinculaba con el niño desbordada por una intensa angustia.

Su lactancia fue tormentosa, “(...) durante varias semanas la madre había insistido en una infructuosa tentativa de amamantarlo, y el niño había estado a punto de morir de inanición. Se había recurrido entonces a la alimentación artificial. Sólo a las siete semanas se contrato a una nodriza, aunque sus mamadas no mejoraron. Tuvo problemas digestivos, prolapso anal y hemorroides.

Su padre y su niñera casi no le mostraron afecto. “Cuando tenía dos años de edad, tuvo una nueva niñera, hábil y afectuosa, y, poco después, pasó una larga temporada con su abuela, que era muy cariñosa con él. (...) Había aprendido a caminar a edad normal, pero hubo dificultades para enseñarle el control esfinteriano. Bajo la influencia de la nueva niñera, adquirió hábitos de limpieza mucho más rápidamente. A los tres años ya se controlaba y, en este punto demostraba realmente cierto grado de ambición y celo. Era sensible a los reproches, alrededor de los cuatro años la niñera lo encontró masturbándose y le dijo que era un acto “malvado” y se lo prohibió, lo que dio lugar a culpas y miedos. También a los cuatro años se esforzó por adaptarse a las exigencias externas, principalmente, procurando aprender mecánicamente nuevas palabras.

Por otra parte, y desde los primeros días la alimentación de Dick presentó complicaciones. Con la nodriza no expresó ningún deseo de mamar, rechazo que persistió en el tiempo. Luego se negó a tomarla mamadera y posteriormente se resistió a morder los alimentos más sólidos, sólo aceptaba papillas aunque a veces había que forzarlo. Con la nueva niñera mostró mayor interés por la comida, pero, las dificultades principales subsistieron. A esta producción Maldavsky (1986) la considera un núcleo de anorexia infantil vinculado a un duelo patológico.

Al cabo del primer año, la madre consideró que el niño era anormal, lo cual se debe haber constituido en un obstáculo. Klein postuló que en Dick lo “genital” había cobrado eficacia en una época muy temprana, lo que dio lugar a una exagerada identificación con el objeto atacado, lo que posibilitó una defensa prematura contra el sadismo. El análisis de los primeros niños, le permitieron a Klein postular una "fase de sadismo máximo". Esta incluía la segunda etapa oral y la primera etapa anal de las consideradas por Karl Abraham en 1924. En ella emergen el deseo de conocimiento y los momentos tempranos del conflicto adípico. Esta fase es la precursora de la "posición paranoide" (1946), que posteriormente recibe el nombre de "posición esquizo-paranoide" (1952), al incorporar algunos conceptos de Fairbairn. (Antar, 2008)

El pequeño Dick era indiferente a gran parte de los objetos y juguetes, y no entendía su finalidad. A pesar de esto le interesaban los trenes, las estaciones, las puertas, los picaportes, y abrir y cerrar las puertas.

            Klein relacionó el interés de Dick por objetos y acciones con la penetración del pene en el cuerpo de la madre. Así, las puertas y cerraduras remitían a los orificios de entrada y salida del cuerpo materno, mientras que los picaportes representaban el pene del padre y el también el propio. En este contexto lo que había generado el freno de la formación de símbolos era el temor al castigo que tendría fundamentalmente por parte del pene del padre, cuando se encontrase en el cuerpo de la madre.

“Además, sus defensas contra sus propios impulsos destructivos resultaron un impedimento fundamental de su desarrollo. Era absolutamente incapaz de cualquier agresión, y la base de dicha incapacidad estaba señalada en un período muy temprano en su rechazo a morder los alimentos. A los cuatro años, no podía manejar tijeras, cuchillos ni herramientas y era sumamente torpe en todos sus movimientos (...)”. Con relación a las dificultades alimentarias en este contexto Klein las consideró como una defensa ante la psicosis. Maldavsky, por su parte, ubica esta problemática (la anorexia) en el contexto de las configuraciones adictivas, en este caso, Dick no podía dejar de no comer.  

1era. hora analítica:

Cuando la niñera partió no expreso afecto alguno, y siguió a Klein al consultorio con total indiferencia. “Allí corrió de un lado a otro sin ningún propósito, y correteó varias veces a mí alrededor como si yo fuese un mueble más, pero no mostró ningún interés hacia los objetos del cuarto. Al correr de un lado al otro, sus movimientos parecían carecer de coordinación. La expresión de sus ojos y su rostro era fija, ausente y falta de interés (...)”. Lacan (Seminario I) afirma que Klein a pesar de ser ubicada en el lugar de un objeto inanimado (como un mueble) apela a la palabra, le habla, nombra los objetos que los rodean.

Así, cuando la analista le presenta los diversos juguetes, el pequeño los mira pero sin ningún interés: “Tomé entonces un tren grande, lo coloqué junto a uno más pequeño y los designé como "Tren papito" y "Tren Dick".[1] Entonces él tomó el tren que yo había llamado Dick, lo hizo rodar hasta la ventana y dijo: "Estación".[2] Expliqué: "La estación es mamita; Dick está entrando en mamita". El niño dejó el tren y corrió hasta el espacio ubicado entre las dos puertas de la habitación, y pronunció: "oscuro", y salió corriendo, lo que repitió varias veces. Klein intervino: "Dentro de mamita está oscuro. Dick está dentro de mamita oscura". El niño tomó de nuevo el tren, pero luego se ubicó otra vez entre las puertas. Mientras la analista le decía que “él estaba entrando en la mamita oscura”, Dick pronunció dos veces en tono interrogativo: "¿Niñera?" Klein le respondió: "Niñera viene pronto", el pequeño repitió la frase correctamente.[3]

2da. hora analítica:

Klein afirma que en esta sesión, el niño, se comportó de manera similar a la anterior, con la diferencia de que salió corriendo del consultorio hacia un sector oscuro del vestíbulo, donde dejó el tren, mientras preguntaba con insistencia: "¿Viene niñera?"

3era. hora analítica:

En esta entrevista la actitud de Dick fue semejante a la anterior, “sólo que además de correr al vestíbulo y entre las puertas, se escondió también detrás de la cómoda”. Pero se angustió mucho y llamó a Klein por primera vez. Preguntaba insistentemente por su niñera, a la que luego recibió con placer inusitado. “Vemos que simultáneamente con la aparición de la angustia había surgido un sentimiento de dependencia, primero hacia mí y luego hacia la niñera, y al mismo tiempo empezó a interesarse por las palabras tranquilizadoras: "Niñera viene en seguida"(...).”

Ahora bien, en esta sesión el pequeño miró, por primera vez, con interés los juguetes, evidenciando una tendencia agresiva. “Señaló un carrito de carbón y dijo: "Corta". Le di un par de tijeras y él trató de raspar los trocitos de madera que representaban el carbón, pero no pudo manejar las tijeras. Respondiendo a una rápida mirada suya, corté los pedazos de madera del carrito, que él arrojó en seguida, junto con su contenido, dentro del cajón; diciendo: "Se fue". Le dije que eso significaba que Dick estaba sacando heces del cuerpo de su madre. Fue entonces corriendo al espacio entre las puertas, y las arañó un poco, expresando de este modo que identificaba el espacio entre ambas puertas con el carrito y a ambos con el cuerpo de la madre, al que estaba atacando. En seguida regresó corriendo desde el espacio entre las puertas, vio el armario y se deslizó en su interior”.

4ta. hora analítica:

En esta sesión el niño lloró cuando la niñera partió y se tranquilizó rápidamente. Evitó el espacio que se encontraba entre las puertas, el armario y el rincón. Revisó y se  interesó por los juguetes. En este recorrido encontró el carrito que había roto en la  sesión anterior, y también su contenido. Dick empujó ambos hacia un costado y los tapó con otros juguetes. Klein le explica  que el carrito roto representaba a la madre, ante lo cuál el niño lo busca de nuevo, al igual que los pedacitos de carbón, y se los llevó al espacio entre las puertas.

Otras horas:

La autora nos dice que con el despliegue del análisis, el niño pudo derivar al exterior el objeto dañado y su propio sadismo mediante el juego. Dick se mostraba preocupado y ansioso cuando sumergía sus manos o las de la analista en el agua, y trataba de secarlas rápidamente. Una angustia similar manifestaba al orinar. Klein enlaza el lavatorio al cuerpo de la madre (lo simbolizaría) y considera que las materias fecales, la orina y el pene eran instrumentos con los que agredía el cuerpo materno, incluso a él mismo.

En cierto momento, Dick toma un hombrecito de juguete y se lo lleva a la boca: "Tea Daddy", lo cual significaba "Eat Daddy" ("Comer papito"). En seguida pidió un vaso con agua. La introyección del pene del padre demostró estar conectada a la vez con dos temores: el temor al pene como superyó primitivo y dañino, por un lado y, por el otro, el temor al castigo por la madre así robada, es decir, el temor al objeto externo y al objeto introyectado. (...) Por esa razón, Dick volvía a depositar sobre mi falda o en mis manos el hombrecito de juguete, guardaba todo otra vez en el cajón, etc. (...) Una vez, por ejemplo, Dick vio sobre mi falda algunos recortes de madera de lápiz y dijo: "Pobre Sra. Klein".[4] Pero en otra ocasión similar dijo, en el mismo tono: "Pobre cortina". Simultáneamente con su incapacidad para tolerar la angustia, su prematura empatía había sido un factor decisivo en la represión de sus impulsos destructivos. (...)”.

            La fantasía y las formaciones simbólicas permitieron el acceso a lo inconciente, disminuyendo la angustia latente, de manera que cierta angustia logró exteriorizarse.  “Pero esto implicaba que la elaboración de dicha angustia comenzaba con el establecimiento de una relación simbólica con cosas y objetos, y al mismo tiempo se movilizaron impulsos epistemofílicos y agresivos”. Todo avance en el tratamiento implicaba la liberación de nuevos montos de angustia, que lo apartaban en cierta medida de aquellas cosas con las que tenía vínculos afectivos, y que, se habían constituido en objetos de angustia. “Al apartarse de ellos, se dirigía hacia nuevos objetos, y éstos también llegaban a convertirse en el objetivo de sus impulsos epistemofílicos y agresivos. Así, por ejemplo, durante algún tiempo Dick evitó totalmente el armario, pero en cambio se ocupó de investigar a fondo el lavatorio y la estufa eléctrica, examinándolos con toda minuciosidad y manifestando una vez más impulsos destructivos contra dichos objetos. Luego transfirió su interés a cosas nuevas y también a otras con las cuales ya había llegado a familiarizarse anteriormente, y que había luego abandonado”. Mostró de nuevo interés por el armario, con mayor curiosidad y agresión.

Junto con el aumento de intereses y el establecimiento de una transferencia cada vez más intensa hacia mí, había aparecido la relación de objeto que hasta entonces faltaba.

Con el transcurso del tiempo se fue configurando una afectuosa relación con la madre, la niñera y el padre.

Técnica                             

            En este caso Klein introduce modificaciones en sus recursos técnicos. (...) En general, no interpreto el material hasta tanto éste no ha sido expresado a través de varias representaciones, pero en este caso, en que la capacidad de expresión por medio de representaciones casi no existía, me vi obligada a interpretar sobre la base de mis conocimientos generales, pues en la conducta de Dick las representaciones eran relativamente vagas. Al lograr por este medio acceso a su inconsciente, pude movilizar angustia y otros afectos. Gracias a esta modalidad de intervención las representaciones fueron más fluidas y completas, lo que le permitió a Klein pasar paulatinamente a la técnica que utilizaba en el análisis de niños pequeños.[5]

            Al exteriorizarse la angustia, Klein recurrió a la interpretación y a la distribución para su elaboración, sobre nuevos objetos e intereses. Considera que se logró hacer evolucionar al yo y a la libido con el sólo recurso del análisis de los conflictos inconscientes, sin  ninguna influencia de carácter educativo como solía proponerlo Ana Freud.

            Para Klein el simbolismo revelado por diversos detalles en la técnica del juego (aunque no se limita a lo lúdico) permite el acceso a la angustia del pequeño, por lo cual su incapacidad para hablar no fue el mayor problema de este análisis. Considera que en Dick el simbolismo no se había desarrollado, debido a la carencia de una relación afectiva con su medio. A pesar de estas dificultades Klein procura realizar el análisis del inconsciente a partir del yo.

Bibliografía:

Antar R. (2008) El ingreso de Dick al campo de la clínica psicoanalítica. Revista Dick. Nro. 1

Klein M., (1930), “La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”, en Contributions to Psycho-Analysis”-

Lacan J. (1953/54) Los escritos técnicos de Freud. Inédito

Maldavsky (1986) Estructuras narcisistas. Amorrortu Editores.

Winnicott; D. (1965): Carta a Michael Fordham En El gesto espontáneo. Paidós, Bs. As., pag. 240


[1] Al respecto, Lacan (Seminario I), nos dice que: “(...) Melanie Klein le enchufa al pequeño Dick el simbolismo! Comienza de entrada lanzándole las interpretaciones mayores”.

[2] Cuando se pone a jugar con su trencito, y pronuncia la palabra estación, Lacan (Seminario I) considera que es “Momento crucial en el que se esboza la unión del lenguaje con el imaginario del sujeto”.

[3] “Melanie Klein le devuelve lo siguiente: La estación es mamá, Dick entrar en mamá. A partir de ese momento todo se desencadena. Ella sólo hará este tipo de cosas, ninguna otra. Rápidamente el niño progresa. Es un hecho.

¿Qué ha hecho Melanie Klein? Tan sólo aportar la verbalización. Ha simbolizado una relación efectiva: la de un ser, nombrado, con otro ser. Ha enchapado la simbolización del mito edípico, para llamarlo por su nombre. A partir de entonces, y después de una primera ceremonia, que consistirá en refugiarse en el espacio negro para volver a tomar contacto con el continente, la novedad surge para el niño”(Lacan - Seminario 1).

[4] Lacan (Seminario 1) comenta que el niño presenta posibilidades empáticas. Fundamentalmente cuando “observa sobre la ropa de Klein virutas de lápiz, ‘Poor Melanie Klein’”.

[5] Para Winnicott (1965) las interpretaciones son sólo un recurso más del tratamiento. Incluso, en pacientes psicóticos o graves, las considera contraindicadas en un primer momento, dado que la conflictiva se centra en fallas de la adaptación ambiental ocurridas. En casos como el de Dick, Winnicott no procuraría hacer conciente lo inconsciente, sino en apelar a la regresión. Al respecto Winnicott (1965), menciona el tratamiento de un niño autista en una carta dirigida a Michael Fordham: "Sé de un niño autista que fue tratado mediante interpretaciones muy inteligentes y progresó bastante. Sin embargo, lo que puso en marcha el tratamiento fue algo que hizo su primera analista, y lo extraño es que jamás pude conseguir que su segundo analista reconociera la importancia de lo que paso a describir... La doctora Hall se encontró con este niño, que se había vuelto autista después de ser normal, y se sentó en el cuarto con él y estableció una comunicación haciendo todo lo que él hacía. Si él se quedaba quieto en su asiento durante un cuarto de hora, y luego avanzaba un poco uno de sus pies, ella avanzaba uno de sus pies. Él movía un dedo y ella lo imitaba; y así siguiendo durante largo tiempo. A partir de estos indicios, todo mostró signos de desarrollo, hasta que ella murió". Winnicott está de acuerdo con las intervenciones de la analista, que procura lograr una reestructuracíón del yo, mediante un recurso especular (el semejante). Sobre el segundo psicoanalista dice: "si yo hubiera podido lograr que el inteligente analista se sumase a todo esto, creo que a la fecha podría haber algo parecido a una cura...".

Fuente: Moreira, Diego, "Algunas consideraciones sobre el pequeño Dick de M. Klein"

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