miércoles, 14 de marzo de 2018

Necesidad, deseo y demanda en el grafo del deseo (1)

Vamos a pensar un poco estos conceptos teniendo en cuenta “La significación del falo” y “La subversión del sujeto” de Escritos 2 de Lacan.

Al hablar de sujeto dividido entre el S1 y el S2, Lacan habla de necesidad, deseo y demanda para dar cuenta de cómo surge el sujeto del deseo. En la significación del falo, Lacan introduce los efectos del significante sobre el viviente. Sabemos, pues, los efectos de esa presencia. Son en primer lugar los de una desviación de las necesidades del hombre por el hecho de que habla.

Ahí está hablando de necesidades. Nosotros esto podemos pensarlo en términos de goce, porque en realidad hablar de necesidades sería hablar de un sujeto mítico. El sujeto de las necesidades es un sujeto mítico. No es posible que un objeto se acomode a lo que el sujeto necesita. Acá dice que hay una desviación de la necesidad del hombre por el hecho de que hable en la medida de que sus necesidades están sujetas a la demanda. Una demanda está articulada con los significantes. Las necesidades están sujetas a la demanda: el viviente se encuentra con un Otro primordial que habla, entonces algo de la necesidad se pierde por la presencia del significante. Esta necesidad retorna al sujeto enajenadas. O sea, que la necesidad se aliena en la demanda. En el texto dice “enajenada”, pero la traducción es “fuera de si”, entonces en realidad no se trata de un sujeto fuera de sí, sino que estaría alienado. No es fuera de sí, sino que se trata “en el Otro”.

Entonces, las necesidades se alienan. Esto no es efecto de su dependencia real, sino de la conformación significante como tal y del hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro. O sea, Lacan rompe con la concepción de que es el emisor quien codifica y que puntúa el mensaje activamente. Dice que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro, o sea que el que puntúa lo que el sujeto necesita es el Otro. Nosotros podemos pensar esto para la clínica: siempre el que puntúa es el Otro. En un enunciado, el que puntúa, el que pone el corte a la frase, es el Otro. Y eso va a determinar la significación, el sentido.

Lo que se encuentra así alienado, en las necesidades, constituye una urverdrangung, que sería represión originaria de Freud, por no poder articularse en la demanda, pero que aparece en un retoño, que es lo que presenta en el hombre como deseo. O sea, la privación estaría del lado de la represión originaria, porque se priva del objeto de la necesidad, un objeto particular de la necesidad al hablanteser, por el simple hecho de hablar, entonces la necesidad se aliena. De esta necesidad o goce  que se pierde, aparece un retoño, porque la necesidad pasa por la demanda. Hay algo que es un retoño: pensemos retoño como un hijo o como un brote. No es lo mismo que retorno, porque si fuese la represión propiamente dicha, lo que retornaría sería como necesidad. Es un retoño, un resto de la necesidad, atravesada por la demanda. Entonces tenemos que:
Necesidad - demanda = deseo.
Este retoño es algo que no se deja capturar por la demanda. Entonces, se produce una desnaturalización de la necesidad y lo que aparece aquí es el deseo.


Esto, que sería la célula elemental del grafo, tenemos la cadena significante, un Otro. El sujeto, que va en busca de un objeto y se encuentra con la cadena significante, con la presencia del lenguaje y ahí, a la altura del Otro, están los significantes. Es el Otro el que puntúa y ahí hay algo de la necesidad que se pierde. Esto es la célula elemental, el primer piso. Algo de la necesidad se pierde y se produce un retoño que es el deseo. Ese resto es lo que es objeto causa el deseo, que después va a ser el objeto de deseo en el fantasma. Pero a la altura de estos textos, Lacan todavía no lo nombraba así. Pero hay un objeto particular de la especie que está perdido y eso causa el deseo.


En el encuentro con la cadena significante y el Otro, la necesidad -el goce-, la puntuación se produce en el s(A). Es retroactiva, por eso Lacan escribe:


.S1       S2


El punto no está al final, sino al principio. El corte siempre es retroactivo y eso lo vemos en una sesión. El analista produce una escansión y ese corte siempre va a ser retroactivo.

Lo que retorna, entonces, es el deseo. La demanda en sí, se refiere a otra cosa que a la satisfacción que reclama. O sea, no se trata de satisfacer la necesidad. Es demanda de la presencia de una ausencia, no es demanda de un objeto en particular. Es demanda de una presencia, cosa que manifiesta la relación primordial con la madre, por ser ese Otro que ha de situarse más acá de las necesidades que puede colmar. Una madre no es lo mismo que una hembra preñada de hijo. Una madre tiene que estar preñada del Otro, que es el tesoro y el lugar de los significantes, en donde están todos los significantes. No es lo mismo que el lugar del código, ya que en el código están todos. En el Otro siempre faltan significantes, aunque sea el tesoro y el lugar. La madre tiene que estar preñada de ese Otro y ella le va a donar y va a estar más acá de las necesidades que pueda colmar. Lo que va a estar más allá de la demanda, es el deseo. Podríamos hacer un cuadro:


Tenemos algo que está más acá y más allá de la demanda. Del lado de la necesidad tenemos el objeto específico, que está perdido.

Dice Lacan que a ese Otro lo constituye ya como provisto del privilegio de satisfacer las necesidades. Es decir, el poder de que el Otro es omnipotente, siempre, del poder de privarla con lo único que satisface. Habíamos dicho que la necesidad se satisfacía, a nivel de la demanda, con la presencia. Es lo que nuestros pacientes piden, de lo que vienen a quejarse, de lo que el Otro no les da. Siempre es una demanda de amor, la demanda se satisface con la presencia. El Otro es siempre omnipotente, por eso los niños se enojan mucho cuando alguien no los entiende. El Otro es la lengua materna, que está antes de poder aprender las palabras del colegio, de la escritura. La lengua materna es el tesoro de los significantes. Cuando la madre no entiende lo que el chico dice, al chico le da un ataque de furia porque lo que al chico le angustia es que caiga la omnipotencia del Otro, porque si su madre es la lengua materna y ella no lo entiende, ¿La lengua materna de quién es? La madre no entiende a la lengua materna y el chico se angustia. Esto también le pasa a los adultos, que demandan que el Otro los escuche y empieza el malentendido. En esa hendidura -una falta- del Otro, es que el chico puede preguntarse por lo que quiere, por el deseo del Otro. El Otro pierde su omnipotencia, pero entonces también el chico y perder esa garantía lo angustia.

En una entrevista de admisión, una nena de 11 años, tenía problemas en el colegio porque no entendía. Pasaban cosas en relación a la madre, pero muy llamativamente, la nena empieza a entender muy bien el inglés. Tenía materias con todas las materias excepto con el inglés. A mi me llamó mucho la atención esto, porque lo que le pasaba a esta chica es que tenía problemas con la lengua materna, no con una lengua extranjera, una manera que se retorne el deseo, se revele a la demanda de la madre y le permita a hacer un pasaje a una terceridad, que en este caso era el padre, donde la madre no hacía un buen pasaje y la nena había quedado entrampada en esta serie elemental. Si síntoma era no entender y problemas con la lengua materna.

Lacan dice que ese privilegio del Otro dibuja así, de una forma radical del don de lo que no tiene, es decir, su amor. Ustedes recuerdan que Lacan define al amor, en su vertiente simbólica, como dar lo que no se tiene a uno que no es. Es así como la demanda anula la particularidad de todo lo que puede ser concebido. La demanda anula la particularidad de la necesidad de la especie, del “todos”, de poder decir que un objeto satisface a todos. La particularidad del objeto que se pierde, en la necesidad, transmuta en prueba de amor en la demanda. La satisfacción que obtiene incluso para la necesidad se rebajan a no ser ya sino el aplastamiento de la demanda de amor. O sea, que la demanda es algo que aplasta la particularidad de la especie, la garantía de poder encontrar un objeto. Esto se transmuta en prueba de amor, a la demanda de amor. Hay una necesidad que la particularidad así abolida reaparezca más allá de la demanda. Lo que se anula es la particularidad del “todos”. Reaparece la particularidad en ese retoño, en ese deseo. Pero esa particularidad ya no es de la especie, sino del sujeto. Esto nosotros lo vemos y lo escuchamos en los análisis. El deseo es siempre esa particularidad que se rebela a ser articulado en la demanda, a ser aplastado por la demanda, porque es la particularidad de ese sujeto, que por supuesto, es con lo que goza. Es esa respuesta particular que se dio sobre lo que el Otro quiere, que es el fantasma, que le va a dar marco a su deseo.


El sujeto tiene que hacer un movimiento particular para confeccionar ese marco, entonces hay algo de la particularidad que se recupera. El fantasma hace marco porque es lo que le permite desear esa frase particular. Si la frase es “me quiere pegar”, va a desear relaciones que le peguen o situaciones en donde sea pegado. Va a desear desde ahí y por eso es el marco. Esto está anudado a los significantes de ese sujeto con ese Otro, con su historia. Uno sabe de esto yendo a la historia, preguntando sobre la relación de este sujeto, el paciente, con sus otros de su actualidad (que son encarnaduras de su Otro primordial), repitiendo una modalidad de goce. Repitiendo e insistiendo esta particularidad de deseo. Entonces vemos que el deseo está más allá de la demanda. Lacan dice que aparece definitivamente allá, pero conservando la estructura que esconde lo incondicionado de la demanda de amor. La demanda siempre es incondicional, es demanda de amor, del don que el Otro esté ahí para él, siempre presente escuchándolo, mirándolo… Esto lo vemos permanentemente en la clínica y es incondicional, porque ni siquiera el hambre puede hacerle límite al amor a veces. Ni siquiera la necesidad de vivir a veces puede. escuchamos historias de pacientes que a veces se inmolan por amor, pierden el apetito, se someten completamente en esta demanda, ya sea de satisfacer la demanda del Otro o que el Otro satisfaga, pedirle pruebas de amor permanentemente, ignorándose en relación a la necesidad (una anoréxica, por ejemplo, que se niega a comer). No hay nada del orden de la necesidad que pueda condicionar a la demanda. a demanda es incondicional. Es un pedido de incondicionalidad.


A veces no hay nada del Otro que le pueda hacer límite al pedido de incondicionalidad. No hay nada que el Otro que le pueda dar que le alcance a la demanda de amor. Por eso es muy importante para nosotros los analistas estar muy atentos a la demanda. Nosotros no tenemos que ubicarnos en el lugar de que demanda, demandando curación, que pague lo que tenga que pagar, que no mienta, comprarle el diario para que busque trabajo. Porque si el analista demanda, el deseo del sujeto se va a rebelar a que nosotros queramos capturarlo en esa demanda. Cuando el analista demanda, el que está dividido es el analista. Se angustia, soporta tan poco su barradura, que demanda que el paciente pueda. Por ejemplo, dándole consejos. ¿Y qué va a pasar? Quizá el paciente hace un acting out que le marque que no es por ahí el camino. Le va a mostrar el objeto. demandando no se acota el goce, sino que se lo retroalimenta.


Al goce se lo acota por el lado del corte, ahora, a veces tenemos pacientes muy angustiados y no hay que cortar ahí. A veces tenemos pacientes que escuchamos y no hay angustia con esto, hay repetición gozosa y se queja una y otra vez… Uno puede hacer algo que rompa el sentido, que rompa con lo que goza. Generalmente, cuando se habla mucho, es demanda. Por eso es importante la posición de la abstinencia y el silencio, que quizá no se da tanto al principio, pero en un momento si. Porque cuando uno empieza a explicar o a hablar, demanda. Las pocas palabras generan preguntas, por eso las explicaciones en análisis son una demanda del analista. Y la demanda es siempre demanda de amor, una prueba que le pide al otro: que sea amable con uno.


De la demanda del Otro primordial, Lacan dice: Lo dicho primero decreta, legisla, aforiza, es oráculo, confiere al otro real su oscura autoridad. Esto es algo que escuchamos mucho. Algo de lo oracular, a tal punto que vienen pegados a lo que les dijo el Otro. “Sos un mal alumno”, “Sos un mal hijo”, “No vas a poder”. Pero hay algo, que es el deseo, que se rebela a ser capturado en demanda. A este dicho primero, que es oráculo y que aforiza, que le confiere ese poder omnipotente, se rebela. Por ejemplo en el acting out, para que algún otro escuche, vea, entienda, pero queda alienado a ese Otro. ¿A qué Otro? A la demanda del Otro. Porque en realidad, esta demanda del Otro, que es de una incondicionalidad absoluta, también es imperativa. Uno puede pensar en el superyó, porque esta demanda del Otro, en el envés, se le aparece desde el sujeto en forma del superyó, que le dice y le demanda imperativamente. Es el Otro en realidad, pero el superyó vendría a ser la voz del Otro que aforiza, dice y legisla.

Que el deseo sea articulado, es precisamente la razón de que no sea articulable. El deseo está articulado a los significantes del Otro, pero no es articulable. Si uno dijera simplemente que el deseo no es articulable, uno diría que el deseo es inefable y si no es articulable, no se podría decir sobre el deseo. No es articulable porque el deseo es lo que escapa de la necesidad a ser articulado en la demanda, pero está articulado a los significantes. Se dice mediante los significantes, pero obviamente no se lo puede articular ni apresar. Está entre 2, entre lo que se va deslizando metonímicamente en la cadena. No es articulable, pero es articulado. Lo que no sería articulable sería este objeto que se pierde, el de la necesidad. Este objeto perdido no se puede articular en la demanda pero sí causa el deseo, que es el objeto a como causa de deseo. Pero después algún significante se articula en el fantasma, porque sino fuera así cuando el el chico dice “me decís tal cosa, pero ¿qué me decís con lo que me decís?” eso quiere decir que el deseo está articulado. En realidad, el deseo está determinado por la falta. “Vos me decís eso, ¿pero qué me decís?”. Está determinado por el discurso del Otro, la pregunta se articula a lo que el Otro dice. Se articula siempre a una demanda que lo determina, después la respuesta va a ser particular de cada sujeto. Este objeto particular se recupera de la particularidad de la especie, del todos, perdida por la demanda. Esta particularidad se recupera como objeto particular de deseo.

Dice Lacan que esta célula elemental presenta dónde se sitúa el deseo en relación con un sujeto definido a partir de su articulación por el significante. Esto le va a permitir localizar al sujeto articulado a los significantes. Dice: He aquí lo que podría decirse es su célula elemental. Se articula allí lo que he llamado “punto de basta”. El punto de basta se encuentra cuando el sujeto mítico de la necesidad va a encontrar su objeto específico, pero al encontrarse con la cadena significante que lo cruza, en ese punto de encuentro se encuentra con el tesoro de los significantes. También se llama punto de capitón. La significación se detiene mediante el punto de basta, hace que el significante detenga su deslizamiento, indefinido sino de la significación. En el grafo del deseo, el punto de almohadillado son 4 puntos, el del piso del enunciado y el piso de la enunciación, y la próxima vez vamos a ver cómo se almohadilla. El punto de capitón recuerda al punto de los almohadones se une de 2 en 2, para que el almohadón no se desarme. Por eso, es que el punto del corte no es cualquiera ni cualquier punto hace de corte en una sesión. El punto de capitón abrocha, es un punto de escansión. Cuando vemos el grafo vemos los 4 puntos: el Otro, el significado del Otro, la pulsión y el significante del Otro barrado. En el medio, están los pisos del enunciado y de la enunciación. Ahí vamos a encontrar el deseo, el fantasma, y más abajo, el ideal del yo, el yo ideal y el moi.

El punto de basta no es cualquier punto, está siempre del lado de la s(A), de la significación del Otro, porque siempre es por anticipación y retroacción.

Ver la próxima clase "Necesidad, deseo y demanda en el grafo del deseo"

5 comentarios:

  1. Hola. Muy bueno el blog. Quisiera saber quién dio las clases "Necesidad, Deseo y Demanda en el grafo del deseo"?
    Y decirles que de la clase dos está el link pero no tiene contenido. Saludos.
    Emiliano

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  2. Es verdad pueden habilitar la clase dos..mil gracias!!

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