miércoles, 10 de octubre de 2018

Las presentaciones clínicas de la angustia.

Apuntes de la conferencia dictada por Raul Yafar, el 19/09/2017

Lacan menciona varias veces que la angustia es la guía de la clínica durante sus seminarios intermedios. La angustia es la presentificación del objeto y marca la dirección de la cura. Lacan dedica el seminario X a la angustia y hace un cuadro que no va a volver a repetir en ningún otro seminario. Se trata de un cuadro que tiene algunas desprolijidades, pero como en todos sus seminarios, él lanza nuevas nociones, mientras que revisita otras.

El cuadro tiene doble entrada y redefiniremos sus términos para que se aproximen más al uso cotidiano que tenemos nosotros en Buenos Aires. Se trata de un cuadro muy rico para la práctica psicoanalítica, pero al mismo tiempo se basa en la etimología del lenguaje francés. Nosotros necesitamos retraducir, ampliar, darle una significación más abierta a algunos términos para que nos remita a otros fenómenos que nosotros podamos inteligir todos los días en nuestro trabajo. También agregaré algunos vectores y me referiré al tema del acto, que aparece en el seminario X y se va ampliando durante los años posteriores.

Lacan empieza con el famoso retorno a Freud de sus primeros escritos y los primeros seminarios. Pero a partir del seminario 7, Lacan hace un giro y empieza a concentrarse cada vez más en las temáticas del fantasma y de lo que él llama el objeto del psicoanálisis, al que nombra como objeto a. El objeto a es el objeto que se presentifica en la angustia. Hay un recorrido desde el seminario 7 hasta el X, donde va situando cada vez más esta noción. Esta configuración nos habla del recorrido de un análisis y da una definición más acabada de lo que podría ser un recorrido completo de inicio, duración, dirección y finalización de un análisis. Esto concluye en el seminario de la lógica del fantasma, que es el 14, el acto analítico, que es el 15. En este momento Lacan funda su institución, porque estamos en un momento de un Lacan lleno de ideas que acababa de abandonar una institución internacional, la IPA y está fundando su propio recorrido, más allá del retorno a Freud. Los últimos seminarios de Lacan son más cambiantes: los discursos, las fórmulas de la sexuación, pero no nos vamos a meter con eso.


El cuadro de la angustia aparece en un solo seminario, el 10 y da cuenta de un momento fundamental de una obra de Lacan. Aquí Lacan define a la angustia como la guía de la clínica, en la medida que la angustia está ligada a lo más real del aparato psíquico y es una señal que nos marca por dónde va el real del sujeto. Veamos el cuadro:


Lacan toma las nociones de inhibición, síntoma y angustia de Freud. Como la teoría de Lacan de la angustia no se parece mucho a la de Freud (la de Freud está ligada a la angustia de castración, al complejo de Edipo y a la articulación de la función paterna). la angustia lacaniana está más ligada a un texto de Freud que se llama “Lo siniestro”. No es angustia de castración, sino angustia a secas. Lacan toma “Inhibición, síntoma y angustia” y dice que lo único que va a usar es el título y no el texto. Con eso abre un cuadro de doble entrada y coloca 3 los términos en el centro, en diagonal. Por otro lado, Lacan supone que hay 2 vectores: el eje de la dificultad y el eje del movimiento.
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Este esquema, para que no sea chato, hay que pensarlo en movimiento. Tenemos un vector en el medio y otros 2 vectores. Lacan aprovecha el título de Freud para hablar de algo que comienza en la inhibición, que prosigue hasta convertirse en un síntoma y si supera el síntoma se encuentra con la angustia.


Es decir, el eje diagonal nos habla del recorrido del deseo. Puse punto 0 del deseo (esto lo agregué yo), inicio del movimiento del deseo en la búsqueda de un acto que lo satisfaga. El deseo busca la realización desde el punto 0 hasta su concreción. Pero cuando el deseo empieza a avanzar, se topa primero con las inhibiciones, luego con los síntomas y después con las angustias. Si el punto cero concluyera en un acto, el cuadro se auto-disolvería y no existiría como tal. Este cuadro da cuenta de la psicopatología lacaniana de la vida cotidiana.

El deseo comienza en el punto cero y el vector marca que se va topando con distintas dificultades. Se atravesara todo este recorrido, terminaría fuera del cuadro en un acto de deseo. En el medio están los obstáculos. Si no hubiera obstáculos y el nacimiento del deseo condujera directamente al acto del deseo, no habría cuadro como tal ni psicopatología de la vida cotidiana. Todo este cuadro ocupa el lugar de un acto no realizado, un acto imposibilitado.

¿Qué es lo que le pasa al sujeto cuando se va topando con las distintas dificultades que el cuadro menciona? Atraviesa instancias críticas, podríamos decir. Una crisis (del griego Krino, que significa declinar, caer, desfallecer) es cuando algo se cae y todavía no surgió algo nuevo en su lugar. Cuando uno se muda pasa por el momento desolador de ver la casa anterior vacía. Uno se sube al camión de la mudanza hacia su nuevo hogar, pero todavía no lo tiene. Acaban de perder el hogar anterior y esa etapa entre la disolución de lo antiguo y el nacimiento de lo nuevo, es una crisis. Si el sujeto comenzara por el punto 0 y llegara al acto y a la realización subjetiva, no entraría en crisis. La crisis son todos los movimientos y dificultades que se dan cuando tropieza con los distintos lugares del cuadro.

La psicopatología cotidiana de Freud tiene que ver con los lapsus, los olvidos y las demás formaciones del inconsciente, que son tramas fundamentalmente significantes. En este caso a Lacan no le va a preocupar esto, precisamente porque es el seminario de la angustia donde desarrolla el concepto de objeto a, porque es un cuadro de psicopatología objetal, no significante. Acá no hay olvidos, las consideraciones de descifrado del síntoma… Todo lo que va a mencionar estará ligado a variantes de las presentaciones del objeto. No van a tener ustedes nada que descifrar, nada que abrir en tanto a la trama significante e inconsciente. Tampoco es un cuadro que tenga tanto que ver con el inconsciente, sino con el actuar o no actuar, la posición de hacer o no hacer, el logro o no, si el deseo conduce o no a un acto. Por eso, el gran inicio del cuadro está en la punta de la inhibición. La palabra inhibición es fundamental en el seminario 10, en el de la angustia. La inhibición es la contraposición del actuar. Estar inhibido es el opuesto de poder actuar conforme al deseo propio.

Repitamos que el cuadro existe porque desde el punto 0 del deseo, lo primero con lo que nos topamos es con la inhibición. Si no hubiera inhibición, luego síntoma y luego angustia, tendríamos acto y este cuadro no tendría sentido. Por eso, al final del seminario, Lacan retoma este cuadro y lo aplica al obsesivo. El obsesivo, justamente, es un sujeto que huye de los actos. Desplaza el sentido de su deseo, está siempre fuera de sí. Por lo tanto, el cuadro es ideal para ver cómo un neurótico obsesivo se desplaza por el cuadro y no puede salir. Si el obsesivo no lo fuera, haría lo que tiene que hacer. Un obsesivo, si tiene que hacer una llamada telefónica y la hace, no tiene cuadro, no hay inhibición, síntoma, impedimento, ni embarazo… Habría acto. Lacan hace una lectura de la neurosis obsesiva según este cuadro.

Otra cosa que nos interesa es que los “casilleros importantes”, que marqué con negro, que son las nociones de impedimento, embarazo, emoción y turbación. Hay 2 novedades en este cuadro, aparte del movimiento de la diagonal freudiana de inhibición, síntoma y angustia. Podemos hacer:
  • Un movimiento elíptico del impedimento-embarazo-pasaje al acto.
  • Un movimiento elíptico emoción, turbación, acting out.


Ahora, si miramos la angustia, veremos que arriba está el pasaje al acto y a la izquieda el acting out. Si del punto 0 pudiéramos recorrer sin tanto obstáculo, sin tanta crisis, el recorrido más allá de las inhibiciones, los síntomas y las angustias, llegarían al acto. Entonces, acá hay un trípode en relación a la angustia, que es el trípode del actuar, que es central en el seminario:
Del acto Lacan habla poco, pero hay una novedad. Lacan antes hablaba del deseo como metonímico, el deseo deslizamiento. El deseo, como noción teórica en este seminario, se parte en 2: el mismo deseo metonímico e interminable y está lo que él llama deseo-en-acto. El deseo se vuelve una noción dúplice, se quiebra en 2 nociones distintas. Aquel deseo que nosotros recordábamos, ese deseo histérico insatisfecho de la dirección de la cura, del deseo interminable, metonímico, el que se deslizaba por las cadenas de la demanda, sufre una torsión porque este cuadro lo está llevando a otro lugar, que es el lugar del actuar. En realidad, muy cerca de la angustia, están los distintos modos del actuar. Los más trabajados por Lacan en este seminario son el pasaje al acto y el acting out, pero el actuar está mencionado como deseo-en-acto, que después aparece como trazado en acto en relación a la pulsión en el Seminario 11, pero todas estas son las formas de la respuesta a la angustia en su relación con el acto, con el actuar en sí.

Pongamos el cuadro a trabajar:
  1. La diagonal. Es virtual, empieza en el 0, en el inicio del movimiento del deseo, atraviesa las distintas crisis subjetivas que implican la inhibición, el síntoma y la angustia, y arribaría a través de esa diagonal al acto. Si el punto cero llega al acto, el cuadro desaparece y tenemos el cero como inicio y final. No ocurre porque tenemos la psicopatología lacaniana.
  2. La angustia es el concepto central, aunque la puso en el ángulo del cuadro. Alrededor están todas las cuestiones ligadas al actuar.
  3. Aparecen nociones novedosas que ocupan los casilleros alrededor del eje freudiano: impedimento y embarazo de un lado, que conduce a una noción psiquiátrica que Lacan está refutando, el pasaje al acto. El pasaje al acto no viene del psicoanálisis. También están las categorías de emoción y turbación que conducen a algo muy conocido, que está en la obra de Freud y que alcanzó en la escuela kleiniana su más alto grado, que es el acting out. Entonces están estos 2 vectores con movimiento envolvente, por un lado y por el otro, dirigiéndose hacia la angustia también.


El eje superior es el eje de la dificultad y el eje vertical es del movimiento. Ambos términos, considero, son absolutamente desacertados. Si uno empieza a atender a estas nociones, tenemos que la palabra movimiento no está en el mismo rango que la palabra dificultad. Lo que vamos a pensar es que este eje llamado “dificultad”, está ligado al FRENADO DEL SUJETO ante el acto del deseo por dificultades que le resultan exteriores. Y al eje vertical lo vamos a llamar eje de AGITACIÓN PSICOFÍSICA.
FRENADO DEL SUJETO EN LO EXTERNO: El primer punto es el impedimento. El impedimento es una noción que ocurre todo el tiempo. ¿Qué los detendría a hacerme una pregunta con el micrófono, por ejemplo? Lo que detiene a cualquiera de los actos cotidianos es la captura narcisisita. Impedimento viene de impedicare, del latín “caer en la trampa”, la trampa de la captura narcisista. Uno, al tomar el micrófono, puede pensar que va a preguntar una pavada. En el camino del deseo, se detiene, mira hacia el costado en el espejo, se ve y dice “Yo no quiero que mi imagen se quiebre”. Para sostener esa imagen en la que me detengo, por las dudas no pregunto. El impedimento es la caída en la trampa del narcisismo. El deseo lleva a salir del narcisismo y a actualizar algo del orden del deseo. Aparece el sujeto rebelado en quien es. Si en el camino al deseo el sujeto se topa con la imagen de sí a la que quiere preservar a toda costa, se ve impedido. Los impedimentos nos atraviesan más allá de la estructura, de la histeria, de la neurosis obsesiva. Por supuesto, el impedimento es muy característico de la fobia. Pero más allá de esto, el impedimento es algo que nos ocurre todo el tiempo.

El sujeto avanza y se topa con sus impedimentos. Supongamos que se anima a seguir adelante y atraviesa la captura narcisista. Sale a escena, es observado, pero queda demasiado expuesto. Supongamos que todos nos miran, nos tropezamos y nos caemos. O al hablar de algunas cuestiones, cometemos un lapsus. O una mujer que se le engancha la ropa al bajar del auto y se le rompe la pollera. Ese segundo fenómeno es ya una salida de la captura narcisista y es lo que Lacan llama el embarazo. Hay que aclarar que los términos Lacan los usa de modo muy específico. Nosotros en la vida cotidiana los utilizamos de manera inespecífica. En castellano la palabra embarazo está más ligada a la preñez de la mujer. También lo podemos usar en sentido de sentirse embarazado por algo que ocurrió y este es el sentido que le quiere dar Lacan. Embarazo es salir del impedimento, salir a escena y toparse con algún ideal, con alguna exigencia superyoica que nos parte por la mitad.

Supongamos que alguien estaba impedido de estudiar canto. Se anima, sale del impedimento y tiene que cantar una canción frente al público, donde el instrumento es la propia voz. Entonces, supongamos que canta y desafina porque se pone nervioso o le da vergüenza. Hay ahí muchas miradas sobre ese que salió del impedimento y de la captura narcisista (o sea, a una dimensión más deseante), pero se arriesga a pasar por momentos de embarazo. Embarazo viene de que le cae la barra encima y parte al sujeto por la mitad: desafina delante del público. ¿Cuál sería el movimiento siguiente? ¡Que lo trague la tierra! Y ahí viene la segunda conclusión del pasaje al acto. Por eso digo que la palabra dificultad no me dice nada, yo diría que el sujeto sale de su escondrijo, sale del impedimento, se arriesga al embarazo y cuando le va mal se topa con la necesidad de salir de la escena violentamente, en un pasaje al acto. Entonces, este eje curvo de dificultad - embarazo - pasaje al acto es el eje del frenado del sujeto en lo externo. ¿Agarro el micrófono o no lo hago? ¿Empiezo a estudiar canto o no? ¿Me arriesgo al embarazo? ¿Salgo corriendo de la escena y huyo? Esta secuencia viene eslabonada una con la otra y es la secuencia del posible frenado del sujeto ante el camino de su deseo. Pero es una secuencia que se hace en base a algo exterior.  

AGITACIÓN PSICOFÍSICA: Lo primero que nos topamos es con lo que Lacan llama emoción. El término para nosotros se relaciona más con los sentimientos como cuando estamos poseídos por algo. Él dice que a la emoción hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Kurt Goldstein fue un psiquiatra americano que le hacía entrevistas a los ex-combatientes de la Guerra. Luego de años de haber terminado la guerra, Kurt Goldstein les hacía unas entrevistas donde empezaba suavecito, pero tarde o temprano llegaba a que hablaran del trauma, de cómo fue que perdieron la pierna, por ejemplo. Él decía que cuando se llegaba a ese punto, se producía lo que se llamaba una reacción catastrófica. El sujeto, que parecía muy entero en su silla de ruedas, años después de terminada la guerra (años 60), cuando Goldstein llegaba a ese punto los sujetos se desmoronaban. Lacan dice, si bien habla de emoción, que para entender mejor esto hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Se refiere a Kurt Goldstein el de la reacción catastrófica. El psiquiatra, que le hacía reportajes a los sobrevivientes, a los mutilados, esperaba a que bajaran la guardia y ahí les hablaba del trauma y él notaba que se desmoronaban, se agrietaban, perdían el color o sea, sufrían intensamente, rememorando traumáticamente y vivenciando los momentos de su pérdida en ese momento de la guerra, habiendo pasado muchos años. Cuando pasa esto, el yo sufre una especie de conmoción. Podemos entender la emoción como algo que nos perturba, nos inunda… Pero es muy inespecífico. Acá se tratan de emociones catastróficas, que van en la línea de los sufrimientos.

Si la emoción prosigue, va a un segundo término que se ha traducido como turbación. En francés es émoi. Quiere decir “caída de la potencia”. Lacan habla de esto también en el seminario VII. Émoi es cuando ocurre algo que hace que nos quedemos sin recursos subjetivos. Se tratan de esas situaciones donde alguien se confronta a una potencia emergente que le resta toda posibilidad de sostenerse. Podría caer desmayado, o que se le caiga un vaso. Si fuera una relación sexual, podría ser perder la erección. Si fuera que está sosteniendo un objeto, se le cae. El émoi es caída de la potencia. En la traducción castellana se lo tradujo turbación, pero no nos dice absolutamente nada. De hecho, nuestros pacientes pueden referirse a estos términos, pero refiriéndose a otra cosa. Hay que tener cuidado con la utilización cotidiana de los términos, porque tenemos que entender a qué se refiere Lacan con estas nociones.

Si primero se agitó emocionalmente, luego avanzó hasta un elemento que lo turba y le hace caer la potencia, la posibilidad de sostenerse. Cuando siente que se derrumba, que se desmaya, el sujeto va a sentir que lo traga la tierra. Quiere reingresar en la escena y entra en acting-out. El acting out es un reingreso en la escena, mientras que el pasaje al acto es una salida de la escena. En el acting-out hay convocatoria al Otro, porque el sujeto se siente derrumbarse y cuando se está por caer convoca al Otro. Como ven, los 3 términos vuelven a estar emparentados. Lo que pasa es que donde antes teníamos el movimiento de frenado del sujeto hacia el exterior y acá tenemos la agitación psicofísica en el interior del sujeto. Los fenómenos de este vector de la emoción, la turbación y el acting out conciernen a algo que les pasa en el interior. En vez de poner movimiento, que no me dice nada, yo prefiero pensar en una especie de agitación interna, psicofísica, que el sujeto no puede superar. Ambos vectores se complementan: agitación psicofísica por un lado y frenado del sujeto en sus actos por el otro.

Intentos de suicidio. Los intentos de suicidio son actos que no se pueden interpretar al modo del sueño. Cuando la joven homosexual se tira a las vías, Freud lo toma como una formación del inconsciente. Hace la relación entre caer, parir, etc. como si fuera un sueño. Pero una cosa es que alguien sueñe que cae por una baranda y uno tome el relato del sueño y lo descifre, y otra cosa es que alguien efectivamente se tire por la baranda, lo cual está más del lado del acto que de la formación del inconsciente. Freud reduce según su método a que todas las conductas del sujeto a descifrados significantes posibles. Este cuadro no es de descifrado, no hay ninguna formación del inconsciente acá. Cuando a alguien le dicen algo terrible en una reunión y se le cae el vaso al suelo, a nadie se le ocurre preguntarle qué asocia con vaso. No tiene nada que ver con la cadena significante. Este cuadro está ligado al actuar y a la presencia del objeto en el nivel de la presentificación de la angustia. Está más ligado al acto, al fantasma y a la angustia, no al descifrado de las formaciones del inconsciente.

Los intentos de suicidio son actos y no formaciones del inconsciente. Si ustedes piensan en el intento de suicidio, se haya matado el sujeto o no, no es lo mismo pensarlo como acting-out que como pasaje al acto. Si alguien se va al cuarto de al lado y se trata de abrir las venas con una cucharita habiendo 17 personas en el otro cuarto, es probable que eso sea un acting out, que está dirigido a un Otro al cual le está diciendo “siento que me traga la tierra, necesito que me agarren fuerte y me traigan a la escena de nuevo”. Ahora, el resultado del acto puede ser que igual se muera haciendo eso, pero no es lo que nos interesa acá. La posición del sujeto en el acting-out es de reingreso en la escena. En el acting out hay una convocatoria. El acting out cleptómano busca la mirada del Otro, sino sería un chorro. Al cleptómano lo ve todo el mundo y está convocando ser visto. En el acting hay un pedido de volver a ingresar en la cadena.

En el pasaje al acto, ya no hay Otro. Se trata de que lo trague la tierra, entonces si alguien se va a otra ciudad, se alquila un cuarto de hotel y se pega un tiro con una escopeta para matarse, ese no está dirigiendo ninguna demanda y no es un acting out. Si de todas formas no logra matarse porque la escopeta se traba, es otra cosa. En un intento de suicidio al modo pasaje al acto, no hay demanda dirigida, por lo que el sujeto ya no soporta su inserción en el Otro y quiere que lo trague la tierra, saliendo de la escena. En el pasaje al acto hay una renuncia al establecimiento del sujeto dentro del campo del Otro.

Hay que evaluar en qué condiciones se da estos actuares para poder definir de qué hablamos, incluso para determinar la gravedad. Los actings pueden ser muy destructivos, porque pueden salir mal. La descripción de las conductas no nos dice por sí misma lo que está pasando. La posición del sujeto se define a través de sus dichos.

Este cuadro tiene diverso valor para el psicoanálisis. La utilidad, a fines de que un análisis se instale, es diverso. Lacan sitúa al embarazo como cercano a la entrada en análisis. Es decir, en el momento en el cual concluyen las entrevistas preliminares y el sujeto se enfrenta a algunas cuestiones de lo personal que lo embarazan, que lo avergüenzan, que lo conmocionan, es una vergüenza productiva que hace que pueda entrar en análisis. Lacan le da más valor al embarazo que a la turbación, si bien la turbación se da en la vida cotidiana constantemente.

Si un analizante, al modo de transferencia negativa, hace un acting dentro de la conducta actuada en transferencia, como dice Lacan, en la transferencia salvaje hay que meter al caballo en el picadero. Hay que tomar la transferencia y trabajar sobre ella. Hay nociones dentro de este cuadro que a Lacan le parecen más útiles para el trabajo analítico que otras. El pasaje al acto no es una de ellas y la turbación tampoco. La emoción de Goldstein tampoco.

Por supuesto, entre nosotros, este cuadro es un poco desprolijo. El impedimento está al lado de la inhibición, el síntoma está ahí en el medio… Hay cosas que Lacan mucho no explica. Este cuadro a él le sirvió para lanzar un montón de nociones. Lo trabajó durante un par de clases, luego lo dejó por otras ocho clases en suspenso. En el seminario, él trabaja pasaje al acto y acting-out, trabaja Dora y la joven homosexual, y luego explica el cuadro en la neurosis obsesiva, no en la histeria. Trabaja el cuadro en relación a la pulsión escópica en la neurosis obsesiva.

Pregunta: ¿Podrías ubicar la depresión en este cuadro?
R.Y.: Me parece que la depresión se trata de un sujeto que se para al borde de los actos del deseo y no encuentra en los objetos del mundo ninguna motivación para ingresar al mundo a desear. La depresión se sitúa antes del punto 0 del deseo. El depresivo se pregunta para qué, si no vale la pena. Se sitúa en el borde externo de la psicopatología de la vida cotidiana. Hay que tener un poco de agallas para meterse con el cuadro, a mi me parece que la depresión queda fuera del cuadro.

La palabra que no aparece en este cuadro es la satisfacción pulsional. En un alto grado de realización pulsional, que uno lo puede pensar como un trazado en acto. Si después que el sujeto realiza el acto y viene angustiado, sería otra cosa. Yo no llamaría acto a eso, como los que fracasan al triunfar. Hay algo que el sujeto no está asumiendo como acto él mismo, sino no quedaría terriblemente angustiado.

Supongamos que hay alguien que los padres querían que fuera médico y el muchacho descubre que le encanta cantar. Da su primer show y le va muy bien. Pero cuanto mejor canta, más queda desprendido del campo del Otro, ya no tiene que ver con el padre y la madre. En un primer show, la realización pulsional está acompañada por un padecimiento del Otro. Cuanto mejor canta él, más huérfano es, está solo en el escenario él con su pulsión, gozando de lo que puede producir cuando canta. Ahí la angustia no es ante la propia pulsión, sino ante la caída del Otro.

Pregunta: Entre el deseo y el goce, está la angustia en el medio.
R.Y.: Si el goce de la satisfacción pulsional está ligado al acto, al trazado en acto pulsional, algo de la angustia tiene que ser resuelto para que el sujeto alcance el goce pulsional más allá de un deseo que se meramente metonimia. Lo que pasa es que este deseo, en la medida que es un deseo en acto, se hace deseo cargado de pulsión.

Pregunta: ¿Cómo entender la inhibición como síntoma puesto en el museo?
R.Y.: El impedimento, que está al lado de la inhibición, es cuestión de todos los días. La inhibición es un listado clasificatorio de los impedimentos. El impedimento, puesto en el museo, es la inhibición.

3 comentarios:

  1. Saludos. Muy bueno el escrito, muy útil.
    Podrías aclarar la palabra "museo" puesto en este contexto? A qué se refiere?
    Gracias

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    1. "Síntoma en el museo" es una expresión de Lacan en el S. X. No explica a qué se refiere, pero algunos analistas lo leen como un síntoma que sirvió como respuesta en algún momento de la vida del sujeto... y ahora permanece como inhibición.

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  2. EN el caso de una persona que mata a otro delante de otras personas es un acting out o un pasaje , como distinguirlo . fue el caso de un personaje protagonista de una mujer en una serie de neflix ( el sinner) estando en una playa con su esposo y su niño , esta madre le estaba dando pedazos de pera a su hijo y se la estaba cortando con un cuchillo y de repente comienza a ver unas parejas que estaban acariciándose y con con poses eróticos y colocan los chicos una canción de rock y esta madre entra en una especie de "angustia" y sale corriendo hasta allá y mata varias puñaladas al chico que estaba con su novia.

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