martes, 25 de junio de 2019

La identificación y sus peligros

La constitución del sujeto en la neurosis está vinculada con la entrada del Nombre del Padre, que es ese significante primordial que ordena la cadena. Hoy tomaremos algunos puntos del seminario de la identificación de Lacan (1961-62) para centrar que la identificación se trata de la relación del sujeto al significante y no reducirla a la versión imaginaria.
Cuando se habla de identificación, se piensa en el otro con minúscula, al que uno se identifica. Por eso hay que diferenciar entre otro y Otro y cómo la identificación se entrama en la constitución del sujeto. El Otro es el lugar al que cada uno se esfuerza por transferir el saber del sujeto. Es, como dice Lacan, el basurero de los representantes representativos de esa suposición de saber y a esto llamamos inconsciente, en la medida que el sujeto se perdió él mismo esta suposición de saber.

Para nosotros los psicoanalistas, un pensamiento comienza en el inconsciente. Toda experiencia del inconsciente es algo que se ubica en el nivel del pensamiento, del que la relación más presente es la pregunta de quién soy. Este sujeto, que es el que Lacan interroga, se articula al sueño “Estaba muerto, pero no lo sabía”, trabajado en entradas anteriores. Lacan allí trabaja el sujeto del enunciado, que es el que habla, y el sujeto de la enunciación, eso que hay que hacer surgir. Entonces, dice que el sujeto de la enunciación no podemos aproximarlo en primera persona, sino que se sustrae, se resta. Para nosotros los analistas, lo que entendemos por identificación es una identificación significante.

Lacan nos propone pensar este concepto en relación a la estructura simbólica. Ahí hace una diferencia importante con los post freudianos. Él va a diferenciar el principio de identidad a la identificación, o sea que la identificación no es la identidad. El significante es fecundo por no ser idéntico a si mismo y se define por su oposición y diferencia con otros significantes. Es ahí donde podemos ubicar el verdadero soporte de la identidad. En la lógica significante, se necesitan al menos 2; el significante nunca se puede leer solo. Siempre está en relación a otro significante. La diferencia no está en lo real, sino en lo simbólico, ya que el significante es el que decide, el que introduce la diferencia como tal en lo real y justamente, en la medida de que no se trata de diferencias cualitativas. El significante, al revés del signo, no es lo que representa algo para alguien, sino que es lo que representa al sujeto para otro significante.

Para hablar de la identificación, Lacan nos va a introducir en el concepto de rasgo unario. Él se basó, para este concepto, en el texto freudiano  “La identificación”, que está en Psicología de las masas. No es el mismo término, pero se basó en que Freud ubicaba que allí había identificación a un rasgo. El rasgo unario es un trazo particular que funda lo Uno y es el soporte del significante. El Uno, como tal, es el Otro. Es soporte de significante. Este trazo podría sustituir a todos los que constituyen la cadena significante. Cuando entra el significante del Nombre del Padre, orada lo real y se instituye el rasgo unario, que marca al sujeto a partir de allí. El rasgo unario es aquel trazo que borra lo figural del objeto, se trata de una marca que implica un borramiento y que esta constituye su función de soporte. Tiene que ver con la muerte de la cosa. este es un concepto estructural que permite abordar a la identificación en el mismo nivel de la constitución del sujeto. La muerte de la cosa es la escisión cuerpo-goce. Entre el significante hay una escisión cuerpo - goce, funda el rasgo unario y es la marca del ideal simbólico de sujeto, de lo que tiene que ver con el deseo del Otro.

El sujeto en el análisis no puede responder a la pregunta de quién habla ahí, ya que el enunciado se diferencia de la enunciación. Quién habla se refiere al sujeto en el análisis, porque el que viene a plantear algo a la sesión no es el sujeto. El sujeto emerge en el análisis, con un trabajo entre enunciado y enunciación. El sujeto del inconsciente no sabe lo que dice ahí donde habla. Entonces, no podemos confundir el sujeto del inconsciente con aquel que emite los enunciados.

El sujeto surge por los efectos del significante. El sujeto no es el significante, sino el efecto del encadenamiento significante. Este concepto es importante, porque el análisis es por el corte en la cadena, por los traspiés, por las interrupciones. Aquel que habla no entiende porqué le salió esto, por qué se equivocó. Es por ahí que se produce el corte en la cadena y es lo único que verifica la estructura del sujeto como discontinuidad en lo real. Por eso se trata de un sujeto dividido, indeterminado, que no se lo puede atrapar con los sinificantes y que se asocia a la función de corte, porque no es por el significante, es por el corte que emerge el sujeto. Se va a producir un corte en la cadena, un traspié y es ahí donde va a aparecer ahí en lo real algo de este sujeto dividido. Entonces, el trabajo con las formaciones del inconsciente es fundamental para la emergencia del sujeto del inconsciente.

El sujeto aparece para escabullirse otra vez. Lacan nos va a decir que lo que constituye la marca del sujeto es justamente su desaparición, en estos movimientos de apertura y cierre, de escabullirse otra vez. Todo lo que nos interesa como analistas en relación al saber, se originan en el rasgo unario. Entonces, el rasgo unario es la marca singular de la entrada del significante en lo real y esto funda la repetición. Esto es porque la entrada del significante en lo real va a producir la represión primaria y esto va a fundar el movimiento de repetición. Es a partir de la repetición que Freud en Más allá del principio del placer, la define como volver a lo inanimado. Esa tendencia, ese camino a volver a la muerte. A eso, a partir de Lacan, lo llamamos goce.

El rasgo unario, ese primer significante, Lacan lo va a llamar S1. Este va a representar al sujeto frente a otro significante, el S2, que constituye la batería significante que forma el campo previamente estructurado del saber. Después tenemos para ubicar qué relación al saber tiene cada estructura. En la neurosis, el saber trabaja y produce pérdida de goce. O sea, más para el deseo. El concepto de objeto a surge en lugar de esa pérdida. esto hace al trabajo del análisis y a la intervención del analista.

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