miércoles, 29 de abril de 2020

La sexualidad de los padres en el análisis de un niño

¿Cuál es el interés en este tema? El primer punto de interés es la metamorfosis de la familia y los efectos de las nuevas configuraciones familiares en la constitución del sujeto. La propuesta freudiana respecto del "Edipo clásico" habla de las figuras del padre, la madre y el hijo. De ese derrotero, salían las elecciones de objeto: la afinidad o la rivalidad con el progenitor del mismo sexo para hacer una elección con el sexo contrario. Esto se complejizó cuando aparecieron nuevas familias, como las familias recompuestas. Aparecen modificaciones al esquema clásico. Entonces, por ejemplo, la niña hace alianza con la madre contra la nueva esposa del padre. O un niño puede decirle al nuevo marido de la madre "vos no sos mi papá", defendiendo a su propio padre. Se producen rupturas entre la reproducción y las filiaciones. ¿Quiénes son la mamá, el papá?

Con los métodos de reproducción asistida, esto se fue complejizando más, disociando reproducción de sexualidad. Para tener un hijo, no era necesario tener relaciones sexuales. Por ejemplo, la inseminación, los vientres subrogados, entre otros. Los psicoanalistas se preguntan:
• ¿Qué pasa con las familias monoparentales?
• ¿Y con las homoparentales?
Los analistas, para no quedar atrapados en cuestiones ideológicas, tratan de ir a la lógica de cada uno de los tiempos de identificación.

Interrogamos qué es un padre y qué es una madre. ¿Es necesario seguir hablando de ellos? ¿Son funciones, operaciones? No debemos olvidar que el Edipo no es el cuento de mamá, papá y el niño, sino que Lacan le dio un estatuto y una lógica que él no abandonó, diciendo que la teoría psicoanalítica podía devenir en un delirio.

Estos temas son debatidos con discursos fuera del psicoanálisis, a veces partiendo de la idea de que el niño sea libre de elegir, considerando a un niño que ya sabe y al que hay que respetar. El psicoanálisis actual discute con teorías vitalistas, que consideran que el niño ya sabe y que es inherente a la vida que él elija y debemos respetarlo en tanto se trata de extractarlo del Otro en sus elecciones. Dentro del psicoanálisis, hay quienes rechazan la lógica del Edipo y proponen renunciar a los términos madre y padre. Plantean que el sujeto que el sujeto responde a la no relación sexual espontáneamente. Es decir, proponen cierto vitalismo.

El segundo punto de interés es la pregunta de por qué incluir a los padres en el análisis de un niño. Hay muchos analistas que trabajan sólo con los padres cuando reciben la consulta por un niño. Consideran que todo aquello que le ocurre a un niño está determinado por los padres. Mantienen una secuencia lineal donde trabajando con los padres no es necesario hacer pasar al niño. Otros analistas, intentando responder a esta perspectiva, decidieron analizar solo al niño y prescindir de la presencia de los padres, afirmando que el niño es un sujeto de pleno derecho que debe ser analizado del mismo modo que un adulto.

Ante estas alterantivas de padres si - padres no, que es una bipolaridad fundamentalista, podemos pensar que el sujeto al que se dirige el acto analítico es un efecto. No es inherente a la vida misma ni responde espontáneamente a lo real. El sujeto es un efecto y se efectúa en tiempos de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario. cada uno de estos tiempos, que no son evolutivos, depende de operaciones que se van a jugar en la dialéctica de la relación del sujeto al Otro. Necesariamente, van a requerir redistribución de goces para poder pasar de un tiempo a otro.

En la relación al Otro, inicialmente, el niño siempre ocupa un lugar en el fantasma del Otro, fantasma donde se sostiene lo que Lacan llamó deseo de la madre. Para que la operación deseo de la madre se realice tiene que entrar una alternancia. Los tiempo del sujeto dependen de la alternancia del objeto: presencia y ausencia. La alternancia del objeto implica una complejidad enorme, porque hay que situar la alternancia de este objeto en cada uno de los tres registros: si funciona como presencia o como ausencia, en lo real, lo simbólico y lo imaginario.

En la letra de la enseñanza de Lacan, él dice que niño está hecho para aprehender algo. Lo plantea en Le nom du père, ¿pero para aprehender qué? Que el nudo se haga bien, que no hay nada más fácil que lo que falla. Nos está introduciendo al concepto de falla, donde puede haberla en el armado del nudo y en la constitución del sujeto de la estructura. Puede fallar, porque el objeto puede funcionar como un tapón en lugar de funcionar como una alternancia. Si los tiempos fallan, es porque hay operaciones necesarias que no se han realizado. De la relación entre los padres depende de que se realicen las operaciones necesarias para los tiempos del sujeto. Hay un tiempo necesario de consistencia del Otro. Las operaciones, además, son contingentes, porque pueden o no realizarse, por ejemplo la transmisión del deseo. Por supuesto, también hay algo del orden de lo imposible en estas operaciones porque siempre queda un resto de goce que arme la estructura. Cuando decimos que algo falla, no hay posibilidad de un nudo perfecto. Hay fallas y fallas y lacan diferencia falla de error en el armado del nudo. Lacan dice que no hay progreso, pero sí hay progresión de los tiempos, que se asienta en la redistribución de los goces.

Esta operación que se realiza del lado del Otro no depende de la buena voluntad de los padres, sino que depende de la donación del intervalo. El Otro puede o no donarlo, para introducir una discontinuidad en los goces, que solo funciona si el intervalo funciona a que haya respuesta del sujeto. El sujeto responde si hay ciertas operaciones necesarias que se han podido realizar.

Como operación esencial, que debe ser escuchado en las entrevistas preliminares, está cómo funcionó el deseo de los padres. Deseo de los padres no es lo que ellos quieren, el concepto de deseo tiene un peso en psicoanálisis porque solo hay deseo si hay pérdida de goce y se sostiene en el discurso, que puede leerse. El deseo de los padres tiene una lógica y no implica el deseo de tener un hijo, sino también el genitivo, planteado como el deseo de los padres en relación a otros goces de su estructura. ¿Cómo se enlaza el deseo por un hijo con otros goces de ellos como hombre o como mujer? Podemos hablar no solamente de deseo de los padres, sino del nudo de los padres, que enlaza el deseo, el amor y el goce de los padres.

¿Por qué los padres en el análisis de un niño? La dependencia real inicial que un niño tiene con el Otro por la indefención con la que nace, la dependencia de la donación de este intervalo, la dependencia real a lo que marca la erogenización de su cuerpo, en las entrevistas iniciales nos permite ubicar qué lugar tiene el niño en el nudo de los padres. Además,
• ¿Qué intervalo pueden donar para que el sujeto pueda responder?
• ¿Qué intervalo entre el niño esperado y el sujeto hallado?
• ¿Qué intervalo respecto a las demanas de goce y de los mandatos de goce que desde el fantasma imprimen al niño para que realice la presencia del objeto?

En las entrevistas preliminares con los padres se trata de delimitar los tiempos del sujeto. Para no quedarnos en un determinismo de si se trata de lo que los padres donan o permiten con su deseo, su goce y su amor anudan, es que también recibimos al niño en estas entrevistas. No se trata solo de los padres, sino de la respuesta del sujeto del niño a los padres.

En las entrevistas preliminares se espera que el analista escuche los mapas de los goces. El mapa de goces no solo considera el plano clásico de mamá-papá-hijo, sino ubicar que cada uno de los términos de estas ecuaciones anudan su deseo respecto de los otros, sino cómo pivoteen en el mapa los goces de los otros lugares que ellos ocupan. Por ejemplo,
• ¿Qué lugar tiene esa madre como mujer para el padre?
• ¿Qué lugar tiene ese padre para el goce de esa mujer?
• ¿Es ella toda madre o hay algo del no-toda que se va a producir como búsqueda de otro goce más allá de la maternidad?
• ¿Hay algo que dé lugar al goce femenino o se queda con el niño como tapón de su fantasma?

El mapa de los goces no se trata solamente de madre y padre, sino de la relación con la mujer y con el hombre y los goces que pivotean y se despliegan en este fantasma. A su vez, hay que investigar sobre la redistribución de goces que se dio en el lugar de hijos que los padres mantienen y el lugar de padres. Muchas veces, la dificultad de sostener la función que les toca cumplir es por estar tironeados desde otros goces.

Nos interesa la sexualidad de los padres. Afinemos nuestros términos: cuando hablamos de sexualidad en psicoanálisis, no hablamos de sexo. Lo que nos enseña el psicoanálisis es que sexos hay dos: femenino y masculino. Hay, aparte de la diferencia de los gebnitales, condicionamientos genéticos, metabólicos y biológicos que hacen que tengamos solo dos sexos. Pero la sexualidad para el psicoanálisis no es el sexo ni responde a esa biología de dos. La sexualidad en el ser humana corresponde a la distinción revolucionaria que Freud planteó como pulsión. En el ser humano hay un mapa de goces diferente a lo que le traza el instinto. Para el ser humano no hay ninguna elección de objeto ni goce trazado por la naturaleza. El instinto tiene un objeto y un fin predeterminado que hace que los animales no se desorienten ni se pregunten, Ya está trazado y así nacen, se reproducen y se mueren.

La sexualidad para el ser humano comienza con la marca del Otro en el cuerpo del sujeto. Lo que Freud llamó trieb (pulsión), fue formalizado por Lcan con una lógica que incluye los matemas que nombran la demanda.
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La sexualidad comienza con la demanda del otro con el cuerpo del infans. Esa demanda, de ninguna manera es del orden de la naturalidad, sino que va a trazar zonas erógenas que modifican radicalmente el trazado natural, hasta de los órganos internos. Vamos a pasar a gozar de elementos variables que no están trazados y que van a proceder por soldadura, produciendo fixierung, fijaciones de goce en el cuerpo, con la impronta de la demanda del Otro, que luego se va a manifestar de un modo automático e invertido. Ya no diremos "Mamá quiere que coma", sino "Tengo hambre". Así como se erogeniza la boca, cada borde de los orificios del cuerpo van a estar marcados para el goce con una demanda, sea el anal, el escópico, el invocante y los genitales, que puede donar o no un intervalo. Es contingente que el Otro done un intervalopara que el sujeto pueda responder a la demanda del Otro, armando la estructura de sostén de sujeto deseante.

El que dice que elige es muy poco libre, porque la sexualidad está marcada por la demanda y los mandatos del Otro respecto a cómo se debe gozar. Son de procedencia psíquica distinta y tienen una lógica diferente si se recibe como demanda o como mandato, porque en el mandato se juega un ideal de goce de cómo se debe gozar fijo e inamovible, respondiendo más a la estructura del superyó. La demanda, en términos de Freud, corresponde al ello. Cuando decimos sexualidad en el ser humano, no hablamos de su identidad sexual, sino de las fijaciones de goce para cada uno de los orificios del cuerpo que el Otro imprime sobre el cuerpo del niño, pero que también lo habita. Cuando hablamos de la sexualidad de los padres hablamos de sus goces pulsionales, de los orificios y los goces en el cuerpo de ellos y cómo se redistribuyen o se fijan en el cuerpo del niño. Hay situaciones donde en lugar de la distribución de goce marcadas por la incompletud (castración), queda como fijación de goces pulsionales de los padres en el cuerpo del niño.

No es lo mismo la sexualidad que la sexuación. La respuesta del sujeto a la sexualidad es la sexuación. Sexualidad son estos mapas de goces ligados más a lo pulsional, a la fijación y a las variables de goce del objeto. La sexuación, como respuesta a la sexualidad, no implica la identidad sexual de los padres. No es algo que se reduzca a si son familias homoparentales, heteroparentales. La sexuación es un concepto ligado a lo discursivo, no a lo que alguien diga si es hombre o mujer. La sexualidad de los padres no coincide con lo que la cultura llama identidad sexual, sino el modo en que los goces del cuerpo se enlazan al deseo y al amor. Estos goces se pueden engarzar a la castración o permanecer sin límites para cada uno de los tres. El analista tiene que escuchar esto: amores sin límites, deseos locos, goces sin freno. No es lo mismo deseo de la madre que la pasión por tener un hijo y veremos si en cada uno de los tres se juega la alternancia.

Estos goces, ligados a la pulsión o a los mandatos superyoicos, son lo que el analista ha de escuchar en las entrevistas preliminares, para poder diferenciar cuándo el niño funciona como un objeto tapón, llamado a realizar la presencia del objeto y deteniendo los tiempos, o cuando ha habido una progresión de los tiempos y luego se produce una regresión sintomática. Cuando lacan plantea que el síntoma del niño está en posición de responder a la verdad de la pareja familiar, está condensando en esa frase muchas de estas cuestiones. El síntoma es una respuesta, que no es lo mismo que realizar la presencia en el fantasma materno. El síntoma implica una diferencia, una no identidad entre el niño y el sujeto. Decir que el síntoma es respuesta a la verdad familiar habla de lo que pasa en esa pareja, en los goces que allíestán anudados o no a el cuerpo del niño o a otro cuerpo. Es por esto que es necesario considerar la sexualidad de los padres en el análisis de un niño. A partir de ese mapa podremos encontrar los puntos de fijación que impiden la respuesta ante el sujeto.

Pregunta: ¿Qué es donar el intervalo?
A.F.: Es donar una falta sobre el cuerpo del niño, que la demanda tenga un fort-da, una presencia-ausencia. Por ejemplo, si la mamá le da el pecho al bebé y no le quita la teta de la boca, no permite que haya una primera respuesta del niño. El niño saca la boca, la vuelve a poner... Es ese entrar y salir.

Pregunta: ¿Qué es la redistribución del goce?
A.F.: Un goce se pierde y aparece una falta. La falta de goce causa el deseo. Es la posibilidad de acceder a nuevos goces, que tiene la condición de perder un goce. Alguien que come todo el tiempo, por ejemplo, no puede hablar ni cantar por tener la boca llena.

Pregunta: ¿Qué es la doble función del objeto?
AF.: Lacan dice que el objeto a fue su único invento. Él habla del objeto como causa de deseo y habla del objeto como plus de gozar. En el primer caso el objeto falta y por eso causa el deseo. En el segundo caso, el objeto funciona como paquetito de goce, que puede taponar el deseo. De estas 2 posisbilidades de presenctación del objeto, se puede engarzar el nudo en el centro... Ahora, Lacan no dice si funciona como presencia o como ausencia y yo traté de pensar cómo era la función de una manera y otra en cada uno de los registros para ver qué efectos tiene. Esto me llevó a plantear que cuando el objeto alterna entre presencia y ausencia, plus de goce y falta, se produce tiempos en el nudo: tiempos de lo real, pasar de un goce al otro, tiempos en la constitución del cuerpo en lo imaginario. Por ejemplo, una coagulación del objeto mirada sobre el cuerpo puede coagular el cuerpo en su crecimiento. Cuando el objeto va y viene, los tiempos se redistribuyen. En lo simbólico es más claro, porque el niño pasa a la palabra, luego a la articulación en el discurso.

Fuente: Notas de la conferencia de Alba Flesler, el 21  abril de 2020 - Centro Dos

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