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Por Lucas Vazquez Topssian
Un frecuente motivo de consulta en la clínica de parejas actual se relaciona con las dificultades en la comunicación entre los miembros de una pareja. Hoy en día consideramos normal y hasta deseable que una pareja hable, pero lo cierto es que esta conducta es históricamente reciente. Según se viene exponiendo, salvo unas pocas excepciones, históricamente hubo muy pocos temas de conversación en común entre un hombre y una mujer, que solían vivir en ámbitos separados.
En el siglo XVIII aparecen el chichisbeo en Italia y el cortejo en España. En el chichisbeo, el marido consentía que caballeros jóvenes y apuestos acompañaran a las damas de la alta sociedad a diversos espacios públicos como fiestas, actos sociales, estrenos teatrales y óperas. El cicisbei le hacía compañía, escuchaba las confidencias y, sobre todo, atendía a su señora en aquello que ésta requiriera. Jamás debía hacer demostraciones públicas de afecto y en los actos, estos hombres se sentaban por detrás de la mujer.
Las mujeres de clases altas, de esta manera, tenían un marido y por otro lado un cortejante. Con el cortejante salían, hablaban, pero con el esposo no. A su vez, el marido podía ser cortejante de otra mujer. Al comienzo, esta institución fue muy resistida, pero un interés económico la volvió muy conveniente: la industria del calzado, la ropa de mujeres prosperó muchísimo. La ópera y otros entretenimientos fueron espacios muy favorecidos por este fenómeno. Estas mujeres, criadas en su casa, tenían profesores para que aprendieran a mantener una charla.
Estas instituciones, no obstante, vieron su final a fines del siglo, cuando la pretendida distancia entre las damas y sus cortejantes se volvió demasiado estrecha.
El amor romántico
Mientras que en siglo XVIII la ilustración transcurría a las luces del conocimiento y la razón, con notables filósofos como Kant, David Hume, Adam Smith, el final de ese siglo y el comienzo del siglo XIX, trae al romanticismo, que le da especial importancia a los sentimientos. Mientras el yo del siglo XVIII estaba subyugado a la universalidad de la razón, la fantasía y los sentimientos le dan una nueva autonomía. En ese sentido el romanticismo también es una reacción al racionalismo de Descartes. El movimiento se extendió por toda Europa y enalteció valores como lo diferente, la originalidad, lo inacabado, lo subjetivo, la libertad individual.
Entre todas las producciones del romanticismo, aparece la idea de amor romántico. La idea del amor libre en contra de las reglas del matrimonio (sobre todo el matrimonio arreglado) es romántica. El amor romántico idealiza al amor, que está por encima de todos los demás sentimientos y del deseo sexual. Se trata de un amor para toda la vida, exclusivo, incondicional, sacrificial, de súbito inicio, complementario, simbiótico y totalizante. Es una concepción que nos recuerda al mito de los andróginos partidos a la mitad por Zeus, que Platón relata en El Banquete, donde el ser humano actual, “no es más que una mitad de ser humano, que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos”.
En la literatura romántica, que es basta en su producción, lo imposible se juega por fuera de la relación y no en el entre dos. La relación se transforma en imposible, ya sea por una enfermedad, la diferencia de clase o cualquier otra circunstancia externa que impide la anhelada unión. Nunca se trata de que algo sea imposible en la pareja. Las heroínas literarias como Julieta, Melibea, la Dama de las Camelias, entre muchas otras protagonizan estas historias tremendamente sufrientes.
Conclusiones
El recorrido realizado muestra, al menos de manera parcial, las distintas coloraturas del narcisismo, el sexo y el amor a través de distintas épocas, de manera que los significantes epocales fueron definiendo determinados modos de relacionarse con el semejante. Algunos han quedado en el recuerdo de la historia; otros, perduran hasta el día de hoy.
Queda pendiente un análisis del amor en la época actual, la del post-capitalismo. Con las transformaciones del mercado capitalista se ha modificado el equilibrio de fuerzas entre hombres y mujeres y este hecho merece un desarrollo más profundo. Brevemente, se puede decir que el discurso capitalista forcluye los temas del amor y decreta que todo es posible, que todo se puede conseguir y tener. El sujeto, para el discurso capitalista, es considerado un objeto a consumir y a consumirse. Hay un empuje al goce absoluto y a la consumición de objetos. Lacan anticipó esto en El reverso del psicoanálisis, indicando que el mundo se estaba transformando en un mundo de letosas y gadgets. Nos encontramos con una falta de deseo sexual en parejas jóvenes, un afán de tenencia material, apresuramientos que no permiten llegar a un acto verdadero, donde el sujeto (como efecto) se pierde es pos de un consumo, muchas veces, pobremente limitado.
Lacan dijo que el psicoanalista que no podía leer los significantes epocales pierde su rumbo. Todo este trabajo ha sido un intento de puntuar los significantes epocales que se toman como naturales. ¿Qué sería lo esencial del amor para el analista? Que estos agregados ideológicos estuvieran en suspenso. Con Lacan podemos decir que el amor, en su forma mínima, se trata de una demanda presencia pero también la ausencia. Hay una reflexión de la filósofa María Zambrano, que fue la primera mujer que recibió el premio Cervantes en 1988. En el discurso de agradecimiento, ella dice que Cervantes:
Encontró así la identidad de la persona amada. Y aquella mujer, Aldonza, tenía más realidad que ninguna de las que había visto y entrevisto; era arisca, irreductible, exenta; nunca se ausentaba; diríase que estaba privada de algo tan común a todos los seres y cosas como la ausencia.
Por eso necesitó inventar a Dulcinea, inventar la posibilidad de la ausencia.
Cervantes conoció, pues, la inexistencia del amor: la inexistencia del amor en forma de mujer inexistente. No podía ser suya ni de nadie; sólo tenía que aparecer, que mostrarse, que ser llevada a la inexistencia del arte, lugar donde se es revelado sin ser poseído, en un remedo humano de la comunión.
Bibliografía:
Davidson, James (2009) “The Greeks and Greek Love: A Bold New Exploration of the Ancient World”. Ed. Hardcover – Deckle Edge
Platón, “El Banquete”
Aristófanes (1999) “Las Tesmoforias. Introducción, traducción y notas de Luis M. Macía Aparicio.” Ed. Ediciones clásicas
Borges, Jorge Luis (1990) “Borges Oral” Ed. Alianza
Di Pietro, Alfredo (2005) “Derecho Privado Romano” (2° Edición) Ed. Depalma
Griffin, Susana (2007) “Las Cortesanas” Ed. Byblos
Verdú, Rafael (2021) Artículo: “Jarchas mozárabes, los incómodos versos románticos que cuestionan el origen del castellano desde Córdoba”, publicado en ABCcórdoba
Kamen, Henry (2011) “La Inquisición Española. Una revisión histórica” (3ª edición).)
Bosch Carrera, María Dolores (1991). “Chichisbeo y cortejo, los antecedentes neoclásicos de una moda romántica”.
Pilar Sanpedro (2005) “El mito del amor y sus consecuencias en los vínculos de pareja”
Archivo RTVe (2014) “Discurso María Zambrano, Premio Cervantes 1988” disponible en https://www.rtve.es/rtve/20141021/discurso-maria-zambrano-premio-cervantes-1988/1033544.shtml
Freud, Sigmund (1912) Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa (Contribuciones a la psicología del amor, II)
Freud, Sigmund (1914) “Introducción al narcisismo”
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