domingo, 20 de noviembre de 2022

¿Legitimar las practicas del psicólogo en la escuela o construirlas críticamente? -Chardon-

 Actitud respetuosa:

  • Significa priorizar el aspecto participativo, de cooperación horizontal y de reflexión critica.


  • Forma parte de una concepción de trabajo.


Las acciones están guiadas por “valores” que son el fundamento de las mismas: respeto mutuo, aceptación de las diferencias, aceptación del derecho a la disidencia, saber escuchar, poder escuchar, mantenerse en un plano de horizontalidad con el/los interlocutores.


La metodología de trabajo, la posibilidad de pensarse como sujeto-objeto de la transformación implica una toma de posición, en tanto produce una reflexión permanente acerca de lo que se hace, se produce y sus consecuencias. Implica valorizar al otro, sea docente, directivo, padre, portero, como sujeto poseedor de saberes que nos interesa conocer.


Modelo de trabajo: Es participativo en la medida en que se tratan de tener en cuenta las opiniones y sentimientos de los distintos actores que conforman la institución.


En diferentes estudios realizados, se observa que las personas que más participan en la solución de los problemas que se presentan en un contexto determinado, tienen que ver con un sentido de pertenencia al lugar o comunidad de la que se trate.


Hagamos un poco de historia.


La institución escolar, si bien fue un espacio donde se realizaban practicas psicológicas, no eran estas consideradas muy prestigiosas.


Las practicas realizadas consistían en diagnosticar. Casi quedaron circunscriptas o reducidas a esta única y repetitiva tarea. La consecuencia fue etiquetar y establecer quiénes podían seguir en lo que la escuela consideraba “normal”. Los otros eran categorizados como disléxicos, disortograficos, hiperquinéticos.


La categoría de normal y patológico se constituyeron en sutiles dispositivos de expulsión, que prontamente fueron naturalizados.


Durante algún tiempo se trabajo en las escuelas desconociendo la especifidad de la institución educativa, homologando todas las practicas psicológicas a un solo modelo de trabajo.


La psicología se convirtió en el instrumento que legitimó la exclusión de los diferentes de un sistema educativo, que hacia de la homogeneidad su credo, mediante la medida individual de las capacidades “naturalmente” diferentes. Convalidó con la medición (elemento por excelencia del modelo positivista de la ciencia) la expulsión de los distintos de esta institución.


Recién a fines del siglo pasado y principios de este se generaliza la escuela gratuita, graduada y obligatoria. Los miembros de las clases populares son pensados por primera vez como sujetos educativos.


La conjunción entre la aparición de la escuela obligatoria y la aplicación del modelo positivista, produce dos categorías nosológicas que son propias de las instituciones educativas: “niño con problemas de aprendizaje” y “niño con problemas de conducta”.


Estas dos etiquetas encubren las dificultades del sistema para la inclusión y permanencia de todos los niños en la escuela. A los diferentes se los estudia, diagnostica y separa de la institución, no sin antes culpabilizarlos por la situación.


Los psicólogos formados en el modelo medico hegemónico comienzan a trabajar con estos pacientes individualizados en el interior de la institución educativa. Vuelve a un terreno conocido, el de la patología, no importa que la institución ya no sea el hospital, se reniega de la especificidad de la institución educativa. Los lugares de trabajo son homologados a hospital / consultorio y las personas consultantes a pacientes.


Algunos ejes para pensar otras formas de practicas en la institución.



Pensar al psicólogo en la escuela desde la prevención, es construir un espacio y un lugar diferente al de la lógica hegemónica. En la tensión entre las teorías de la reproducción y las de la resistencia, creemos en la posibilidad de que se creen intersticios, polos de oposición y trabajo común, solidario, que pueden ser aprovechados para trabajar en esta línea.


Así, el psicólogo puede ayudar a pensar y anticiparse a los hechos antes de que sucedan, puede promover acciones para una participación más efectiva de los diferentes colectivos: docentes, padres y alumnos.


Plantea también una relación de horizontalidad con el docente que consulta, tomándolo como un profesional con saberes propios a partir de su formación y experiencia, que hay que valorizar, para que se incluyan en la reflexión.


Desconstrucción de lo obvio.


Es desarmar lo que se ha naturalizado. 


La naturalización hace que las situaciones, hechos, categorías, se tornen invisibles y, por lo tanto ocultas, de manera que aquello que tiene un origen social e histórico, aparezca como algo del orden de la naturaleza, de la biología, que ha existido siempre.


Centrar la mirada en lo obvio supone:


  • 1°: Prestar atención a aquello que no llama la atención.

  • 2°: Pensar y reflexionar acerca de las categorías que utilizamos y sus implicancias.

  • 3°: Comenzar la tarea de separar las capas ocultas tras lo obvio.


Volver a darle visibilidad, poner en foco todo esto, supone pensar en los aspectos de la vida cotidiana que se dan por hechos y que en general no son tenidos en cuenta.


En las escuelas y en las familias hay una marcada tendencia a mostrar que no hay problemas, mas que a destacar qué se hace cuando se presentan problemas.



Objetivo de la desconstruccion: Es contribuir a una comprensión mas profunda de las interrelaciones que se dan en las escuelas.


No quedar entrampado en lo obvio. Permite individualizar cada uno de los sistemas de significaciones que se estructuran mutuamente.



Es posible pensar sobre la demanda: quién demanda y para qué, desde qué sector de la escuela proviene esa demanda (directivos, docentes, padres, alumnos, personal auxiliar)


Crear un espacio que interpele nuestras teorías y permitirnos practicas mas allá de las recetas estereotipadas, es un reto y al mismo tiempo provoca incertidumbre.


Para ello es también necesario estar actualizados en los documentos sobre Educación, las políticas nacionales e internacionales en temas de Educación y Salud, los temas de gestión de la educación y la bibliografía reciente acerca de cómo se aprende.


El lugar de la ética y las practicas.


Los alumnos de 7° hicieron una “manteada” a un compañero, que terminó con una costilla fracturada.


¿La demanda acerca de la intervención implica necesariamente encontrar quien fue? ¿Individualizar él o los culpables nos libera de poder analizar con los alumnos, los maestros y los padres, las consecuencias que un hecho como tal acarrea?


En este caso, una posible línea de trabajo pasa por trabajar con todo el grupo, no solo con aquellos que se levantaron cuando la Directora y la maestra preguntaron en tono culpabilizador: “¿Quién fue?”.


“¿A quien cuido cuando callo?” fue la frase con la que se trabajó en ese grupo. ¿Qué defiendo cuando no digo quien fue? ¿Quién defiende al agresor de su propia agresión?.


Preguntarse en ultima instancia por el papel que desempeñamos en la institución, de qué manera está reglado de antemano y cómo a partir de nuestra reflexión critica se puede contribuir a la construcción de una intervención más creativa, que tenga en cuenta la complejidad del hecho educativo y deje de lado la receta y la prescripción fácil, que tenga en cuenta la construcción conjunta con los docentes, los alumnos, los no docentes y los padres.

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