lunes, 14 de octubre de 2019

Neurosis narcisísticas: fracasos del fantasma.

Apuntes de la conferencia dictada por Silvia Amigo, el 04/09/2018.

Cuando empecé mi práctica en el hospital, me vi confrontada con un tipo de pacientes muy graves, que es la especie de sello de mi investigación, en la clínica de los fracasos del fantasma. Para ese momento y ahora también, yo tenía por cierto que las estructuras clínicas eran 3, de acuerdo al tratamiento que el sujeto podía darle o no darle al Nombre del padre. Falo y nombre del padre no tienen que ver con el patriarcado: son operadores estructurales muy anteriores a Freud.

• La forclusión, repudiación o rechazo (verwerfung), la falta de incorporación subjetiva producía la psicosis.
• La renegación “conozco la ley para trampearle mejor” de la perversión. No suelen consultar, excepto que se les rompa la escena.
• La represión y su actuación en el inconsciente para la neurosis.

Yo rechazaba la noción de borderline kleiniana, no porque ella no tuviera aportes importantes, sino porque el borderline era un neurótico con núcleos psicóticos y comportamientos perversos.

La clase de pacientes que recibía nadie los quería tomar. Características:

• El discurso estaba ordenado y no había fenómeno elemental. No había alucinaciones ni delirios. Es decir, lo simbólico no estaba des-encadenado de la cadena significante. El discurso daba todas las muestras de tener una legalidad.
• Habían cosas locas. Erráticos en su vida.
• Había un tratamiento del cuerpo complicado. Comían mucho o nada, como en la anorexia.
• Pacientes actuadores, que iban por la vida de acting en acting.
• Algunos habían recurrido a pasajes al acto, ya sean graves como en el suicidio o menos graves. Los pasajes al acto no tienen porqué ser siempre suicidio u homicidio pasional. El pasaje al acto es la ruptura de la escena que nos sostiene en el mundo. Si yo ahora en la conferencia empezara a maldecir, sería un pasaje al acto. Eran pacientes que mandaban al diablo al jefe, o en las reuniones familiares.
• Consumo de sustancias legales e ilegales de forma tal de violar la dignidad y la integridad del cuerpo.
•  En relación al otro no tenían un delirio, como en la psicosis, pero si lo que en psiquiatría se llama sensitividad. Sensitividad es que todo lo que el otro hace, incluyendo al psicólogo, era malísimo o buenísimo. Tenían lo que hoy el New Age llama relaciones tóxicas, con la pareja, con los hijos.
• No lograban estabilizar un lazo con el otro, con el semejante, ni con su propio cuerpo.

Los analistas, malignamente, los declaraban inanalizables. Yo me preguntaba, habiendo 3 estructuras clínicas, ¿dónde ubicar a estos pacientes? Según el discurso eran neuróticos, por eso yo mantuve eso, pero por alguna característica peculiar estos pacientes se diferenciaban de la neurosis de transferencia habitual. En la neurosis de transferencia habitual, el paciente puede soportar el dispositivo analítico, no llama al analista todo el tiempo por lo que le pasa, no consume sustancias alocadamente, puede tener una crisis pero no vive en crisis… En cambio con estos pacientes no se les puede pedir “asocie” y uno hacerse el muerto. No hay ninguna posibilidad, entonces el paciente empeora, o se queja, o se iba por donde llegó. Pensemos en lo niños: uno no los pone en el diván, sino que les da la caja de juegos, hojas y crayones. A los psicóticos nadie los pone en el diván tampoco para que asocien y sin embargo el analista es analista con los niños y con los psicóticos, resulta que el analista adapta el dispositivo a la estructura clínica y no pide que la estructura clínica se adapte al dispositivo. ¿Cómo podía haber un dispositivo que a esta gente le viniera bien para hacer algo con ese sufrimiento?

Yo había leído algo en Freud, que era algo en relación a la nosografía en Freud. Más tarde, supe que Lacan enseñaba a debilitar la ecuación. Una ecuación se debilita al no considerar que sea falsa. Por ejemplo, la premisa “hay 3 estructuras clínicas”. Debilitar esa premisa no quiere decir que sea falsa. Sigue siendo cierta, pero se debilita. Hay algunos casos en que la ecuación no se verifica y Lacan dedicó un seminario entero a la forclusión sin desencadenamiento, que es el caso Joyce. Ese seminario se lo dedica a estructuras clínicas subsidiarias de la forclusión que aún así no desencadenan: no tienen fenómeno elementales, a saber:

• Desencadenamiento de lo real, no hay fenómeno de pousse-à-la femme (empuje a la mujer), que es es el empuje a La mujer sin tachar. Es la idea de que el goce es depredador, ya sea el goce erotómano o persecutorio del partnaire.
• Desencadenamiento de lo simbólico, que es delirio
• Desencadenamiento de lo imaginario, que es la pérdida del cuerpo.

Lacan mismo termina la obra pasando del Nombre del Padre singular a los nombres del padre, a debilitar la fórmula por el lado de la forclusión. Va a plantear, durante todo el seminario, ¿estaba loco el irlandés? Se lo pregunta porque parecía una verwerfung.

Ya Freud había hecho un cambio en su nosografía. Hasta 1915, Freud planteó que existían las neurosis de transferencia (histeria, neurosis obsesiva y la fobia) y las neurosis narcisistas, que eran las psicosis. Hasta esa fecha, las neurosis narcisistas eran psicosis. En 1919, cuando termina la Primera Guerra Mundial, los psiquiatras alemanes son llamados para tratar a los traumatizados de guerra, “los locos de la guerra” y trabajan con personas que no han sufrido daño físico, pero han quedado con el sueño reiterado del bombardeo o el sueño reiterado del compañero de armas explotando en pedazos. Lo que Freud ve en esos pacientes es lo mismo que ve en pacientes que nunca fueron a la guerra, que va a llamar traumatizados en tiempos de paz. Son neurosis traumáticas en tiempos de paz, donde él va a hacer una nueva nosografía: va a hablar de neurosis de transferencia, psicosis y las neurosis narcisistas como dependientes de un trauma específico, que no es un trauma físico. Los traumatizados en tiempos de paz, lo pueden leer en los simposios de las neurosis de guerra, donde Freud modifica su nosografía y va a decir que en estos pacientes el trauma fundante es la liebe versagung (frustración o rehusamiento de amor). El rehusamiento de amor hace que el objeto quede enclavado en el yo y que la pulsión altera su mecanismo, invistiendo al yo y sintiéndose esa investidura del yo golpeando al yo como dolor psíquico.

Cuando yo empecé a ver estos pacientes, me sirvió interrogarlos, en lugar de esperar a que me hablen, porque no podían. Preguntaba yo y fuimos sacándolos de la urgencia de sus impulsiones y sus actuaciones. El motor básico de estos tratamientos no era tanto la interpretación (porque habían pocas formaciones del inconsciente) sino la construcción. La reconstrucción de una historia. Hay una diferencia entre saber lo que a uno le pasó y haber pensado lo que uno sabe. Uno sabe que nació en tal lado, que su familia es tal, etc. Otra cosa es pensar esos datos de la realidad. No es lo mismo saber que pensar lo que uno sabe.

Con años de trabajo con estos pacientes y junto a colegas, llegué a hacer una formalización. Es el resultado de un trabajo clínico que además me enseñó que la clínica es soberana. Los signos, síntomas y el relato del paciente valen más que los signos objetivos de los que uno puede echar mano igual, como el diagnóstico por imágenes. Hay que escuchar y observar, la clínica es soberana. Freud también decía que no hay que ocupar una masa de saber, sino escucharlo. Suspendí mis juicios sobre la tripartición, cosa que vale, porque en estos casos hay alguna falla de algún nombre del padre, no de todos, pero no creo que la tripartición deba volar por los aires, como piensan muchos lacanianos después de haber leído el seminario de Joyce. Hay un desvío de pensar que cualquier anudamiento da una mentalidad neurótica. En la mentalidad de Joyce mostrada por Lacan no hay una mentalidad neurótica, si bien no hay desencadenamiento.

¿Cómo viene un niño a esta vida? En una maternidad normativa, un niño viene a la vida porque a alguien le hace falta. Lamentablemente, esto no siempre es así, pero veamos primero lo que pasa en la maternidad normativa y luego cómo se desvía de la norma una maternidad.

Se encarga a un niño porque a alguien le hace falta. Incluso siendo un embarazo azaroso, la madre puede decir que le hace falta ese niño. Normativamente, Freud dio una ecuación que Lacan va a sostener: el niño equivale al falo faltante en la madre. Aclaración: hay una crítica muy importante del movimiento feminista diciendo que esto es una noción patriarcal o machista. Los homo sapiens, que somos una especie de mamíferos superiores, no somos la primera especie casada con el lenguaje. Lo antropólogos saben que otra especie de mamífero superior del género homo se casó con el lenguaje. Cuando una especie de casa con el lenguaje, aparecen las nociones de madre y padre. Una perra tiene crías, les da de mamar y cuando termina el período instintual, el perrito que tuvo puede copular con esta perra. ¿Es un perverso el perrito? No, porque no habla, no puede ubicar “es mi madre”. El linaje es algo del lenguaje y recién ahí se reconoce que por el cuerpo de la hembra alguien puso la semilla. En el período que media entre la cópula y el nacimiento, para el animal, no hay un período donde el “padre” tenga algo que ver, porque no hay padre en el reino animal. El casamiento de una especie con el lenguaje trae la prohibición del incesto, va a venir porque hay lenguaje y porque solo así se puede decir “Esta es mi madre y este también es mi padre”.

El falo aparece como la causa del engendramiento y aparece como significante mayor en el lenguaje con el que se casó una especie. El falo no es el pene. Desde el paleolítico inferior el género homo era cazador-recolector y nómade. En cuando hay ciudades, que es durante el paleolítico superior hay homenajes al falo: obeliscos, cúmulos, pirámides, como en la isla de Pascua. No se trata de homenajes al pene, sino homenajes al poder de dar vida, que no tiene que ver con el instinto, sino con un símbolo sagrado. Sagrado viene del latín sacro, que quiere decir separado. Separado de los usos profanos. En Grecia, en el panteón griego, están los dioses del goce. Los dioses de la ley son los de la religión monoteísta, según trabajó Freud al decir que el primer pueblo que adopta a un dios monoteísta es el pueblo judío. Luego viene la universalización del monoteísmo, que es el cristianismo. Ya en el panteón griego, los dioses del goce tenían el falo como el órgano de cópula posible, pues estos dioses podían cometer el incesto. Eran inmortales, por lo tanto los dioses griegos y los romanos no conocían ni la muerte ni la castración. En la polis griega, para los humanos el falo se transforma en el interdictor de jugar a los dioses. Los humanos mueren y no pueden copular con su progenie o su linaje. El falo se hace símbolo sagrado, es decir, separado de su uso profano, de la imposibilidad de que el cachorro humano -citando a Freud- esté al servicio sexual de la madre. Freud dice que si no fuera por esta ley, que la da el lenguaje pero que debe ser incorporado por cada sujeto, el sujeto no podría ser apartado de la cosa incestuosa. Por ejemplo, cuando yo hablaba del repudio de la psicosis es que este lenguaje no puede pasar al inconsciente. Él no lo identificó, por lo cual vive perdido en el goce de la cosa.

Volvamos a estos pacientes del que les hablaba. Yo al principio conocía un operador, que era el Nombre del Padre, según me había sido enseñado. En ese momento, era singular. Conocía la metáfora paterna como el operador distribuidor de las estructuras. El padre no es un señor con pene que anda por la casa, sino el nombre que dice que el niño no es solo de la madre, sino que nace de una unión con algo que viene de afuera del cuerpo de la madre. Las grandes pasadoras de la ley del falo son las madres. Si en la madre no figura en su propio inconsciente esa ley para ese hijo determinado, la ley no pasa. Es la madre la que da curso a esa ley. El falo se transforma en aquello que los dioses del goce pueden y los humanos no podemos y el nombre del padre es el que asegura la interdicción de la cosa materna, el que hace que el das-ding, la cosa incestuosa que está en el proyecto de Freud, no sea accesible. Si tenemos un motor para desear algo es porque se nos está impedido el goce absoluto de la cosa.

Estos pacientes tenían un discurso que daban muestra del respeto por esa ley. Esa ley se ve en cómo uno habla, cómo uno se dirige a un punto significativo de la frase. No se trata de un respeto por alguien. ¿Pero cómo podía ser que esto se diera combinado con una operatoria narcisista tan mal articulada? Veamos la metáfora paterna y lo que agrega Lacan como valor del niño. Lacan mantiene la ecuación freudiana, pero va a añadir un valor del niño:

• El niño es falo como significante de la falta en la madre.
• El niño, además, es un objeto a. Es un objeto para los bolsones de goce conscientes e inconscientes en la madre.

El tema es si el niño es un objeto a marcado fálicamente o no. No hay manera de que un niño sea traído a la vida si no nos reportara algún goce. Jamás nadie se ocuparía como se tiene que ocupar de un hijo si no reportara algún goce. El tema es si ese goce va a tener un límite. Hay una paradoja de la que hablé el año pasado acá. Lacan hablaba de la madre cocodrilo, donde el falo era el que mantenía abierta la boca del cocodrilo. Normalmente las madres tienen mala fama y se las culpa de todo, pero si el cocodrilo no apeteciera del niño, el niño, ¿se sentiría apetecible? ¿Tendría algún valor? A la vez, si el niño se tragara al niño, ¿no quedaría muerto en las mandíbulas? La paradoja del cocodrilo es que tiene que apetecer al niño, pero no tragarlo. Es como encargar un catering y no comer.

Decía que el operador que yo conocía en ese momento era la metáfora paterna, con la que Lacan había distribuido inicialmente la tripartición neurosis - psicosis - perversión.



Hay un deseo de la madre (DM) si la madre es deseante, porque hay madres que son puro goce. Contar con el deseo de la madre es una suerte con la que no siempre se cuenta en la clínica. El nombre del padre (NP) va a metaforizar el deseo de la madre. El goce de la madre que traga y goza no es metaforizable. El deseo de la madre tiene un significado X angustiante. El niño no sabe qué quiere. El nombre del padre pasa ese significante fálico a ser un significante maniobrable, de lo que resulta que el Otro materno queda dividido por el falo y no saturado por el falo.

Cuando Lacan plantea la metáfora paterna por primera vez, aún no tenía formalizado el objeto a. Recién lo empieza a formalizar en los primeros seminarios de la angustia, cuando él habla del objeto a como la parte no simbolizable del Otro, es decir, la parte que el Otro no puede colonizarme a mi por completo por tener algo real ni yo puedo incorporar al Otro completamente. No puede haber tragamiento mutuo entre el Otro y el niño que nace de ese Otro. El niño es falo como significante de la falta en el Otro si en el Otro hay una falta que el niño puede identificar. Ustedes me pueden decir que el Otro siempre está en falta, pero no es cierto que el niño siempre pueda identificar la falta. Para que pueda hacerlo, el Otro no puede estar tragándolo. Si lo está tragando, no puede identificar la falta porque el mismo niño la está taponando. Si el niño entra también como objeto de goce en lugar de entrar en lo que Lacan llama el vacío de la cosa, entrando como un objeto que nada en el vacío… En el seminario de un otro al Otro él habla de una vacuola donde el niño entra rodeado o auroleado por el significante de la falta.

Lacan más tarde va a hablar de otros nombres del padre. Freud dio mitos del padre que Lacan va a respetar: el mito de Edipo, el mito de Totem y Tabú y el mito de Moisés y la religión monoteísta, totalmente discutido por los judíos. Lo que Freud acá intenta decir es el costo que tuvo para la humanidad el aceptar un Dios de la ley en lugar de los dioses del goce. Lacan va a dar escrituras del padre:

La metáfora paterna. Cuando Lacan la formaliza, no tiene teorizado al niño como objeto a.

El par ordenado significante unario - significante binario, donde él va a decir que además de identificar el agujero del Otro para poder hacer una primera identificación, el niño tiene que identificar la partícula sin sentido de la demanda de la madre ,que le permita saber algo que es muy importante: darse una respuesta de qué objeto fui para el Otro. La alienación en el campo del Otro se hace entrando en el campo del Otro, ahí donde al Otro le falta algo. Así como uno entra a un hotel porque hay un cuarto vacío. Si no hay cuarto vacío, uno no tiene donde alojarse. Uno se aloja en el Otro, si hay un lugar vacío que lo aloja a uno. Por supuesto que en el hotel uno paga, con lo cual el hotelero goza de nosotros, pero también aloja. La madre aloja al niño en el lugar vacío, del cual va a gozar no-todo. Uno entra alienándose al campo del Otro como un objeto, por eso Lacan en el seminario de La lógica del fantasma dice que hay un pasaje al acto normativo, que es el momento el que el niño se arroja a caer en el campo del Otro. En ese momento no habla, es un objeto. Si tiene suerte, marcado fálicamente (marcado por una aureola de vacío).

El tema es que el niño, para orientarse en el campo del Otro, tiene que haber podido deducir fantasmáticamente qué clase de objeto era para el Otro. Para lo cual, tiene que poder interrogar al Otro. ¿Cómo lo hace? Molestándolo, haciendo sueños, jugando, portándose mal, se va poniendo en juego en esa cosa lúdica. Si el niño molesta de chico y el adulto a cargo tiene la paciencia y las ganas de dejarlo jugar para que el niño se dé una respuesta fantasmática -la fantasía es la elaboración psíquica de la pulsión, que es demanda del Otro- y se conteste con un fantasma estabilizador qué objeto soy para el Otro. El fantasma es la respuesta que el niño se da, si puede, a la pregunta por el deseo del Otro. ¿Quién soy para vos? ¿Qué clase de objeto soy para vos? Es la pregunta del amor, qué es uno para el Otro.

El sujeto infantil entra en la latencia cuando ha podido orientarse en esta pregunta de qué es para el Otro. El fantasma es una fijación en esa respuesta. Sabemos que el fin de análisis implica atravesar el fantasma, si, pero primero hay que tenerlo. Toda la latencia es el momento en que el chico se ha contestado qué objeto es para el Otro y está tranquilo: puede ir a la escuela a aprender y saber en su yo cómo fue nombrado en su narcisismo, porque el primer objeto -dirá Freud- que se le da al ello, que es la madre que habla, es el yo del niño.

En narcisismo del chico se tiene que armar, preferentemente, bajo una forma amable. Como dice Freud, la fórmula es que la madre considere a hijo como his majesty the baby, como dice Freud en Introducción al narcisismo. Si bien el objeto para el cual el niño fue convocado fue bastante menos majestuoso, Lacan va a decir que detrás de las ropas de su majestad el bebé está el harapo, que puede ser el objeto de goce más parasitario y podrido que hay en la relación con el Otro. Se puede salir a la vida y a la exogamia cuando uno se considera un objeto amable. El segundo momento que Lacan va a proponer en en el desplazamiento del rasgo unario, flor de lo simbólico, S1 - S2, hace a la vez de marcador del objeto que fui. Recuerden que para Freud el rasgo unario señalaba el rasgo que uno retiene cuando abandona una relación de objeto. Para poder establecer, hay que poder detectar y abandonar esta relación de objeto incestuosa. Los primeros deseos son incestuosos.

El narcisismo se constituye normativamente cuando la atribución narcisista fue amable. Cuanto menos amable es, cuando más mal dicho está el narcisismo, más difícil es alejarse de la madre. Si el niño se siente estúpido, feo, tonto, mal vestido, torpe, etc. es probable que se quede más tiempo con la madre. El fantasma fracasa cuando el sujeto no se puede orientar en qué objeto es para el Otro. Hay fracasos del fantasma que pueden ocurrir en las neurosis habituales de transferencia, cuando existe lo que se llama crisis. Por ejemplo, un divorcio, una crisis, una quiebra económica hace que uno no sepa ya lo que era para el Otro. Se trata de un momento de desestabilización fantasmática.

Estos pacientes, habían entrado en el campo del Otro, habían recibido una atribución fálica, pero no sabían qué objeto eran para el Otro y sentían su narcisismo como algo abominable. Están complicados en su valencia narcisista y todo el tiempo están preguntándole al Otro que soy para vos. Ese objeto abominable enclavado en el yo hace que estos pacientes anulen el dolor psíquico que produce todo enclavamiento del objeto en su faz no amable en el yo con sustancias, con comida, con pasajes al acto que rompen las escenas que los sostienen en la vida, que hacía que no pudieran replantearse qué objeto eran para el Otro primordial y sus heredederos, los otros de la vida: la pareja, el mejor amigo, los hijos. Muchas veces tienen relaciones complejas con los hijos porque les piden un resarcimiento de los que le faltó en momentos fundantes.

¿Qué hace que una madre no trague al niño? Si se lo traga, hay una psicosis. Si el niño es regurgitado todo el tiempo en las fauces del Otro sin ser tragado ni poder salir a la exogamia, hay un fracaso en el fantasma, que es una brújula que orienta y fija una respuesta (coagulada, por eso hay que atravesarla al final del análisis). En esas madres ha predominado, inconscientemente, sin propósito malévolo, el uso de ese chico como objeto de goce y no como objeto de amor. El amor permite al goce condescender al deseo. En el seminario Ancore, el amor real tiene un gran valor para Lacan. El amor, ya sea por el niño pero también del partenaire, hace que uno pueda dejarlo ir en lugar de gozar de él. If you love somebody, let him free. Se trata de una madre que no termina de tragar y donde el punto en el que el chico se queda trabado en ese intento de tragamiento haciendo que no se puede orientar, porque no le da tiempo a contestarse y tranquilizarse con una respuesta fantasmática qué soy para vos.

El fantasma se estaciona en eso que Lacan dice en Los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis que es el primer objeto del fantasma. Primero, quiere decir que hay segundo, tercero y cuarto… El primer objeto que el niño propone al deseo del Otro es su propia pérdida, su propia desaparición. ¿Puedes perderme? Es un fenómeno que se nota en la patología clínica, aunque más no fuera en la anorexia mental, en la anorexia vera. La anorexia es un fenómeno de cualquier estructura clínica, epifenómeno de la psicosis, epifenómeno de la histeria, pero también pueden haber anorexias veras, donde el único recurso para faltarle al cocodrilo, es ir muriéndose y comiendo nada, haciéndole falta y desapareciendo de la escena del mundo. Hay un chiste de un chico que se pierde de una madre que lo ama en la tienda de Harrods, entonces está tan seguro del amor de su madre que le dice a una señora “¿Usted no vio a una señora que le falto yo?”.

Esa seguridad de faltarle al Otro, no de estar con el Otro, sino de hacerle falta es la que no tiene el neurótico narcisista. Su narcisismo mal-dicho está prometido a nunca faltarle al Otro, porque una persona que se siente fea, tonta, imposibilitada de gustar, mal vestida, no va a hacer una salida exogámica ni tampoco ser tragado. El fracaso del fantasma es una detención del fantasma en ese único punto. Lo único que puede hacer es separarse para faltarle al Otro, fugarme, lastimarme, consumir cosas que alivien mi dolor de existir, donde el Nombre del Padre funciona lo suficiente para que el Otro no se trague al niño, pero no lo suficiente para señalar con el Uno el objeto y para regular el ideal del yo, porque el S1, el rasgo unario, flor de lo simbólico, es además el organizador del ideal del yo. Freud dijo que el ideal del yo, regulador del narcisismo, tiene que ver con identificaciones edípicas secundarias. Por ejemplo, “Mi mamá estudió, yo estudié; mi mampa se casó, yo me casé; etc”. Sin el S1, que sería “Yo estudié, a mi manera; yo fui madre, a mi manera”. El S1 pone ese significante puro que ubica mi lugar y aunque haya identificaciones son “a mi manera”, pero además regula cómo me veo en el espejo. ¿En qué espejo se ve el humano? En el Otro que nos devuelve nuestra imagen.

Los lacanianos hablaron mucho del estadío del espejo, que fue la primera contribución original de Lacan como psicoanalista. Se habla mucho de la entrada en el estadío del espejo, pero hay que poder salir de él. Hay que poder salir de las fauces del cocodrilo, después de haberlas utilizado para sentirse apetecible y hay que poder salir del estadío del espejo. ¿Cuándo se sale? Cuando el sujeto se lleva una imagen de sí suficientemente sólida como para no tener que preguntarle a algún otro del amor, todo el tiempo, si valgo algo o no en en el territorio narcisista, cuando puedo prescindir de la aprobación continua del Otro.

Lacan debilitó la tripartición por el lado de la psicosis diciendo que hay forclusiones sin desencadenamiento, a partir del seminario de Joyce y de los nombres del padre, donde uno puede encallar habiendo estado Φ.

La forclusión de Φ daba las grandes psicosis: paranoia y esquizofrenia.

La forclusión total de Uno da las psicosis narcisistas: melancolía, ciclomaníaco depresiva, personalidades “como si” de Helene Deutsch.

La falta de regulación del ideal del yo, del S1 logrado en esa regurgitación perpetua dentro de las fauces del cocodrilo, dan las neurosis narcisistas que debilitan la tripartición por el lado de la neurosis.

La tripartición es debilitada por los 2 lados, sin que sea falso que siga siendo un operador, porque en tanto esté el nombre del padre hecho, ya no hay psicosis. Es decir, estos pacientes solo son inanalizables si uno les aplica el dispositivo clásico. ¿Cómo abordarlos?

• Hacer un correcto diagnóstico de estructura. No se trata de poner una etiqueta y no es una violencia diagnosticar. Se trata de ubicarse en la estrategia de la dirección de la cura.

• No aplicar el dispositivo mecánicamente con estos pacientes, diciéndoles “hable”, cuando el paciente ni siquiera sabe lo que es para el Otro, ni siquiera para el psicoanalista. Estos pacientes no están orientados en lo que les sucede.

• Vale la interrogación, preguntarles cómo fue su historia, qué pasó, cuándo empezó con esto. El analista empieza a hacer la orientación en el fantasma y en el narcisismo que nunca tuvieron. El analista ayuda a salir de las fauces, donde no son tragados, pero están regurgitados permanentemente. Se trata de neurosis graves, causada por la dificultad en haberse dado una respuesta que lo oriente en el campo del Otro.

Lejos del análisis del atravesamiento del fantasma, el análisis va más bien a la constitución del fantasma y son análisis que suelen requerir re-análisis. Porque el análisis constituído fuera de tiempos normativos es más frágil que uno constituído en tiempos normativos.

Pregunta: (Inaudible)
S.A.: Las palabras impuestas claramente son efecto de un desencadenamiento de lo simbólico. En el nudo de borromeo, las cuerdas de lo real, simbólico e imaginario están juntas. Cuando uno habla, lo hace con una cadena de palabras. En cambio, la palabra impuesta viene de afuera, es la alucinación verbal. Tengo una paciente en tratamiento cuya alucinación básica - tiene otras- es “dale”. Esa palabra, que a veces ella la escucha en los demás, para ella es “Da algo”, entonces, ¿Qué tiene que ver? Esa es una palabra impuesta. En cambio en los fracasos del fantasma no hay palabras impuestas ni otros fenómenos elementales.

Pregunta: ¿Hay función del fantasma en estos casos?
S.A.: Hay una función en fracaso. El paciente, a diferencia de un psicótico que no está orientado en el campo del Otro, busca la orientación molestando. Piensen en los niños, cuando molestan buscando hasta dónde tira la cuerda, preguntándose qué quiere el Otro de él. Pero cuando esto ocurre en personas de 40 años, que sigue preguntándose qué es para el otro. El fantasma fracasa, porque el paciente todavía está preguntándole al Otro que soy para vos. Por eso en las relaciones de amor suelen ser tóxicas, como se dice ahora. Se les pide al otro la respuesta que no hubo en el Otro en la historia, con lo cual llevan esta densidad también a la transferencia. La transferencia toma un matiz pasional que no suele tomar en los casos de neurosis clásicas de transferencia. En las neurosis de transferencia hay momentos de transferencia negativa, pero básicamente lo que predomina es la transferencia que favorece el curso de la cura. En estos pacientes que veíamos, como la pregunta al Otro se está haciendo. Son pacientes donde no hay orientación fantasmática, que es también una orientación narcisística. Porque en el fantasma me hago ser también mi narcisismo, qué soy para el Otro, es una pregunta que no haya respuesta en el descanso. Se fatigan haciéndose esa pregunta. El paciente le está preguntando al Otro siempre qué soy para vos, por eso hablaba de la sensitividad, que en psiquiatría es que todo lo que hace el Otro me lleva al limbo de la sensitividad o me lastima. Todo lo que hace el Otro significa algo sin certeza y sin delirio. Es como si el fantasma estuviera en una obra en construcción que nunca se termina de construir. Sin embargo, uno levanta una pared y se cae. No es que no haya un plano de costrucción, no se termina y el sujeto no tiene paz.

El niño no nace con un fantasma hecho, pese a que Klein decí que habían fantasmas arcaicos. Esto ni Freud ni lacan lo piensan, sino que es algo que se tiene que armar. La edad normativa es el primer tiempo edípico, luego vendría la latencia, que es la primer respuesta de la vuelta edípica. La latencia es un período de calma donde el niño estudia, juega, hace deportes, tiene amigos… El niño entra en la latencia y luego se rearma el fantasma en el segundo despertar sexual, donde el fantasma se pone a punto para enfrentar al Otro sexo. Fuera de estos momentos, estar construyendo un fantasma es atípico. Son pacientes que están en eso, cuando ya deberían tenerlo resuelto.

Pregunta: (Pregunta por el asentimiento).
S.A.: En el estadío del espejo, el Otro devuelve “eso hay en la imagen”. En el momento en que Lacan comenta algo que es totalmente visible en los chicos -el niño que se mira en el espejo con la madre, que es la que le permite decir ese chico es él. El imaginario humano es el único que produce efectos identitarios, en los animales solo se sabe que hay un similar. En el momento que el niño mira a la madre, busca a quién asiente, si a la imagen que el niño devuelve o la imagen real que es él. Si la madre puede identificar y mirar al niño real que es él, puede dejarlo ir, es decir que acepta la realidad del chico y no convalida exclusivamente a las imágenes que ella espera de él. No se trata solo de una actitud frente al cristal, sino frente a otras situaciones vitales, donde si la madre solo reconoce al niño cuando él responde a su ideal, o si lo puede reconocer en su real y entonces lo puede dejar ir. Uno cría chicos para que se vayan, si los chicos andan bien se van al jardín, a la plaza, con el amigo, con la novia, con el novio, ¡Se van! Uno los sigue viendo, pero no están con uno. Esto no se trata de un experimento frente al espejo, sino que se trata de la enunciación de la madre, a quién avala: ¿a la imagen que ella forjó o al chico real que es? Así es como se sale del estadío del espejo.

El sujeto tiene que poder salir del espejo llevándose puesto una cierta seguridad narcisista. No está mal el narcisismo. Yo tomo mucho una diferencia entre narcisismo y egoísmo. El narcisismo, en la medida que me espejo y hago de espejo en la gente que quiero, me preocupo porque los que yo quiero anden bien, porque habla bien de mi narcisísticamente. En el egoísmo, uso al otro instrumentalmente. El narcisismo tiene mala prensa pero es necesario tenerlo. También es necesario que el narcisismo no dependa de la imagen que el otro nos devuelve y que tengamos un narcisismo firme significa qe no tengamos que espejarnos permanentemente en el Otro.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre phi con mayúscula y minúscula?
S.A.: Con minúscula es la falta en el espejo, en la imagen que da el Otro en el espejo. Las 2 phi dividen al Otro, Φ como ley y φ minúscula como salida al ahogo, el punto donde me puedo escapar del espejo.

1 comentario:

  1. Vino a "descubrir" lo que analizó, describió, y hoy ya protocolizó en cuanto a psicoterapia Otto Kernberg y sus discípulos.

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