martes, 17 de marzo de 2020

Clínica con niños: ¿Qué puntos hay tener en cuenta en la entrevista a padres?

Hoy veremos diversos aspectos a tener en cuenta a la hora de hacer una entrevista a padres en lo que resecta a la clínica con niños, en base a los aportes de Arminda Aberastury. 


El hijo no debe estar presente pero si informado de la consulta. Sugerimos la conveniencia de verlos a ambos, lo frecuente es que acuda la madre, excepcionalmente el padre y muy pocas veces los dos. Cuando la entrevista es con ambos, cuidaremos de no mostrar preferencias aunque inevitablemente se producirá un mayor entendimiento con uno de ellos. 

Esta no debe parecerse a un interrogatorio, hay que tender a aliviarles la angustia y la culpa que la enfermedad o conflicto del hijo despiertan y para eso debemos asumir desde el primer momento el papel del terapeuta del hijo y hacernos cargo del problema o del síntoma. Los datos que nos dan los padres suelen ser inexactos, deformados o muy superficiales, durante la entrevista olvidan parte de lo que sabían debido a la angustia que esta les provoca. No consideramos finalizar la entrevista sin haber logrado los siguientes datos básicos que necesitamos conocer del niño antes de verlo: a) motivo de consulta, b) historia del niño) como se desarrolla un día de su vida diaria, domingo, feriado y el día de su cumpleaños, d) como es la relación de los padres entre ellos, con sus hijos y con el medio familiar inmediato.

Es necesario que la entrevista sea dirigida y limitada porque de no ser así los padres, aunque conscientemente vienen a hablar del hijo, tienen tendencia a escapar del tema mediante confidencias sobre ellos mismos. Necesitamos obtener los datos de mayor interés en un tiempo limitado, que fluctúa entre una y tres horas.

A) Motivo de consulta: El escollo inicial más difícil para los padres es hablar de lo que no anda bien en y con el hijo. Debemos aceptar que con frecuencia ocurren olvidos totales o parciales de hechos importantes, que meses después nos comunica el niño estando en tratamiento. La comparación de los datos obtenidos durante el análisis del niño con los suministrados por los padres en la entrevista inicial, es de suma importancia para valorar en profundidad las relaciones con el hijo.

B) Historia del niño: Interesa saber la respuesta emocional ante el anuncio del embarazo, si fue deseado o accidental, si hubo rechazo, etc... Les pregunto luego como evolucionaron sus sentimientos, si lo aceptaron, se sintieron felices, o se ilusionaron, porque desde que un niño es concebido todo lo que acontece es importante en su evolución posterior. Difícilmente las madres recuerdan y valoran conscientemente la importancia de los hechos relacionados con el embarazo y parto, pero en su inconsciente todo está grabado.

Cuando obtuvimos suficiente información sobre el parto preguntamos si la lactancia fue materna. De ser así nos interesara saber si él bebe tenia reflejo de succión, si se prendió bien al pecho y a cuantas horas después del nacimiento. El nacimiento del hijo es un desprendimiento que le repite su propia perdida de la madre. Dar es para ella una renovación constante de lo que ella misma recibió cuando hija, por esto cuando más da y en mejores condiciones, más se enriquece su vínculo con la madre interna. 

Es de gran utilidad para comprender la relación madre-hijo interrogarla sobre la forma en que solía calmarlo cuando lloraba y como reaccionaba cuando pretendía alimentarlo y el rechazaba el alimento; esto también puede enseñarnos mucho sobre las primeras experiencias del niño. El pasaje del pecho a otra fuente de gratificación oral exige un trabajo de elaboración psicológica, que Melanie Klein descubrió similar al esfuerzo al cual se ve sometido el adulto cuando elabora el duelo de un ser amado. La forma en que el niño acepta esta pérdida será la pauta de conducta de como en su vida posterior se enfrentara con las perdidas sucesivas que le exigirán la adaptación a la realidad.

El retraso en el lenguaje o inhibición en su desarrollo son índices de una seria dificultad en la adaptación al mundo. El niño que puede así identificarse con la marcha de la madre incorpora en su yo la habilidad para caminar. Preguntamos si él bebe tenia tendencia a caerse al comenzar a caminar y si posteriormente solía golpearse, porque las respuestas nos aclaran sobre el sentimiento de culpa y sobre la forma de elaboración del complejo de Edipo. La tendencia a golpearse o a los accidentes es índice de una mala relación con las padres. Se interroga luego sobre el dormir del niño. Cuando interrogamos sobre enfermedades, operaciones o traumas, consignamos en la historia no solo la gravedad sino también la reacción emocional de los padres. En este punto se producen olvidos, por esta razón es frecuente que los datos obtenidos en esta parte del interrogatorio sean pobres. Las complicaciones que se presentan en las enfermedades comunes de la infancia son de por si un índice de neurosis y es importante registrarlas en la historia.

Se ha comprobado que las inhibiciones de aprendizaje escolar y dificultades para ir a la escuela tienen sus raíces en los primeros años y que un niño que no ha jugado bien tampoco aprende bien. Es importante interrogar sobre la edad en que un niño ingreso a la escuela y la facilidad o dificultad en el aprendizaje de lectura y escritura, así como si le causaba placer, rechazo o mostraba ansiedad o preocupación exagerada por cumplir los deberes.

C) El día de vida: La reconstrucción de un día del niño debe hacerse mediante preguntas concretas que nos orienten sobre experiencias básicas de dependencia e independencia, liberta o coacción externas, inestabilidad o estabilidad de las normas educativas, del dar y recibir. La descripción de los domingos, días de fiesta y aniversarios nos ilustra sobre el tipo y grado de la neurosis familiar, lo que nos permite estimar mejor la del niño y orientarnos en el diagnóstico y pronostico del caso. Cuando interrogamos sobre el día de vida, debemos preguntar quién lo despierta y a qué hora.

D) Relaciones familiares: Cuando llegamos al punto final de la entrevista suelen sentirse ya poco dispuestos a hacer confidencias sobre sí mismos y en cambio inclinados a darnos una idea de su relación afectiva con el niño y de lo que este significa para ellos.

Nuestra actitud no debe ser nunca de censura y conviene siempre recordar que la finalidad de esta entrevista es lograr alivio de las tensiones de los padres y que somos desde el primer momento los terapeutas del niño y no los censores de los padres. Estamos allí para comprender y mejorar la situación, no para censurarla y agravarla aumentando la culpabilidad.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario