lunes, 13 de abril de 2020

Esquema L: El emisor recibe del receptor su propio mensaje en una forma invertida.


Fuente: Clase del 6/09/2012 de Daniel Zimmerman, en la cátedra "Psicoanálisis II" en UMSA.

La vez pasada empezamos a ver que el emisor recibe del receptor su propio mensaje bajo una forma invertida. Por otra parte, tenemos otro artículo de Jakobson, que está puesto como referencia para revisar estas cuestiones. Este artículo tiene que ver con el eje de la contigüidad y simultaneidad que él planteaba como una equivalencia a la hora de aproximarnos al mensaje poético al hablar del mensaje metalingüístico. También vuelve a citarlo después.

[Este es un ejemplo ante la pregunta de lo último visto en la clase pasada]Un paciente le dice al analista: “Soñé con un MATE.” ¿Con qué soñó? Mate puede ser la bebida, el recipiente, o el verbo de matar, o jaque mate, o sinónimo de cabeza. También puede ser “maté”. O el color mate. O el diminutivo de matemática. En fin, a lo que vamos es que cuando el inconsciente nos presenta un mate, dice Freud, deberíamos prescindir de todo registro y figuratividad (Capítulo 6) para considerar la palabra como un conjunto de letras o sílabas y que así encontraremos… 

Otro ejemplo: Si el hombre supiese el valor que tiene una mujer se arrastraría en su búsqueda.
La frase puede leerse: Si el hombre supiese el valor que tiene una mujer, se arrastraría en su búsqueda.
O puede leerse: Si el hombre supiese el valor que tiene, una mujer se arrastraría en su búsqueda.
…Dependiendo dónde se ponga la coma.

Esto quiere decir que cuando el paciente nos cuenta algo, por ejemplo un sueño, el sueño se presenta así: con imágenes que tenemos que componer y descifrar. Parte de ese desciframiento.

Avancemos. Estamos ahora revisando a Jakobson, viendo el texto poético, que le vamos a dar una segunda vuelta con el artículo que cita, porque nos va a llevar al eje de simultaneidad y contigüidad y el paso lingüístico siguiente es metáfora y metonimia, donde Lacan dice que también vamos a poder reconocer en los mecanismos del sueño, tal como los plantea Freud, la metáfora y la metonimia. Incluso hasta Jakobson se anima con eso. Lacan va a vincular metáfora y metonimia con condensación y desplazamiento. 

La vez pasada vimos que el emisor recibe del receptor su propio mensaje bajo una forma invertida. Didácticamente, intentamos buscar ejemplos que apuntaran en esa dirección. Marcamos ciertos adjetivos que automáticamente nos plantean esta cuestión.
Chiste como ejemplo: Dos hombres van a jugar un pardido de paddle, de los cuales uno era invitado. El invitado se va a bañar al vestuario y cuando está terminando se da cuenta de que se metió en el vestuario de damas, pues escucha a 3 mujeres hablando. El invitado toma su toalla y se da cuenta que tenía una toalla de manos. Al invitado se le presenta una disyuntiva tremenda: salir tapándose abajo o salir tapándose la cara. Decide taparse la cara y así pasa delante de las 3 mujeres. Entonces dicen las mujeres:Mujer 1: Mi marido no es.Mujer 2: Mi marido tampoco.Mujer 3: Ni siquiera es socio del club.

Desmenucemos el chiste: la mujer 3 conocía desnudos a todos los socios del club. Por eso el emisor recibe su propio mensaje bajo una forma invertida. Ella dijo “ese no es socio del club” y ustedes entendieron “esa mujer estuvo con todos los socios del club”. Ella, tratando de calificar algo, no hace más que hablar de ella. Eso es lo que entiendo yo que Lacan nos quiere decir con “El emisor recibe del receptor su propio mensaje en una forma invertida”.

Alguien podría objetar que el receptor no habló. Y si tomamos en cuenta lo que dice Lacan, sucede que el receptor tuvo que decir algo. Por lo tanto empezamos a percibir que hay algo propio de la estructura del lenguaje que no precisa que el otro nos lo devuelva. Esto tiene que ver cómo interviene el analista, porque a veces nosotros decimos “fijate lo que dijiste. Es un receptor que no precisa ser de carne y hueso.

A a frase que dijimos, Lacan le va a agregar unas modulaciones que tenemos que introducir primero para decir la definición. ¿Se acuerdan que una vez les conté un acto fallido, que también podría haber sido uno de estos chistes, del estudiante que se casaba con la novia? Le había dicho al suegro “Por fin ahora lo voy a poder putear… Eeh, tutear”. 

¿Podríamos admitir que este acto fallido, este tropiezo del habla de alguna manera también es una formación inconsciente? El tropiezo es sumamente sutil, ¿Qué hace el inconsciente?

TUTEAR
PUTEAR

Ni siquiera le cambia una letra, apenas hace de la T una P. ¿Qué nos llega de eso? Algo de la verdad de ese joven, que evidentemente tenía unas cuantas facturas pendientes con el suegro.

Esquema λ.
Lacan, con estos términos, va a introducir un esquema que él propone que clarifica e ilustra esta cuestión. El esquema se llama Lambda, la letra griega λ, en donde nos propone graficar lo que sucede en estas cuestiones del inconsciente, tal como Freud las plantea, donde se juega esta dimensión de la inversión del lenguaje. También se llama esquema en L.

Lacan nos va a plantear que en todo lo que sería el diálogo intencional que esto que acabamos de graficar en los ejemplos se puede graficar así:
Un discurso intencional que va del yo al otro, que podría ser emisor y receptor. Otro que escribimos con minúscula, es otro que sería el semejante. En este eje, estaría la frase intencional del joven: “Venga ese abrazo suegro, ahora por fin lo voy a poder…” y cuando quiere decir “tutear”, aparece putear. Se produce un cortocircuito ahí. Ese cortocircuito, que vamos a ponerlo con línea punteada, tiene que ver con el inconsciente.
 El asunto es, ¿De dónde vino ese mensaje o esa interferencia? Uno podría decir del inconsciente, pero Lacan puso el inconsciente ahí, donde está escrito. Lacan va a decir que ese mensaje viene de un lugar que, para distinguirlo del otro, va a ponerlo en mayúscula y lo va a llamar OTRO.
La conocida frase “El deseo del hombre es el deseo del Otro” se refiere a este Otro con mayúscula. ¿Qué es el Otro? Es un lugar. Es el lugar, podríamos decir, desde donde el sujeto recibe su propio mensaje invertido. El Otro es el lugar de donde retorna el mensaje invertido.

El Otro es siempre un lugar de donde se reciben mensajes bajo una forma invertida. ¿Desde dónde vino la frase “Yo estuve con todos los socios del club” del chiste que vimos antes, si no había receptor? Bueno, ahí esa otra dimensión en el que aparece el Otro: lugar desde donde se recibe el mensaje invertido. Si ustedes quieren, por definición, “Lugar tesoso de los significantes”. Tiene que ver con lo cultural, con la lengua materna, con lo adquirido. No todos estamos habitados por el mismo tesoro significante. Si yo digo “no me rompas el mate” y hay un alumno extranjero, yo debería dar un mensaje a predominio metalingüístico diciéndole “en nuestra jerga mate es una denominación habitual para la cabeza”. En el Otro, estaría “mate” sin todas las significaciones que le dimos. Atención que no es el código, porque sino plantearía una significación unívoca. Es lo que dice Freud en el capítulo 6. El Otro se llama así en homenaje a Freud cuando califica al inconsciente como la otra escena. Freud da esa definición del inconsciente: la otra escena. Por eso Lacan pone al inconsciente abajo, porque lo que quiere es subrayar es que el inconsciente no hay que buscarlo en ninguna profundidad, sino que está en la superficie del discurso. Los chistes que vimos funcionan a nivel discursivo. El inconsciente, dice Lacan, es el discurso del Otro. Lo pone en mayúscula, primero, para distinguirlo de cualquier otro semejante.

En el seminario 3, donde revisa la psicosis se va a plantear la pregunta de si en esa patología esto está vigente. El delirio y la alucinación en Lacan pueden ser explicados con este esquema.

Vimos que en el mensaje se produjo el cortocircuito, acto fallido, que hace que aparezca un mensaje que viene desde el Otro. Y que de alguna manera invierte la polaridad de ese mensaje dando cuenta, siguiendo el ejemplo del muchacho, de algo que tenía que ver con su verdad. Lo mismo que con la mujer del club. A esa dimensión que no es el yo y que resulta del advenimiento o de la apertura de lo que tiene que ver con el inconsciente, Lacan lo va a denominar sujeto.

Sujeto es algo diferente del yo que adviene dando cuenta de una verdad que lo habita y que tiene que ver con cierta apertura del inconsciente. Esta dimensión, que aparece como un chispazo en la medida de que algo del inconsciente se devela, lo llamamos sujeto. La irrupción del inconsciente en lo intencional nos muestra algo sobre la dimensión sujeto, que a todos nos habita. ¿A quién habita? Al ser parlante, tendríamos que decir. Al ser del lenguaje, que no es el yo.

La fórmula ahora se abrocharía diciendo que en términos estrictos, si partimos que el emisor recibe del receptor su propio mensaje bajo una forma invertida, podríamos decir ahora habiendo planteado este esquema, que donde decía “emisor” vamos a poner “sujeto” y donde decíamos receptor vamos a poner “Otro”. El sujeto, en la dimensión del inconsciente, en la medida que habla, recibe del Otro su propio mensaje invertido.

Ya vimos el juego que hace el inconsciente sobre el significante. Para poder jugar con tutear y putear, por ejemplo, la clave es el manejo con el significante. La dimensión del sujeto apareció en el interjuego entre los significantes. Esto lleva a Lacan a dar una fórmula tajante, de la que nunca se va a desdecir, que dice que el sujeto es lo que un significante representa para otro significante. Justamente la línea punteada es por la aparición o no del sujeto. Lo punteado es lo que puede o no aparecer, ya sea porque no se produjo ningún tropiezo o porque el tropiezo sea desestimado.

En este segundo paso que hemos dado, el lenguaje pierde primacía en su función de comunicación. Jakobson dijo que en esto se sostiene la comunicación, y estos ejemplos van en la dirección de ver cómo el lenguaje trasciende –e incluso le hace una zancadilla- a la función de comunicación. Porque en términos de comunicación consciente la mujer del vestuario le quería pasar una información a sus amigas sobre lo que estaba viendo. Lo que el muchacho quería decir era su emoción de empezar a formar parte de la familia. Esa es la función de comunicación que pretendían tener, lo que pretendían comunicar. El juego entre significantes hace saltar esa chispa que tiene que ver con el sujeto: el sujeto del inconsciente, si quieren, el sujeto del deseo. Eso que está más allá de la dimensión del yo.

Vamos a llevar esto al terreno concreto. Uno podría plantear que de alguna manera, con estos parámetros transcurre la sesión analítica. El paciente está con su yo y el analista está con su yo, pero uno podría decir que en la medida que el analista pueda correrse de ese lugar del otro para aproximarse al Otro, va a permitir que de la dimensión “yo-otro” (eje “relación imaginaria”) se despeje la dimensión “Otro-sujeto”. El analista debe correrse de la dimensión otro semejante para cumplir la función de Otro. Si logra colocarse en ese lugar, va a permitir que el sujeto del paciente se ponga en concordancia, o abra su dimensión a la verdad del sujeto. Eso tiene que ver con la transferencia. El que tiene que estar permeable a eso es el que escucha. Es en la medida que el analista se corra de ese lugar del otro (evitando prejuicios, confrontación, juzgar con los propios criterios) y pueda escuchar desde el Gran Otro, va a habilitar a que surja esta dimensión del sujeto, que tiene que ver con que el yo se corra para dar lugar a la verdad del sujeto.

Ejemplo: va una paciente a hablarle al analista de lo mal que la pasa en la facultad, de que le vendieron un buzón, de si sigue o se va y que los compañeros son muy competitivos. Al otro día, dice que faltó a una clase pero llamó a un compañero para que le llevara el apunte y ella pudiera completar sus clases. Cuenta que el chico no le respondió y que eso venía a confirmar lo que ella decía de la facultad. Entonces el analista le pregunta “¿Así que usted va a dejar la facultad porque fulanito no le llevó el apunte?”.

Ella se está quejando en el eje imaginario hasta que se produce un cortocircuito con el apunte. Lo dice ella misma. En la medida que el analista pueda escuchar desde otro lugar, del tesoro de los significantes, el analista le dice que lo que ella le está diciendo es eso, que se va a ir a otra facultad porque fulanito no le llevó el apunte. Ahí ya aparece una dimensión diferente con esa intervención. Hace un cambio de vía.

Próxima clase: Metáfora y metonimia. Metáfora paterna.

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