domingo, 25 de octubre de 2020

El discurso y la sintaxis del paciente: ¿Cómo ubicar al sujeto?

Desde Lacan, decimos que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Esa frase, repetida hasta el cansancio, ¿Qué significa en la clínica? 

Lo primero que diremos es que el inconsciente es el efecto del discurso del Otro, efecto de palabra y significantes que se inscriben en el aparato psíquico. Que el inconsciente esté estructurado como un lenguaje apunta al modo en que esos significantes, que vienen del Otro, se ordenan dentro del aparato psíquico. Lacan dice que los significantes se encadenan, lo cual da lugar a la cadena de significantes. En el seminario 12 dice que más que una cadena, se trata de un pentagrama. Esto es interesante, porque en el pentagramas hay líneas y vacíos. Esto es algo que retoma pocas veces, pero que vale recordar.

La idea de estructura nos lleva a una malla de posiciones de distintos elementos que se combinan entre sí de un modo particular. Por eso, en la idea de estructura nos importan los elementos y también la relación entre ellos. Esas relaciones producen efectos distintos. Los elementos a los que nos referimos son las identificaciones, los ideales, las marcas de la pulsión, el narcisismo, los significantes de los padres... Todos estos elementos se relacionan en cada sujeto de manera singular. El analista debe escuchar cuál es la música particular de cada paciente.

Cuando Lacan dice que el sujeto está entre significantes, debemos preguntarnos ¿Cuáles son los significantes en cada sujeto? Un significante no es necesariamente una palabra, puede ser toda una frase que produzca efecto en el sujeto. Estas cosas son muy de base y justamente por ello tienden a ser pasadas por alto. La combinatoria de distintos elementos y sus relaciones producen un lugar particular en cada sujeto dentro de lo que es la trama de su relato. 

En el texto Recuerdos encubridores, de 1899, Freud dice que todo recuerdo es encubridor, en tanto no es el real. Todos tenemos recuerdos donde nos vemos a nosotros mismos de afuera. Todo recuerdo es encubridor en la medida que está organizado por el discurso del Otro, narrado en palabras del Otro. Lo que hace complicado a la división del sujeto es que mientras esa imagen está narrada por el Otro, el afecto es del sujeto. Hay ahí la marca de una hiancia donde encontramos al sujeto, en ese modo en el que pivotea entre ambas cosas.

El analista, muchas veces, tiene la función ética de nombrar para poner palabras allí donde no las hay, lo que permite articular cuestiones que de otra manera quedan silenciadas. Los analistas, sin embargo, tenemos una responsabilidad enorme sobre esto. 

Los recuerdos encubridores son bien nítidos, visuales, casi indiferentes y se relacionan con el recuerdo reprimido a través de algún rasgo en esa imagen. La narración que hace el sujeto está sujeta a cierta deformación, entonces es por allí donde entramos. Una paciente dice "Yo soy dura", lo cual nos da la idea de lo estático. ¿Cómo hacemos para inscribir la falta allí? Porque en ese yo, no está el sujeto, aunque podría estar en la dureza a la que se refiere. No es en el "yo" donde está el sujeto, ese es el yo de la consciencia. El asunto es cómo tomar al sujeto del inconsciente y sacarlo a la luz. Podemos inyectar allí movimiento... Por ejemplo,

¿Desde cuándo se endureció? -Podría preguntar el analista.

Ese "dura" estático empieza a estar en movimiento y a circular la falta en el discurso. Ahí el analista interviene en relación al agujero, a poner en movimiento la consistencia de esa dureza. El eco en el cuerpo de ese decir puede ser una contractura en el cuerpo, por ejemplo. Por otro lado, ¿Dura en sentido de duración o en cuanto a lo material? 

Por otra parte, hay pacientes que hablan en tiempo pasado y no usan la temporalidad presente. El analista puede marcar en qué tiempo está viviendo ese paciente, porque le cuesta construir un presente. 

Otra manera de trabajar el inconsciente en tanto estructurado como un lenguaje es en qué genero, en qué trama textual habla el sujeto. Por ejemplo, puede hablar en términos de una épica, todo lo que tuvo que hacer para lograr una hazaña. O puede hablar refieriendo una enorme vulnerabilidad. 

Las narraciones dramáticas, aparecen en términos de vida y muerte. Cada hecho e incumplimiento se vive como una muerte subjetiva. ¿Qué otras narrativas son posibles, que no tengan tanto costo para el sujeto?

Hay una que aparece mucho en la clínica, que son eminentemente dialogales. El sujeto habla de todo lo que le dijo al otro. 

"No me escucha, yo le dije, le reproché..." -pongamos como ejemplo.

Ahí hay que cortar el discurso y preguntar qué le contestó ese otro. Esto rompe el punto de vista, porque el sujeto habla desde su consciencia. Muchas veces el sujeto no sabe lo que le contestaron, con lo cual el sujeto se queja que no escucha, mientras el que no escucha es él. Hay algo del goce, que en ese punto es pasivo, que se enmascara en un goce activo. No escucha, pero quiere ser escuchado. El sujeto habla en el plano del diálogo, pero no hay diálogo: está tomado por lo que él mismo dice. A veces es totalmente al revés de como el sujeto lo denuncia.

El inconsciente estrá estructurado como un lenguaje si uno abre las frases del paciente.

Lo que fue padecimiento en el pasado de la niñez, en la adultez es goce pasivo. El sujeto como víctima, tiene que ver con el lugar donde el sujeto se dirige hoy a recordar esos momentos y no puede soltarse. Lo goza la pulsión, por eso es pasivo.

Al sujeto se lo puede trabajar por la vía del significante y también con esta forma de pentagrama que vimos y que Lacan menciona en el seminario 12. La idea de cadena simbólica es relativizada por Lacan hacia el final de su obra. 

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