viernes, 27 de octubre de 2023

Condiciones del desencadenamiento en las neurosis

 Trataré de ubicar la coyuntura subjetiva que puede dar lugar al  desencadenamiento de las neurosis en su forma sintomática y tomaré para eso  algunas referencias de Freud y de Lacan.  

Quiero situar, de entrada, lo que me parecen dos coordenadas centrales  para abordar el problema, tanto en Freud como en Lacan, aunque sin perder de  vista sus diferencias y sus variaciones. 


En primer lugar, tanto uno como otro, ubican el momento del  desencadenamiento teniendo en cuenta la articulación en dos tiempos  necesaria para la producción del síntoma. Para responder a una situación  actual desencadenante, se actualiza una constelación significante, de valor  traumático, cuya incidencia ha sido decisiva para el sujeto. El carácter de esta  situación pone en juego tanto una articulación significante como una condición  de goce. El caso Emma, presentado por Freud en el Proyecto1, puede  considerarse para esto, un paradigma: una escena reciente actualiza y  resignifica, por un enlace significante (en este caso la risa), una escena anterior  que toma el valor de traumática y que hace referencia a un goce. 

En segundo lugar puede pensarse que el refugio en la neurosis y el  desencadenamiento sintomático, constituyen un modo de respuesta del sujeto  a esa coyuntura, respuesta por medio de la cual el sujeto encuentra una  modalidad de satisfacción sustitutiva y elude la realización de un acto que lo  confrontaría con la castración. 

II 

 Tomaré como primera referencia la Confrencia 23 de las “Lecciones de  Introducción al Psicoanálisis” 2 en la que podemos seguir estos temas. En  primer lugar Freud distingue allí la enfermedad, de la aparición de los síntomas,  así como la disposición infantil a la neurosis, de las situaciones actuales  traumáticas desencadenantes. Lo que caracteriza para él esta coyuntura  desencadenante es una insatisfacción libidinal (pérdida de goce) para enfrentar  la cual le caben al sujeto por lo menos dos alternativas: emprender los actos  necesarios para modificar las condiciones de satisfacción, o bien, valiéndose  del refugio en la neurosis, buscar una satisfacción sustitutiva a partir de una  regresión libidinal, por vía del fantasma, a puntos de fijación infantil,  satisfacción que entra en conflicto con el yo y que da lugar a la formación de  síntomas como transacción. La solución neurótica resulta asi para Freud una  alternativa a la dificultad para enfrentar otro camino de solución por vía del  acto. Es explícito en esto. “Los síntomas sustituyen una modificación del  mundo exterior por una modificación somática, o sea una acción exterior por  una acción interior, un acto por una adaptación3.


La coyuntura desencadenante enfrenta al sujeto con una elección y, en su respuesta, el  neurótico elude confrontarse con la pérdida, recurriendo a los caminos  facilitados por la fijación y la repetición. Los síntomas se presentan, en el lugar  de una satisfacción que no hay, lo cual permite abrir caminos de enlace con las  puntualizaciones de Lacan que subrayan el valor del síntoma como suplencia  de la realción sexual que no se escribe. 

III 

Freud retoma el tema en otros artículos, particularmente en “La pérdida de  la realidad en la neurosis y en la psicosis”4, donde también subraya el intento  del neurótico de resolver el conflicto anulando la modificación de las  circunstancias reales, y en el “Hombre de las Ratas5 que será nuestra próxima  referencia.  

 En el relato del caso Freud distinge claramente la ocasión de la consulta,  de la ocasión desencadenante de los síntomas. 

 La consulta se precipita luego de la angustia que le produce escuchar el relato del tormento de las ratas durante las maniobras militares, que coincide  con la aparición de la obsesión de la deuda surgida a partir del pago que debía  hacer por sus quevedos.6 


Pero Freud aclara que las obsesiones habían comenzado años antes y en  el historial se ve su interés por precisar la ocasión traumática desencadenante  de los síntomas, que le permita enlazar el ocasionamiento reciente con las  ocasiones infantiles. El trabajo del análisis le hace posible localizar esas condiciones en el plan de su madre, 6 años atrás, de casarlo con la hija de un  primo que le ofrecía brillantes perspectivas económicas. Nos dice “Tales  proyectos familiares hicieron surgir en él el conflicto de si debía permanecer fiel  a la mujer que amaba, carente de fortuna, o si debía seguir las huellas de su  padre casándose con la muchacha rica, bonita y distinguida que su familia le  destinaba. Y este conflicto, que en realidad lo era entre su amor y la voluntad  de su padre, vivo aún en él, lo resolvió el sujeto enfermando, o mejor dicho:  eludió, por medio de la enfermedad, la labor de resolverlo en la realidad7. Con  la enfermedad intenta eludir entonces las consecuencias de una decisión. La  incapacidad de trabajar que surge como consecuencia de esto y que le hizo  posponer varios años la terminación de sus estudios, es considerada por Freud  el principal resultado de la enfermedad y la prueba de sus concepciones  acerca del caso.8 


Vale la pena subrayar que el nexo entre este acontecimiento  desencadenante y los síntomas actuales es desconocido por el sujeto y que  sólo un trabajo de análisis y el camino de la transferencia (fantasía  transferencial con la hija de Freud) lo forzarán a convencerse de ello.9

 

Freud aprovecha este detalle, para hacer una distinción crucial entre las  condiciones del ocasionamiento en la histeria y en la obsesión: en la primera, las ocasiones recientes de la enfermedad sucumben a la amnesia lo mismo  que las vivencias infantiles y allí ve Freud la prueba de la represión ligada al  ocasionamiento traumático. En las neurosis obsesivas en cambio “es posible  que las premisas infantiles de las neurosis sucumban a una amnesia – a  menudo solo incompleta-; en cambio las ocasiones recientes de la enfermedad  se encuentran conservadas en la memoria” Se trata de “un mecanismo mas  simple: en lugar de olvidar el trauma se le ha sustraido la investidura de afecto  de suerte que en la conciencia sólo queda como representación indiferente”.10 

IV 

También Lacan en “El mito individual del neurótico”11 pone especial  interés por situar las condiciones del desencadenamiento y realiza una  distinción precisa entre el momento de desencadenamiento de la angustia y el de la neurosis. Reconoce el valor desencadenante que tiene el relato de suplicio que “conduce al sujeto a la puerta del analista”, relato que “provoca en  el sujeto un estado de horror fascinado, que no desencadena su neurosis, pero  que actualiza sus temas y suscita la angustia”12.  


Sabemos el valor que Lacan dio en la particularidad del caso a la  constelación original que presidió su nacimiento y su destino: la leyenda  familiar sobre la unión de sus padres con la marca de un casamiento por  convenienca y por otro lado la deuda del padre con un amigo al que no pudo  devolver el dinero. Y Lacan enlaza estos elementos iniciales de la constelación  subjetiva con el desarrollo último de la obsesión fantasmática situando “la gran  aprehensión obsesiva” como “el argumento imaginario al cual llega como  solución de la angustia vinculada con el desencadenamiento de la crisis”.13 Los  síntomas entonces, como solución de la angustia.  


Siguiendo a Freud ubica en el conflicto mujer rica/mujer pobre que se  actualiza en la vida del sujeto, “los elementos esenciales del desencadenamiento de la neurosis obsesiva”14 propiamente dicha, sin que el sujeto pueda conectar esa coyuntura con el desencadenamiento de sus  síntomas. Pero da un paso más. Destaca las transformaciones, que se  producen entre esta constelación inicial y la situación actual, siguiéndolas  detalle a detalle “Todo sucede como si las impasses propias de la situación original que en alguna parte no se resuelve, se desplazaran hacia otro lugar de  la red mítica, reproduciéndose siempre en algún punto.”15 Lo que caracteriza el  mito individual del neurótico no es solamente que se ponga en escena una  ceremonia que reproduce más o menos exactamente la relación inaugural que  se encuentra en ella como oculta sino que “la modifica en el sentido de cierta  tendencia”16, por medio de esas transformaciones. 


Por fin, destaca el papel que juega en la situación desencadenante la  asunción de la función viril y las condiciones en las que puede gozar de una  mujer. Allí el sujeto responde con un desdoblamiento narcisístico “donde yace  el drama del neurotico”17 que lo sume en un cuaternario mortifero. En la  coexistencia de diferentes planos y en la imposibilidad de unirlos se  desarrollará este drama.  

La importancia de las dificultades en la asunción de la función del  sexo reaparece también en su análisis del caso de histeria masculina que presenta en “El seminario 3”18. Lacan va siguiendo paso a paso los detalles del caso hasta construir las condiciones del desencadenamiento de los síntomas teniendo en cuenta el enlace entre la situación actual y las  constelaciones que lo determinan. Recordemos que el sujeto comienza con  dolores crecientes que avanzan hasta producir desmayos, luego de un  accidente por el cual cae del tranvía que conducía. Lacan menciona que “El desencadenamiento de la neurosis en su aspecto sintomático, aspecto que  hizo necesaria la intervención del analista, supone sin duda un trauma, el  cual debió despertar algo19 y hace referencia a posibles traumas infantiles  con los que podría ligarse, vinculados a escenas de castración. Pero “a  medida que se va presentando el material se observa que lo decisivo en la  descompensación de la neurosis no fue el accidente, sino los exámenes  radiológicos” a los que fue expuesto y nos dice que sus crisis “se presentan  muy evidentemente como vinculadas con el fantasma de un embarazo20

 

Este fantasma de embarazo remite por sus conexiones asociativas a una  escena de la que fue espectador y que lo impresionó de manera duradera:  un parto del cual sólo pudo sacarse un niño en pedazos. Toda una serie de  accidentes que le ocurrieron en su profesión de conductor de tranvías  pueden ligarse a la fragmentación del niño de la que fue testigo.  


Pero a Lacan le interesa acentuar el modo en que estos elementos  son empleados por el sujeto en su coyuntura subjetiva actual. Con la caída  del tranvia, que se ha vuelto para él un aparato significativo, el sujeto “se  pare a sí mismo”21. El tema del fantasma de embarazo domina, pero “en  tanto significante de la pregunta de su integración a la función viril, a la  función de padre”22. El sujeto se las arregló para casarse con una mujer que  ya tenía un hijo, y con la cual sólo pudo tener relaciones insuficientes y  Lacan afirma que “El carácter problemático de su identificación simbólica  sostiene toda comprensión posible de la observación. Todo lo dicho, todo lo  expresado, todo lo gestualizado, todo lo manifestado, sólo cobra su sentido  en función de la respuesta que ha de formularse sobre esa relación  fundamentalmente simbólica ¿Soy hombre o mujer?.23 Y subraya el enlace  de la manifestación sintomática del sujeto con la pregunta que hace “¿Soy o  no capaz de procrear?” , pregunta que “se situa a nivel del Otro, en tanto la  integración de la sexualidad esta ligada al reconocimiento simbólico”24. En la  medida en que la pregunta “¿Qué soy? ¿soy?... en tanto simbólica fue  despertada, y no reactivada en tanto imaginaria, se desencadenó la  descompensación de su neurosis y se organizaron sus síntomas”25. Para  Lacan, el paciente utiliza este material para expresar su pregunta. Podría  asimismo usar cualquier otro, para expresar lo que está más allá de toda  relación, actual o inactual, un “¿Quién soy? ¿un hombre o una mujer? y  ¿Soy capaz de engendrar?”26 

VI 

Si bien son referencias tempranas en las que Lacan no ha situado  todavía el valor traumático que toma en la estructura la no escritura de la  relación sexual, podemos encontrar aquí sus antecedentes. Una situación  actual que despierta una pregunta sobre el ser como ser sexuado, precipita  la descompensación de la neurosis, la aparición de la angustia y la  organización de los síntomas. ¿Tendrá esta pregunta alguna relación con la  insatisfacción libidinal de Freud? Podemos dejarlo para la discusión de los  casos.

 

NOTAS 

 

1 FREUD, S(1895-1950): “Proyecto de una psicología para neurólogos” en OC, Bs As, Amorrortu, 1982  pag 400/407 

2 FREUD, S (1916-17): “Lecciones de Introducción al psicoanálisis” Con 23: “”Modo de Formación de  síntomas” en O.C. Bs. As. Amorrortu 1991, pag 326/344 

3 ibid pag 334 

4 FREUD, S (1924)): “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis” en O.C. Bs. As., Amorrortu, 1979, Tomo XIX, pag 195 

5 FREUD, S (1909): “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” en O.C., Bs. As, Ed Amorrortu, 1980, Tomo X 

6 ibid pag 132 

7 ibid pag 156 

8 ibid pag 157 

9 ibid pag 157 

10 ibid 154 

11 LACAN, J (1953): “El mito individual del neurótico”, en Intervenciones y Textos, Bs. As., Ed  Manantial, 1985. 

12 Ibid pag 42 

13 ibid pag 43 

14 ibid pag 44 

15 ibid pag 48 

16 ibid pag 47 

17 ibid pag 48 

18 LACAN, J (1955/56): “El Seminario3:Las Psicosis”. Bs. As. Ed Paidos, 1984 . 19 ibid pag 241 

20 ibid pag 242 

21 ibid pag 244 

22 ibid pag 244 

23 ibid pag 244 

24 ibid pag 242 

25 ibid pag 242 

26 ibid pag 243


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