Trataré de ubicar la coyuntura subjetiva que puede dar lugar al desencadenamiento de las neurosis en su forma sintomática y tomaré para eso algunas referencias de Freud y de Lacan.
Quiero situar, de entrada, lo que me parecen dos coordenadas centrales para abordar el problema, tanto en Freud como en Lacan, aunque sin perder de vista sus diferencias y sus variaciones.
En primer lugar, tanto uno como otro, ubican el momento del desencadenamiento teniendo en cuenta la articulación en dos tiempos necesaria para la producción del síntoma. Para responder a una situación actual desencadenante, se actualiza una constelación significante, de valor traumático, cuya incidencia ha sido decisiva para el sujeto. El carácter de esta situación pone en juego tanto una articulación significante como una condición de goce. El caso Emma, presentado por Freud en el Proyecto1, puede considerarse para esto, un paradigma: una escena reciente actualiza y resignifica, por un enlace significante (en este caso la risa), una escena anterior que toma el valor de traumática y que hace referencia a un goce.
En segundo lugar puede pensarse que el refugio en la neurosis y el desencadenamiento sintomático, constituyen un modo de respuesta del sujeto a esa coyuntura, respuesta por medio de la cual el sujeto encuentra una modalidad de satisfacción sustitutiva y elude la realización de un acto que lo confrontaría con la castración.
II
Tomaré como primera referencia la Confrencia 23 de las “Lecciones de Introducción al Psicoanálisis” 2 en la que podemos seguir estos temas. En primer lugar Freud distingue allí la enfermedad, de la aparición de los síntomas, así como la disposición infantil a la neurosis, de las situaciones actuales traumáticas desencadenantes. Lo que caracteriza para él esta coyuntura desencadenante es una insatisfacción libidinal (pérdida de goce) para enfrentar la cual le caben al sujeto por lo menos dos alternativas: emprender los actos necesarios para modificar las condiciones de satisfacción, o bien, valiéndose del refugio en la neurosis, buscar una satisfacción sustitutiva a partir de una regresión libidinal, por vía del fantasma, a puntos de fijación infantil, satisfacción que entra en conflicto con el yo y que da lugar a la formación de síntomas como transacción. La solución neurótica resulta asi para Freud una alternativa a la dificultad para enfrentar otro camino de solución por vía del acto. Es explícito en esto. “Los síntomas sustituyen una modificación del mundo exterior por una modificación somática, o sea una acción exterior por una acción interior, un acto por una adaptación”3.
La coyuntura desencadenante enfrenta al sujeto con una elección y, en su respuesta, el neurótico elude confrontarse con la pérdida, recurriendo a los caminos facilitados por la fijación y la repetición. Los síntomas se presentan, en el lugar de una satisfacción que no hay, lo cual permite abrir caminos de enlace con las puntualizaciones de Lacan que subrayan el valor del síntoma como suplencia de la realción sexual que no se escribe.
1
III
Freud retoma el tema en otros artículos, particularmente en “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”4, donde también subraya el intento del neurótico de resolver el conflicto anulando la modificación de las circunstancias reales, y en el “Hombre de las Ratas”5 que será nuestra próxima referencia.
En el relato del caso Freud distinge claramente la ocasión de la consulta, de la ocasión desencadenante de los síntomas.
La consulta se precipita luego de la angustia que le produce escuchar el relato del tormento de las ratas durante las maniobras militares, que coincide con la aparición de la obsesión de la deuda surgida a partir del pago que debía hacer por sus quevedos.6
Pero Freud aclara que las obsesiones habían comenzado años antes y en el historial se ve su interés por precisar la ocasión traumática desencadenante de los síntomas, que le permita enlazar el ocasionamiento reciente con las ocasiones infantiles. El trabajo del análisis le hace posible localizar esas condiciones en el plan de su madre, 6 años atrás, de casarlo con la hija de un primo que le ofrecía brillantes perspectivas económicas. Nos dice “Tales proyectos familiares hicieron surgir en él el conflicto de si debía permanecer fiel a la mujer que amaba, carente de fortuna, o si debía seguir las huellas de su padre casándose con la muchacha rica, bonita y distinguida que su familia le destinaba. Y este conflicto, que en realidad lo era entre su amor y la voluntad de su padre, vivo aún en él, lo resolvió el sujeto enfermando, o mejor dicho: eludió, por medio de la enfermedad, la labor de resolverlo en la realidad”7. Con la enfermedad intenta eludir entonces las consecuencias de una decisión. La incapacidad de trabajar que surge como consecuencia de esto y que le hizo posponer varios años la terminación de sus estudios, es considerada por Freud el principal resultado de la enfermedad y la prueba de sus concepciones acerca del caso.8
Vale la pena subrayar que el nexo entre este acontecimiento desencadenante y los síntomas actuales es desconocido por el sujeto y que sólo un trabajo de análisis y el camino de la transferencia (fantasía transferencial con la hija de Freud) lo forzarán a convencerse de ello.9
Freud aprovecha este detalle, para hacer una distinción crucial entre las condiciones del ocasionamiento en la histeria y en la obsesión: en la primera, las ocasiones recientes de la enfermedad sucumben a la amnesia lo mismo que las vivencias infantiles y allí ve Freud la prueba de la represión ligada al ocasionamiento traumático. En las neurosis obsesivas en cambio “es posible que las premisas infantiles de las neurosis sucumban a una amnesia – a menudo solo incompleta-; en cambio las ocasiones recientes de la enfermedad se encuentran conservadas en la memoria” Se trata de “un mecanismo mas simple: en lugar de olvidar el trauma se le ha sustraido la investidura de afecto de suerte que en la conciencia sólo queda como representación indiferente”.10
IV
También Lacan en “El mito individual del neurótico”11 pone especial interés por situar las condiciones del desencadenamiento y realiza una distinción precisa entre el momento de desencadenamiento de la angustia y el de la neurosis. Reconoce el valor desencadenante que tiene el relato de suplicio que “conduce al sujeto a la puerta del analista”, relato que “provoca en el sujeto un estado de horror fascinado, que no desencadena su neurosis, pero que actualiza sus temas y suscita la angustia”12.
Sabemos el valor que Lacan dio en la particularidad del caso a la constelación original que presidió su nacimiento y su destino: la leyenda familiar sobre la unión de sus padres con la marca de un casamiento por convenienca y por otro lado la deuda del padre con un amigo al que no pudo devolver el dinero. Y Lacan enlaza estos elementos iniciales de la constelación subjetiva con el desarrollo último de la obsesión fantasmática situando “la gran aprehensión obsesiva” como “el argumento imaginario al cual llega como solución de la angustia vinculada con el desencadenamiento de la crisis”.13 Los síntomas entonces, como solución de la angustia.
Siguiendo a Freud ubica en el conflicto mujer rica/mujer pobre que se actualiza en la vida del sujeto, “los elementos esenciales del desencadenamiento de la neurosis obsesiva”14 propiamente dicha, sin que el sujeto pueda conectar esa coyuntura con el desencadenamiento de sus síntomas. Pero da un paso más. Destaca las transformaciones, que se producen entre esta constelación inicial y la situación actual, siguiéndolas detalle a detalle “Todo sucede como si las impasses propias de la situación original que en alguna parte no se resuelve, se desplazaran hacia otro lugar de la red mítica, reproduciéndose siempre en algún punto.”15 Lo que caracteriza el mito individual del neurótico no es solamente que se ponga en escena una ceremonia que reproduce más o menos exactamente la relación inaugural que se encuentra en ella como oculta sino que “la modifica en el sentido de cierta tendencia”16, por medio de esas transformaciones.
Por fin, destaca el papel que juega en la situación desencadenante la asunción de la función viril y las condiciones en las que puede gozar de una mujer. Allí el sujeto responde con un desdoblamiento narcisístico “donde yace el drama del neurotico”17 que lo sume en un cuaternario mortifero. En la coexistencia de diferentes planos y en la imposibilidad de unirlos se desarrollará este drama.
V
La importancia de las dificultades en la asunción de la función del sexo reaparece también en su análisis del caso de histeria masculina que presenta en “El seminario 3”18. Lacan va siguiendo paso a paso los detalles del caso hasta construir las condiciones del desencadenamiento de los síntomas teniendo en cuenta el enlace entre la situación actual y las constelaciones que lo determinan. Recordemos que el sujeto comienza con dolores crecientes que avanzan hasta producir desmayos, luego de un accidente por el cual cae del tranvía que conducía. Lacan menciona que “El desencadenamiento de la neurosis en su aspecto sintomático, aspecto que hizo necesaria la intervención del analista, supone sin duda un trauma, el cual debió despertar algo”19 y hace referencia a posibles traumas infantiles con los que podría ligarse, vinculados a escenas de castración. Pero “a medida que se va presentando el material se observa que lo decisivo en la descompensación de la neurosis no fue el accidente, sino los exámenes radiológicos” a los que fue expuesto y nos dice que sus crisis “se presentan muy evidentemente como vinculadas con el fantasma de un embarazo”20.
Este fantasma de embarazo remite por sus conexiones asociativas a una escena de la que fue espectador y que lo impresionó de manera duradera: un parto del cual sólo pudo sacarse un niño en pedazos. Toda una serie de accidentes que le ocurrieron en su profesión de conductor de tranvías pueden ligarse a la fragmentación del niño de la que fue testigo.
Pero a Lacan le interesa acentuar el modo en que estos elementos son empleados por el sujeto en su coyuntura subjetiva actual. Con la caída del tranvia, que se ha vuelto para él un aparato significativo, el sujeto “se pare a sí mismo”21. El tema del fantasma de embarazo domina, pero “en tanto significante de la pregunta de su integración a la función viril, a la función de padre”22. El sujeto se las arregló para casarse con una mujer que ya tenía un hijo, y con la cual sólo pudo tener relaciones insuficientes y Lacan afirma que “El carácter problemático de su identificación simbólica sostiene toda comprensión posible de la observación. Todo lo dicho, todo lo expresado, todo lo gestualizado, todo lo manifestado, sólo cobra su sentido en función de la respuesta que ha de formularse sobre esa relación fundamentalmente simbólica ¿Soy hombre o mujer?.”23 Y subraya el enlace de la manifestación sintomática del sujeto con la pregunta que hace “¿Soy o no capaz de procrear?” , pregunta que “se situa a nivel del Otro, en tanto la integración de la sexualidad esta ligada al reconocimiento simbólico”24. En la medida en que la pregunta “¿Qué soy? ¿soy?... en tanto simbólica fue despertada, y no reactivada en tanto imaginaria, se desencadenó la descompensación de su neurosis y se organizaron sus síntomas”25. Para Lacan, el paciente utiliza este material para expresar su pregunta. Podría asimismo usar cualquier otro, para expresar lo que está más allá de toda relación, actual o inactual, un “¿Quién soy? ¿un hombre o una mujer? y ¿Soy capaz de engendrar?”26
VI
Si bien son referencias tempranas en las que Lacan no ha situado todavía el valor traumático que toma en la estructura la no escritura de la relación sexual, podemos encontrar aquí sus antecedentes. Una situación actual que despierta una pregunta sobre el ser como ser sexuado, precipita la descompensación de la neurosis, la aparición de la angustia y la organización de los síntomas. ¿Tendrá esta pregunta alguna relación con la insatisfacción libidinal de Freud? Podemos dejarlo para la discusión de los casos.
NOTAS
1 FREUD, S(1895-1950): “Proyecto de una psicología para neurólogos” en OC, Bs As, Amorrortu, 1982 pag 400/407
2 FREUD, S (1916-17): “Lecciones de Introducción al psicoanálisis” Con 23: “”Modo de Formación de síntomas” en O.C. Bs. As. Amorrortu 1991, pag 326/344
3 ibid pag 334
4 FREUD, S (1924)): “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis” en O.C. Bs. As., Amorrortu, 1979, Tomo XIX, pag 195
5 FREUD, S (1909): “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” en O.C., Bs. As, Ed Amorrortu, 1980, Tomo X
6 ibid pag 132
7 ibid pag 156
8 ibid pag 157
9 ibid pag 157
10 ibid 154
11 LACAN, J (1953): “El mito individual del neurótico”, en Intervenciones y Textos, Bs. As., Ed Manantial, 1985.
12 Ibid pag 42
13 ibid pag 43
14 ibid pag 44
15 ibid pag 48
16 ibid pag 47
17 ibid pag 48
18 LACAN, J (1955/56): “El Seminario3:Las Psicosis”. Bs. As. Ed Paidos, 1984 . 19 ibid pag 241
20 ibid pag 242
21 ibid pag 244
22 ibid pag 244
23 ibid pag 244
24 ibid pag 242
25 ibid pag 242
26 ibid pag 243
No hay comentarios.:
Publicar un comentario