La anorexia puede clasificarse en tres modalidades clínicas distintas, cada una asociada a estructuras psíquicas específicas, lo que implica diferentes enfoques terapéuticos. Las categorías son:
1. Anorexia asociada a la estructura histérica
- Características estructurales: Esta forma de anorexia se relaciona con sujetos, generalmente mujeres, cuya estructura está bien definida dentro de la neurosis histérica. La condición presenta un fantasma estructural sólido, y es la que tiene menor compromiso orgánico.
- Explicación psíquica: A nivel inconsciente, estas pacientes buscan poner a prueba su lugar en el deseo del Otro. Se preguntan si representan la falta para ese Otro, intentando confirmar su importancia y valor. La anorexia, en este caso, es una manifestación de esta prueba, aunque también recurren a otros síntomas, inhibiciones y angustias para explorar su posición en el deseo del Otro.
- Abordaje clínico: El tratamiento se basa en el establecimiento de un vínculo transferencial. La paciente puede verbalizar sus miedos, como el temor a ganar peso o a verse fea. Aquí, el analista puede utilizar la interpretación, aprovechando las formaciones del inconsciente que emergen durante la terapia.
2. Anorexia Mental
- Características estructurales: Se despierta típicamente en la pubertad o adolescencia y se asocia a neurosis con una construcción frágil, presentando déficits significativos en la estructuración fantasmática. Se trata de una modalidad con un compromiso orgánico grave.
- Explicación psíquica: Estos pacientes intentan, de forma inconsciente, penetrar o romper la frialdad emocional de los Otros Primordiales que los han recibido con un deseo congelado. La negativa extrema a alimentarse busca provocar una reacción en estos Otros, despertando un deseo vivo y urgente por la supervivencia del sujeto, especialmente cuando hay un riesgo inminente de vida e internaciones médicas.
- Abordaje clínico: Dado que el fantasma neurótico no está concluido, no se establece una neurosis de transferencia. Las pacientes no suelen tener mucho que decir en la sesión, ya que se sienten bien con su delgadez extrema. El analista debe recurrir a las construcciones psicoanalíticas, proponiendo explicaciones e historizando el caso. Además, la presencia activa del analista es crucial, pues debe mostrarse en falta, dispuesto a escuchar y sostener el vínculo, lo que permite alojar al sujeto en un espacio de deseo.
3. Anorexia secundaria a la psicosis
- Características estructurales: Esta modalidad de anorexia se presenta en el contexto de cuadros psicóticos, donde el rechazo a la comida está influenciado por delirios, como los de envenenamiento.
- Explicación psíquica: En estos casos, la negativa a alimentarse no responde a una estructura neurótica sino a una interpretación delirante de la realidad, donde el acto de comer se asocia con un peligro real percibido por el sujeto.
- Abordaje clínico: El tratamiento debe centrarse en el manejo de la psicosis subyacente, con intervenciones que busquen contener el delirio y establecer un mínimo de realidad compartida. Las estrategias terapéuticas se orientan hacia la contención y el acompañamiento, evitando confrontaciones directas con el delirio para no exacerbar los síntomas.
En resumen, la intervención psicoanalítica debe adaptarse a la estructura subyacente de cada caso de anorexia. Mientras que en la anorexia histérica se puede utilizar la interpretación a través del vínculo transferencial, en la anorexia mental se recurre a construcciones psicoanalíticas para suplir las lagunas estructurales. En los cuadros psicóticos, el enfoque es más de contención y manejo de los síntomas delirantes, subrayando la necesidad de un tratamiento diferenciado según la estructura clínica del paciente.
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