Freud adoptó una postura clara frente a la aplicación del psicoanálisis en el ámbito de la psicosis. Consideró, de entrada, que no era efectivo, argumentando que el psicótico no establecería transferencia, elemento central en el psicoanálisis.
Sin embargo, Lacan cuestionó esta posición desde temprano, proponiendo que en la psicosis la transferencia no está ausente, sino que opera de manera distinta. No adopta la forma del Sujeto Supuesto Saber, característica de la neurosis, pero abre la posibilidad de un tratamiento que puede pensarse desde diferentes ángulos. Aquí exploraremos dos enfoques complementarios.
En primer lugar, una posible dirección del tratamiento en la psicosis es trabajar en la constitución de un sinthome en el sujeto. Este síntoma actuaría como un punto de anclaje que permita cierta estabilidad frente a la ausencia del Nombre del Padre, un elemento estructurante del inconsciente.
En segundo lugar, una línea cada vez más relevante consiste en enfocar el tratamiento en la inserción del sujeto en un lazo social. Esto implica favorecer conexiones sociales que den sentido y estabilidad, dejando de lado la perspectiva clásica que otorga un valor central al delirio como elemento restitutivo.
Ambas perspectivas pueden converger, ya que una vía privilegiada para que el sujeto participe del lazo social es precisamente a través de un síntoma, estableciendo un puente entre la estructura del discurso y la dimensión social.
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