viernes, 14 de febrero de 2025

El amor en la enseñanza de Lacan: del narcisismo a la contingencia

En la obra de Jacques Lacan, el amor atraviesa diversas elaboraciones que responden a las lógicas de los registros en los que se inscribe.

Inicialmente, Lacan aborda el amor desde una dimensión narcisista, vinculada al estadio del espejo. En este contexto, el amor queda atrapado en la imagen del yo y en la búsqueda de reconocimiento. Posteriormente, explora un amor simbólico, que se despliega en su análisis de El Banquete de Platón en La transferencia. Allí, Lacan articula la metáfora que ilustra la distancia entre el amado y el amante, una distancia que prefigura la disyunción entre ser deseado y ser deseante.

En el horizonte de su enseñanza, Lacan sugiere la posibilidad de un nuevo amor asociado al cambio subjetivo que un análisis podría generar. Este nuevo amor estaría relacionado con lo real, y no solo con lo simbólico o imaginario, configurándose como un lazo que emerge desde lo contingente y que podría suplir la ausencia estructural de una relación sexual.

El Valor Clínico del Amor

Interrogar el amor en su dimensión clínica implica revisarlo desde su función de "supleción" ante la falta de relación sexual, como Lacan plantea en el seminario 20. Este valor clínico del amor se encuentra en su capacidad de hacer lazo y de responder al impacto que condiciona al sujeto en su existencia misma. Sin embargo, también invita a considerar cómo las nuevas modalidades de vínculo podrían modificar o ampliar esta perspectiva.

El Amor y los Finales de Análisis

En el contexto analítico, el amor puede manifestarse inicialmente como una forma solidaria con la neurosis. Este amor suele apoyarse en la demanda incondicional al Otro, aspirando a una ilusoria completud o complementariedad. Tal ilusión está sostenida por el fantasma del sujeto, que protege tanto al propio sujeto como al Otro de la confrontación con la castración.

El final del análisis, sin embargo, abre la posibilidad de un amor diferente: un amor que encuentra su fundamento en lo real y no en la fantasía. Este nuevo amor desplaza su punto de apoyo de la necesidad hacia la contingencia. Se trata de un amor que reconoce la imposibilidad de la complementariedad y que sitúa la posición deseante del sujeto como una condición central.

En definitiva, el análisis plantea la eventualidad de un amor que, lejos de estar garantizado para todos los sujetos, implica un riesgo y una apertura hacia lo desconocido, redefiniendo los modos y estatutos del amor desde su vínculo con lo real.

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