martes, 25 de febrero de 2025

El punto de no saber y su incidencia clínica

El psicoanálisis revela que el Otro, en tanto sede del significante y del saber que al sujeto le ha sido adjudicado, no es absoluto ni completo, sino que está marcado por una falta, una inconsistencia estructural. Esta carencia del Otro establece una correlación fundamental entre la angustia y el punto de no saber que lo afecta.

¿Qué hace relevante esta dimensión de no saber? El sujeto, definido por su relación con los significantes, se enfrenta a una imposibilidad: el Otro carece del significante que podría nombrarlo plenamente o conferirle una identidad cerrada. De aquí se desprende una segunda correlación esencial: la relación íntima entre el sujeto y la falta significante.

Podemos situar distintos momentos en este proceso. Inicialmente, el sujeto se presenta dividido en el concepto, pero aún no en su formalización matemática. Solo después de la escritura del matema del sujeto barrado aparece el matema del Otro barrado, a partir de su significantización en el grafo. Este movimiento teórico y clínico permite un desplazamiento del problema: de los elementos aislados a la estructura del conjunto. Es el pasaje que introduce lo que no entra en la verdad, aquello que la inconsiste y la vuelve no-toda.

En este marco, otro campo de la praxis analítica cobra relevancia: aquello que, por no estar atrapado en el significante, queda fuera de la verdad. Aquí es donde el punto de no saber adquiere toda su potencia y valor clínico. Su impacto se evidencia allí donde la angustia emerge como signo de lo real y como señal del deseo.

Si la angustia es el afecto que no engaña, entonces se convierte en una brújula para el analista. Da cuenta de que el psicoanálisis no es una práctica orientada al conocimiento en términos epistemológicos, como advierte Lacan en Subversión del sujeto…, sino una praxis ligada al acto, un hacer en torno al punto de no saber.

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