miércoles, 28 de junio de 2017

El niño con autismo. Juego e identificaciones primordiales.


Apuntes de la conferencia dictada por Norma Bruner, el 04/10/2016

En la Conferencia 34 (1932), Freud habla de los opositores al psicoanálisis. Dice:

Una conocida sentencia nos exhorta a aprender de nuestros enemigos. Confieso no haberlo conseguido nunca, no obstante lo cual, pensé, podría resultarles instructivo que pasara revista con ustedes a todos los reproches y objeciones que los opositores del psicoanálisis le han dirigido, y luego les indicara las injusticias y atentados a la lógica, tan fáciles de poner en descubierto. Pero, «on second thoughts» {«repensándolo»}, me he dicho que no sería interesante, sino que se volvería aburrido y fatigoso, y además implicaría hacer lo que he evitado cuidadosamente todos estos años. Discúlpenme, pues, si no sigo adelante por ese camino y les ahorro los juicios de nuestros así llamados opositores científicos. En verdad, casi siempre se trata de personas cuyo único certificado de idoneidad es la neutralidad que han acreditado manteniéndose lejos de las experiencias del psicoanálisis. Pero bien sé que en otros casos no me consentirán ustedes un expediente tan simple. Me harán presente que, sin embargo, hay muchas personas para quienes no vale mi última observación. No esquivaron la experiencia analítica, han analizado pacientes, quizás ellas mismas fueron analizadas, y hasta por un tiempo fueron mis colaboradores, a pesar de lo cual han llegado a otras concepciones y teorías sobre cuya base se han separado de mí y fundado escuelas autónomas de psicoanálisis.

A propósito del autismo, el psicoanálisis está más que nunca en esta posición de tironeo entre interpelaciones internas y externas, de las cuales tenemos que hacernos cargo. Vamos a intentar compartir algunos pasos dados por mi, por colegas y otros colaboradores, de los cuales he aprendido y sigo aprendiendo sobre el juego, las identificaciones primordiales para la clínica del autismo y la psicosis en la infancia.

Me gustaría compartir con ustedes una cita de Almodóvar, que me pareció absolutamente pertinente para la temática de esta conferencia: hay leyes que uno puede burlar y otras que no. La ley del deseo es como la ley de la gravedad: aunque la rechaces, tienes que rendirle tributo, y un tributo bastante alto.

Fíjense qué interesante, la ley del deseo como la ley de la gravedad. Imposible, aunque uno intente burlarlas, escapar de ellas, sin pagar un precio muy caro. Y a propósito del autismo me gustaría introducir la temática, pensando con ustedes la siguiente hipótesis: el autismo es la posición del sujeto que podríamos decir paradojal, donde si hay algo que podrían enseñarme esos niños que suscriben a ese diagnótico -en general es la menor cantidad de los casos, pues en la mayoría de los casos no suscribo el diagnóstico de autismo- un niño autista intenta, con los recursos a disposición y al costo de agotar sus energías psíquicas, rechazar la ley del deseo y la ley de la gravedad. Ambas, tanto la ley del deseo, como la ley de la gravedad, tienen algo en común: requieren para su funcionamiento la caída del objeto. Si hay algo que me han enseñado los niños autistas, es su rechazo a que eso caiga, fundando la ley del deseo. Es decir, que se produzca ese vacío necesario, esa extracción de goce necesaria para que haya caída del objeto y fundando la razón del deseo. La paradoja es que, pienso, esto no es sin pagar el alto costo que es nada más y nada menos que rechazar aquello que humaniza al sujeto. Y por eso, efectivamente, el campo del autismo reviste gravedad. La paradoja es que la gravedad del rechazo de aquellas condiciones mínimas necesarias para que haya humanización. Es decir, nada más ni nada menos que el lenguaje que los significantes hagan marca e inscripción en lo real del cuerpo. Los significantes hacen un trabajo de ordenamiento, de marca, de extracción -en el caso de los significantes primordiales- y organizan el camino acorde a la ley para que funde un deseo que no sea anónimo para ese niño.

Si hay algo que uno podría suponer en transferencia que el niño autista nos dirige, es precisamente ese rechazo a que uno ocupe para él una posición significante y significativa. Entonces, podríamos decir como hipótesis que el rechazo a la ley del deseo y también el rechazo a la ley de la gravedad es lo que funda el autismo, ya que si funcionan ambas leyes, producen el vacío fundamental necesario (En la obra de Lacan esto se llama la operación de privación), la privación fundamental necesaria para que luego ese vacío pase a estar enmarcado, limitado simbólicamente, fálicamente, dando razón y medida del deseo. Es decir, que la ley del deseo y la ley de la gravedad se requieren. Es por eso que el psicoanálisis abreva en otras disciplinas.

En el campo del autismo hoy, podríamos decir que se juegan las mayores de las batallas en relación a la respuesta que vamos a dar los psicoanalistas. Las neurociencias y las terapias cognitivas conductuales producen forclusiones ad hoc de las producciones del sujeto. Por eso digo que la situación actual es grave. Es un desafío para el psicoanálisis de extrema dificultad. Frente a esto, cabe la mayor de las rugosidades y la menor de las rigideces. Freud se resiste todo el tiempo a la rigidez y apela y aboga por la rigurosidad. Rechaza toda explicación del orden de la unicidad, ya sea del cuerpo del que venga. Freud le critica a Adler que su explicación revestía unicidad. La causación en psicoanálisis tiene que ver con la complejidad, no con la unicidad. Por diferentes vías, desde diferentes caminos, un niño puede hacer una entrada al autismo. No hay una sola vía. Ya sea que estas tengan que ver con presencia de organicidad en juego, efectivamente, con nombre y apellido conocido hasta el momento, ya sea que haya presencia de problemáticas biológicas, genéticas, metabólicas, constitucionales o adquiridas tempranamente que hagan que desde lo biológico se impermeabilice la entrada del significante. es decir, que haya allí una impermeabilización orgánica a la entrada del significante. También puede venir por vías fantasmáticas, simbólicas, parentales, históricas, coordenadas simbólicas a leer, o ya sea que sea una combinación de ambas y estén en circuito. Es decir, no hay una sola vía de entrada a una posición autista.

Partamos de un acuerdo: si en transferencia, cada vez y otra vez de nuevo, al intento de establecer un lazo libidinal, al intento de establecer una ligazón del orden del lenguaje y la palabra, nos encontramos del lado -del niño- de la aversión, el girar la cara, el rechazo; esto ocurre solamente cuando uno intenta tornársele significante significativo, lo que entonces tenemos que decir que el autismo consiste en esta aversión que rechaza todo significante. Todo significante que pueda introducir de su lado una diferencia significativa. Y esta es la función de los significantes, que pueden ser cualquier cosa: una mirada, un toque, una clase, un texto, un libro… No tiene forma, porque lo es si para otro introdujo una diferencia significativa. Un niño autista rechaza las diferencias, por más mínimas que sean, por eso comparte con la psicosis el rechazo de los significantes del Nombre del Padre. Pero desde mi experiencia, a diferencia de los niños que están en posición de psicosis, en el autismo el rechazo es a propósito de cualquier diferencia que pueda introducirse en su real. Fíjense qué interesante, de esto Kanner ya sabía. Yo quisiera leerles a ustedes la siguiente observación de Kanner:

Gobierna la conducta de los niños el deseo ansiosamente obsesivo de conservar una igualdad que únicamente ellos en raras ocasiones interrumpen. Cualquier cambio introducido en la disposición de los muebles, en las normas, en el orden que rige la actividad cotidiana los desespera.

Kanner le supone un deseo, un deseo obsesivo lo llama, de conservar la igualdad. En mi experiencia, los niños lo hacen con los recursos a su disposición, siempre de manera escópica y frecuentemente de manera auditiva o invocante. Hagan la experiencia, es imposible tomar a un niño autista por sorpresa, aunque les esté dando la espalda. Aunque no fijan la mirada, su organización visual está puesta al servicio de controlar los límites del campo. Esto, en física y en óptica se llama tensión oblicua. El control está en que no se introduzca la diferencia. Por eso, uno se acerca y el niño, aunque esté de espalda, se aleja. O cuando algo comienza a serle significativo, aparecen movimientos para que eso no entre. Desde mi punto de vista, ahí está el autismo, en este rechazo absoluto y no parcial como en la psicosis. El rechazo absoluto es a todo significante, a todo aquello que pueda elevarse a categoría de significante, no solamente los significantes primordiales paternos.

El campo del autismo reviste gravedad a la luz de las estadísticas y de los intereses que ustedes conocen muy bien al librar diagnósticos de TEA, TGD… Las estadísticas nos informan que hoy 1 de cada 68 niños recibe el diagnóstico de autismo. Está considerada epidemia, pero en la mayoría de las vocaciones que llegan a mi consulta, niños con este diagnóstico, no suscribo al mismo. Se trata, a diferencia de lo que es la corriente dominante actual, que los psicoanalistas opongamos diferencia desde la rigurosidad. debemos precisar, acotar, limitar, reducir a su mínima expresión simbólica y esforzarnos por hacer investigación y pronunciarnos para determinar a qué vamos a denominar posición autista en un niño.

En mi experiencia, son mínimos los niños que cuentan con la energía psíquica necesaria para hacer este rechazo absoluto y masivo. Y es grave, porque recordemos uno de los criterios de gravedad que maneja Freud en los caminos de formación del síntoma, Conferencia 23, porque en 1915 Freud habla del síntoma como actos inútiles y perjudiciales. ¿Por qué? Porque tienen 2 costos: uno, el gasto anímico energético que lleva formarlo. Por eso, hay un empobrecimiento de la energía, de la libido disponible, del sujeto para seguir adelante con amor, trabajo, lo que tenga que ver con la vida. Y además, por el costo que implica combatirlos. Entonces, está el costo de armar el síntoma y el costo de combatirlos. El síntoma requiere un gasto energético cada vez mayor al sujeto, que va empobreciendo su disponibilidad para las tareas de su vida. Freud dice que si el síntoma se hace extenso, pasaría cada vez más de ser leve, moderado, grave a tomar mayor porcentual de energía de la vida. Entonces ahí dice Freud que estaríamos siguiendo el camino médico, porque la medicina, precisamente, divide la normalidad de la enfermedad en términos de leve, moderado y grave. En tanto, la paciente se le limita su actividad cotidiana. Para Freud, esto sería manejarnos con un criterio pràctico. Desde el punto de vista teórico, da igual, porque aún para las formaciones psíquicas cotidianas, se sigue el mismo camino. Es grave, porque toda la energía psíquica del niño autista está en servicio de esto que diferentes autores llaman la defensa autística y que nosotros podemos llamarlo “aversión”, rechazo absoluto y masivo al significante y al conjunto de los significantes, que es como yo propongo pensarlo. Una aversión de todo lo que pueda ejercer una diferencia significativa en esto que intenta determinar en cada uno de los casos por qué ese niño ha tenido que vérselas en esa dramática coyuntura de armar esa respuesta de rechazo a aquello que lo va a humanizar. Es grave porque consume toda su energía. Por supuesto que pueden aprender mecánicamente, pero no significantemente o significativamente. hay una memorización mecánica y en esto las terapias cognitivo conductuales muestran resultados. Se logran adaptaciones, adoctrinamientos, respuestas del orden de la obediencia y la repetición. Pero es una repetición no simbólica, sino una repetición de la lógica de lo real y en esto, precisamente confirmamos el autismo, porque el autismo es esta pasión por conservar la repetición de lo real y rechazar la repetición simbólica, que es aquella que establece diferencias una vez y cada vez de nuevo. Los aprendizajes significativos son aquellos que nos introducen diferencias que abren la dimensión de lo nuevo, y ahí nos vamos acercando al juego.

Si hay algo que tiene el juego, con su tesoro secreto, es la pasión por lo nuevo, la búsqueda de lo nuevo. Estadísticas en Argentina: la última estadística en el Censo Nacional 2011, de 0 - 14 años, que el 7% de la población recibe un diagnóstico de discapacidad. El campo del autismo nos invita a reconsiderar y a volver a pensar:
  • cuáles son las relaciones entre lo orgánico y lo psíquico.
  • cuáles son las relaciones entre la discapacidad, el autismo y la psicosis.
  • Las diferencias entre el autismo y la psicosis.
  • Las intervenciones y las detecciones tempranas, sus alcances y sus límites.
  • Cuáles son las relaciones entre la estructura, el desarrollo, la historia.
  • El valor del juego para la constitución del sujeto.
  • Las relaciones entre el juego, la sexualidad, el lenguaje y el inconsciente, siguiendo los 3 pilares freudianos y siguiendo los 4 pilares lacanianos: el juego, lo inconsciente, la transferencia, la repetición y la pulsión.

En mi experiencia, lo que les puedo contar y compartir con ustedes, que es donde empecé mi investigación siguiendo la relación entre juego y duelo, es que un niño al jugar produce una serie de transformaciones en su preexistentes. Su realidad preexistente resulta transformada a partir del juego. Y al mismo tiempo, y mientras que se juega, el juego lo transforma a él como sujeto. Esto lo digo de esta manera pasa acentuar el eje en la transformación, pero en realidad es parte de un observable y de un hecho clínico verdadero y es que mientras que se juega, se producen diferencias. El juego es un sistema operativo de introducción de diferencias. No se sale de la misma manera que de la que se entra a un juego. Se sale transformado. Esto es lo que ocurre con los niños cada vez y otra vez de nuevo, aunque juegue al mismo juego. Y en la clínica, en el informe que puedo hacer en mi experiencia, me llamó siempre la atención cómo podía ser que ese niño, sin darse cuenta, produjera cuestiones del orden de lo que no se esperaba que pudiera hacer, jugando. Si tenía dificultades para hablar, no aparecían. Si tenían dificultades en relación a la postura, lo que los psicomotricista trabajan en relación al esquema del cuerpo, no aparecían, sino que producían profundas transformaciones en las que se jugaban; etc.

¿Cómo dar cuenta de estas transformaciones que produce el juego? Intento dar cuenta de las transformaciones constitutivas - constituyentes que produce el juego para los niños y su desarrollo: lenguaje, motricidad, aprendizaje, hábitos, socialización. Esto vale para todos los niños, estén en una posición autista, psicótica o no lo estén. El juego produce transformaciones en todos los niños, que son constitutivas y constituyentes.

¿Qué deseo sostiene el rechazo a la ley del deseo y a la ley de la gravedad? ¿Qué deseo podemos poner en juego para que un niño haga este rechazo? Alguno hay que suponer para poder sostener la hipótesis del sujeto, que es nuestra finalidad y constituye nuestro campo en psicoanálisis. El sujeto es el objeto con el que nosotros trabajamos. No tengo otra alternativa que responder “es deseo de no deseo”. Es un deseo de que no haya deseo. Un deseo de ausencia de deseo, pero tenemos que suponer alguno, así como suponemos sujeto cuando no lo hay.

Intentaré dar cuenta de las transformaciones que produce el juego. ¿Por qué camino psíquico se produce? ¿Cuál es la lógica de estas transformaciones la formación del juego? Si el juego es una formación psíquica que no depende de la dotación orgánica cronológica con la que se nace, no es innata, sino una formación psíquica secundaria al nacimiento. Como tal, debe llegar a advenir y que advenga no es garantía, pues no todos los niños juegan. ¿Cuáles son las condiciones mínimas necesarias para que advenga esta formación psíquica que llamamos juego?

Si le otorgamos al juego este valor constitutivo y constituyente, de producir transformaciones primordiales a los niños que lo atraviesan, así como Freud nos lo enseña a propósito del llamado juego del fort-da, que le da este valor absolutamente constitutivo y constituyente para el psiquismo; Winnicott nos habla también de esta matriz que tiene que ver con la transicionalidad a partir de la cual se producen una serie de consecuencias y marcas en el camino hacia una relación del deseo no anónima, mi investigación estuvo dirigida a suponer que aquellos niños a los cuales la bibliografía médica, psiquiátrica, psicológica, psicoanalítica llama autismo o psicosis, en realidad son distintas posiciones en relación al haberse podido subir o no al escenario del juego.

En los niños que siguen un camino de atravesamiento de la lógica edípica, que siguen un camino a partir del cual esto que para nosotros en psicoanálisis, a partir de Freud, vamos a denominar como complejo de castración y sus consecuencias, aquellos niños que siguen un camino por el cual los significantes primordiales, aquellos que pueden estar presentes en el campo del Otro, pero esto no es suficiente para que pasen a inscribirse en una manera encarnada y funcionar del lado del niño, es decir los significantes paternos, M, P, falo, hijo; este camino supone una serie sucesiva de matrices lúdicas y esto es lo que les invito a pensar juntos.

Propongo una serie de matrices lúdicas, a partir de las cuales estos procesos u operaciones primordiales para la constitución del sujeto en la infancia se producen. A estas matrices, las propongo denominar “Las matrices de los juegos unarios infantiles”. O los juegos de las identificaciones primordiales.

La matriz de juegos de borde, superficie y caída. Se juega la operación de la privación fundamental.
La matriz de los juegos del transitivismo. [menciona 2 autores franceses], sucesor de Ajuriaguerra, propone la experiencia de transitivismo infantil, fundamental para que se inscriba la experiencia del dolor. Es curioso, porque los niños con autismo y psicosis no están en relación a la representación del dolor, no se inscribe la experiencia del dolor.
La serie o matriz lúdica transicional (Winniccot). En esta matriz, tanto Freud como lacan ubican la especularidad. Los juegos especulares.
La matriz lúdica de juegos de duelo. Duelos por el falo.
La matriz lúdica de juegos de negación. Y en esto, bienvenido Spitz y su observación de este organizador tan importante, que es el advenimiento del “no” y cómo podemos pensar a la luz de Freud y Lacan, en relación a la función paterna y materna.
La matriz de los juegos de personificaciones edípicas. Podemos traer autores como Melanie Klein. Freud, Lacan, Fukelman…

Mi investigación lleva a la siguiente hipótesis:los niños que no atraviesan estas matrices, -que siempre se atraviesan de manera singular y no arman una serie evolutiva- son los niños que están en este campo al cual denominamos del orden del autismo y la psicosis. No es casual que en la clínica del autismo, cuando un niño sale de su posición autista, los primeros vocablos que pronuncia es “se cayó, se rompió, no funciona. Pareciera que la salida del autismo viene de la mano de los juegos de caída. Puedo contarles casos míos, de mis colegas, supervisiones, en donde vamos a reconocer esta primera matriz de los juegos de borde y caída, donde se puede decir algo del tema que convoca este ciclo, que es la gravedad en psicoanálisis y en el autismo. La salida del autismo consiste en que el significante haga gravedad. Si el autismo reviste gravedad, es porque rechaza la ley del deseo y la ley de gravedad. La salida del autismo es la aceptación de la gravedad del significante, de su peso. Porque la gravedad física, precisamente, tiene que ver cuando un cuerpo tiene peso y produce una fuerza de atracción con otro cuerpo. La gravedad física es la fuerza de atracción entre 2 cuerpos con peso. Podríaos decir que la fuerza de atracción del peso entre los significantes, que producen atracción. No es la atracción cuerpo a cuerpo. Cuando el significante empieza a tener peso, produce su gravedad, su fuerza de atracción y comienza el juego, que es lo que rechaza el autismo.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la identificación? Si suponemos ideas propuestas por Héctor Yankelevich y Silvia Amigo, acerca de que el ingreso de la estructura y de los significantes de la estructura requieren de una temporalidad, su propuesta es que esta temporalidad son los tiempos de las identificaciones. La temporalidad del pasaje del otro real al Otro simbólico, es decir, lo que está del campo del Otro que no hace función en el niño porque todavía tiene que hacer un pasaje a estatuto de simbólico, es el tiempo y la temporalidad de las identificaciones que en psicoanálisis llamamos identificaciones primordiales. yo tomé esto y digo: si el tiempo es el de las identificaciones, el juego es el escenario, es el espacio donde espacio se anuda a tiempo y las identificaciones primordiales se inscriben y hacen su trabajo. Las identificaciones primordiales se inscriben desde las matrices lúdicas que les propongo pensar. Si el niño no atraviesa estas matrices lúdicas, es decir, no las juega, estas identificaciones primordiales no se inscribirán de su lado. Esto nos lo muestra la clínica del autismo y la psicosis.

¿Cómo definir la identificación? Si hay un concepto odioso en psicoanálisis, es el de la identificación. No hay escuela de psicoanálisis que no haya propuesto su teoría de las identificaciones. Si uno intenta hacer un inventario de los tipos y formas de identificaciones existentes solamente en el psicoanálisis, se pierde. Así que no fue mi intento. No hablo de tipos de identificación, hablo de las funciones de las identificaciones primordiales.

Si el niños autista, como decía Kanner, está allí gobernado por este deseo de sostener la igualdad, la identidad, la mismidad, y justamente decíamos que su autismo consiste en su respuesta subjetiva en rechazar la diferencia, fíjense qué paradojal formación psíquica humana que rechaza aquello que lo puede incorporar en la cultura en la identificación primordial, precisamente, como proceso de incorporación del Otro. Primer lazo. En la obra de Freud, entiendo que la identificación es el nombre que Freud encuentra para dar cuenta, precisamente, de porqué o cómo una instancia pasa a ser transformada por otra. es decir, que la identificación es un proceso de transformación. Freud hace una subversión del concepto tradicional o clásico de las identificaciones. Cambia el espacio en el cual el proceso se produce. Se trata de un proceso inconsciente, que se produce en el espacio psíquico, no en el espacio común. Cambia la relación de la intersubjetividad por las relaciones intrapsíquicas. Entonces, da cuenta de las identificaciones entre procesos de transformación entre instancias psíquicas: ello, superyó, realidad… A adopta un rasgo de B, si se trata de una identificación parcial y a partir de este proceso inconsciente, pasa a estar transformado pro B. Pero parte de 2 objetos, podríamos decir, preexistentes, que ya tienen existencia. La identificación es un proceso que se produce en lo preexistente.

Lacan radicaliza y extremiza el concepto de identificación en su versión, dándole otra vuelta, lo mismo que hace con el duelo, elevándolo al estatuto de condición del deseo (al duelo). En Lacan, la identificación es el nombre que encuentra la pregunta por cómo algo es creado. Ya no creado, porque la transformación es un efecto secundario. La identificación es un proceso inconsciente de creación, de surgimiento de algo nuevo. La lógica del estadío del espejo es el mayor ejemplo de esto que estoy diciendo. Es decir, el yo pasa a ser creado por la identificación especular, no pre existía. La identificación en Lacan es un proceso inconsciente de creación. Es decir, de establecimiento de diferencias. En este punto,identificación e identidad autista se contraponen. Si el autista está sosteniendo la mismidad, rechaza la diferencia, rechaza la identificación.

Fíjense entonces lo que encontré: juego e identificación, ambos, son procesos de transformación, pero siguiendo el planteo de Lacan, ambos son procesos de creación de diferencias y advenimiento de un nuevo sujeto. Por eso, me importa formalizar y darle valor al juego en la clínica con niños, por su valor constitutivo y constituyente de diferencias primordiales para el advenimiento del nuevo sujeto. Y esto es identificación primordial, entendiendo que la identificación en un proceso inconsciente, imaginario, de reconocimiento del significante.

Ahí donde tradicionalmente podemos decir que existe A y B, por identificación a A pasa a estar transformado por B, tomando rasgos de B, o absolutamente se transforma en B y el uso de rutina degrada la identificación a la imitación y la empatía de las terapias cognitivo-conductuales, que degradan el concepto de identificación para hablar de empatía al ponerse en el lugar del Otro… Bueno, entiendo que la identificación es el nombre que le da Lacan a la creación de la diferencia, en donde no preexiste A, sino que se invierte el proceso. Es B el que crea a A. A es creado après-coup (a retroactivo, a posterior).

¿Dónde reconocer la identificación en el juego? En esto, Lacan nos da pistas, que hay que buscarlas. En el seminario IX, el de la identificación, clase IV, Lacan cita a Freud y la observación del nieto y el fort-da, le propone un juego al auditorio: Lacan tenía una pelotita en la mano y se la muestra al auditorio. Luego la esconde detrás de su espalda y la vuelve a mostrar. Ustedes anticipan en esto que va a salir la pelotita. Si yo hago otra cosa, provocaría la sorpresa. ¿Por qué pueden anticipar en el gesto inaugural del juego que va a salir el mismo objeto? ¿Por qué pueden armar una equivalencia, una identidad? Por la ausencia, sino no podrían. Es la ausencia la que crea la imagen. Solo por la ausencia, la imagen es creada. Podríamos decir que es la caída, la pérdida, la ausencia las que crean la representación. Sin ausencia, no hay representación. ¿dónde está la identificación, en la alternancia de presencia - ausencia? No, en el intervalo, en el corte. Es ahí donde está el sujeto, en la diferencia entre uno y el otro. Es ahí, en el “entre”. Todo juego, sabemos a partir de Freud, se modula y se configura tomado por la compulsión a la repetición, una repetición que lo es porque lo es de la diferencia, porque una y otra vez de nuevo, no se encuentra lo que se busca. es en la diferencia entre uno y otro juego que se produce la caída, el vacío, la ausencia. Por eso es que un niño requiere jugar muchas veces, que se le cuente el cuento muchas veces. No alcanza con una sola vez, porque el significante no se inscribe de un solo golpe. Requiere de sucesivas veces y simultáneas repeticiones, porque solo en la repetición se crea la diferencia. Es allí donde dice Lacan que tenemos que situar al sujeto y es allí esta mínima diferencia donde el sujeto se hace él mismo entre uno y otro, que Lacan llama rasgo unario. El rasgo unario está en esa mínima diferencia entre su juego y el de cualquier otro. Digo esto porque en psicoanálisis, a diferencia de otras disciplinas, es esta diferencia la que buscamos. Si buscamos que haya sujeto es porque buscamos que haya rasgo unario, que haya la máxima diferencia entre nuestros pacientes, aunque vengan con el mismo diagnóstico. Nunca uno es igual al otro, aunque jueguen el mismo juego, nunca se hace de la misma manera.

Pregunta: ¿Podrías explicar cómo se produce este rasgo unario?
N.B.: El rasgo unario, justamente, es aquello en dondeLacan ubica la máxima diferencia, es decir, la función del significante, aquella que define al sujeto, entre uno y otro. Entre un significante y otro. Esto quiere decir entre un juego y otro. Entre una sesión y la otra, entre un paciente y el otro. Siempre es en la cadena entre uno y otro. Ese resto, eso que cae, eso que no se encuentra, eso que se busca en la repetición pero que no se encuentra, esa división, esa diferencia en sentido matemático, ahí es donde está el rasgo unario. Entonces, hace falta de la repetición para que se produzca.

Pregunta: ¿Por qué hay tanto diagnóstico de autismo? Vos decís que en tu clínica es mínima la porción. ¿Qué es lo que se ha confundido?
N.B.: Es mínima la cantidad de niños que disponen de los recursos y el gasto energético o psíquico que hacen falta para sostener esta posición, de armar un rechazo absoluto. Se proponen diagnósticos con criterios que no son los mismos con los que nosotros trabajamos. Actualmente tenemos el DSM V, donde se encuentra el espectro autista. Hay un espectro en donde nosotros vamos a reconocer niños en un posición de autismo, pero muchos no. También podríamos pensar las diferencias entre el autismo y las psicosis infantiles. Si hay algo que han hecho las clasificaciones actuales, es haber borrado la categoría de psicosis infantiles. No hay más niños psicóticos, son todos niños autistas, entendiendo que autismo y psicosis son diferentes. Hay una amplia mayoría de niños los cuales nosotros diríamos que no están en una posición autista, sino en una posición psicótica. Y hay muchos otros niños que no están ni en posición autista, ni psicótica: están teniendo dificultades en en el circuito de intercambio respecto a la demanda social de aquello que se le exige en nuestra época en las escuelas. Ustedes saben que esto va de la mano con que el DSM III ha llegado a las escuelas. Antes de esta llegada, no se había producido, llega primero a las escuelas que a los hospitales la obligación de diagnosticar según esta clasificación. Desde que llegó el DSM a las escuelas, empezó a haber más niños autistas. ¿Hay más niños autistas? No, hay cada vez más diagnóstico de autismo. Además, se los medica, no termina en un diagnóstico. Lo que se hace con esto, precisamente, es ir alejando cada vez más a ese niño, a la familia, a esos padres, de los circuitos comunes por los cuales un niño se constituye y tiene padres. Se los desafía, por lo cual se producen entradas ad hoc en el autismo o en la psicosis. Se producen psicosis y autismos ad hoc.

Pregunta: Lacan, al hablar del niño como objeto en el fantasma de los padres, habla de que el niño ya de entrada trajera una secreta determinación. ¿Se puede hablar de ausencia de deseo, cómo pensarlo, como una voluntad?
N.B.: ¿Qué es este deseo de ausencia de deseo? ¡Te invito a que sigamos investigando juntas! Es casi simil con la posición en la anorexia…

Pregunta: Tal cual, deseo de comer nada, eso es lo que yo pensé.
N.B.: Yo también pensé lo mismo. Es un deseo paradojal, pero también hablamos de deseo de muerte. ¿Qué deseo es el deseo de muerte? Pero hay deseo de muerte y el deseo de muerte, no tiene lógica. no se rige por la lógica común. El deseo en psicoanálisis tiene otra lógica.

Pregunta: En la serie de la matriz lúdica, ¿hasta qué nivel llegaste con un chico autista, sólo la primera?
N.B.: No, esa la entrada. Lo que encuentro y digo que no puede ser casual. Ya hay una casuística suficiente reunida por mi, y ya vi diferentes niños que presentan esta misma entrada hacia la salida, por el lado de los juegos de caída, pero digo que no es casual porque hablan de las operatorias de Freud y Lacan, porque tiene que ver con la privación, con la frustración, con la castración. Porque tiene que ver con la introducción del objeto y la represión primaria, es decir, aquello que hace a la posibilidad de que haya algo que se pierda originariamente. Yo arranqué ahí pensando en términos del duelo. Ahora, estoy armando una relación entre el duelo de estructura y la identificación en el punto en donde si hay pérdida es que se introdujo una diferencia significativa, sino no cualquier diferencia introduce la dimensión del deseo. Justamente, por eso es que Kanner nos decía que un niño autista puede compartir con nosotros el mismo espacio, puede hasta tener una relación con el adulto y convivir de una manera relativamente pacífica. ¿En qué momento aparece la angustia que dispara el mecanismo de la huída? Hay autores que relacionaron el autismo con la fobia, por el lado de la huída, de la evitación autista. ¿En qué punto? En que no los escucha en tanto ustedes quieren meterse con ellos, en tanto usted tiene algo para decirles. Es ahí donde el autista arma su defensa y no tiene nada que ver con lo que se le está diciendo, sino que es la posición desde la cual se intenta nominar.

En el libro, a propósito de la gravedad, hay otra hipótesis, por ahí un poco más arriesgada. Si es que el niño rechaza la gravedad, en el espacio autista -que no hay gravedad- predominan los giros. ¿Por qué la predilección de los niños autistas por el giro? El giro del trompo, del cuerpo, hay un buen número de bibliografía pensando en la sensación propioceptivas, cenestésicas, laberínticas perceptivas, en el intento de armar algún cuerpo. A mi me parece, sin negar esto, que la pasión está en detener la caída. El giro es detener la caída. Entonces, a diferencia de los precursores del fort-da, en donde el niño labora con ahínco y pasión todo aquello que tenga que ver con la caída del objeto, hasta llegar al carretel, se sigue un largo camino. El carretel es la primer matriz autocreada, es decir, que no requiere de la presencia física de nadie, lo puede completar solo, pero previamente, desde la sabanita hasta el nenito sentado en la sillita de comer y tirando lo que la madre le pone en la mesa, la madre apurada por irse a trabajar y el nene feliz de la vida… En el juego de la sàbana, es el adulto el que hace todo el movimiento. El juego está del lado del campo del Otro real. Son las manos de la mamá o de quien fuera, que juega. En la sillita, mitad y mitad: el nene tira, la mamá levanta. En el fort-da, el nene tira y levanta. Además de los fonemas, estoy hablando desde el punto de vista de las manos. Las manos tienen una función muy interesante. El hacer uso de la mano, no va de suyo hacerlo para los seres humanos.

El giro es suspender la caída. La pasión está, a diferencia del nenito que viene elaborando el fort-da que viene versionando la caída del objeto, el niño neurótico, en el autismo la aversión y el rechazo de la caída del objeto, tiene su expresión clínica en el giro. Y además, en la suspensión. Si hay un fenómeno clínico en el autismo es quedarse suspendido o flotando, como lo hacen los astronautas por la ausencia de gravedad. Y esto es porque el significante no hizo peso.

Pregunta: [inaudible]
N.B.: Es fuerte hablar de salida del autismo, pero si, la experiencia ya desde hace cincuenta años en Argentina y otras partes del mundo trabajando de manera temprana y de manera interdisciplinaria muestran que hay salida del autismo, porque una posición del sujeto no está decidida ni definida en la infancia, porque está en el espacio y el tiempo de su constitución. Y esto es una posición en psicoanálisis que no la tenemos todos los psicoanalistas. Entonces, en este punto, hay diferencias significantes significativas entre nosotros también.
Hay que seguir hablando de esto, de por qué ese niño ha elegido eso y no otra cosa. Freud se hace esa pregunta, por qué se eligió el síntoma histérico y no otro. Por qué se elige, cómo… Hay que suponer ahí un sujeto.

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