miércoles, 12 de julio de 2017

Clínica de la fobia: Nuevas modalidades.


Apuntes de la conferencia dictada por Raul yafar el 8/09/2015.
Estuve tratando de perfeccionar algunas cosas posteriores a los libros que escribí, que se sintetizan en un cuadro, al que fui agregándole una cantidad de referencias con el correr del tiempo, a partir de preguntas y de comentarios que me iban haciendo de distintas conferencias que fui dando respecto al tema.
El intento es transmitirles ese esquema básico que intenta cubrir el amplio campo de las manifestaciones de la fobia, la génesis de la angustia, las pesadillas (que no es un tema demasiado tratado) y cómo se relaciona esto con el síntoma. Yo me voy a parar en las conferencias freudianas y lacanianas, pero quisiera presentar un esquema general de todo lo que es la clínica de las fobias y sus relaciones entre sí. Cuando tengamos armado el esquema, de algún modo se arma una especie de enlace de relaciones posibles, que habría que seguir explorando en cada uno de los casilleros.
El esquema básico que yo armé tiene 8 casilleros y me puse a pensar en qué vincula cada casillero entre sí. La primera relación a tener en cuenta me parece que es la diferencia entre neurosis actuales y neurosis de transferencia. Ustedes saben que Freud menciona muy pocas veces esto y que el psicoanálisis sensiblemente se ocupa más de las neurosis de transferencia, aunque en los primeros textos de Freud las neurosis actuales aparecen muy privilegiadas. Los temas clínicos freudianos iniciales hasta los grandes libros temáticos sobre las formaciones del inconsciente, inicialmente están referidos a los grandes cuadros de las neurosis actuales. Textos de cómo diferenciar la neurosis de angustia de la neurastenia, textos de 1890 hasta fines de S. XIX.
Estos cuadros suenan parecidos pero son bien distintos: la neurosis de angustia y la histeria de angustia. Freud no parte del término fobia, sino de la histeria de angustia. Histeria de angustia no es un término freudiano, pero él la define como la neurosis que se desarrolla cada vez más en el sentido de la fobia. Es decir, es la neurosis que se desliza, que va por una especie de camino obligado, que conduce a la fobia. Pero la fobia es un derivado, pero no el origen. El término originario era histeria de angustia. Recuerden que la neurosis de angustia es parte de las neurosis actuales, como la neurastenia, que Freud las divide y luego agrega la hipocondría, que realmente es bastante distinto. Freud estaba obligado, pues en su época se solía amalgamar y porque las manifestaciones son muy complementarias y relacionadas a la insatisfacción de la vida sexual, se solía amalgamar a la neurastenia a la neurosis de angustia y Freud divide. Entonces, tenemos la primera pregunta para hacernos: ¿Qué diferencia la neurosis actual, como lo es la neurosis de angustia, de una histeria de angustia, que ya nos introduce al terreno de las neurosis de transferencia? Recuerden que Freud dice por ahí que las neurosis obsesiva es un dialecto de la histeria. Eso quiere decir que las 3 neurosis están amalgamadas en la neurosis de transferencia en torno a los términos de la histeria. La diferencia esencial a la que va llegando Freud es que psicoanalíticamente lo va llevando hacia la histeria de angustia. Hay varias diferencias, pero en el caso de la histeria de angustia:
  • Hay representaciones reprimidas. No las hay en las neurosis actuales, en este caso la neurosis de angustia. Como hay representaciones reprimidas, puede haber significaciones posibles del síntoma.
  • En la histeria de angustia hay realidad psíquica, hay otra escena.
  • En la histeria de angustia hay posibilidad de transferencia. En las neurosis actuales como no está esta posibilidad. Hay una suposición de saber encontrar a través de la asociación libre ya que hay una formación del inconsciente.
Esto nos da a lugar a preguntarnos si las neurosis actuales puede ser tratadas desde el psicoanálisis, como les decía hace un ratito, porque Freud se va deslizando a una clínica orientada a las neurosis de transferencia. En términos más lacanianos, hay una elección entre ser y sentido. La neurosis de angustia se relaciona más por el lado del ser y la histeria de angustia, la suposición del saber lleva a la búsqueda del sentido. Es decir, a la significación de los síntomas.
Estas son las pequeñas notas que puede encontrar en Freud sobre las diferencias que explican este vector entre el pasaje de las neurosis actuales hacia a las neurosis de transferencia. A este vector le tenemos que poner un signo de interrogación. Si se trata de que ese pasaje en necesario y posible para la entrada a un análisis, o son 2 cuadros que en realidad no tienen posibilidad de enlazarse. Esta es una de las preguntas.
Ya vimos los primeros 2 casilleros básicos. Yo hago una distinción entre lo que se conoce como agudo y crónico, pero a mí me parece mejor calificarlo como “episodios” de un cuadro y “estados” del mismo. El estado se instala, se instituye a través del tiempo. Ese estado es lo que en medicina se llama la cronificación, mientras que el episodio es más agudo. Cada uno de estos cuadros de la neurosis de angustia y la histeria de angustia tiene como tal, una manifestación episódica y una manifestación que define un estado, mantenido a lo largo del tiempo.
El episodio agudo de la neurosis de angustia, muy bien descrito por Freud y por los autores de su época, de la psiquiatría naciente de la época, las caracterizaciones polimorfas que tienen las crisis agudas de angustia, dentro del cuadro de neurosis de angustia. Esas descripciones son iguales a lo que ahora se llaman ataques de pánico. Lo que Freud caracteriza como neurosis de angustia, dentro de la neurosis de angustia como una de sus manifestaciones puntuales y agudas, es exactamente igual a la descripción actual del ataque de pánico. Esto no es pasible de transferencia en las conceptualizaciones de Freud. De todos modos, no quiero decir que porque ya lo haya dicho Freud, hablar de pánico no tenga su valor, porque el pánico define un estado que intenta diferenciarse del miedo o de una fobia. Es algo que apunta más a una manifestación aguda, puntual, abrupta. Así que con la palabra “pánico”, podríamos incluso buscar sus orígenes en lo que es la palabra “pan”, que tiene que ver con manifestaciones del tipo religioso.
Vamos a pasar, dentro de la misma neurosis de angustia, en las neurosis actuales, a cuando ya se configura cierto andamiaje que solemos llamar fóbico pero habría que poner en tela de juicio si la palabra fobia le cabe: las llamadas fobias del espacio. Agorafobia, claustrofobia, temores a las alturas, vértigos. Se las suele llamar, en las exploraciones post-lacanianas, “fobias lacanianas”. Mientras que el síntoma clásico fóbico freudiano son habitualmente las zoofobias infantiles y no tan infantiles. ¿Por qué se las llama fobias lacanianas? Porque atañen más a la temática de cómo se arma el espacio a raíz de todos los estudios de Lacan sobre el Estadio del Espejo, el tema de la mirada, de la pulsión escópica, la angustia escópica y las exploraciones cómo caracterizar los fenómenos de la consciencia. Ustedes saben que sobre la consciencia Freud tenía un escrito en la metapsicología que nunca se encontró. Aparentemente lo quemó. Los textos metapsicológicos son 5, pero originalmente eran 12. Hay 7 que se perdieron, uno se reencontró hace poco, pero había uno sobre la consciencia, que nunca se encontró.
En Lacan hay toda una exploración del tema de la consciencia y lo escópico, que la tienen en las 4 o 5 clases dedicadas en el S. XI de los 4 conceptos al tema de la pintura. Él investiga ahí la relación entre la pulsión escópica y la consciencia. Dado a que eso lo lleva a pensar cómo está constituido el imaginario humano, cómo se constituye. En las fobias llamadas espaciales o las fobias lacanianas, tienen ahí una configuración deficitaria del espacio como tal. Yo lo que digo es que si uno reserva la palabra fobia para esta definición de Freud, que es la histeria de angustia la que se desarrolla cada vez más  en el sentido de la fobia, no le cabría los cuadros si bien llamamos agorafobia y claustrofobia, no le cabría exactamente en el sentido sintomático a estas manifestaciones la palabra fobia como tal. Pero todavía no se me ocurrió ninguna denominación para ellas, así que las seguimos llamando fobias del espacio. Algún parentesco tienen porque las seguimos llamando así.
¿Cuál es la diferencia esencial? El síntoma freudiano, la fobia, la que se desarrolla a partir de la histeria de angustia, Es un síntoma en el que hay un significante, el significante fobígeno, en torno al cual gira y hace base rotatoria todo lo que sigue. Hay un punto de apoyo, hay un cablea tierra que permite hablar de síntoma y de significante del síntoma. Por lo tanto, hay un descifrado posible.
En la fobia del espacio no está el significante. Esto no quiere decir que Freud no haya pretendido encontrarlo. Esta distinción que yo hago en 2 casilleros no se encuentra en Freud. Cuando Freud piensa una agorafobia, el temor a salir a los espacios abiertos, hacia el exterior, hacia la calle, piensa que detrás hay una significación, otra escena, un temor a la prostitución, a la violación. Piensa en mujeres agorafóbicas que temen al espacio del afuera porque afuera hay algún componente fantasmático que está estanco. Entonces tiende a igualar y pensarlas como síntomas al estilo freudiano. Así como Juanito temía que el caballo lo muerda y eso remitía a que el caballo era el padre, bueno, una agorafóbica que no puede salir a la calle tal vez teme a una escena fantasmática de violación. Pero es la teoría la que viene a adosar ahí donde no hay un significante fobígeno, que sería el caballo en el caso de Juanito, la que viene a adosar allí una significación. Yo estoy pensando a las fobias del espacio como cuadros más deficitarios en el sentido que ya en el espejo, como tal en la configuración del yo, hay algo de las coordenadas espaciales que se pierde como tal y es el imaginario el que queda fallado. Hay una falla que se produce en los estadios pre-yoicos, en los pasos que conducen hacia ese nuevo apto psíquico que funda el yo, tal vez allí hay algo para con respectos a esas coordenadas espaciales que desde el punto de vista de Lacan eran como el basamento del psiquismo. Para Lacan son las conquistas de las coordenadas espaciales, que son una conquista del sujeto, que puede ocurrir bien o de manera deficitaria de acuerdo a cómo le haya ido en el estadio del espejo.
Ahora, aún dentro de la histeria de angustia, cuando se ha establecido la posibilidad de análisis y de transferencia por lo tanto, no siempre tenemos síntomas específicos con un significante fobígeno, lo cual no quiere decir que estemos en el terreno de los déficits yoicos. Tenemos otro cuadro, que son las estrategias del deseo. Lacan hay muchas veces que considera que las neurosis son 2: la histeria y la neurosis obsesiva. Y otras veces considera que son 3, incluyendo a la fobia. Cuando piensa que son 3, que es por ahí donde evoluciona el pensamiento post-lacaniano, de que sean 3 neurosis como también hablan los textos actuales, dice que:
  • En la histeria está el deseo insatisfecho.
  • En la neurosis obsesiva, el deseo imposible.
  • En la fobia, el deseo prevenido.
Dentro de las estrategias de lo que Lacan va a llamar en el seminario de la angustia el deseo-defensa, diferente al deseo neurótico del que venía hablando anteriormente. Recién en el seminario de la angustia Lacan divide al deseo en 2 dimensiones distintas.
Deseo defensivo. Este deseo defiende de otro deseo. Se trata de un deseo que corre metonímicamente, insatisfecho, prevenido, imposibilitado, pero es una defensa de la angustia. Y la angustia está más relacionada con el actuar.
Deseo en acto. Este sintagma va desapareciendo, mientras que aparece el concepto de acting en los seminarios posteriores. El pasaje al acto también aparece como deseo en acto.
En la fobia, ustedes tienen dentro de un posicionamiento deseante, defensivo pero deseante, al deseo prevenido. No siempre un fóbico tiene por qué tener un síntoma al sentido freudiano, un significante fobígeno, sino que puede tener un posicionamiento en relación al deseo, por lo tanto en relación al goce, prevenido. Y eso implica, si bien es un estado, que sea capaz de transferencia y que esté dentro de un derivado de la histeria de la angustia. Mientras que lo que llamé “Las fobias del espacio”, son cuadros mucho más graves, con una distorsión del yo mucho más profunda.
Para terminar el cuadro básico, me pareció que valía la pena agregar el tema de la pesadilla como una forma de estos sueños de la angustia. Los sueños de la angustia son múltiples, hay varios tipos de sueños de la angustia. La pesadilla es una forma de sueño de angustia, es una formación onírica que aparece a partir de cierta fecha, se la puede datar, porque no tuvo pesadillas siempre. Pesadilla en inglés nightmare, que quiere decir “la yegua de la noche”. Las pesadillas, según un libro clásico que es “La Pesadilla” de Jones en biógrafo de Freud,  quien tiene un libro muy erudito sobre rastrear la pesadilla y él la ve como una especie de fobia nocturna, onírica, así como la fobia podría ser una pesadilla diurna. La caracterización que hace de las pesadillas, de las que nacen en el medioevo en conventos, monasterios, donde los mojes y las monjas tienen sueños donde son poseídos por demonios, que son muy angustiosos pero de un alto nivel de erotización. Esos demonios, los íncubos y los súcubos de esos sueños, aparecen en determinada época. El contenido es bastante escenográfico, bastante fantasmático y remite a todo tipo de escena de seducción que podemos encontrar en la clínica de la histeria.
Yo decidí agregar el concepto de pesadillas post-modernas, porque me parece escuchar en algunos pacientes contenidos pesadillescos, escenarios de angustia, pero en un nivel de falta de encarnadura donde no aparece el componente de la otra escena del inconsciente. Sueños de caída vertiginosa interminable, sueños de oscuridades imposibles de ser atravesadas (de negrura), sueños que parecen anunciar que nunca van a terminar (falta de fin)  y que se van a seguir soñando para siempre. O sea, el vacío que también encontramos en los ataques de pánico, y la vaciedad que encontramos en el sentido, en la significación ligada al sueño.
Al cuadro que yo hice, yo le agregué vectores, pero uno podría trazar otros vectores y haciendo preguntas. Una fuerte es esta de que para poder conducir un análisis ¿será necesario que una neurosis de angustia devenga en una histeria de angustia? ¿La entrada del análisis pasará por allí? ¿O son 2 cuadros que nada tienen que ver uno con el otro? ¿Cuáles son las relaciones entre la constitución del espacio de la neurosis de angustia, como tal? ¿Es un cuadro que se puede relacionar como otro de los de acá, o es un cuadro que deriva de otro lado? Yo tengo ciertas dudas respecto a si se puede relacionar las fobias del espacio con las neurosis d angustia. Pero lo que pasa es que si lo saco de acá no sé dónde ponerlo… Lo otro es si alguna fobia lacaniana puede devenir en un síntoma freudiano encontrando algún significante fobígeno. Si ustedes leen al detalle cómo se arma el síntoma de Juanito, van a ver que empieza con manifestaciones agorafóbicas, pero que duran muy poquito. Yo detecté, leyendo la descripción al detalle, de esos 15 renglones donde el padre le cuenta a Freud cómo se armó el síntoma de fobia a los caballos, y van a ver que tienen varios ítems intermedios, que son 6 o 7, que se van enhebrando unos con otros, pero la primera manifestación es que él no puede salir a la calle. Después se encuentra con el caballo, que por supuesto había en los carruajes de Viena, pero eso ocurre uno o 2 días después. Hay ahí un par de días en que el síntoma todavía no es freudiano. Por supuesto, hay suficiente juego significante y solidez en el aporte del Otro para un niño de la riqueza simbólica  como era Hans, como para que él pueda encontrar en su bestiario, es decir, en su zoológico personal, algún animalito que le preste un significante como para armar el síntoma en el sentido freudiano. Pero al principio empieza brevemente como una fobia al espacio. Rápidamente el niño se agarra al miedo al caballo.
¿Saben cómo es la historia del caballo en relación al Freud? Freud era muy amigo del padre, tenía como 15 años más que él. El nombre de Hans era Herbert Graff, quien después fue director de escena de ópera y fue el que luego inventó lo que hoy llamamos escenografía. El padre, Max Graff, era un discípulo de Freud que iba a las reuniones de los miércoles. Hans cumple 5 años, en enero, y la fobia se desarrolla a esa edad en 4 meses y termina el 2 de mayo, es decir, es la fobia a los caballos de un niño que dura 4 meses. Cuando Hans cumple 4 años, Freud le regala un caballo de madera y cuenta en sus memorias, Herbert Graff, que ellos vivían en un 4º piso por escalera. Entonces Freud, que ya tenía como 65 años, se cargó el caballo en la espalda y lo subió 4 pisos para darle el regalo de cumpleaños al niño. ¿Cómo se dice caballo en alemán?
Caballo → Pferd →  Freud
Pferd es parecido a Freud, entonces tienen un niño que recibió una referencia ideológica importante para su padre, que era Freud su maestro, recibió de ese hombre su regalo de cumpleaños, unos meses antes, un caballo de madera y el nombre de Freud resuena parecido a la palabra caballo en alemán. El niño tiene un tejido simbólico familiar del cual extraer rápidamente, aunque empiece como una agorafobia, rápidamente un significante para armar la fobia  a los caballos. Esto después se amplía, pasa al carro, a otros animales como la cigüeña, aparece la jirafa, que son los animales posibles de los que dispone dentro de su infancia.
Esto es una muestra que uno puede empezar por una fobia lacaniana y conducir hacia un síntoma freudiano. Podría ser una dirección de la cura posible, pensar si algún significante pudiera hacer de cable a tierra en una agorafobia. Es un cuadro, donde les vengo a repetir, las formas espaciales se disuelven.
En la estrategia prevenida del deseo, tengan en cuenta idea de Lacan, que realmente produce un giro fuertísimo en su concepción del deseo, en el seminario de la angustia, de tomar al deseo como una defensa del real de la pulsión y de la muerte. Es decir, el deseo es la defensa de la pulsión y la contraposición entre pulsión y los efectos de la pulsión sobre el yo.
El mecanismo fundamental de la estrategia prevenida del deseo es la falta de asimilación del posible trazado pulsional. El sujeto se previene de un trazado pulsional que no podría incorporar porque no se lo puede hacer propio y se refugia en la identificación yoica, previniéndose de aquello que acontecería si pasase al terreno de la pulsión. Por ejemplo, si un fóbico tuviera que entrar en un negocio a comprar un objeto, lo pospondría para otro día, merodea por el negocio, no termina de entrar, entra y saca número, se empieza a aponer nervioso, empieza a traspirar… Si llegara al mostrador, estaría muy atento a cómo es mirado, si lo seduce, si lo rechaza, si es agresivo, etc. Todo ese conglomerado de cuestiones hace a la imposibilidad de sostener su gesto de entrar a un negocio, sacar un número, esperar, acercarse al mostrador, pedir lo que necesita, obviar eso y tomar el objeto, adquirirlo y quedándoselo. Todo eso es una moción pulsional. Así como lo ves, hacer el fort-da. Es decir, uno podría en la neurosis hablar de una clínica global del fort-da. Es arrojar el objeto y tomar lo que le corresponde. Cuando el niño juega al fort-da, se constituye como sujeto del juego. Si alguien entra a una ferretería, pide un objeto y lo compra, se hace sujeto sujetado a su propia moción pulsional de ese objeto que necesitaba. Ese objeto del que se apropia, después lo puede disfrutar, le da un goce pulsional. La fobia aparece como una defensa de ese ser oculto difícilmente asimilable. Entonces, tiene el objeto que había comprado, pero lo puede tener guardado por años sin usarlo. La prevención es prevención de un goce pulsional que no podría ser apropiado. Freud dice en “El yo y el Ello” que cuando las cosas funcionan bien, entre el yo y el ello no hay distinción. Es un breve párrafo pero muy precioso. Cuando las cosas funcionan, el yo se apropia, el jinete se apropia del caballo y se transforma en un centauro. La energía de la pulsión la hace propia, es de él. Toma esa energía y por lo tanto se vuelve en indistinción entre el yo y el ello. El texto se llama “El yo y el ello” porque contrapone 2 instancias de difícil amalgama. Pero si el sujeto cabalgase sobre su potrillo, no debería sentir angustia. No tendría por qué refugiarse en una de las estrategias del deseo neuróticas como la prevención. Este estilo de posicionamiento, no implica un síntoma en el estilo freudiano, una fobia donde podemos encontrar el significante. Puede ser un estilo del posicionamiento frente al deseo.
Unas palabras sobre el diagnóstico diferencial: estos cuadros son tan polimorfos que yo podría armar un pizarrón entero con las investigaciones, también sobre las manifestaciones de la neurosis obsesiva y la histeria. El cuadro de las manifestaciones de los miedos, las pesadillas, es amplio, que es importantísimo porque gran parte de nuestros pacientes podrían ser enrolados dentro de este cuadro. No sé si vemos tan frecuentemente las histerias llenas de síntomas como en otra época, o si hay síntomas obsesivos en pacientes que vienen a análisis. Lo que nosotros vemos por un lado o por el otro, son pacientes que parecen obsesivos, pero cuando se desarrolla el análisis se va viendo que tienen un posicionamiento fóbico. O histerias que más allá de ciertos síntomas puntuales, en realidad son grandes fobias.
Lo que yo quería marcar es que hay algunos términos con los que hay que tener cuidado. En Tótem y tabú Freud habla de las fobias de contacto, las llama fobias, pero en realidad son manifestaciones obsesivas. Todas las ideas de contaminación, las ideas de suciedad, están muy ligadas a la neurosis obsesiva.
Por otro lado, a veces escucho que los fóbicos son calificados de histéricos pero porque tienen muchos ensueños histéricos. Es decir, todas las escenografías en las cuales pueden introducirse, aparecen en sus ensueños diurnos desarrollados. El mismo fóbico, que jamás subiría a un escenario, imagina que es un gran artista y esto puede traer escenas o ensueños diurnos, pero que son restitutivos de su yo. Pero si sube a un escenario, no puede sostenerse, se derrumba. No es tan sencillo soportar la mirada del Otro para un fóbico.
Hay ciertas aparentes melancolías que son melancolizaciones de fobias. Cuando la fobia es crónica y dura décadas, en ese sujeto que se mantuvo muy refugiado, desarrolla una melancolización, pero no es una melancolía. Se empiezan a analizar, se dinamizan y el cuadro melancólico se disuelve y rápidamente aparece la condición fóbica que hay detrás.
Por otro lado, el fóbico, que está más cerca de la angustia, puede tener acting-outs realmente muy fuertes que pueden necesitar un diagnóstico diferencial con la perversión. Es decir, un fóbico se puede poner en contra-fóbico y puede terminar metido en escenarios que parecen perversos, pero que en realidad son acting-out. Hay un ejemplo de Lacan en el S. IV, que habla de una perversión transitoria en un análisis. En realidad es un paciente muy fóbico que en el medio del análisis encuentra un goce voyeurista en el que espía por un agujero en el baño de varones de un cine, espiando a las mujeres que estaban en el otro baño, viéndolas orinar. Se excita y se masturba pensando y fantaseando por lo que ve por el agujero de la pared. Pero es una configuración que se arma en el análisis, dura unos pocos meses y basta que uno de los guardias de la boletería lo pesque en el baño, para que se disuelva totalmente. Eso no ocurre en la perversión verdadera. En realidad es un actino out que resuena a perversión, pero no lo es.
Por último, quisiera hacer una diferenciación fuerte entre la fobia y la paranoia. Cuando alguien está angustiado, tomado por la angustia, puede tener muchas ideas paranoides o persecutorias y puede ser muy escandalosa la interpretación de ese sujeto. Pero eso no quiere decir que sea una estructura paranoica.
Pregunta: ¿Cómo abordar aquellos cuadros donde no hay transferencia?
R.Y.: Winnicot decía que cuando no podía hacer psicoanálisis, hago otra cosa. Es decir, si se puede configurar las coordenadas de un análisis clásico, se puede hacer. Sino, hay que hacer otra cosa. Supongamos que alguien trabaja en un lugar y se trata de una persona que no puede salir fácilmente de su casa. Se busca un trabajo que le queda a una cuadra y media. Entonces, durante 15 años hace el mismo camino y llega a su trabajo. Eso está configurado y lo puede sostener. Supongamos que ese trabajo cierra porque se muda para otro lado. Esa persona tiene que renunciar al trabajo, así como si el analista vivía ahí cerca y se mudó de barrio, no puede ir más a análisis. Resulta que todos tenemos instalados un GPS, que está funcionando todo el tiempo, orientándonos espacialmente y definiendo coordenadas. Por ejemplo, cuando nos mudamos, nosotros disolvemos nuestro hogar, siendo el peor momento cuando cerramos la puerta y vemos el departamento vacío. El instante donde ya se disolvió el hogar y se volvió un mero hábitat, nos subimos a la mudanza corriendo a controlar el nuevo domicilio, donde bajamos las cosas y después tratamos de acomodar todo rápidamente. Ahí estamos tratando de redimensionar lo que es nuestro hogar. Ahora, debemos dar recursos a este GPS.
En el ejemplo anterior de que alguien tiene un trabajo y le cambia las coordenadas, si el GPS funciona, reconfigura. Si no podés salir más a la calle, Freud tendería a pensar en una escena de ser robado, raptado, violado, en la calle. Si uno lo piensa como algo mucho más grave, diríamos que el GPS no funciona. Una dirección de la cura posible sería ayudar a ese sujeto a que reconfigure ese GPS. Por ejemplo, les hago una serie de preguntas: Cuando usted baja y se para en frente de la puerta, ¿qué tiene en frente?” “¿Qué pasaba en la esquina cuando iba al trabajo que quedaba a una cuadra y media?” El paciente va a responder con lo que hay, pero el paciente no puede ir más allá. Si uno insiste, el paciente se imagina en ese lugar, así que ya estamos más cerca del trabajo. Un trabajo posible sería trabajar sobre las coordenadas espaciales como tal, fortaleciéndolas, poniendo en juego ciertos eslabones, extrayendo, preguntando. “¿Por qué mañana no va y se fija que hay en la esquina?” Estamos hablando de alguien que apenas se puede mover de la casa, no que está sentado en el diván y trae 14 sueños. Interpretar que detrás de eso hay otra escena, es una forma de no ayudarlo. En lugar del análisis, conviene hacer otras cosas, como crear las coordenadas posibles para fortalecer ese GPS y que le permita ampliar ese imaginario. ¿Por qué no intenta ir hasta la esquina? Y después me cuenta la semana que viene. Entonces, para ese sujeto el mundo se empieza a ampliar. Esto se trataría de una inhibición más allá del terreno de toda simbolización posible, pero estamos hablando de alguien carenciado que precisa de un fortalecimiento de los eslabones simbólicos que configuran su yo para que no se disuelva en el espacio, en una sensación de que el mundo se lo traga si en vez de ir hacia la izquierda de su casa, va hacia la derecha. No estamos actuando en el terreno de descifrar, sino en el terreno de reconstituir y ampliar.
Pregunta: ¿Podés ampliar algo del estadío del espejo en relación a la fobia?
R.Y.: Me parece que la idea de Lacan en el S. XI, en esas 4 o 5 charlas que son famosas porque se habla de la estructura, dentro de los 4 conceptos o fundamentos del psicoanálisis que trata en ese seminario. Cuando termina los 2 primeros conceptos que son inconsciente y repetición, muere Marcó Ponti y sale un libro póstumo que él no llegó a corregir del todo. Lacan habla de los triángulos, que lo toma de Marcó Ponti, de un libro que se llama “Lo visible y lo invisible”. Parece que Lacan estimaba mucho a Marcó Ponti y además el libro le parece fascinante porque si bien él era un fenomenólogo, tiene algunas intuiciones muy psicoanalíticas. Entonces toma el esquema de ese libro incompleto, toma la inversión entre estos 2 triángulos. Un triángulo es el sujeto que mira a los objetos del mundo, que es un sujeto del conocimiento, el sujeto clásico de la filosofía, que puede representar esos objetos del mundo copiándolos, por ejemplo. Entonces, cuando uno le gusta el dibujo y quiere dibujar, intenta reproducir algo. Ese objeto del mundo sería una mera reproducción. El otro triángulo, que está al revés, es el triángulo de la angustia escópica. Es el objeto el que mira al sujeto y este última queda angustiado, petrificado, como el hombre de los lobos cuando los lobos lo miran desde el árbol, que hace que el sujeto quede angustiado y partido al medio. Ese es un efecto sujeto. El que desea es el objeto mirada, que nos mira sin ver (es el mismo caso de la lata de sardinas en el agua, hay varios ejemplos que da Lacan) y el que queda barrado es el sujeto. Si el sujeto es un pintor, entre ese objeto que lo angustia y él que recibe la barradura, pone una pantalla en el medio que es el cuadro o la obra de arte. Pero no es una mera imagen reproductiva del objeto como el primer triángulo, sino que es una pantalla que vela y eleva el objeto, es decir el cuadro, a la dignidad de la cosa, como para hablar del S. VII. Esto lo digo como una mera introducción.
Lacan piensa que todos hacemos lo mismo todo el tiempo. Si nosotros cerramos los ojos, en el instante que los abrimos, por un segundo, el objeto del mundo se nos viene encima y hay una señal de angustia. Esa señal de angustia hace que nosotros invirtamos las cosas y la conciencia rápidamente se apodera del mundo tranformándolo en un objeto a ver. Cuando nosotros parpadeamos, el mundo se nos viene encima como si la luz del mundo fuera como un gran objeto a que nos invade. Nos angustia, se produce la barradura subjetiva, minúscula, e invirtiendo los 2 triángulos el sujeto se recupera como conciencia y arma un trazado del mundo. Algo de esto estaría fallado, esto de poder rearmar el mundo al recalcular. Yo puedo conocer muy bien a este museo, pero continuamente se está reconfigurando mi mundo. En la claustrofobia, el mundo se diluye, todo se viene encima, pasaje al acto y rajo.
Pregunta: ¿La claustrofobia sería un fracaso del fantasma?
R.Y.: Si tomás fantasma como la realidad, sí. Si tomás fantasma como la condensación o el constructo denso de un goce opaco como en el caso de la fantasía de “Pegan a un niño”, recordemos que en esa fantasía de cita Freud los sujetos tomaban una escenografía densa, inamovible y con esa escena volcaban un goce auto erótico. Si lo tomás así, no tiene nada que ver con el fantasma. Si tomás fantasma como aquel programa que todos tenemos en la cabeza que configura nuestra realidad, sí, hay una vacilación fantasmática. Pero fantasma puede decir muchas cosas.
Pregunta: ¿Y el ataque de pánico?
R.Y.: El ataque de pánico tiene una descripción que si buscan en los textos de Freud, como “Sobre la pertinencia de diferenciar la neurastenia de la neurosis de angustia”, creo que es de 1894, van a encontrar tantas manifestaciones del tipo corporal, pero absolutamente disolvente de la subjetividad. La vivencia de muerte, la vivencia de derrumbe del aparato, me hace pensar que no estaría tan mal ponerle otro nombre y en vez de hablar de miedo, de angustia, o pánico, tomar lo que Freud habla de susto (shrek). Freud diferencia en “Inhibición, síntoma y angustia” el miedo, la angustia y el susto.  Ninguna de estas palabras denuncian este desierto subjetivo del ataque de pánico.
Pregunta: ¿Me podrías comentar algo de la etimología del ataque de pánico que antes dijiste?
R.Y.: El Dios pan era una especie de macho cabrío, que tocaba la flauta de pan, y parece que lanzaba un grito… A mi me parece que el ataque de pánico tiene que ver con la pulsión invocante más que con la pulsión escópica. Parece que lanzaba un grito, que era el grito pánico que ensordecía a los que rodeaba. Es otra de las manifestaciones de Dionisio, es un dios que al mismo tiempo es juguetón, alegre, erotizado, macho cabrío, pero al mismo tiempo panicante. Me parece que está el grito pan y me parece que hay muchas cosas que refieren los pacientes en el ataque de pánico que remiten más bien al silencio, a la falta de voz, al peso de la ausencia de la palabra. No hay ninguna palabra para nombrar eso que es el derrumbe el aparato, por eso me parece más ligado a la pulsión invocante que a la pulsión escópica.
Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre hacer un pasaje de las neurosis actuales hacia la histeria de angustia?
R.Y.: Yo quisiera que hubiera un pasaje [risas]. Me parece que es más lo que decimos y esperamos que lo que se puede situar. Los ataques de pánico, por ejemplo, que son las manifestaciones agudas de las neurosis de angustia a veces desaparecen. Pero no desaparecen porque se vuelva un fóbico con estrategia prevenida del deseo. Uno puede estar años sin tener un ataque de pánico, pero no por eso aparecen síntomas freudianos o estrategias prevenidas del deseo. Yo pondría ese signo de interrogación que ya puse. Porque en estos cuadros no puedo suponer la presencia de un supuesto saber ni de un mapa de representaciones. ¿Hay sueños ligados a esto que yo pueda trabajar en análisis o sencillamente se compensa? Pero que esa compensación devenga de ese vector, hay que demostrarlo.
Pregunta: ¿Sería algo más del orden de una restitución lo que estás diciendo y no de que se transforme en una neurosis de transferencia?
R.Y.: Llamalo restitución, reparación, recauchutaje… Pero es más un ordenamiento del otro gracias a un trabajo muy paciente, que puede tomar 2 años de trabajo.
Pregunta: Pero hay momentos dentro de las neurosis de transferencia donde pueden haber ataques de pánico.
R.Y.: Sí, habría que ver casos. Esto es clínica, una parte de la teoría. Lo que estamos tratando de situar se refiere a la práctica. La práctica es el día a día, los ateneos, la supervisión, ver los casos… Luego tenemos este cuadro clínico como el que traje de las manifestaciones de la angustia y la pesadilla… Es teoría. La clínica es teoría, cuando uno habla de las identificaciones, del síntoma histérico, de la angustia, está teorizando. Después podrá comentar ejemplos de la práctica. Habría que ver en el uno por uno de cada caso si encontramos momentos que podemos tildar de claustrofóbicos, panicosos, si son momentos, si son refilones, si el sujeto pudo ubicarse en la histeria de angustia y el síntoma freudiano.
La neurosis obsesiva es un desplazamiento lejano del campo de la angustia hacia el campo escópico. Parecería que es el campo anal el que predomina en la neurosis obsesiva, pero en el grueso de las manifestaciones más difíciles de mover en la clínica, es una instalación durísima e identificatoria del neurótico obsesivo en el campo escópico. Por eso la consciencia filosófica del obsesivo. Después se la pasa haciendo cálculos, dudas y la cuestión anal. Eso estamos acostumbrados a trabaj, lo dice Lacan en el seminario de la angustia, en las clases sobre neurosis obsesiva, que el problema del obsesivo y el fracaso de él mismo como analista en el campo e las neurosis obsesivas es por no poder mover la fijación escópica del obsesivo. El obsesivo es un observador, es un filósofo, es el que mira el mundo desde afuera. Como lo mira desde afuera, puede decirle que si al analista, llevarle 28 sueños, escuchar 300 interpretaciones y decirle “qué interesante lo suyo”… ¡Lo está mirando de afuera el análisis! El problema es cómo meter al obsesivo en el consultorio y que no deje entrar al consultorio a un fantasma de él mismo, mientras él mira desde afuera. Esta es la conclusión de Lacan.
Pregunta: Pareciera que hoy en día se habla de nuevas modalidades en la clínica…

R.Y.: Las modalidades y las posibilidades del sujeto no son infinitas, son algunas. Puede ser que en una época aparecieran más manifestaciones como las pesadillas del medioevo que yo les decía. Hay una cuestión de época, pero eso no quiere decir que el mundo griego de mil años antes, nunca nadie haya tenido una pesadilla. La tendría con el dios Pan corriéndolo por el Peloponeso, pero en realidad como descripción clínica tomable yo la encuentro más en el medioevo. Lo mismo con el ataque de pánico que seguramente hubo en todas partes, en todos los lugares, pero quizá no tuvo como en la pesadilla postmoderna la vaciedad de sentido que haga que haya más crisis de angustia aguda o que le prestemos más atención que antes. Yo no sé si no había anorexia hace 3 siglos. Las cuestiones del lenguaje, varían en sus descripciones… Pero la crisis de angustia que describe Freud es la misma que el DSM describe actualmente.

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