martes, 15 de agosto de 2017

¿Qué nos aporta el grafo del deseo?


Fuente: Vegh, Isidoro “Retorno a Lacan. Una clínica del sujeto” Capítulo 4: ¿Por qué subversión del sujeto?

Vamos a recorrer los grafos. "¡Uh!, ¡otra vez los grafos!" Sí, otra vez los grafos. Y vamos a ver si conseguimos advertir qué es lo que estos grafos nos aportan.

¿Cómo acostumbra llamarnos Lacan? "Parletres". Vaya hacer un poco de petardismo lacaniano. Digo que el parletre es igual a este grafo.
¿Qué quiere decir "parletre"? Lacan nos aclara que estos grafos no tienen ninguna pretensión de hacer una cronología genética, son simplemente una generosidad que tuvo con fines didácticos, porque a lo que vamos a ir es a cómo funciona la estructura cuando está constituida. Las distintas etapas que vaya presentar, si bien aluden a algunas cuestiones temporales, no implican una genética. Este primer grafo nos dice que si hay algo que caracteriza al viviente humano es que, por un lado, es un cuerpo; a esta curva la llama "intencional" y le pone la letra 𝚫, indefinida, y dice que culmina en: este sujeto dividido, $. ¿Por qué culmina en el sujeto dividido? Porque está atravesado por esta otra línea que viene en sentido contrario, S y S', mayúsculas, que son significantes. Es un viviente humano atravesado por el lenguaje. Entonces yo dije "parletre". Parle, el lenguaje, y su ser, etre, con las características siguientes: que se cruzan en dos lugares, que Lacan nombra "points de capiton", "puntos de capitón", "lugares de puntuación". Muchas veces se habla de puntuación en la jerga lacaniana; ¿qué es? Los puntos de capitón son lugares donde la barra, por efectos que hay que determinar, se hace porosa, se atraviesa. ¿Qué barra? La que separa significante de significado.

Dos puntos que Lacan no escribe, pero describe en el texto:


Un lugar donde el viviente encuentra de entrada el "disquete" del Otro, porque nacemos con la disposición neurológica para recibir el lenguaje, pero el lenguaje llega desde el Otro. Hay un relato de Lugones, "Yzur", donde el narrador cuenta que tiene la teoría de que los grandes gorilas, los chimpancés, pertenecían a una raza anterior a la humana que hablaba y que, dominados por los humanos, decidieron callar para sobrevivir. Se empeña, con un gorila que tiene en su casa, en hacerlo hablar; lo tortura hasta el extremo y en el momento final del cuento, cuando está agonizando, cree oír que el gorila dice alguna palabra, pero no lo puede verificar porque el animal muere.

El viviente humano es el único que está habitado por un lenguaje. Ustedes me preguntarán por los delfines; sí, usamos la misma palabra, "lenguaje", pero no es lo mismo. Si un delfín viene al seminario no le puede contar a otro que no vino qué es lo que hicimos. Un delfín, a lo sumo, puede zambullirse para un lado y para el otro, porque funciona con el signo; nosotros funcionamos con el significante. Una palabra puede ser contada por otra palabra. Podemos nombrar la ausencia de la palabra y la ausencia de la cosa. Tenemos que este lugar es el del Otro, de la batería significante. Y nos da la razón de por qué los seres humanos tienen Inconsciente y las vacas no. Para que yo pueda hablar y dirigirme a ustedes con mi palabra, tengo que tener incorporado un conjunto lexical, reglas gramaticales, fórmulas sintácticas, sin las cuales no podría hacer el ejercicio de la palabra. Eso tiene que estar previamente incorporado. ¿Cómo se incorpora? Igual que en la PC, hay que introducir el software. El problema es que ese software que nos habita no lo elegimos. En principio es el que el Otro que nos tocó nos propone. Y, ahí, ustedes saben que el abanico es muy grande: uno puede, como en el chiste, mirar la media copa vacía o la media copa llena. En fin, no lo hagamos trágico.

Este s(Ⱥ) será el lugar del mensaje, donde el sujeto enhebra su palabra. Pero con esta característica: que en esos dos lugares donde se corta la línea intencional -la que tiene que ver con nuestro cuerpo- con la línea del lenguaje, se producen efectos. Si yo corto la palabra "parletre", que es un neologismo y es una condensación, en este lugar, "parle/tre", la palabra recorta al ser, algo del ser se pierde.

Por lo menos, por lo que ya dijimos, se pierde la orientación que el instinto podría ofrecernos. Ya no sabemos qué comer, cuándo dormir, a dónde apuntar nuestros pasos. La hormiguita sabe lo que tiene que hacer. Ahora viene el fin de semana. Todos, en cuanto neuróticos, decimos: "¡Qué bueno el fin de semana! ¡Bárbaro el fin de semana' ¿Qué hago el fin de semana? ¿Dónde me pongo el fin de semana?" (no hace falta que me digan que esto les pasa).

Pero también puedo cortar de otro modo: parl/etre, y entonces resulta que el ser muestra que la palabra es insuficiente para cubrirlo.

También estas curvas que van en sentido contrario nos hacen presente que el tiempo para el sujeto del lenguaje y la palabra no es un tiempo lineal. Podemos hablar de lo que pasó la clase pasada, podemos anticipar a dónde nos dirigiremos la clase siguiente. Es un tiempo de retroacciones y anticipaciones. ¿Se advierte cuántas cosas hay en estas dos curvas tan sencillas en su presentación? Pasemos al grafo siguiente como Lacan lo plantea en este seminario.
Vemos que avanza en complejidad. Acá ya está escrito ese Otro que yo agregué y que en el primer grafo él no pone. Está también el lugar del mensaje: lo pone con la "s" minúscula, que quiere decir "significado", un significado que surge de esa batería que llega desde el Otro. Y pone "significado" porque, cuando el sujeto habla, no habla haciendo jueguitos de palabras, dice cosas, dice frases que abrochan un significado. Y pone estas letritas, "i(a)" y "m" (corrige el modo en que las había ubicado en Las formaciones del inconsciente, donde las había puesto al revés; la virtud de Lacan es que corrige sus errores): "i(a)" quiere decir "imagen especular", porque, según la teoría del estadio del espejo, el sujeto encuentra su Yo primeramente en el campo del Otro. El Otro, en el modelo óptico, es el espejo plano. Tiempo jubila torio del bebé, cuando, entre los 6 y los 18 meses, en brazos de su madre, se ve en el espejo y, si la madre asiente: "Sí, ese eres tú", tendrá júbilo, porque hay un efecto anticipatorio de una imagen unificada cuando todavía se encuentra solicitado por una multiplicidad no integrada de sensaciones propioceptivas, efecto de una falta de mielinización, una manifestación más de lo que llamamos "prematuración": nacemos antes de estar acabadamente constituidos desde el punto de vista biológico.

Pone primero "i(a)" y luego su consecuencia, "m", el moi, el Yo de las instancias psíquicas, como un efecto de identificación con la imagen especular. Como somos neuróticos, esa identificación nos sale en automático. Se nos arma un poco de lío en alguna lateralidad cuando, por ejemplo, los varones queremos afeitarnos de un lado o del otro; pero, si no, mientras lo haga de frente, uno se identifica automáticamente con eso que ve en el espejo. Ahora la prueba de que no es tan automático es lo que le pasa, por ejemplo, al paciente psicótico cuando se desencadena clínicamente la psicosis; un síntoma clásico es el síntoma de la despersonalización: se mira en el espejo y no se reconoce.

Lacan pone "i(a)", "imagen especular", pero bajo esta línea que viene desde el Otro. Es su manera de decir que este orden imaginario, este registro imaginario que concierne al Yo, depende de la relación con el Otro. Descriptivamente, en términos dramáticos, lo describe como el asentimiento de la mamá cuando el bebé que está en sus brazos gira la cabeza y ella le dice: "¡Qué lindo bebé sos!". Asiente que ese es él.

Lacan nos muestra cómo el sujeto recibe su propio mensaje desde el lugar del Otro. Hay una anticipación en el lugar del Otro al mensaje que el sujeto profiere. Y coloca un resultado que, a diferencia de lo que tendríamos en un esquema naturalista ("el bebé tomó el pecho y entonces está satisfecho"), no está ni en el campo de la necesidad ni en el de la demanda: coloca "I(A)", un trazo que anticipa lo que llamamos "el ideal". ¿Qué quiere decir ese ideal? Lo digo brevemente recordando el modelo óptico del texto sobre Lagache, donde Lacan trabaja rigurosamente con la rotación del espejo plano que representa al Otro. Hay un tiempo de pasaje de un primer momento en que lo que se constituye es un Yo ideal (es el tiempo en el cual está muy bien que una mamá diga que es el bebé más lindo del mundo y que el bebé disfrute de eso; pero, como decimos en broma, entre los 30 y los 40 años conviene modificar un poco esa posición). Cuando se produce la rotación del espejo, lo cual tiene relación con la metáfora paterna, el Yo ideal se escinde entre Yo e Ideal: habrá una distancia entre lo que soy y lo que aspiro a ser. Si es moderada, si ha pasado por el lugar que corresponde, entonces ese ideal es estimulante. Por ejemplo, si digo: "La clase pasada la preparé bien, dije lo que dije, pero el comentario que me hicieron me hizo notar que hubo algo que podría decirse de otro modo y que convendría que me extendiera en eso", es estimulante. Del mismo modo, si ese ideal no pasa por el lugar que convendría, puede entonces, como a veces lo pone Freud, igualarse a un Superyó inhibitorio. Muchas veces, cuando un analizante nos dice que no puede escribir, es porque está en juego un ideal exorbitante. Entonces nos cuenta que escribió una cantidad de páginas, pero las rompió. Podríamos decirlo así, parafraseando otra frase: si Freud se hubiera creído desde el comienzo que era Freud, nunca hubiera llegado a ser Freud.

Vamos entonces al siguiente grafo.
Lacan hace una broma: "¿Qué es este destapador de botellas que les dibujé acá?". Lo novedoso es que desde el lugar del Otro salen dos flechas que culminan en el sujeto ($) y el a, que, separados por el ◊, son la fórmula del fantasma. y pone "Che vuoi?". "Che vuoi?" es lo que dice el monstruo con forma de camello en la novela Le diable amoureux, El diablo enamorado, de este aristócrata francés de los tiempos de la Revolución que fue Jacques Cazotte. Lacan lo cita porque la pregunta "¿Qué quieres?" podemos desglosarla en dos fórmulas. Con el esquema anterior, el sujeto estaría solamente sometido a lo que le llega desde el Otro. Pues bien, hay dos preguntas (tengamos presente que no pretendemos decir que un bebé las articula con la sintaxís con que lo voy a decir ahora) que se formulan en acto en el encuentro mismo con el Otro. Quiero decir, si yo soy un bebé, y cuando tengo hambre lloro y el Otro acude y me calma el hambre y además despierta en mí el hambre por el Otro -lo que llamamos "amor"- , aprendo prontamente (voy a decir una broma) a ser un pequeño hipócrita. ¿Qué es lo primero que una mamá, una abuelita, un papá, una tía le piden a un bebé? Una sonrisita. El bebé aprende rápidamente que una sonrisita puede dar ganancia. Desde muy pequeños aprendemos eso. También viene la historia trágica, la desesperación cuando el bebé, por problemas biológicos, no responde a esa sonrisita. Ahí es muy importante lo que se llama "estimulación temprana" en los casos que podrían conducir a un autismo, porque se podría crear un círculo vicioso desesperante para el bebé y también para la madre, en el cual podemos intervenir ayudando. En muchos casos hay una lesión biológica; no siempre, pero en muchos casos la hay (no podemos ser necios y decir que todos los autismos son de origen psíquico). El problema es que se agrava porque la madre, al no tener respuesta del bebé, se desespera, se autoacusa, luego lo odia y se aparta, y allí, cabe imaginar, la situación queda congelada. Intervenir en la relación del Otro con el bebé, en esas circunstancias, cambia el destino. Esto como una acotación.

Vayamos a la situación más feliz, cuando el bebé puede decirse a sí mismo -no con la sintaxis con que lo digo yo, pero sí en acto-: "Si esta señora, que es mi madre, viene cada vez que yo lloro, me da la teta, me acaricia, me canta, me cuida, me cambia [¿cuántas cosas hace una madre por un hijo?], ¿por qué viene?, ¿qué quiere?", bajo el modo de "Me pregunto qué quieres". Y la subsiguiente, "Te pregunto qué quiero". ¿Qué tienen en común esas dos fórmulas? Una misma lógica: prescinden de la transparencia.

En ninguno de los dos casos hay un sujeto que pueda responder por su deseo. No hay una pregunta al Otro: "¿Qué quieres?"; ni "Me pregunto qué quiero": el sujeto tampoco puede responder por su deseo. Constituye su fantasma, respuesta a la demanda del Otro.

Demos un paso más. Tenemos lo que Lacan llama "grafo completo".
¿Qué es lo que aquí vemos como novedad? Hay un piso inferior, que es con el que veníamos trabajando, al cual se añade un piso superior. La forma que tiene el grafo (es mi lectura), creo que también es una manera de atentar, en el buen sentido del término, contra algo que Freud a veces dice y que no es la fórmula más feliz: "La psicología de las profundidades". Lacan va a poner en el piso superior lo que atañe a la dimensión inconsciente, con lo cual nos ayuda a salir de ese imaginario de una psicología del interior y el exterior. No hay interior y exterior ni superficie y profundidad.

¿Qué es lo novedoso? Puso "sujeto" en el inicio, está marcado, tenemos la dimensión imaginaria, también el principio del ideal y el lugar del Otro como el lugar donde se gesta por primera vez la introducción, el Einstellen, la instalación de los significantes. Y nos dice en este texto: el Otro primero es oráculo, produce aforismos, legisla. ¿Por qué? En primera instancia lo que dice el Otro es lo único que hay. En el inicio no existe el modo interrogativo. Por eso también en ese lugar del Otro Lacan va a poner la voz como representante del Superyó. En lo cual coincide con esa genial analista (Lacan la reconoció como tal sin dejar de criticarla) que fue Melanie Klein. Melanie Klein habla de un Superyó precoz anterior a la resolución edípica. En Freud suele haber una identificación del Superyó con el Ideal del Yo que se constituye en la resolución edípica. También es verdad que Freud es el que nos habló del Superyó sádico y cruel. Pero la distinción lógica afinada entre Superyó e Ideal del Yo es mérito de Lacan.

Aparece una fórmula nueva: es "S◊D". Lacan nos dice cómo se lee: es el sujeto acéfalo de la pulsión, expuesto a la demanda pulsional inconsciente del Otro. No es la demanda de amor, es la demanda pulsional que llega desde el Otro.

Tenemos los trabajos excelentes de otro gran investigador, que fue René Spitz, quien recogió testimonios de niños atendidos con los máximos cuidados higiénicos, de alimentación, en instituciones hospitalarias, que se dejaban morir de hambre. Es lo que se llama "fenómeno de hospitalismo".

¿Qué es lo que esos bebés, con un final trágico, nos enseñan? Que el ser humano, una vez que está atravesado por el lenguaje, tiene una relación de distancia con el instinto. No come por instinto, come por amor. Si a ustedes los invitan a la casa de alguien con quien no se sienten a gusto, puede ocurrirles que la comida les quede atragantada. En cambio, si se encuentran con gente a la que quieren, comen fideos alla puttanesca y no les pasa nada. Eso es experiencia cotidiana, psicopatología de la vida cotidiana. Sujeto acéfalo de la pulsión. Alguien podría decirme que estamos con otro sujeto. Nos está pasando lo que le pasó a Marx con el concepto de "trabajo": no alcanza, hay que diferenciar entre trabajo alienado, trabajo como fundamento de la plusvalía, etc. Ahora vamos a tener que distinguir sujeto con apellido. En el primer grafo que hicimos, era el sujeto del significante. Ya mencioné como al pasar (lo vamos a retomar) al sujeto del fantasma. Ahora estoy mencionando el sujeto acéfalo de la pulsión. Este lugar es también un cuestionamiento esencial en la historia del psicoanálisis. Si poner el Yo constituido primeramente en una operación de alienación en el campo del Otro ya fue un cambio -porque para Melanie Klein el Yo se va constituyendo como las capas de la cebolla, desde un Yo muy pequeñito a uno cada vez más grande, por sucesivas identificaciones-, Lacan nos dice que de ningún modo es así, que hay un precipitado que depende del Otro, del lugar que el Otro le da. Y lo mismo plantea para la pulsión. La pulsión no es natural, surge a partir de la demanda del Otro. Pongamos la baraja mayor sobre la mesa. Si alguien me preguntara: "¿Cuál es la tesis esencial de la propuesta de Lacan?", diría (se puede decir de muchos modos, pero vay a decirlo así): que, en todos los lugares donde mencionamos las instancias freudianas -Yo, Ello, Superyó, el Inconsciente, el fantasma, la pulsión, el síntoma-, en el comienzo está el Otro. Es lo que hace que no podamos caminar por la misma vereda con los que quieren fundar una psicología a partir de un uso ideológico de la neurociencia.

Es como dijo Freud del oso polar y la ballena: no hay manera de conversar porque estamos en territorios distintos. Ellos quieren plantear que todo se gesta en una modificación del hardware; nosotros decimos que sí, hay modificaciones del hardware que a veces operan, pero que esencialmente, en el parletre, operan los problemas del software. Y "los problemas del software" alude a lo que desde el Otro se instala en nosotros y a cómo respondemos a eso.

Hoy leo en el diario La Nación (el promedio de publicación de estas noticias es cada tres o cuatro días) un artículo maravilloso acerca de los niños que duermen con los padres en la cama. Hay distintos comentarios, no todos son del mismo tenor, pero no hay uno solo que mencione la metáfora paterna. Hay uno que dice que es un fenómeno natural, todos los chicos quieren ir a la cama donde están el papá y la mamá. ¿Ustedes advierten el nivel en el cual nos invitan a responderles? Claro que todos los chicos quieren ir a la cama donde están el papá y la mamá, y además a un lugar específico, en el medio, donde se coge, porque son chicos pero no tontos. ¿Con quién vamos a discutir? Léanlo, por favor, no se lo pierdan. Para que vean la distancia en la que Freud nos ayuda a situarnos. Se trata de la pulsión que se dirige según e! grafo a este otro lugar, S(Ⱥ), significante del gran Otro barrado. Petardismo: es el teorema de Godel, digo, para ir pagando mi deuda con ustedes, porque alguien, muy amigo, me preguntaba: "Cuando hablás del teorema de Godel, de Hofstadter, ¿nos querés transmitir algo o en realidad disfrutás con eso?". Como decía Freud, borremos la "o"; es que disfruto con eso -¿qué tiene de malo?- y también creo que tiene que ver con nuestro campo.

S(Ⱥ) es el lugar donde Lacan escribe lo que en el nudo (hago pliegue con la última escritura) es el agujero de lo Simbólico. Si algo caracteriza a lo Simbólico es le trou, el agujero. Un agujero que es lo simbólicamente real. Tenemos varias flechitas. Con esta "d" minúscula es con la que Lacan escribe "deseo". ¿Por qué la pone ahí? Acudamos a otro gran psicoanalista al que Lacan menciona y con el cual tuvo amistad: Winnicott. Winnicott, que fue pediatra primero y luego se dedicó al psicoanálisis, registró lo que llamó "el fenómeno transicional" y subrayó lo que se llama "el objeto transicional". Supongo que la mayoría de ustedes conoce eso, es la mantita sucia que e! bebé quiere tener consigo y que cualquier mamá sabe que, si va de vacaciones, mejor que la lleve si quiere pasar un buen momento en esos días de holganza. Puede ser esa muñequita gastada que la chiquita no quiere cambiar por una nueva. La nueva la recibe, pero la otra no la deja. Puede ser un rulo con el cual juega, puede ser el pulgar que introduce en la boca. Winnicott describe con gran agudeza que ese objeto transicional se caracteriza por que no es ni del bebé ni de la madre. Suelo decirles a mis alumnos que guarden este esquema, que, por lo menos a mí, me sirve para desempirizar un concepto muy importante de la teoría lacaniana, tanto que Lacan dijo que fue su único invento.
Es el quiasma con el cual les propongo pensar el objeto a. Escribo "Otro" (Ⱥ) y "sujeto barrado" ($). Donde se entrecruzan ubico al objeto a, un objeto que se constituye primeramente en lo Real como objeto transicional. Es un objeto que representa al Otro pero ya no es el Otro. Voy a hacer un poquito de broma: mientras dependo de la teta de mamá, tengo que tener preparada la sonrisa; pero, cuando me chupo el dedo, no necesito sonreír, me lo chupo y se acabó. Ya hay una distancia. Entonces que Lacan ponga acá "deseo" quiere decir que, para constituir mi deseo, tengo que sustraer un goce del campo del Otro.

El otro día, una analizante, conmovida, me agradeció por e-mail unos cambios muy importantes, entre ellos que su hijo pudo entrar a un colegio donde encontró marcas que, lamentablemente, desde su padre no podía encontrar, que está en este momento en un viaje, como hacen los chicos cuando llegan al final del secundario, recorriendo el país de origen de la comunidad de su familia. Me mandó las fotos de su hijo, diciendo: "Mirá qué hermoso es mi hijo; cuánto te agradezco todo lo que me ayudaste". Efectivamente, es un análisis que ha marchado muy bien. Cuando llega la sesión siguiente, antes de que hable, le digo que recibí su e-mail, que qué lindo es su hijo. Dirán: "¡Es terapia de apoyo!". Entonces comienza a llorar, emocionada, y de inmediato asocia con que fue una tonta, una abandonada:

"¿Cómo pude hacer esto? ¡Qué cosa renegatoria! Yo tenía dos quistecitos que salieron en mi pulmón hace cinco meses, tendría que haberme hecho los estudios y por una cosa u otra no los hice y ahora fui a ver al médico y me dijo que tengo que hacerme una tomografía, y pensar que puedo tener un cáncer. Lo llamé a mi hermano y le dije que, si yo me moría, él se tenía que hacer cargo porque él sabe que mi hijo no tiene un padre que lo cuide". La dejé que dijera todo eso; la calmé diciéndole, primero, que era un quiste, que podía ser un tumor benigno y, además, que cáncer ya no es más sinónimo de muerte, que fuéramos despacio, no exagerásemos. Le dije: "Me parece muy bien que te hagas los estudios, la tomo grafía; me parece excelente.

Pero ¿vamos a repasar un poquito la sesión? Empezamos con qué lindo hijo tenés, e! viaje que tu hijo está haciendo. Te vaya contar lo que les digo a mis alumnos [porque yo intervengo así, en lo Imaginario, en lo Simbólico, en lo Real]. Les pregunto: '¿Qué es una madre?'.

Una madre es una mujer que llora: llora cuando el hijo empieza el jardín de infantes, llora cuando termina el jardín de infantes, llora cuando empieza e! colegio primario, llora cuando termina e! colegio primario, y también llora cuando e! hijo se va a pasear por Europa. ¿Por qué llora? Llora porque se murió el nene, ahora es un joven. También porque murió la madre del nene". Queda pendiente la relación con el fantasma, qué significa, y la diversidad de circuitos. Aunque más no sea quiero mostrarles algo. ¿Se advierte que desde este lugar, S◊D, se puede pasar por el teorema de Giidel, por e! lugar de la función fálica, S(Ⱥ), de descompletamiento? Pero también se puede eludir este lado y entonces no hay descompletamiento. En ese caso (toca el lugar del fantasma), decimos que el neurótico es el que rebaja su deseo a la demanda del Otro. ¿Les parece que podemos tirar esto a la basura y decir que ahora está el nudo y que todo esto ya no vale? ¿No les parece que es una pena prescindir de todos estos desarrollos que nos sirven para nuestra clínica? Porque no se interviene igual si la demanda pulsional pasó por este lugar, S(Ⱥ), y hace regresión, que es cuando produce síntoma en el neurótico, que si nunca pasó por ese lugar y entonces se presenta como un goce desanudado. Invita a intervenciones diferentes. Tenemos unos minutitos para conversar.

Participante 1: Yo quisiera que profundizaras un poquito esto del pasaje, el goce desanudado, porque me queda la pregunta acerca de dónde se hubiera anudado.

Isidoro Vegh: Digamos, por ahora, con lo que estuvimos hablando: una opción para el goce, la mejor opción, hubiera sido que pasara por ese lugar que marca el agujero, el significante de! gran Otro barrado, S(Ⱥ), en lugar de seguir este circuito que elude el significante de! gran Otro barrado. Es el lugar de la enunciación inconsciente, del inconsciente como lógica de incompletud.

Participante 2: Mientras hacías e! desarrollo, no dejaba de pensar en algunas cuestiones desde Freud. Pensaba si no podría ser un antecedente del significante de! Otro barrado cuando Freud dice que no hay inscripción de vagina ni de muerte en el Inconsciente. Que al gran Otro (en Freud sería el Inconsciente) le falta un significante. Entonces una pregunta que me surgía es si podés establecer alguna relación entre e! Yo escindido, escisión del Yo en el proceso de defensa, y e! concepto de "sujeto barrado" en Lacan. Y la última sería: ¿qué relación y diferencia podés pensar entre e! objeto a y e! objeto transicional?

Isidoro Vegh: Son cuestiones interesantes para desarrollar, quizás no podamos considerar todas ahora.

Voy a la última, la diferencia entre e! objeto transicional y el objeto a. Llega un momento en e! cual al chiquito o a la chiquita ya no le interesan la muñeca rota o la mantita sucia: puede desprenderse de ellas, puede aceptar su pérdida. ¿Qué quiere decir? Que ha dado un paso más en la constitución del fantasma.

Por otro lado, respecto de que no hay representación inconsciente de la muerte, de la vagina, lo voy a formular con una pregunta que la vez que viene intentaré desplegar: ¿por qué razón Freud dice que la castración es lo que viene en el lugar de la representación ausente de la propia muerte? Vamos a intentar responder a eso para confirmar dos cuestiones: la primera, que en las formulaciones de Freud, aunque uno no las entienda, vale la pena detenerse, y Lacan lo hizo; la segunda es que creo que voy a poder transmitirles a ustedes por qué mi admiración por e! enorme esfuerzo de Lacan para articular una lógica a este tipo de preguntas. Podemos decirlas así: ¿por qué no hay representación de la propia muerte en el Inconsciente?; ¿qué quiere decir que no haya representación de la vagina en el Inconsciente?; ¿cuál es la lógica? Freud la dijo en acto, pero no dio la lógica.

Respecto a la articulación entre el yo escindido, escisión del Yo, y sujeto barrado, Lacan, cuando traduce el texto sobre la escisión del Yo, la plantea como la escisión del sujeto.

Participante 3: Te agradezco que nos trajeras esto; es muy refrescante volver al grafo, que quedó ahí, un poco, a lo largo de los años, como relegado. Pero estaba pensando (quería preguntarte al respecto) que, si bien es cierto que hay conceptos que Lacan mantiene a lo largo de su enseñanza -por ejemplo, nos traías la cuestión de la estructura-, también es cierto que hay escrituras en las cuales Lacan fue pasando de una a otra y el nudo nos ha aportado una ganancia en la escritura al presentarnos la simultaneidad de los registros. De hecho te llevó a tratar de formular distintas intervenciones del analista a partir de la escritura noda!' Quería preguntarte: además de que es una pena que lo perdamos, ¿qué ganancia a nivel de la clínica ... ? Porque entiendo que debe de haber alguna preocupación tuya en el hecho de traernos e! grafo luego de haber alcanzado la ganancia del nudo y la escritura nodal' ¿Hay algo de nuestra experiencia a lo que le aporte volver a esto?

Isidoro Vegh: Te agradezco la pregunta. Vuelvo a recordarlo: nuestro tiempo es el de la ommelette poslacaniana. Hay analistas (no los voy a nombrar, pero ustedes deben saber quiénes son) que consideran que la escritura nodal nos invita a prescindir de la topología y de los grafos, nos dicen que dedicarse a descifrar el Inconsciente es inútil, piensan que no tiene ningún sentido seguir trabajando los sueños, que el Inconsciente como lógica de incompletud es secundario; y afianzan todas esas posiciones en una lectura -a mi entender muy mal hecha- del nudo. No es cualquier cosa lo que está en juego. Junto con todo esto que les digo, hablan de la devaluación del deseo, hablan de la caducidad de la metáfora paterna; alguno se anima a decir que hay cosas más importantes que la castración. Son objeciones serias a puntos clave de la teoría y la práctica analítica.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario