Lacan toma, del texto freudiano de La Interpretación de los Sueños, y los ubica varias veces en su obra para colocar sucesivamente puntos importantes de la clínica y de la constitución del sujeto. La vez pasada veíamos el sueño de un padre frente a la muerte del hijo. Lacan colocaba una pregunta, de si había más realidad que la del mensaje "Padre, ¿no ves que estoy ardiendo?" En esa realidad escondida tras la representación, Lacan llama lo real y ahí se revela lo más íntimo de la relación entre un padre y su hijo.
Nos dice: Cuando todos duermen, tanto quien quiso descansar un poco como quien no pudo mantenerse en vela, también aquel de quien sin duda no faltó un bien intencionado, parece estar dormido, cuando sabemos una cosa y es que en el mundo sumido en el sueño solo una voz se hizo oir: "Padre, ¿no ves que estoy ardiendo?". La frase misma es una antorcha que nos lleva a lo real. El más allá, lo real, lo que les decía recién, la represión primaria. En este sueño nos encontramos con la imagen del hijo, que se acerca al padre. Una mirada de reproche, trayendo no sabemos qué de lo dicho durante el delirio de la fiebre. O de lo no dicho, podríamos agregar, entre un padre y su hijo, justamente lo jamás confesado.
Hoy veremos el sueño de un sujeto en duelo por la muerte de su padre, la otra posición. En este texto que nos trae Freud, en La interpretación de los sueños, dice que el sujeto ve aparecer a su padre delante de él, ese padre que acaba de perder después de una enfermedad que ha constituído para el largos tormentos. Lo ve aparecer delante de él; es penetrado -nos dice él- por un profundo dolor al pensar que su padre está muerto y él no lo sabía, fórmula en la que Freud insiste en su carácter absurdo. Freud hace un agregado: que estaba muerto según su deseo. ¿No sabía que era su deseo que él estuviera muerto? La cláusula que agrega Freud es "según su deseo". Entonces, ¿no sabía que era su deseo que él estuviera muerto?
Ese "no lo sabía" nos abre la dimensión del saber para la neurosis y tiene que ver con la escisión del sujeto, con la respuesta que da el sujeto a la castración del Otro. El sujeto debió constituirse como no sabiendo, debido a la represión y por efecto de ella es que se instala el no saber. El neurótico, por eso, siempre tiene una pregunta.
Por un lado se presenta en el soñante un dolor, un afecto de que él estaba muerto. Recuerden que el sueño es un enunciado para que busquemos la clave y lo que quiere decir, es decir, la enunciación. Freud agrega la cláusula elidida, "según su deseo". Y nos dice que el sujeto no sabía que su padre no sabía su anhelo, anhelo del sujeto, que su padre muera para acabar con su sufrimiento. Hay otro plano en juego también, depende del tiempo del análisis en que esté el hijo para que pueda verlo o no: que ese anhelo fue suyo en el pasado cuando era niño. Estuvo el anhelo de que su padre muera y no por su padre, sino por él mismo que era su rival. Esto toca el complejo de Edipo, el deseo de la muerte del padre.
Lacan va a tomar este sueño en el seminario El deseo y su interpretación. Nos va a brindar nuevas vueltas. Nos plantea un deseo que es del hijo, lo hace el soñante y nos dice que siempre tenemos que recordar esto cuando se empieza a hablar del personaje del sueño. Les voy a leer de ese seminario (el 6) algún recorte del texto de Lacan:
Freud evoca la historia inconsciente, los viejos deseos mortales contra el padre, o sea, lo edípico. Más aún, que es en la naturaleza del dolor mismo en la cual este momento el sujeto participa de este dolor del que buscando su camino y su origen hemos reconocido este dolor experimentado, dislumbrado en la participación de los últimos momentos del padre. Es el hijo el que lo asiste en toda la enfermedad.
Dice Lacan que en la existencia de tanto de ellas subsiste en el límite de este estado donde no hay nada más aprehendido aún que el hecho del carácter inextinguible que esta existencia misma y el dolor fundamental que la acompaña cuando todo deseo se borra, cuando todo deseo allí se desvanece.
Es precisamente al hacerse cargo de este dolor que el sujeto enceguece por su proximidad, por el hecho que en la agonía y en la desaparición de su padre es algo que lo amenaza, que ha vivido y de lo cual se separa actualmente por esa imagen evocada. esta imagen que sereúne nuevamente con algo que separa, que modera al hombre en esta suerte de abismo o vértigo, que se abre en él cada vez que está confrontado con el último término de su existencia. Es decir, justamente, lo que él necesita interponer entre él y su existencia es, en ocasión, un deseo.
Él necesita por un cierto tiempo hacerlo revivir imaginariamente, ya que en esta rivalidad con el padre, en esto que en el fondo hay de poder, en el hecho de que finalmente él triunfa del hecho que no sabe, el Otro que sabe de él. Acá es la fina pasarela - dice Lacan- gracias a la cual el sujeto no se siente a si mismo directamente invadido, engullido, ya que lo que se abre a él de hiancia, de confrontación pura y simple con la angustia de muerte, de su propia muerte. De manera que nosotros sabemos, de hecho, que la muerte del padre cada vez que se produce es para el sujeto nuevamente sentida como la desaparición. En un lenguaje más grosero, nos dice Lacan, de esta especie de escudo, de interposición, de sustitución que hace el padre del amo absoluto, es decir, de la muerte.
Hoy veremos el sueño de un sujeto en duelo por la muerte de su padre, la otra posición. En este texto que nos trae Freud, en La interpretación de los sueños, dice que el sujeto ve aparecer a su padre delante de él, ese padre que acaba de perder después de una enfermedad que ha constituído para el largos tormentos. Lo ve aparecer delante de él; es penetrado -nos dice él- por un profundo dolor al pensar que su padre está muerto y él no lo sabía, fórmula en la que Freud insiste en su carácter absurdo. Freud hace un agregado: que estaba muerto según su deseo. ¿No sabía que era su deseo que él estuviera muerto? La cláusula que agrega Freud es "según su deseo". Entonces, ¿no sabía que era su deseo que él estuviera muerto?
Ese "no lo sabía" nos abre la dimensión del saber para la neurosis y tiene que ver con la escisión del sujeto, con la respuesta que da el sujeto a la castración del Otro. El sujeto debió constituirse como no sabiendo, debido a la represión y por efecto de ella es que se instala el no saber. El neurótico, por eso, siempre tiene una pregunta.
Por un lado se presenta en el soñante un dolor, un afecto de que él estaba muerto. Recuerden que el sueño es un enunciado para que busquemos la clave y lo que quiere decir, es decir, la enunciación. Freud agrega la cláusula elidida, "según su deseo". Y nos dice que el sujeto no sabía que su padre no sabía su anhelo, anhelo del sujeto, que su padre muera para acabar con su sufrimiento. Hay otro plano en juego también, depende del tiempo del análisis en que esté el hijo para que pueda verlo o no: que ese anhelo fue suyo en el pasado cuando era niño. Estuvo el anhelo de que su padre muera y no por su padre, sino por él mismo que era su rival. Esto toca el complejo de Edipo, el deseo de la muerte del padre.
Lacan va a tomar este sueño en el seminario El deseo y su interpretación. Nos va a brindar nuevas vueltas. Nos plantea un deseo que es del hijo, lo hace el soñante y nos dice que siempre tenemos que recordar esto cuando se empieza a hablar del personaje del sueño. Les voy a leer de ese seminario (el 6) algún recorte del texto de Lacan:
Freud evoca la historia inconsciente, los viejos deseos mortales contra el padre, o sea, lo edípico. Más aún, que es en la naturaleza del dolor mismo en la cual este momento el sujeto participa de este dolor del que buscando su camino y su origen hemos reconocido este dolor experimentado, dislumbrado en la participación de los últimos momentos del padre. Es el hijo el que lo asiste en toda la enfermedad.
Dice Lacan que en la existencia de tanto de ellas subsiste en el límite de este estado donde no hay nada más aprehendido aún que el hecho del carácter inextinguible que esta existencia misma y el dolor fundamental que la acompaña cuando todo deseo se borra, cuando todo deseo allí se desvanece.
Es precisamente al hacerse cargo de este dolor que el sujeto enceguece por su proximidad, por el hecho que en la agonía y en la desaparición de su padre es algo que lo amenaza, que ha vivido y de lo cual se separa actualmente por esa imagen evocada. esta imagen que sereúne nuevamente con algo que separa, que modera al hombre en esta suerte de abismo o vértigo, que se abre en él cada vez que está confrontado con el último término de su existencia. Es decir, justamente, lo que él necesita interponer entre él y su existencia es, en ocasión, un deseo.
Él necesita por un cierto tiempo hacerlo revivir imaginariamente, ya que en esta rivalidad con el padre, en esto que en el fondo hay de poder, en el hecho de que finalmente él triunfa del hecho que no sabe, el Otro que sabe de él. Acá es la fina pasarela - dice Lacan- gracias a la cual el sujeto no se siente a si mismo directamente invadido, engullido, ya que lo que se abre a él de hiancia, de confrontación pura y simple con la angustia de muerte, de su propia muerte. De manera que nosotros sabemos, de hecho, que la muerte del padre cada vez que se produce es para el sujeto nuevamente sentida como la desaparición. En un lenguaje más grosero, nos dice Lacan, de esta especie de escudo, de interposición, de sustitución que hace el padre del amo absoluto, es decir, de la muerte.
Es decir, mientras el padre esté vivo, hay una protección para el sujeto. Una vez acontecida la muerte del padre, sigue él en la cadena.
¿Con qué nos enfrenta este texto? Por un lado, con el plano del no saber, ¿pero no saber qué? ¿No saber del padre que estaba muerto? ¿Quién es él en el sueño? Es el soñante, que no sabía que estos deseos lo habitaban, por una parte, y no sabía que después de la muerte del padre sigue él. Es un sueño que trae la angustia de castración.
Por otra parte, Lacan nos dice que esto lo hace revivir imaginariamente, porque el padre aparece vivo también como un modo de protección. Quiero resaltar también ese no saber como constitutivo de la neurosis. Es estructural, es un efecto de la represión. También nos trae el concepto de negación y de escisión del yo como conceptos importantes para operar en la clínica.
Este sueño aparece en el seminario del deseo y su interpretación. Mucho más adelante, aparece el caso Hamlet, que él lo va a tomar entre el plano del no saber que trae el sueño y el plano de "sabía...", que está en la obra de Shakespeare, Hamlet. Son 2 planos importantes en la clínica, 2 posiciones importantes en la clínica y podemos ver en el desarrollo de la obra a dónde lo lleva a Hamlet el saber y la locura que empieza a atravesar en el punto que el fantasma, el ghost le dice en la terraza lo que pasó con el padre, que fue enveneado. El saber y esta locura lleva a Hamlet a la muerte, el único desenlace posible.
Por otra parte, Lacan nos dice que esto lo hace revivir imaginariamente, porque el padre aparece vivo también como un modo de protección. Quiero resaltar también ese no saber como constitutivo de la neurosis. Es estructural, es un efecto de la represión. También nos trae el concepto de negación y de escisión del yo como conceptos importantes para operar en la clínica.
Este sueño aparece en el seminario del deseo y su interpretación. Mucho más adelante, aparece el caso Hamlet, que él lo va a tomar entre el plano del no saber que trae el sueño y el plano de "sabía...", que está en la obra de Shakespeare, Hamlet. Son 2 planos importantes en la clínica, 2 posiciones importantes en la clínica y podemos ver en el desarrollo de la obra a dónde lo lleva a Hamlet el saber y la locura que empieza a atravesar en el punto que el fantasma, el ghost le dice en la terraza lo que pasó con el padre, que fue enveneado. El saber y esta locura lleva a Hamlet a la muerte, el único desenlace posible.
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