Familias vulnerables: el papel de los factores de riesgo
Serie de situaciones vitales que influyen directamente en la etiología del maltrato
Transmisión intergeneracional del maltrato: repitencia del maltrato a través de diferentes generaciones. Las teorías psicodinámicas se han referido a la transmisión de patrones maltratantes que se trasladas de familia en familia a lo largo de su historia y sustentan la violencia. Resultado de un estudio: Los patrones familiares aversivos y hostiles influían en la descendencia de padres inestables. Estos patrones se reproducen en la siguiente generación con el desarrollo de los hijos que en la madurez experimentan dificultades en desarrollar y mantener relaciones duraderas. Dado el carácter multifacético de este problema, se debería profundizar en la detección y el estudio de aquellas variables que hacen que un sujeto se convierta o no en un maltratador de sus hijos. Son aspectos fundamentales a tener en cuenta los siguientes: cómo se integró esta situación de historia de maltrato, o si en algún momento surgió alguna figura de apoyo en la infancia. Las madres que no repitieron la historia tenían conciencia de su situación pasada y del efecto que ella podría tener en sus hijos.
Factores socioeconómicos: se debe tener en cuenta que el maltrato puede producirse de manera similar en todos los estratos sociales, pero sólo se conocen y detectan los de los estratos sociales más desfavorecidos que son los que acceden con mayor frecuencia a los servicios sociales públicos.
Estrés: el maltrato suele aumentar cuando el nivel de estrés que experimentan los padres es superior a su capacidad para afrontarlo. Sin embargo, el estrés no es causa necesaria o suficiente para que se produzca el maltrato infantil. Este maltrato sería una expresión de las carencias de recursos o habilidades para manejar y superar situaciones que arrastran un alto nivel de estrés. Se trata de familias que presentan características que las hacen más propensas a responder a la presión psicológica con la violencia, en lugar de desarrollar comportamientos adaptativos.
Desempleo: los estudios muestran que la situación de desocupado conlleva experiencias frustrantes como no poder satisfacer las necesidades económicas de la familia, una creciente desvalorización, se incrementa el contacto y, por lo tanto, el conflicto con los hijos y los problemas con la esposa.
Familia monoparental: la influencia del progenitor único en la etiología del maltrato se produce por varias circunstancias, como el estar sólo en la crianza de un hijo, los problemas económicos sobre todo para las mujeres jefas del hogar, la vivienda inapropiada, tener muchos hijos, etc.
Aislamiento social: son familias que se encuentran aisladas no sólo de las instituciones informales sino también de las redes informales de apoyo. Los padres que maltratan a sus hijos prefieren resolver por sí solos el problema sin consultar ni pedir ayuda. Cuando una familia está socialmente aislada significa que se encuentra alejada de sistemas de apoyo personales, es decir, de aquellos conjuntos de relaciones que proporcionan ayuda, apoyo y estímulo, y que “dicen a los individuos lo que se espera de ellos y les guían en lo que tienen que hacer, sistemas que vigilan y juzgan el desempeño del rol parental”.
Barrio o zonas de alto riesgo: en comunidades donde no existen el sentido de identidad y de responsabilidad colectiva y donde las condiciones de vida dominantes se caracterizan por la pobreza, el desempleo, la delincuencia, pobres condiciones de vivienda y carencias de recursos materiales y sociales, el maltrato aparece con mayor probabilidad.
Problemas psicopatológicos: en general se observan alteraciones psicológicas que no responden a alteraciones concretas y diagnosticables. Se ha encontrado en estos padres una mayor tendencia a la impulsividad, a la expresión de cólera y a la excitabilidad, mayor desorganización, lenguaje incoherente. En los maltratadores físicos se encontraron mayormente conductas antisociales y personalidad lábil.
Factores de vulnerabilidad infantil: el maltrato decrece con la edad; los niños más pequeños son mayormente las principales víctimas del maltrato físico, porque por su corta edad tienen menos posibilidad de defenderse, controlan en menor medida aquellas conductas que irritan a sus padres y son más dependientes física y psíquicamente. Los niños con dificultades de salud física, como los prematuros y de bajo peso al nacer que requieren cuidados especiales, implican un alto nivel de exigencia para los padres. Aunque no se ha corroborado de manera generalizada este abuso, es un aspecto de riesgo a tener en cuenta. Lo mismo ocurre con los hijos de embarazos no deseados, del sexo no esperado o conflictivo y los que poseen algún tipo de discapacidad.
Competencia educativa como padres: los maltratadores tienen una imagen negativa de sus hijos y su nivel de expectativas respecto a lo que pueden lograr es muy alto, no coincidiendo muchas veces con las capacidades del niño. En general tienden a interpretar las conductas de sus hijos como dirigidas intencionalmente a molestarlos. Aunque su coeficiente intelectual sea semejante al de otros niños, se lo visualiza como limitado o atrasado, por eso se suele hablar de la percepción que los padres tienen del niño como “subjetiva”, ya que no suele responder a la realidad. Además, presentan expectativas negativas frente a sus posibilidades como padres para influir sobre la conducta de sus hijos.
Edad de la madre al tener su primer hijo: el embarazo adolescente debe ser tenido especialmente en cuenta.
El análisis de los factores de riesgo que puede sufrir una familia nos muestra un camino a seguir para detectar lo que se suelen llamar familias vulnerables. “Vulnerable” añade al concepto de familia el de “que puede ser herida, dañada, física o moralmente”. Este término aplicado a familias describe a aquellas que por factores determinados de riesgo ocurridos a lo largo de su ciclo vital, en constante interacción con otras características individuales, pueden ser dañadas en mayor grado que las familias “sanas”. Cuando hablamos de una familia vulnerable estamos especificando que ya cuenta con un riesgo interno que la hace sensible, en mayor medida, a los riesgos normales de vivir. Tipos de familias vulnerables:
Articulación factores de riesgo y familias vulnerables.
Ambos son necesarios para que el maltrato infantil ocurra. Los factores de riesgo pueden estar presentes y el maltrato infantil no ocurrir porque la familia no es vulnerable; en otros casos, una familia vulnerable está cubierta por adecuadas políticas sociales y el trabajo de prevención impide la concreción de la respuesta violenta. Lamentablemente, cuando las familias vulnerables se cruzan con los factores de riesgo sin ninguna mediación, la situación es altamente peligrosa.
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