El punto donde el deseo se pone en acto y la nominación demuestra su límite revela la paradoja estructural del sujeto en psicoanálisis. Este límite, que Lacan denomina lo imposible de nombrar, define al sujeto como un punto de falta significante que afecta al Otro y, al mismo tiempo, señala la imposibilidad de que el sujeto se aloje completamente en la cadena significante.
El sujeto en el intervalo: lugar del corte
El sujeto, al no poder nombrarse, queda situado en lo que Lacan describe como el intervalo, el espacio del corte. Este intervalo no es simplemente un vacío o una ausencia; es el lugar donde el sujeto "habita" debido a su naturaleza evanescente, o fading, como efecto de la estructura significante. El intento del sujeto de ubicarse en la cadena es siempre fallido, ya que sólo está presente en los cortes de ésta, en los espacios donde el significante no logra fijar completamente su posición.
En el Seminario 6, Lacan describe este fenómeno de manera precisa: "Cada vez que quiere apresarse, nunca está allí más que en un intervalo". Esta frase subraya cómo el sujeto no tiene una consistencia ontológica propia; su ser está siempre en suspenso, sostenido únicamente en su relación con los significantes que lo representan.
El objeto a como soporte del sujeto
Para Lacan, el sujeto requiere de un anclaje que lo rescate de su evanescencia. Este anclaje se encuentra en el objeto a, una creación de la operación de corte. Este objeto, alojado en el fantasma, actúa como un soporte privilegiado que permite al sujeto sostenerse frente a la síncopa significante.
El objeto a, aunque inicialmente ubicado en lo imaginario, no se reduce a una cosa del mundo. En "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano," Lacan establece que este objeto es el resultado de una operación de corte que lo separa de la realidad circundante. Es el residuo, el resto, aquello que no puede ser asimilado completamente por el significante, y precisamente por ello se convierte en el pivote del deseo.
Nominación, corte y el borde de lo imposible
La nominación introduce un corte fundamental que define el borde entre lo posible y lo imposible de decir. Este borde no sólo delimita al sujeto como un vacío en la cadena significante, sino que también señala el límite del lenguaje mismo. La imposibilidad de nombrar al sujeto no es una falla, sino una característica estructural que define su relación con el Otro y con su propio deseo.
Al final, el sujeto no puede estar en la cadena, sólo en los intervalos; y lo que lo salva de esta condición evanescente es el objeto a, un soporte que emerge de la operación de corte y que constituye el eje alrededor del cual gira su relación con el deseo y el fantasma. Este planteo, desarrollado extensamente en Lacan, establece la base para diferenciar al objeto a de cualquier cosa del mundo, configurándolo como un elemento único en la economía del deseo.
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