jueves, 23 de enero de 2025

La relación entre identificación y repetición

La relación entre identificación y repetición en Lacan, especialmente en el contexto del Seminario 9, permite considerar a ambas operaciones como estructuras interdependientes y fundamentales en la economía del sujeto. La identificación aparece como una estrategia que opera como un "velo" sobre el núcleo traumático de la repetición, mientras que la repetición está enraizada en un punto de desencuentro estructural: lo real que no cesa de no escribirse.

Repetición: Más allá del automaton

En su tratamiento de la repetición, Lacan introduce el concepto de distychia, que da cuenta de un desencuentro inherente al acto repetitivo. Este desencuentro excede la lógica del automaton —el mecanismo simbólico que organiza las repeticiones como un retorno de lo idéntico— para situarse en el campo de lo real. Este punto de lo real no es sólo aquello que el lenguaje no puede simbolizar, sino lo que insiste, lo que retorna como un motor de la repetición.

La repetición, en este sentido, no es un simple retorno mecánico, sino un relanzamiento constante, impulsado por la imposibilidad misma de resolver la falta en el Otro. Aquí reside su carácter compulsivo y su conexión con lo traumático.

Identificación: Una operación estructurante

La identificación, en este marco, se comprende como una operación que establece un lazo, un punto de anclaje en el sujeto frente al caos de lo real y la compulsión de la repetición. Sin embargo, este lazo no es unidimensional ni homogéneo; en las instancias del lado izquierdo del grafo del deseo, la identificación aparece como un velo que oculta el núcleo pulsional y repetitivo que afecta al sujeto.

Detrás de toda identificación se encuentra la repetición, lo que implica que la identificación no puede desligarse de la falta estructural del Otro. La identificación, entonces, es tributaria de la repetición: opera como una pantalla o semblante que sostiene al sujeto frente a la insistencia de lo real.

La ausencia de un matema del superyó

El interrogante sobre la ausencia de un matema del superyó lleva a reflexionar sobre su estatuto particular en la enseñanza de Lacan. Si bien encontramos matemas que escriben el semblante, la falta, e incluso el objeto a, el superyó se resiste a ser formalizado en términos algebraicos.

Esto puede relacionarse con varias razones:

  1. Naturaleza del superyó: El superyó no es sólo un imperativo simbólico (la voz que ordena) sino también una instancia que incorpora elementos imaginarios y reales. Su carácter híbrido, que lo hace oscilar entre el goce y la ley, dificulta su reducción a una estructura lógica cerrada.

  2. Relación con el goce: El superyó está intrínsecamente vinculado al goce, un concepto que en Lacan no se presta fácilmente a una representación matémica debido a su exceso respecto del significante.

  3. Función del superyó: El superyó, más que velar como la identificación, funciona como un operador que intensifica la compulsión de repetición. En lugar de "cubrir" lo real, el superyó lo exacerba, generando un exceso de goce que el sujeto no puede simbolizar.

En este sentido, mientras que la identificación puede escribirse como un semblante que vela la repetición, el superyó podría entenderse como una fuerza disruptiva que desborda la posibilidad misma de formalización.

Conclusión

La identificación y la repetición están en una relación de mutua implicación: la primera vela la compulsión de la segunda, pero también la posibilita. La falta de un matema del superyó, lejos de ser una omisión, refleja su estatuto particular: una instancia que no vela lo real, sino que lo intensifica, situándose en un exceso que desafía la lógica y la escritura formal del matema.

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