En psicoanálisis, el síntoma no se concibe como una expresión de morbilidad, ya que la distinción entre lo normal y lo patológico no se aplica al síntoma desde la perspectiva analítica. A diferencia de otros enfoques clínicos, el síntoma psicoanalítico no está condicionado por criterios diagnósticos tradicionales, como los de la neurosis, la perversión o la psicosis. En lugar de encasillarlo dentro de una categoría de enfermedad, Lacan propone una visión del síntoma como una estructura funcional que trasciende las diferencias diagnósticas.
En su obra La significación del falo, Lacan define al síntoma como lo que es analizable en el contexto de las neurosis, las perversiones y las psicosis. Aquí, el síntoma es visto no como un fenómeno aislado, sino como un producto del significante que toma lugar en el Otro. Este proceso establece un vínculo que se puede visualizar en el grafo lacaniano, donde el Otro y su significado funcionan casi como un circuito que constituye la estructura formal del síntoma.
El síntoma, entonces, aparece como una respuesta del sujeto a la inscripción del significante en el Otro. Este lazo entre el sujeto y el Otro no solo produce el síntoma, sino que también establece una estructura de anclaje. El síntoma actúa como un punto de capitonado, permitiendo al sujeto "hacer pie" en el Otro, estabilizando su lugar dentro de la estructura simbólica.
Más allá de su estructura formal, el síntoma también se entiende como una respuesta al deseo del Otro. Este deseo genera en el sujeto un núcleo opaco, resistente al significante, que se manifiesta en el síntoma como una satisfacción que no está abierta a la interpretación. El síntoma se convierte entonces en una satisfacción pulsional que no se vincula fácilmente a la transferencia ni puede ser descifrada dentro de los términos habituales de la interpretación psicoanalítica.
Este núcleo opaco del síntoma plantea un desafío dentro de la cura, pues no se trata de un contenido que se pueda simplemente interpretar para que el sujeto se libere de él. La no interpretabilidad del síntoma introduce una dificultad clínica: ¿cómo hacer que este síntoma, que escapa a las operaciones tradicionales del análisis, trabaje dentro del proceso terapéutico?
El síntoma, en el enfoque lacaniano, se aleja de la concepción médica tradicional de la enfermedad y se presenta como un fenómeno estructural vinculado al significante y al deseo del Otro. Aunque el síntoma trasciende la diferencia diagnóstica, cada tipo de estructura clínica (neurosis, perversión y psicosis) presenta sus propios modos de manifestación y trabajo con el síntoma. Sin embargo, su tratamiento en la cura requiere un enfoque que reconozca su resistencia a la interpretación convencional, haciendo del trabajo analítico un proceso que se ocupa de ese núcleo opaco que forma parte del sujeto, pero que no es accesible a través de los medios tradicionales del análisis.
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