sábado, 8 de febrero de 2025

El fantasma y sus vías: Deseo, perversiones y la defensa contra la angustia

El análisis clínico de la angustia nos conduce inevitablemente al trabajo sobre la estructura del fantasma. Este se configura como el espacio del Heim freudiano: un territorio donde lo ficcional, lo familiar y lo articulado se entrelazan. Sin embargo, el fantasma no se agota en estas categorías; hay algo más profundo que merece ser abordado.

Dos Vías para Abordar el Fantasma

En este contexto, dos enfoques se entrelazan alrededor de un eje común: el deseo como deseo del Otro. Estas vías permiten explorar las diversas dimensiones del fantasma.

  1. El Fantasma como Axioma
    Una primera perspectiva aborda el fantasma desde su estructura apodíctica, donde su fórmula expresa algo incondicionalmente cierto y válido. Aquí, el fantasma trasciende su función de escena para responder desde lo axiomático al desarreglo estructural del sujeto. Este soporte organiza aquello que falta, remeda lo imposible, y así se convierte en el terreno que soporta una coherencia simbólica.

  2. El Fantasma y la Perversión
    La segunda vía lo analiza desde la perversión, donde se invierte el orden de los términos en la fórmula: el objeto a toma el rol central al dividir al sujeto mediante su inaccesibilidad. Este objeto no solo induce la división sino que también revela su carácter ilusorio, ya que opera como un postizo que promete un goce inalcanzable.

    En la perversión, el sujeto aparenta ser agente de una escena, pero en realidad actúa como un objeto al servicio del goce del Otro. Este goce, aunque paradojalmente declarado inexistente, constituye el núcleo de la operación perversa. Aquí se ubica aquello que Freud describe como lo “positivo” de la perversión: un aspecto que la neurosis denuncia como su negativo. Mientras que la perversión preserva la función del Otro como incuestionable, en la neurosis, lo velado y lo engañoso predominan, situando la experiencia subjetiva en el terreno de lo negativo.

El Fantasma: Anclaje y Defensa

Independientemente de la vía, el fantasma se presenta como un anclaje indispensable para el sujeto frente al deseo del Otro. Este soporte, de naturaleza pulsional, contiene elementos que tanto lo defienden de la angustia como lo mantienen a distancia del goce del Otro. En este sentido, lo "perverso" del goce neurótico radica en la ambigüedad de defenderse de un exceso de goce mientras al mismo tiempo lo busca en formas indirectas.

El fantasma, por tanto, no solo estructura el deseo sino que también actúa como un refugio que articula la relación del sujeto con aquello que falta en el Otro, destacando su papel fundamental en la dinámica clínica y subjetiva.

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