En la Biblia, el trueno como voz de Dios introduce una dimensión del signo que sostiene el Nombre del Padre. Lacan, en "De un discurso que no fuera del semblante", inicia un desarrollo novedoso sobre lo que denomina el Padre Real, una noción extraída del mito freudiano de la horda primitiva, aunque desvinculada de su dimensión mítica.
En la función del padre como semblante, Lacan aborda el surgimiento del S1, el significante amo. Este interrogante se conecta con los desarrollos de Freud sobre el origen del monoteísmo, especialmente en "Moisés y la religión monoteísta". Según Lacan, el surgimiento del S1 requiere una operación previa: un rechazo, que él define en el Seminario 16 como función de la renuncia al goce.
La noción de función implica situar este rechazo dentro de una estructura discursiva. Es este rechazo, que implica una pérdida fundante de goce, lo que posibilita el surgimiento de un lenguaje. Lacan lo precisa desde la primera clase del seminario: el inconsciente está estructurado como un lenguaje. El S1, como significante amo, marca el cuerpo del sujeto, articulando una economía política del goce.
En este marco, la función del semblante resulta indispensable, ya que no hay economía sin semblante, es decir, sin discurso. La economía del goce depende de esta operación simbólica que introduce el semblante, regulando el exceso y ordenando la relación entre el sujeto y su deseo.
Así, el Padre Real y el significante amo se inscriben como ejes fundamentales en la economía discursiva del sujeto, mostrando cómo el rechazo y la pérdida estructuran el campo del inconsciente y sus relaciones con el goce.
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