jueves, 27 de febrero de 2025

El síntoma como cuarto elemento en la cadena borromea

La nominación del síntoma como la cuarta consistencia en la cadena borromea —particularmente en la articulación entre lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario (RSI)— es lo que permite un enlace estable entre estos registros. Este cuarto elemento opera sobre la falla estructural que se origina en lo que el significante “no cesa de no escribir”, suplencia que aborda la imposibilidad de la complementariedad sexual mediante una orientación hacia un goce suplementario.

En este sentido, el síntoma se convierte en la manera particular en que cada sujeto goza de su inconsciente, dado que este último lo determina a partir de la instancia de la letra. La letra, entendida como una materialidad concreta, habilita la posibilidad de pensar al síntoma como una forma de escritura, una escritura que refleja el funcionamiento del inconsciente.

Cuando se menciona que cualquier elemento podría cumplir la función de cuarto, no debe interpretarse como que todos tengan el mismo valor o efecto. Los resultados varían significativamente dependiendo de qué opere como síntoma. En algunos casos, el anudamiento de los registros puede volverse más flexible, permitiendo cierta elasticidad en el lazo. En otros, el efecto será opuesto, generando rigidez en la articulación. Estos distintos modos de enlace producen efectos clínicos que, a su vez, condicionan la singularidad del sujeto.

En este punto, Lacan explora cada consistencia desde la perspectiva de la letra, alineándose con los planteos iniciales del seminario RSI, donde caracterizó los registros como categorías fundamentales. Esta concepción subraya la importancia de la nominación en la estabilización del nudo, al mismo tiempo que ilumina la complejidad del síntoma como una función estructurante dentro del sujeto.

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