viernes, 27 de marzo de 2020

¿Cómo se descifra un sueño?


Fuente: Clase de Daniel Zimmerman de "Psicoanálisis II" del 16/8/12 - UMSA.

En la década del 50, a pocos años del fallecimiento de Freud, en 1939, había que volver a Freud, porque el espíritu de su palabra se había desvirtuado. Habíamos dicho que hay un punto en el que insiste Lacan, es que si vamos a volver a Freud para volver a traer a primer plano los descubrimientos de esa dimensión psíquica que es el inconsciente, dice Lacan, que está estructurado como un lenguaje. Para seguir ese rumbo, fuimos a Freud por la vía regia a través de la interpretación de los sueños. Dijimos que lo que Freud nos propone es un desciframiento, totalmente análogo a las escrituras jeroglíficas. Vimos la evolución de la interpretación de los sueños desde lo profano a lo científico y el sueño de Alejandro Magno. Los 2 sueños posteriores que ejemplifica Freud hace parecer que Freud está yendo en la misma dirección de Aristrando.

El segundo paso de la articulación consiste en saber cómo es el mecanismo de desciframiento. En el capítulo 6  DIE TRAUM ARBEIT (el trabajo del sueño) “La elaboración Onírica”:
“Todas las tentativas realizadas hasta el día para solucionar los problemas oníricos se enlazaban directamente al contenido manifiesto, esforzándose por extraer de él la interpretación o fundamentar en él, cuando renunciaban a hallar sentido alguno interpretable, su juicio sobre el fenómeno  objeto de nuestro estudio. Somos, pues, los primeros en partir de un diferente punto inicial. Para nosotros se interpola, en efecto, entre el contenido onírico y los resultados de nuestra observación un nuevo material psíquico: el contenido latente o ideas latentes del sueño que nuestro procedimiento analítico nos lleva a descubrir. De este contenido  latente y no del manifiesto es del que desarrollamos la solución del sueño. Así, pues, se nos presenta también una nueva labor que no se planteaba a los autores anteriores: la de investigar las relaciones del contenido manifiesto con las ideas latentes y averiguar por qué proceso ha surgido de estas últimas aquel primero.”

¿Por qué la solución del sueño no es llegar a las ideas latentes? Las ideas latentes pertenecen a la primera tópica del aparato psíquico. Haber llegado a las ideas latentes no es haber llegado al inconsciente. Lo que nos interesa a nosotros es investigar el proceso por el cual uno se ha convertido en el otro. Es eso lo que está al servicio del inconsciente. Si condensación y desplazamiento son los procesos que trabajan para producir lo manifiesto a partir de lo latente, dice Freud que lo que nos interesa es ver cómo trabajan esos mecanismos, porque esos son los mecanismos que trabajan al servicio del deseo inconsciente.
“Resumiremos aquí la amplia discusión que llena este larguísimo capítulo dedicado a  la elaboración onírica. […]La labor anímica que se desarrolla en la formación de los sueños se divide en dos funciones: establecimiento de las ideas latentes y transformación de las mismas en contenido manifiesto. Las ideas latentes son perfectamente correctas y en su formación han intervenido todas nuestras facultades psíquicas.  Pertenecen a nuestro pensamiento preconsciente, del cual surgen también, mediante cierta transformación, las ideas  conscientes. […]Esta elaboración onírica propiamente dicha se aleja del modelo del pensamiento despierto mucho más de lo que han opinado los investigadores que menos valor han concedido a la función psíquica en el sueño. No es que sea negligente, incorrecta, olvidadiza e incompleta en comparación con el pensamiento despierto; lo que sucede es que constituye algo cualitativamente distinto y, por tanto, nada comparable a él. No piensa, calcula ni juzga; se limita a transformar.”
Y esta es la clave de por qué enfatizamos esa cuestión. No hay que confundir la interpretación del sueño con haber llegado a las ideas latentes. Precisamos llegar a las ideas latentes para investigar el proceso que las transformó en el contenido manifiesto. Y es investigando esos procesos (condensación – desplazamiento) que vamos a poder aproximarnos, en tanto a herramientas del proceso primario, a la dimensión del inconsciente. La condensación y el desplazamiento son los mecanismos de trabajo, que al servicio del inconsciente, transforman las ideas latentes en el contenido manifiesto. Por eso lo que Freud le interesa investigar es la relación entre contenido manifiesto y latente.

“Las ideas latentes y el contenido manifiesto se nos muestran como dos versiones del mismo contenido, en dos idiomas distintos, o, mejor dicho, el contenido manifiesto se nos aparece como una versión de las ideas latentes a una distinta forma expresiva, cuyos signos y reglas de construcción hemos de aprender por la comparación del original con la traducción.”
Freud nos dice que lo que tenemos que revisar son las reglas que rigen ese proceso de traducción comparando el original con el definitivo. 
“Las ideas latentes nos resultan  perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos. En cambio, el contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico […]”
Freud acá dice que el contenido del sueño lo debemos considerarlo como una pictografía/jeroglífico o estructura en imágenes.
“[…]para cuya solución habremos de traducir cada uno de sus signos al lenguaje de las ideas latentes. Incurriríamos, desde luego, en error si quisiéramos leer  tales signos dándoles el valor de imágenes pictóricas y no de caracteres de una escritura jeroglífica.”
Freud dice que NO hay que interpretarlos según su valor figural y la clave es hacerlo según su referencia signante.
“Supongamos que tenemos ante nosotros un jeroglífico cualquiera de los muchos que se publican como pasatiempo. En él vemos una casa sobre cuyo tejado descansa una barca, y luego, a continuación, una letra y una figura humana, sin cabeza, corriendo desesperadamente, etc. Ante estas imágenes podríamos expresar la crítica de que tanto su yuxtaposición como su presencia aislada son  absurdas e insensatas, pues las barcas no anclan nunca sobre los tejados y un hombre  decapitado es incapaz de correr. Asimismo, esta última figura resulta más grande que la  casa, y si el conjunto  ha de representar un paisaje, sobran las letras, que jamás hemos visto surgir espontáneamente en la Naturaleza. Pero estas objeciones dependen de que formamos sobre el jeroglífico un juicio equivocado. Así, pues, habremos de prescindir de ellas y  adaptarnos al verdadero carácter de aquél, esforzándose en sustituir cada imagen por una sílaba o una palabra susceptibles de ser representadas por ella. La yuxtaposición de las palabras que así reuniremos no carecerá ya de sentido, sino que podrá constituir incluso una bellísima sentencia. Pues bien: el sueño es exactamente uno de estos jeroglíficos (“rebus” dice en otra edición), y nuestros predecesores en la interpretación onírica han incurrido en la falta de considerar el jeroglífico como una composición pictórica. De este modo no tenía más remedio que parecerles insensato y sin valor alguno. ”
¿De qué está hablando Freud acá? Lo que Freud describió acá es lo que se llama un rebus. Lo que Freud quiere decir con esto es:
“Soldados en derrota.”


El que da Freud está hecho en alemán, por eso no lo podemos entender. Freud habla de una escritura en donde todo está desproporcionado, hay letras con imágenes. Un rebus es un acertijo en imágenes, se descifra sustituyendo cada imagen por una sílaba representada por ella. Freud dice que el sueño es uno de estos acertijos en imágenes y todos lo que nos precedieron se equivocaron por considerarlo como una composición pictórica. 

Freud dice que el sueño es un rebus, una escritura en imágenes. Las imágenes no son consideradas como una composición figurativa, sino como sílabas o letras las imágenes que van a componer el acertijo. Aristrando procedió exactamente de esa misma manera. Descartó todo el valor sugestivo, analógico del sátiro y el escudo para considerarlos como letras o sílabas. Entonces dijo “La figura del sátiro la descompongo en sílabas y obtengo “sa-tiros”. La imagen del sátiro funcionan al modo de un sol y un dado. 

Lo mismo con el ejemplo del “autoerotismo”. No se mete con el tío, ni con la homosexualidad entre 2 varones, ni el incesto. ¿Qué hace? Del automóvil solo toma la sílaba “auto” y del beso rescata “erotismo”. Y el paciente mismo dice “autoerotismo”.

Podríamos objetarle al mismo Freud que estos ejemplos no nos alcanzan, porque dijo que la interpretación tenía que ver con las asociaciones del mismo paciente, y en estos ejemplos no hay asociación.

Cuando en 1926 Freud decide dar una serie de conferencias sobre introducción al psicoanálisis, para el público en general, la divide en 2 cuatrimestres. Y en el primer cuatrimestre no empieza a explicar qué es la transferencia, la angustia, la sexualidad infantil, etc. Esas primeras conferencias son dedicadas a los sueños, los actos fallidos y el chiste. Me parece que no es sin intención, Freud quiere dar primero la dimensión del inconsciente y cómo funciona. Y eso a través de sus formaciones. Y a partir de conocer esa dimensión, ahí si podemos ver la transferencia, la angustia, el sentido de los síntomas, etc.
En la última conferencia de este primer ciclo Freud Freud da una conferencia que está titulada “Incertidumbre o incertezas críticas???” destinadas a un público al que Freud le estaba explicando esto que estamos tratando de ver.

Y en un determinado momento de ese recorrido, Freud se va a meter con explicar lo del contenido manifiesto y el contenido latente. Grande fue mi sorpresa y agrado cuando leí que para ejemplificar con la gente esto que quiere plantear usaba un pequeño recorte clínico. Nos pone en ese rumbo. Este recorte, si bien es corto, nos deja ver todo lo relacionado a las ideas latentes.
“Si admitimos como posibles los enlaces más remotos y extraños, de apariencia ora cómica, ora chistosa, entre un elemento onírico latente y su sustituto manifiesto, no hacemos sino seguir abundantes experiencias de ejemplos cuya resolución por regla general no hemos hallado nosotros mismos. A menudo a uno le es imposible dar por sí mismo tales interpretaciones; ningún hombre sensato podría colegir el enlace existente. El soñante nos da la traducción, o bien de un plumazo, por su ocurrencia directa —puede hacerlo, pues es en él donde se ha producido esta formación sustitutiva—, o nos brinda tanto material que la solución ya no exige una agudeza particular, sino que se impone como necesaria. Si el soñante no viene en nuestro auxilio de alguno de estos dos modos, el elemento manifiesto en cuestión permanecerá para nosotros eternamente incomprendido.”
El ejemplo de un plumazo el de “autoerotismo”. A veces al soñante se le ocurre al toque, se le ocurre a él mismo eso que a nosotros jamás se nos ocurriría espontáneamente.
“Permítanme ustedes que agregue todavía un ejemplo de esta clase, que he vivenciado hace poco. Una de mis pacientes ha perdido a su padre en el curso de su tratamiento conmigo. Desde entonces se vale de cualquier ocasión para hacerlo revivir en el sueño. En uno de sus sueños el padre aparece en un cierto contexto, que no interesa aquí, y dice: Son las once y cuarto, son las once y media, son las doce menos cuarto.
Queríamos un ejemplo y acá lo tenemos. Una paciente en el análisis con Freud. La mujer perdió a su padre durante el tratamiento. A partir de eso, no pierde ocasión de revivir en su sueño a la persona perdida, algo típico de la situación de duelo: el sueño no solo nos trae a la persona, sino que la trae viva. El sueño, en el contenido manifiesto, es que aparecía el padre diciendo que son las 11:15, 11:30 y 11:45. Ese es el sueño.
“Para la interpretación de esta extravagancia sólo acude la ocurrencia de que el padre veía con gusto que sus hijos adultos se reunieran puntualmente en torno a la mesa a la hora de comer.”
Empieza a asociar y con las ocurrencias vamos rumbo a lo latente. La primera ocurrencia es la rigurosidad del padre a la hora de la comida.
“Esto tenía, sin duda, estrecha relación con el elemento onírico, mas no permitía inferencia alguna sobre su origen. Por la situación de ese momento en la cura, había una justificada sospecha de que un rechazo crítico, cuidadosamente sofocado, contra el padre amado y venerado tenía algo que ver en este sueño.”
Ubiquemos el sueño de Ana. A Freud no le interesa tanto ilustrar contar el caso, sino que está tratando de contarle a la gente la relación entre el contenido manifiesto y el latente. Por eso pone acento en ciertas cosas.
“En la ulterior persecución de sus ocurrencias, aparentemente muy alejadas del sueño, la soñante cuenta que ayer en su presencia se había hablado de muchos asuntos de psicología, y un pariente había manifestado esto: «El hombre primordial {Urmensch} pervive en todos nosotros». Ahora creemos comprender. Esto le dio una excelente oportunidad para hacer que el padre muerto perviviera. Lo convirtió entonces en el sueño en el hombre de las horas {Uhrmensch} haciéndole anunciar los cuartos de hora que faltaban para el almuerzo.

En este ejemplo, no podrán ustedes apartar de sí el parecido con un chiste, y en realidad ha ocurrido con harta frecuencia que el chiste del soñante se creyera del intérprete. Hay aún otros ejemplos en los que es muy difícil decidir si se está frente a un chiste o frente a un sueño”


La clave la interpretación pasa porque en alemán hombre primitivo {Urmensch}. “mensch” significa hombre, “ur” significa primordial o primitivo. Freud dice que en sus asociaciones la paciente recordó (ideas latentes) que el día anterior había participado de una reunión familiar en la cual uno de los participantes había dicho la frase “El hombre primitivo vive en todos nosotros”. Ese es el resto diurno, la víspera del sueño. “Uhr” significa hora. 

Freud acaba de ejemplificar el trabajo que hizo el sueño. Hubo cierto proceso de elaboración que hizo que Uhrmensch fuera más allá de su carácter figurativo y expuesto al trabajo del inconsciente al modo de cómo trabaja el inconsciente: no calcula, ni juzga, se limita a transformar. Entonces, aprovechando la homofonía en alemán entre UR y UHR, produjo el “hombre-hora”. ¿Y cómo hacer figurar al hombre hora? Poniendo a papá diciendo exactamente la hora. Eso le permitió revivir al padre, porque disfrazado de hombre-hora, le permite tomar el protagónico de la frase y poder decir “El urmensch, es decir el uhrmensch, es decir mi padre, vive todavía entre nosotros”. Dice Freud, logró revivirlo.

Alguien podría decir, y con razón, ¿Eso tiene que ver con el deseo reprimido? ¿O es un anhelo preconsciente-consciente? La idea de que el padre reviva es preconsciente. Sin embargo, en una parte de este texto aparece la palabra “sofocado”…
“Por la situación de ese momento en la cura, había una justificada sospecha de que un rechazo crítico, cuidadosamente sofocado, contra el padre amado y venerado tenía algo que ver en este sueño. En la ulterior persecución de sus ocurrencias, aparentemente muy alejadas del sueño, la soñante cuenta que ayer en su presencia se había hablado de muchos asuntos de psicología[…]”
Tomemos eso como pista, no es que Freud no lo señala, sino que lo saca. Lo señala y lo deja ahí. Yo diría que Freud quiso decir que acá todavía estaríamos en el anhelo preconsciente, donde pareciera mostrar la hilacha lo que tiene que ver con lo reprimido, dice que es con cierto sentido crítico, un rechazo crítico sofocado. Ahí está la otra vuelta del sueño que Freud no toma. El Urmensch, transformado así, logra revivirlo. Pero yo diría que lo que quizás más tenga que ver con lo reprimido y siguiendo más la letra de Freud, es esa actitud crítica. Esa actitud crítica que Freud nos subraya está en equiparar al papá en el lugar de hombre primitivo, del padre primordial, del padre de la horda. Porque el padre era muy querido, pero quizás era un poco molesto con eso de que estuviéramos todos a la hora de la mesa. ¿No había cierta desconsideración por parte de él? Esto es lo propio de un proceso de duelo: todo proceso de duelo que avanza, que se elabora, es habitual que en un primer tiempo todo sea grandioso (lo que te daba, lo que era, etc). Pero forma parte de esa elaboración, después de ese momento de exaltación de las virtudes de lo perdido, las faltas y otros puntos negativos. Eso es parte de hacer el duelo, si no se hace, no hay otro que pueda entrar en juego. Por eso son tan inestables esas relaciones que se arman cuando uno de los 2 viene de una separación, porque uno de los 2 no ha pasado por ese proceso de “dejarlo caer”. 


El motor del sueño es el deseo reprimido, o el deseo inconsciente, que es lo mismo. Freud con este caso, demuestra el proceso que transformó a uno en otro. Porque esos mecanismos (condensación, desplazamiento) son del proceso primario. El proceso primario es el modo que distingue el funcionamiento del inconsciente. Freud dice que no hay que tomarlo como algo secundario, trabaja cualitativamente diferente al proceso secundario.
Esos son los mecanismos que están al servicio del deseo del inconsciente. Al deseo del inconsciente nunca vamos a llegar, nunca se llega. El deseo inconsciente no es articulable en palabras. Nunca vamos a poder llegar a decir “El deseo inconsciente de alguien es…”. Pero si bien no es articulable en palabras, el deseo inconsciente se articula. Y se articula en estos procesos. Estos procesos nos ponen en la pista del deseo del sujeto. Esto es un anticipo del segundo módulo cuando veamos angustia y deseo. No podemos decir “El deseo de la paciente es criticar al padre”. Lo que sí se puede decir es “Algo del deseo de la paciente se juega en posicionarse críticamente respecto al deseo del padre”. El deseo del padre tampoco es que se sienten a las 12 a comer, es el anhelo. 

La imagen del hombre se despeja en la medida en que considerábamos la sílabas que las componen y entonces UHR como sílaba se engancha como UR. Nos olvidamos el sentido pictórico de las imágenes y las tomamos como letras o sílabas.

Próximo paso: Hoy nos introdujimos en lo que Freud llama DESCIFRAMIENTO. Entonces ahora ya podemos hacer el primer salto con la lingüística. Y vamos a ver si esto que dice Lacan, que en estas cosas que Freud dice de esta manera se puede ver desde la lingüística

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