martes, 14 de octubre de 2025

Hipocondría: ¿Cómo la teorizó Freud?

La hipocondría tiene en el psicoanálisis una historia compleja, porque desde Freud ocupa un lugar fronterizo entre lo somático y lo psíquico, y su estatuto teórico fue variando a lo largo de su obra. Podemos organizar sus desarrollos en tres momentos:

1. La hipocondría como neurosis actual

En sus primeros textos, Freud incluye a la hipocondría junto con la neurastenia y la neurosis de angustia, dentro del grupo de las llamadas “neurosis actuales” (1894–1895).

En ese momento, las neurosis actuales se diferenciaban de las psiconeurosis (histeria, neurosis obsesiva) porque no derivaban de conflictos inconscientes reprimidos, sino de un modo defectuoso de manejo de la excitación sexual somática.

En el caso de la hipocondría, Freud la relaciona con una “acumulación de tensión sexual” o con la falta de descarga, pero que no se liga psíquicamente, es decir, no se representa. Así, el afecto queda “sin representación” y se experimenta en el cuerpo, en forma de sensaciones dolorosas o preocupaciones por órganos internos.

👉 Cita de referencia:

En la hipocondría, el displacer procede de la acumulación de excitación sexual somática no utilizada, de la misma manera que el displacer en la neurosis de angustia.
(Freud, 1895, “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome bajo el nombre de neurosis de angustia”)

2. Comparación con la melancolía

Más adelante, especialmente en “Duelo y melancolía” (1917), Freud retoma la hipocondría para compararla con la melancolía:

  • Ambas implican una pérdida del interés por el mundo y una retracción de la libido sobre el yo.

  • Pero en la hipocondría, esa libido retirada del mundo se deposita sobre el propio cuerpo, generando un yo hipercatastrofizado: el cuerpo deviene escenario del sufrimiento.

  • Freud dice allí que el hipocondríaco está convencido de su enfermedad corporal, pero el origen de su dolor es libidinal, no orgánico.

Cita clave:

En la hipocondría, la libido retirada de los objetos se ha concentrado sobre el yo, sobre sus órganos corporales, y produce sensaciones de displacer que el enfermo traduce en sufrimientos corporales.
(Freud, 1917, “Duelo y melancolía”)

Aquí la hipocondría deja de ser una neurosis actual y pasa a pensarse en continuidad con las psiconeurosis, como una manifestación narcisista: el cuerpo se convierte en el lugar donde se expresa el conflicto libidinal.

3. Hipocondría, narcisismo y el cuerpo erógeno

En “Introducción al narcisismo” (1914), Freud había dado un paso decisivo:

  • Sostiene que el hipocondríaco “siente su propio cuerpo” de manera distinta a la del sujeto normal: lo experimenta como una fuente de sensaciones displacenteras que invaden el yo.

  • Esto sucede porque hay una alteración en la distribución de la libido narcisista sobre el cuerpo, una hiperinvestidura de zonas u órganos.

Cita:

La hipocondría se comporta como una histeria del órgano: el yo se siente enfermo sin que el órgano lo esté.
(Freud, 1914, “Introducción al narcisismo”)

Este punto es crucial, porque introduce la idea de que el cuerpo no es meramente biológico, sino un cuerpo libidinal, constituido por la distribución de la libido. En la hipocondría, esa economía libidinal se altera, dando lugar a un exceso de atención y angustia sobre el cuerpo propio.

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