martes, 28 de octubre de 2025

Leemos “Planes para una fuga al Carmelo”

 “Planes para una fuga al Carmelo” es uno de los cuentos más inquietantes y lúcidos de Bioy Casares —una distopía suave, sin estridencias, donde la ironía reemplaza al dramatismo—.

El protagonista es Lucio Bordenave, un hombre joven, de clase media acomodada, que lleva una vida gris y sin rumbo claro. Su existencia transcurre entre amistades banales, pequeños enredos sentimentales y una sensación constante de vacío. Todo cambia cuando conoce a Clara Orlowska, una mujer misteriosa que parece encarnar un ideal de belleza y libertad que él anhela.

Lucio se obsesiona con ella y empieza a fantasear con escapar juntos a un lugar remoto —el “Carmelo”—, que simboliza un refugio espiritual, una fuga del mundo ordinario y sus miserias morales. Sin embargo, a medida que la trama avanza, se revela que ese plan es tan ilusorio como los sueños románticos que lo inspiran.

El protagonista se enreda en una serie de engaños, traiciones y decepciones, donde lo real y lo imaginario se confunden. Su “fuga al Carmelo” termina siendo más bien una huida interior, una tentativa fallida de alcanzar una forma de pureza o trascendencia en un mundo donde todo es apariencia.

La muerte y los eufemismos terapéuticos

Bajo el tono casi doméstico del relato, Bioy articula un universo totalitario que disfraza la muerte con eufemismos terapéuticos.
El profesor Hernández, figura del pensamiento crítico, queda atrapado en un sistema que ha reemplazado a Dios y a la política por la Medicina como nueva religión de control.
La “visita del médico” es metáfora del exterminio higienista: la eliminación de la vejez, de la enfermedad, del límite mismo de la vida.
En ese mundo “joven” y saludable, el amor entre Hernández y Valeria —tan cotidiano, casi trivial— funciona como último resto de humanidad, aquello que aún se resiste a ser racionalizado.
El Carmelo, en la otra orilla, se vuelve entonces el lugar mítico de los que no mueren, pero tampoco rejuvenecen: los “viejos que no acaban de morir”.
La fuga hacia allí no es una salvación sino otra forma del exilio, un pasaje de frontera que recuerda a las fugas de los perseguidos políticos, pero ahora en nombre de la salud.
Como en los mejores textos de Bioy, el cuento parece anticipar algo de nuestro presente: la medicalización de la vida, la obsesión por la juventud, el imperativo de la productividad y el control de los cuerpos.

Temas principales

La imposibilidad del ideal amoroso: el amor aparece como motor de la fuga, pero también como la trampa que atrapa al protagonista en la decepción.

La falsedad y el autoengaño: los personajes actúan como si vivieran en un teatro, movidos por vanidad o deseo de reconocimiento.

El desencanto moderno: Bioy explora la pérdida de sentido en la vida urbana, el tedio, la falta de autenticidad.

La fuga como utopía: el “Carmelo” no es sólo un lugar, sino una metáfora de la salvación imposible; la necesidad de creer que existe un sitio donde se pueda empezar de nuevo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario