lunes, 13 de mayo de 2019

La Mujer como síntoma.

1. La lengua
Las formas del habla responden a modos de goce de la lengua. Es así que no hay lengua universal ya que no todos gozan del mismo modo. El goce que su ejercicio supone genera una forma de hablar que es una invencion colectiva y, por ende, anonima. Es posible deducir a traves de la entonación, las escansiones, los refranes, en fin, sus enunciados el modo particular en que quien habla es gozado por la lengua asi como los significantes amos que comandan su "discurso corriente".
A su vez, el discurso psicoanalítico al discernir la causa del deseo ubica el lugar de la enunciacion, es decir, el modo particular en que quien habla es gozado por la lengua. Esto nos conduce a la logica del uno por uno, ya que, sabemos, no hay enunciación colectiva. 2. El sujeto Lacan designó como subjetividad de una epoca tanto a los modos en que los seres parlantes se posicionan respecto de los significantes amos como al modo de goce que estos prescriben en un momento histórico determinado. El Otro del lenguaje determina los valores de goce de una época asignandole al sujeto un lugar en su estructura. Cada "parletre" no tiene mas que ubicar la particularidad de su goce allí.
Es por ello que entiendo al sujeto lacaniano en su doble dimensión:
a) como respuesta de lo real el sujeto es, en cada momento de la historia, la decantacion de esas maneras particulares de goce de la lengua que lo preceden y
b) como efecto del significante se ubica en un discurso que lo determina alienandose al Otro del lenguaje.
Considero que a cada epoca corresponde un uso particular de la lengua con la consiguiente invención de significantes y, consecuentemente una creación del "tipo" de mujer que le es propia. (¿Como un intento de universalizar lo imposible?)
Por tal razón se crean, paradojicamente, "modelos" que se constituyen en paradigmas del deseo sexual mientras que el deseo de cada quien puede transcurrir por otros andariveles. El conflicto del sujeto neurótico es justamente compaginar su deseo con lo que el Otro social le ofrece o, dicho de otro modo, conciliar su "propio bien" con la "moral de su época". De mas esta decir que a pesar de sus intentos siempre llega al desencuentro fatal ya que "no hay relación sexual". Las parejas que se anudan con la ilusión de encontrarla no tienen otro destino que separarse en cuanto esta cae o insistir en sostenerla para no hacerlo. Esto ocurre aún en lo que llamamos "casamiento por amor". O ¿no es acaso el amor una ilusión que vela la relación sexual que no hay?
3. La mujer El discurso corriente (1) designa el lugar de la mujer en la estructura social en tanto ésta, al igual que la lengua, es no toda. Es decir que no hay universal que la contenga. Por tal motivo la pregunta ¿de que gozan las mujeres? debe situarse en coordenadas de tiempo y espacio preciso o, dicho de otra manera, en relacion al Otro del lenguaje que prescribe tanto su lugar como el valor de su goce. En cambio la pregunta ¿de que goza una mujer? en tanto algo de ella escapa al significante nos remite a lo indecible del goce femenino. Es entonces una pregunta sin respuesta.
Como a las lenguas también a las mujeres es posible "regionalizarlas", es decir determinar las modalidades de goce que presentan al otro en cada circunstancia y momento historico diferente. Es obvio que no se trata de "atrapar" el goce femenino sino de mostrar cómo en cada época el discurso que las determina ordena también su goce.
- La mujer como síntoma. Sabemos desde Freud que un sintoma comporta satisfaccion pulsional. Él nos lo aclara: sustitutiva. Cuando Lacan ubica a una mujer como sintoma del hombre lo hace considerandolas una por una.
Primera cuestion: ¿Cual es la otra satisfacción a la que una mujer se sustituye? Si para el hombre ella es su síntoma y, por ende, "la" goza ¿que otro goce su mujer estaria sustituyendo?
Segunda cuestion: ¿Como entra en juego en el encuentro amoroso el goce de una mujer? Miller nos da una pauta al titular el Decimo Encuentro: El partenaire-sintoma y subtitulandolo en base al significante anudamiento.
Efectivamente considero que hay que pensar en un nudo entre mujer, síntoma y goce para abordar lo que lleva a un hombre y a una mujer a mantenerse unidos.
Las parejas no se forman voluntaria y concientemente ni se llega al matrimonio mediante acuerdos familiares como en otras épocas. Los "parletres" se anudan en base a una determinación inconciente. Se puede decir que cada hombre sitúa algo de goce del síntoma en la mujer que elige como pareja. La "una", al decir de Colette Soler (2) que ama. Es el discurso psicoanalitico el que posibilitará ubicar en la mujer elegida (esa una con la que el hombre goza sintomática y sustitutivamente) el rasgo de perversión que lo ata a ella.
- La mujer como objeto Intentaré responder a las cuestiones antedichas situando a la mujer como objeto de deseo, de amor y de goce.
En tanto objeto del deseo sexual una mujer se presenta como falo. Cito: "Tal es la mujer detrás de su velo: es la ausencia de pene la que la hace falo, objeto del deseo" (3). Lacan escribio tempranamente la formula del deseo masculino (4) donde la mujer ocupa el lugar del objeto a.
Se puede decir que las mujeres se ubican con cierta comodidad en el lugar de falo cuyos brillos, por otra parte, estan prescritos socialmente. El cuerpo femenino que se configura en cada época destacando ciertas partes y velando otras es el portador de los atributos que encienden el deseo del hombre. La moda "fetichiza" una parte de la anatomía femenina inventando cuerpos "modelo". La erotización no depende entonces sólo del uno por uno. La ley del deseo conlleva tanto un efecto metonimico como contagioso realzando aquellos cuerpos que responden al paradigma que impone la cultura.
Basta escuchar a las mujeres para constatar que sufren cuando sus cuerpos no se ajustan a las normas que, segun su entorno, regulan la atracción de los sexos. En su decir se escucha como opera bajo esta vertiente superyoica la angustia. Se puede decir que padecen lo suficiente como para recurrir a la cirugía o al psicoanalista.
Se podría esperar que una mujer soporte la pérdida del deseo sexual en su hombre siempre y cuando se ubique como su amada. Sentirse querida, aún cuando sepa que su pareja desea a otras, no resuelve el conflicto pero puede hacerlo mas tolerable. El problema se agudiza cuando entre las otras aparece una, ya que una mujer sabe que este lugar le esta asignado a unas pocas. Se podría enunciar asi: "Un hombre las desea a todas pero solo puede gozar de algunas. Y me ama solo a mi." ¿Encuentra la mujer una satisfacción desde esta posición? Se respondera que depende de una por una. Convengamos que ser la única es un fantasma de las mujeres de larga data. De alli el refrán: "El hombre tiene la estupidez de querer ser el primero y las mujeres la inteligencia de ser la última". Es obvio que la última es la que queda despues de una serie, como excepción.
Pero ¿le basta a una mujer, por amada que sea, que su hombre se quede con ella, que la elija entre otras? ¿Goza de ello?
Es insoslayable pensar aquí en el fin de análisis de una mujer. Si bien no responde a la pregunta ¿de qué goza una mujer? permite vislumbrar un apaciguamiento de la queja y de la angustia por la pérdida, indefectible, de sus "encantos".
La tercera cuestión es mas compleja: la mujer como objeto de goce debe prestar su cuerpo al goce sexual del varón.
Introducire algunas conclusiones a las que arribe en mi investigación sobre "El lugar de la mujer en la poética tanguera" fruto de un intercambio con Jose Gobello (Presidente de la Academia del Lunfardo) y Ricardo Ostuni (5) (Secretario de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
Se sabe que en tanto La Mujer no existe el arte se esfuerza por crearla. Su función es dejar testimonio del valor social de este objeto de modo que las letras del tango a través del uso de otra lengua, el lunfardo, permiten leer la invención de una epoca: la mujer porteña. Nombrada de varias maneras le designa un lugar especifico como sintoma del hombre, ya sea como companiera o prostituta. A diferencia de Shakespeare nuestros poetas no la pensaron fragil. Por el contrario le asignaron una fuerza capaz de destruirlos. Se anudaban a ella a su pesar y aun con odio. La mujer amada se transforma en el tango en Ama y, aunque las imagenes denigradoras de ciertas frases intentan velar su seniorio, no deja de escucharse la queja del macho que no puede reconciliarse con su propio deseo. Surge asi la mujer como síntoma en doble grado: en tanto su goce no cesa de no escribirse es imposible para el varón sustraerse a ella; reprimida retorna con mas fuerza realizando lo insoportable. Produce asi en su hombre una satisfaccion capaz de aventar la Muerte. Resignado el varon del tango prefiere vérselas con el Otro sexo antes que con el Otro absoluto.
Sin embargo..., en la poesia de Jorge Luis Borges persiste la nostalgia del coraje y el respeto por el guapo que era capaz de jugar su partida teniendo como partenaire a la muerte. Final Si las parejas contemporaneas siguen unidas, parafraseando al poeta citado en el parrafo anterior, cabe preguntarse si los une el amor o el espanto. Quizas desde el discurso psicoanalitico se pueda responder: dos caras de la misma moneda ya que la faz real del anudamiento erótico tiene como causa la pulsión.
Hacer de ello como destino una aventura trivial, un gran amor o un contrato aburrido dependera del fantasma de cada uno como lo indica Lacan (6) asi como del goce que cada lengua posibilite.
A la vez, cada hombre encontrara finalmente una mujer en quien satisfacerse conforme al suyo propio que, como se sabe, es fálico.
A las mujeres les corresponde estar a la altura de las circunstancias: condensar goce de acuerdo al significante que las hace "propias de una epoca". Bibliografía: 1 - Lacan (J.), "Seminario XX", Aun, Editorial Paidos, 1981, p. 44. 2 - Soler (C.), Clase del 27-1-93, "Seminario Las variables del fin de la cura", Editorial COL, 1995. 3 - Lacan (J.), “ Subversion... ”, "Escritos I", Siglo XXI, 1978, p. 337. 4 - Lacan (J.), “ Informacion... ”, "Escritos II", p. 305. 5 - Ostuni (R.) Cuadernos de Lecturas Academicas 2. Presencia de la Poesia Culta en las Letras de Tango. Academia Nacional del Tango. 1995. 6 - Lacan (J.), Seminario " la Logica del fantasma ", inedito. Fuente: Mirta Vazquez "La Mujer como sintoma"

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