viernes, 21 de junio de 2019

El derecho de la mujer a decidir sobre su embarazo.


El psicoanálisis permitió precisar que la vida humana se diferencia de la vida animal en que no se constituye como tal –humana– antes de que el pequeño infante entre en relación con otros humanos, que no sólo lo cuidan permitiéndole sobrevivir sino que lo aman. La primera señal de que este amor existe y que un ser humano está llegando al mundo es la sonrisa alborozada ante el rostro humano que tiene delante. Allí, recién en torno a este estímulo propiamente social, comienza a formarse lo que será una “persona” en el sentido psicológico del término. Más adelante, cuando hable, se referirá a sí mismo usando el nombre con el que es llamado por los otros, pero demorará un poco más en decir “yo”, diferenciándose de los demás. Cuando hay un hablante que se relaciona con el mundo circundante mediante el lenguaje, que al hacerlo distingue de hecho entre sí mismo y los otros, puede decirse que estamos en presencia de un ser humano. Su humanidad no podría nacer sin las dos condiciones señaladas: el amor, que se expresa en la felicidad del rostro de quien lo cuida ante su sola presencia, y el ejercicio del lenguaje, sin el cual no puede vivir en el mundo.

Desde un punto de vista psicoanalítico, el debate ético en torno al derecho a abortar en general desatiende un aspecto fundamental: que un ser humano no llega a constituirse como tal con la concepción biológica (óvulo fecundado, implantado, en crecimiento), ni siquiera con el parto; requiere, condición sine qua non, del enamoramiento con el pequeño ser vivo de quien lo nutre y cuida. Antes de esto, la humanidad del embrión y después del feto sólo está asentada en los otros, de manera que el conflicto, de derecho, es el que se plantea entre el deseo de la mujer que concibe y la política de la sociedad al respecto.

Comentarios:
Se objeta que un niño nacido de un embarazo no querido por su progenitora puede ser querido por otros y convertirse en un ser humano pleno. Es cierto, pero esto no podrá concretarse sin que se dé, ya nacido, la condición de ser deseado y amado por otros. El problema del embarazo no deseado por la mujer, entonces, no es que el embrión o el feto no pueda llegar a ser un ser humano pleno, ya que otros, no necesariamente ella, pueden quererlo. El problema es que esa mujer tendría que ser obligada a ser madre, pero madre no se puede ser si no hay deseo de hijo. La palabra "madre" no se puede aplicar a una mujer como si fuera sinónimo de "progenitora", ella nombra algo que no puede reducirse a un rótulo social. Sólo el deseo de tener un hijo debería autorizar esa nominación.

La proposición de que el feto tiene el derecho a nacer plantea la cuestión de en qué sentido puede ser considerado sujeto de derechos sin ser sujeto en sentido psicológico, esto sin confundirlo con el alma en sentido religioso. Nótese también que en sus raíces el concepto de persona jurídica mantiene innegables lazos con el de alma, pero estas cuestiones requieren un tratamiento que nos excede aquí.

Se puede hacer la siguiente pregunta: si no se concede a la madre el derecho a hacer lo que decida con el embrión o el feto, ¿quién tiene ese derecho? Se puede decir que los fetos pertenecen al Estado, a Dios, a la nación o al padre. En cualquiera de estos casos, están necesariamente implicados derechos sobre partes del cuerpo de la madre, (útero, etc.). La situación guarda homologías con la "propiedad" del cuerpo de la mujer por el marido, por ejemplo. Es el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo el que está en entredicho.

¿Despenalización o legalización?
Hay una distinción que no va a los fundamentos sino a la coyuntura: la diferencia sutil entre despenalización y legalización. Digo sutil porque despenalizar implica legalizar, puesto que todo lo que no está prohibido está permitido y es entonces legal. Se trata de facilitar la adhesión a la ley poniendo el énfasis en evitar que muchas mujeres mueran por abortos clandestinos frecuentemente mal hechos, y no en la cuestión de fondo que, en lo que atañe al psicoanálisis, es la defensa contra el deseo sexual de las mujeres mediante racionalizaciones que las criminalizan como asesinas de bebés.

Fuente: Raúl Courel (2009) “Notas breves...”, 2018/06/09.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario