viernes, 2 de agosto de 2019

Qué hacer (y que no) frente a una crisis de hiperventilación.


Lic. Lucas Vazquez Topssian
La hiperventilación ocurre cuando la respiración se vuelve más profunda y rápida de lo normal. Causa en la persona una disminución en la cantidad de dióxido de carbono (CO2), generándole un malestar: mareos, ritmo cardíaco elevado y falta de aliento. También puede provocar entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies, vértigo, ansiedad,  sudoración, desmayos y dolor en los músculos del pecho.

Sabemos que la hiperventilación aparece en los ataques de pánico, trastornos de ansiedad, crisis de angustia, estrés, entre otros cuadros. Pero también debemos saber que aparece en estados febriles, ejercicio intenso, asma, embarazo (se pasa luego de dar a luz) y el consumo de ciertas sustancias. La hiperventilación no es en si misma una enfermedad, por lo que el psicólogo debe derivar al médico del paciente antes de asociar hiperventilación con un ataque de pánico, por ejemplo.

Evitar que la persona respire dentro de una bolsa. Es bastante común y difundida la técnica de respirar dentro de una bolsa para así absorber nuevamente dióxido de carbono. Pero esto puede ser contraproducente en los casos donde la hiperventilación se debe a un ataque de asma, ataque cardíaco, efisema o daño cerebral.

Una vez que el médico diagnosticó que la hiperventilación se debe a la ansiedad, el estrés o el pánico, hay pasos que el psicólogo puede enseñarle a su paciente frente a una crisis. Él, los amigos y familiares pueden aprender técnicas para evitar que esto suceda y prevenir futuros ataques.

Primeros auxilios ante la hiperventilación:
Respirar frunciendo los labios: Para ayudar a deshacerse del dióxido de carbono, en su lugar, se le puede enseñar al paciente a respirar con los labios fruncidos. Esto se hace frunciendo los labios como si estuviera apagando la llama de una vela y luego exhalando lentamente a través de sus labios.

Frente a una crisis, los amigos o familiares pueden para ayudar a brindar tranqulidad y a relajar la respiración de la persona. Palabras como "estás bien", "no estás teniendo un ataque al corazón" y "no te vas a morir" resultan muy útiles. Es muy importante que la persona se mantenga tranquila y usar un tono suave y relajado.

Por supuesto, estas son medidas a corto plazo. Ante un diagnóstico de ansiedad o pánico, se debe consultar a un profesional de salud mental para que lo ayude a comprender y tratar su afección.

Bibliografía: 

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