A partir de los 18 meses de vida del niño comienzan a aparecer, con cada vez más frecuencia, señales de la maduración del niño para controlar sus esfínteres. No cumplen ninguna cronología ni orden específicos y dependen de cada niño en particular, del dominio del lenguaje oral y su capacidad motora:
1) Se saca la ropa y el pañal.
2) Se resiste al cambio del pañal.
3) Pasa varias horas con el pañal seco, durante el día o la noche.
4) Cuando defeca, se esconde o juega a esconderse.
5) Diferencia sucio de limpio, en el juego o mientras come.
6) Reconoce y manifiesta sensaciones de que algo sale de su cuerpo. Mira y toca sus genitales.
7) Puede tener constipación por retención, pero de manera transitoria.
8) Juega con agua, tierra, arena o masas.
9) Se angustia o pide que lo cambien cuando tiene el pañal sucio.
10) Avisa que hizo o quiere hacer caca, hablando o señalando el pañal.
11) Asocia inodoro, adaptador, pelela con pis y caca, aunque aún no utilice esos elementos.
Los adultos deben acompañar este proceso con respeto, favoreciendo la autonomía del niño. No se debe forzar retirar el pañal cuando el niño no está listo. Tampoco retar, humillar o burlar al niño si se mancha o tiene un accidente.
El control de esfínteres no se da de manera unificada. Puede lograr controlar de día, pero no de noche; en casa pero no en el jardín. Si en este momento del niño aparece un hermano recién nacido, es esperable que haya rebeldía y berrinches.
- Tener al alcance los elementos de higiene y varias mudas de ropa.
- Aunque es más difícil, optar por cambiarlo e higienizarlo de pie y no acostado.
- Darle tiempo a que avise. No revisarlo ni preguntarle a cada rato si se hizo.
- Favorecer el espacio: elegir un adaptador para inodoros o una pelela sencilla y, tras colocarla en el baño, explicarle para qué sirve. El adaptador tiene la ventaja que es más fácil de llevar.
- Leer libros sobre dejar el pañal para que el niño lo vaya incorporando de manera lúdica.
- Favorecer el juego con líquidos, juegos de adentro-afuera, limpio y sucio.
- Incorporar rutinas: me despierto, voy al baño (haga o no haga pis). Mostrarle dónde se tiran los pañales.
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