martes, 23 de febrero de 2021

Puede buscarse a la felicidad todo lo que se quiera; de ahí a encontrarla...

El psicoanálisis contradice la afirmación basada en el sentido común, de que todos buscamos la felicidad. En los primeros años de la teoría psicoanalítica, es el principio de placer lo que explica el funcionamiento de toda nuestra vida psíquica.

Es decir que, como ya decía Aristóteles, el objetivo principal de todo lo que hacíamos era obtener la felicidad, ya fuera a través de disfrutar de la vida mediante el placer, o la consecución de algún tipo de bien moral, intelectual, afectivo, social etcétera.

Sin embargo, Freud se dio cuenta de que muchas veces repetimos los mismos errores o tomamos elecciones que nos llevan a sufrir y que no podemos evitar aún a sabiendas de que nos traerán un mal.

Podemos incluir en este tipo de fenómenos cualquier tipo de conducta autodestructiva, tan típica de los sujetos neuróticos, aunque nadie se salva de ellas por muy supuestamente sano que esté.

Es ésto lo que lleva a Freud a sugerir, en contra del sentido común y de toda la tradición filosófica ( los psicoanalistas saben bien que la filosofía, con todas sus cogitaciones y fórmulas, en la práctica rara vez sirve para vivir mejor) que hay un más allá del principio placer, que denomina como compulsión a la repetición y pulsión de muerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario