domingo, 24 de octubre de 2021

Puntuación del texto "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico" (1912)

Desautoriza a todo recurso auxiliar, aún el tomar apuntes, y consiste en no querer fijarse en nada en particular y en prestar en todo cuanto uno escucha la misma atención, “parejamente flotante”, ahorrándose el esfuerzo día tras día a lo largo de muchas horas, y evita un peligro que es inseparable de todo fijarse deliberado.  La regla para el médico  se puede formular así: “uno debe alejar cualquier injerencia consciente sobre su capacidad de fijarse, y abandonarse por entero a sus memorias inconscientes”

No puedo recomendar que en el curso de las sesiones con el analizado se tomen notas algo extensas, se redacten protocolos, prescindiendo de la desfavorable impresión que ello provoca en muchos pacientes. Si uno toma apuntes, forzosamente practica una dañina selección en el material. 

Tomar notas durante la sesión con el paciente se podría justificar por el designio de convertir al caso tratado en tema de una publicación científica.

Mientras el tratamiento de un caso no esté cerrado no es bueno elaborarlo científicamente. 

Aquella frialdad de sentimiento que cabe exigir al analista se justifica porque crea para ambas partes las condiciones más ventajosas: para el médico el de muy deseable cuidado de su propia vida afectiva, para el enfermo, el máximo grado de socorro que hoy nos es posible prestarle.

El médico debe ponerse en estado de valorizar para los fines de la interpretación, del discernimiento de lo inconsciente escondido, todo cuanto se le comunique, sin sustituir por una censura propia la selección que el enfermo resigno.

Es decir debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente  como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al micrófono.

El hecho de que el médico le deje ver sus propios defectos y conflictos anímicos, le posibilita ponerse en un pie de igualdad mediante unas comunicaciones sobre su vida  hechas en confianza, esto no lo ve bien.

  • El médico no debe ser transparente con el analizado, sino como la luna de un espejo, mostrar solo lo que es mostrado.

  • La ambición pedagógica es tan inadecuada como la terapéutica. 

  • Como médico es preciso ser sobre todo tolerante con las debilidades del enfermo, darse por contento, si aún no siendo el del todo valioso, ha recuperado un poco la capacidad  de producir y de gozar.

  • En cuanto a la colaboración del analizado en el tratamiento, lo decide la personalidad del paciente.

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