Hoy hablaremos de los pacientes ansiosos, acelerados, que sienten sobrepasados. Sienten que todo tiene que estar rápidamente listo, abogan por la eficiencia. Sufren por sentirse demandados, incluso al punto de enfermar su cuerpo. Sienten que si frenan, algo terrible pasará. Estos pacientes, además de sentirse demandados, suelen demandar a su entorno al igual que a ellos mismos. El sujeto queda caído y esa subjetividad aplastada es la que los lleva al análisis.
Diremos, en principio, que en estos pacientes de lo que se trata es de un problema de anudamiento: lo simbólico aparece desanudado de lo imaginario y lo real. Estos últimos registros se encuentran anudados correctamente.
¿Pero qué es, en la clínica nodal, un error de cruce? La condición de un nudo borromeo es que si un anillo se suelta, los demás también lo hacen. Si por ejemplo, algo que tenía que pasar por debajo pasa por arriba, el nudo se suelta. Si pensamos en el psiquismo, los trastornos en el mismo pueden ser pensados como errores de cruce. Falla siempre en el mismo lugar. El analista debe comprender dónde está este "error de cruce", entre qué registros, para orientarse en sus intervenciones.
Vayamos al concepto de implicación subjetiva, muy presente en los historiales (por ejemplo Dora) y en Intervención sobre la transferencia de Lacan. Supongamos que alguien va al analista quejándose de que siempre elige determinado tipo de pareja. Un sujeto puede elegir posicionarse, a nivel simbólico, haciendo una elección de objeto tal que repitan una marca original anterior, relacionado a su historia edípica. Estamos a nivel de lo simbólico: el Edipo, la castración, la elección de objeto... Si hubiera un deslizamiento del registro simbólico al imaginario, el sujeto no podría preguntarse por qué le sucede esto (implicación subjetiva), sino que diría que él tiene la culpa por lo que le pasa. Este deslizamiento imaginario hace que el sujeto cargue con toda la responsabilidad, aún sufriendo, para evitar ver lo que al Otro le falta. Es el drama de la neurosis obsesiva. O también podría estar echándole toda la culpa a los demás, como vemos en la actitud denunciadora de algunos casos de histeria. Esto sería un error de cruce.
El analista debe ubicar estos errores de cruce para repararlos. En este ejemplo, uno podría marcar cuál responsabilidad es del sujeto y cuál es del Otro.
Volvamos a la ansiedad...
En estos pacientes ubicamos también un superyó que demanda una efectividad tal, que los pacientes sienten que no pueden dejar de pensar. Una de las consecuencias de esto es que no puedan dormir. El análisis, lo que intentará, es calmar esa "vocecita". Se trata de un superyó precoz, que recuerda del que habló Melanie Klein. Esto el sujeto lo sufre internamente, pero también le trae dificultades con los demás.
El círculo infernal de la demanda
Nos interesa saber cómo es que alguien puede quedar atrapado en un torbellino de pensamiento. En el seminario 15, Lacan trabaja la demanda, diferenciándola del deseo. Se apoya en el grafo del deseo, diferenciando ambos pisos. Si miramos la parte circulada, veremos que hay una pequeña flecha que va de i(a) hacia m (el yo, moi). Se trata de la constitución del sujeto en el espejo, es decir, aquello que el sujeto cree de si mismo. El sujeto se constituye "como una copia", a imagen i(a), imagen del semejante:
La relación de determinación del Otro (A) sobre la imagen de ese Otro, que constituye esa imagen del yo moi, aparece completo. El sujeto, en estos casos, cree que para tener un lugar en el Otro tiene que ser completo. Esto está en la base cuando los sujetos le demandan al Otro que esté; el sujeto se demanda a sí mismo que lo amen a pesar de sus errores. El sujeto le demanda al Otro un amor, que esté ahí para él. Lacan decía que toda demanda es una demanda de amor.
Tenemos que considerar que el sujeto construyó una significación del Otro s(A), en el sentido que lo que el Otro dice está en espejo con el mismo sujeto. Entre el Otro y el sujeto se produce lo que Lacan llamó el círculo infernal de la demanda, en tanto se produce un encierro subjetivo. Cada uno demanda le demanda al otro "todo".
En los pacientes que padecen la ansiedad, tenemos que pensar que esto que es normal en la constitución en el espejo, tiene una fuerte impronta imaginaria. Por ejemplo, en el trabajo, o los amigos. Se trata, entonces, de personas que demandan y exigen todo, perdiendo el límite entre lo que el Otro tiene que dar y el derecho de la persona. El sujeto siente ansiedad de que el Otro no esté para él. Lo que implica, para trabajar en un análisis, de que ese yo supone que no va a poder hacer solo. ¿Por qué es el otro quien tiene que reconocerlo a uno, ayudarlo, etc.? Son personas que pueden trabajar horas de más para que un jefe los reconozca. Parados en el registro imaginario, no logran diferenciar entre lo que el otro pide y lo que en realidad necesita. Cuando el paciente no logra elaborar esta diferencia y cree que no tiene un lugar en el Otro, comienza la ansiedad: demandará, así como también se sentirá demandado.
Dirección a la cura
No se trata de un tema de la época y de nada sirve al paciente que se calme o que espere. hay que buscar qué significantes determinan el modo de aceleración o de ansiedad que ocurre en cada sujeto. Hay que encontrar los puntos de ansiedad, donde el cuerpo cae. Esto hace que el sujeto escuche lo que el Otro dice y lo que realmente necesita. Cuando alguien entra en esta situación, es que no está tan seguro del alojamiento en el Otro. Si alguien se sintió suficientemente alojado, por más que tenga una crisis, suele creer que podrá salir adelante. Si constitutivamente hay puntos de ausencia con el Otro, de vacilación respecto a ese sostén simbólico, el sujeto entra en ansiedad.
La dirección de la cura tiene que ver con encontrar el significante, con extraer las escenas fantasmáticas y que lo simbólico se despliegue para que pueda anudar a lo imaginario y a lo real:
Cuando lo simbólico se despliega hacia lo imaginario aparece el inconsciente. Todo ese trabajo que se hace en relación a la escena fantasmática, los temores, los recuerdos producen un punto de detención en lo imaginario. Lo simbólico, al desplegarse sobre lo real, produce el síntoma. La pregunta también es como los Otros significativos del paciente enfrentaron situaciones críticas, más allá del desvalimiento personal. ¿Cuáles son sus sostenes simbólicos y qué escenas están en juego? Hay que indagar en esta sensación de fragilidad. El paciente debería, en su análisis, aprender a leer al Otro y no quedar prendido o coagulado en las palabras del Otro.
Si vemos el movimiento del grafo del deseo, vemos que termina con I(A), el ideal del Otro. Es eecir, el Otro idealizado. Si el sujeto le cree al Otro en todo, se pierde absolutamente y se pierde en el circuito de la demanda.
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