Resulta cada vez más frecuente, en la consulta de niños y niñas, que el analista se encuentre -en forma manifiesta o enmascarada- con Traumas precoces vivenciados en la infancia: maltratos psicológicos y/o físicos, abusos sexuales intrafamiliares silenciados, castigos físicos, humillaciones, amenazas de todo tenor. Nos referimos y hablamos de experiencias horrorosas infantiles realmente acontecidas, que tanto difieren de las fantasías psíquicas del Edipo, descubiertas y descriptas por S. Freud.
S. Freud, desde los comienzos de su obra, nos enseña que el ser humano nace en pleno estado de indefensión (Hilflosigkei), ya que depende para sobrevivir, física y psíquicamente, de sus Otros cuidadores.
Por estructura e indefectiblemente, la relación durante los tiempos de la niñez, la pubertad y la adolescencia, es fundamentalmente asimétrica (totalmente desproporcionada). Al decir de F. Ulloa, los Otros primordiales tienen, así, “el poder” del ejercicio de la Ternura o de la Crueldad.
Si el Otro de los cuidados ostenta el poder de manera perversa, para apoderarse y aprovecharse del infante como objeto de su propio goce, nos confrontaremos con una situación muy grave -si no recibe el debido tratamiento-: el infante -futuro adulto- quedará, de aquí en más, con una vida comprometida e hipotecada por el dolor psíquico, con sufrientes alteraciones en su cuerpo.
El fracaso estrepitoso de la función normativa de los adultos
Cuando fracasa la Ley de prohibición del incesto y el/los adultos involucrados en la crianza abusan del niño o la niña, las vivencias se tornan, tal como S. Freud las denominara: siniestras (Unheilmlich).
Concepto de lo siniestro: es la experiencia en donde lo familiar, lo íntimo, lo amable, se vuelve extraño, peligroso, oculto y extremadamente dañino. Lo siniestro también es designado con el término de “lo ominoso”, es decir, lo abominable que merece ser condenado y aborrecido (“Lo siniestro” Sigmund Freud - 1919).
En los casos de apoderamiento psíquico y/o físico del menor, lo siniestro designa una vivencia realmente acontecida, a diferencia de las fantasías (que son elaboraciones psíquicas subjetivas de las pulsiones orales, escópicas, anales y fálicas).
Los abusos perpetrados en los tiempos de crianza, aprovechando la dependencia infantil, configuran lo que F. Ulloa denominará “el fracaso estrepitoso de la Ternura” y el “triunfo del indigno reinado de la más pura crueldad” (“Novela Clínica Psicoanalítica” Fernando Ulloa - 1995).
En tantos casos donde el alojamiento amoroso y la ternura de los Otros de los cuidados cae en picada, a nivel psíquico se priva drásticamente al infante de las condiciones necesarias y los recursos que tendría el aparato psíquico para tramitar (no sin inhibiciones, síntomas y angustias) el devenir de la vida, que implica hacer el humano, legítimo y necesario pasaje de la “dependencia primaria” (endogamia) a la “independencia/separación de los Otros primordiales” (exogamia).
A esta lamentable y trágica situación, F. Ulloa la denomina: “encerrona trágica”.
Intervenciones Clínicas
. Como analistas estaremos para darle el debido tratamiento a las manifestaciones que -a modo de denuncia- hace el infante de estos horrores vividos como “pesadillas diurnas”.
. Deberemos ser pacientes, sin apresurarnos a desestimar ninguna manifestación psíquica y/o corporal, encasillándola en “diagnósticos de moda” (ADD, trastornos de aprendizaje, autismo leve, negativismo al lazo social, ataque de pánico, enfermedad psicosomática, anorexia/bulimia).
. Tenemos que saber que las disrupciones psíquicas y físicas pueden ser causadas por la experiencia del terror, tan diferente a la angustia elaborativa del crecimiento.
. Le ofreceremos una presencia amorosa, delicada y un suelo de cuidado y confianza en esa verdad que quiere aflorar.
. En el caso del infante, leeremos, a través del desarrollo del juego, tan rico en significaciones, la palabra acallada.
. En el caso del púber y/o el adolescente, descifraremos, en los relatos que poco a poco se puedan ir construyendo, las claves encerradas de una verdad, que hasta aquí, no pudo salir a la luz
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