La escucha analítica es una operación de lectura. En tanto tal se dirige más allá de lo que el sujeto efectivamente dice cuando habla. Entonces se orienta al texto, el cual se puede ir delineando a partir de un recorte en el transcurso del trabajo, el de los significantes fundamentales de la posición del sujeto.
Habiendo situado esta coordenada estructural de la escucha del analista también sería importante destacar que ésta puede, eventualmente, revestir determinadas particularidades dependiendo de qué momento del análisis se tratase.
En el caso de las primeras entrevistas, ¿hay cierta especificidad?
Es un momento de partida, donde se juegan los primeros movimientos de lo que va a ser el campo transferencial, y donde, incluso y con ese fin, podríamos decir el analista se puede prestar a ser un poco más locuaz.
Diría que, en este primer tiempo, fundamentalmente, lo que el analista hace en primer lugar, es intentar, en el discurso del sujeto, diferenciar aquello que pertenece al registro simbólico de aquello que pertenece al registro imaginario. Esto no constituye técnica alguna, sino que instala cierto prisma para pensar ese tiempo primero.
De seguir esta propuesta, el analista apunta a escuchar en qué medida puede o no haber una pregunta que quede asociada al motivo de consulta; ¿es posible delimitar el lugar de algún síntoma que motorice la consulta del sujeto?
Fundamentalmente, me parece, también es importante poder situar a que Otro se dirige el sujeto cuando habla. Porque eso le va a indicar al analista, le va a dar una coordenada para poder situarse en la transferencia.
O sea, las primeras entrevistas son ese tiempo primero de intentar poner en forma los modos en que el sujeto intenta responder al obstáculo, al problema, incluso el penar de más que al sujeto lo trae a la consulta; porque será a través de las respuesta que se hará posible arribar a la pregunta.
El analista "en" el discurso del paciente
Anteriormente nos ocupamos de la escucha analítica en las primeras entrevistas de un análisis, en las cuales quien consulta habla de lo que cree que es el motivo de su consulta.
Se trata de los primeros desarrollos de esa demanda de aquel que quiere ser escuchado y mencionamos como un punto importante, que el analista pueda leer a qué Otro se dirige el sujeto. Desde luego que esto, y no pocas veces, no está clarificado de entrada, pero la importancia de situarlo responde a que le da una pauta al analista para la posición que debe asumir en la transferencia.
Es este asumir, la acomodación a la que Lacan refiere, lo que justifica el título de este posteo, donde se destaca que el analista ocupa un lugar “en” el discurso del paciente, lugar que encarna, y no detenta.
El analista es una función, definida así forma parte del discurso del inconsciente, y ello en la medida en que el inconsciente como discurso se dirige al analista. Esto significa que el inconsciente llama a la interpretación. En esta senda entonces el inconsciente es solidario de una palabra, la cual llama una respuesta, convoca a un oyente, y el analista es esencialmente un oyente.
Ser oyente es su función prínceps, la cual prescribe que no se trata de significar, dar sentido o traducir.
La encrucijada transferencial es poder dar con una posición acorde al sujeto que está escuchando, cada vez podríamos decir. Y para ello cobra un valor significativo ese delinear al Otro a quien el analizante le habla.
Estructuralmente ese Otro es la alteridad de la que depende el mensaje. El analista, en el discurso del sujeto, toma el relevo de ese Otro que detenta ese poder discrecional, el oyente que significó el mensaje, pero a condición de no usar dicho poder.
¿Qué se juega en la primera entrevista?
La primera entrevista en la consulta con un analista es el momento de donde alguien puede plantear el motivo de su consulta, el cual algunas veces puede ser bastante claro; en otras, en cambio, puede ser bastante difuso, incluso para el propio sujeto. Me refiero a esas consultas donde quien lo hace no sabe muy bien cuál es el motivo que lo trajo.
Algunas otras veces será el analista quien pueda situar, a partir de su escucha, que lo que alguien plantea como motivo de consulta, en realidad esconde otra cuestión, inconsciente para el paciente, y que en realidad es lo que está comandando la consulta.
Un punto importante respecto de esta primera entrevista es interrogar la temporalidad de esta. Si se trata de un padecimiento que en el sujeto lleva un tiempo, entonces ¿por qué la consulta se produce en ese momento, por qué no se produjo antes o qué la precipitó en ese momento?
Eso nos va a permitir situar quizás, algo que pudiese haber operado de desencadenante o eventualmente algo que en el sujeto cobró tal magnitud que afectó su lazo social, cuestión que está en general involucrada en la consulta a un analista.
Pero más estructuralmente, podría decir que la primera entrevista es el momento donde se juegan cuestiones importantes, muchas de las cuales constituyen el campo de lo que se va a trabajar en el análisis después. Pero, por supuesto, no hay manera de saberlas en ese primer momento, sino que el analista solo podrá leerlas retroactivamente a partir del despliegue del discurso, el cual requiere tiempo para ser llevado a cabo. Pero fundamentalmente esa puesta al trabajo exige la transferencia, la cual implica que el analista acomoda su posición con relación a lo que allí leyó.
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