miércoles, 28 de agosto de 2024

¿Qué es la conciencia?

 La conciencia es, llamémosla así, una instancia propia del aparato psíquico que reviste una serie de dificultades.

Encontramos en el planteo de Freud su elaboración como sistema: el sistema percepción-conciencia. Ya plantearlo como un sistema habla de cierta estructura que se vuelve operativa e impide reducirla a lo fenoménico.

El sistema percepción-conciencia es, en distintos textos y momentos, articulado y vuelto a separar de la función del yo. Y este vaivén o vacilación que encontramos en los desarrollos del trabajo de Freud pueden ser leídos como índices de esa dificultad.

Partiendo de este abordaje vía el sistema Lacan se propone una definición de la conciencia que llama materialista, porque la hace tributaria de la materialidad del significante.

¿Qué es la conciencia entonces? A más de un sistema es un aparato, el cual está encargado de la percepción. ¿Ahora, cómo podría la conciencia ser una función del moi, cuando el mismo moi puede ser percibido como un objeto más, entre otros?

Con lo cual, y en este punto, la conciencia, casi al modo de la metáfora de la montaña y el lago de la cual Lacan se sirve se instituye como un aparato asociado a la posibilidad de la percepción, y que tiene particularidades.

Una fundamental es que es acéfalo. O sea, no se trata de que alguien perciba sino de que “eso” percibe, y el impersonal justifica el abordaje materialista que la hace solidaria del efecto significante. No puede dejar de llamarnos la atención que la acefalía es también utilizada para designar a la pulsión, y a la estructura significante misma.

Por ello podemos conjeturar que llevar la acefalía a nivel, incluso, de la conciencia es una manera de destacar el valor sincrónico, estructural que implica la división que afecta al sujeto del inconsciente, lo que llamó su subversión.

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