La última noticia que Freud tiene de Elizabeth von R sucede en 1894, cuando luego de concluído el tratamiento, asiste a un baile. Allí se encuentra con que Elizabeth von R. baila con un hombre.
En 1953 la hija de nuestra Elizabeth, de quien lamentablemente no tengo el nombre, envía un informe a los “Archivos Sigmund Freud”. Allí nos enteramos qué ha sido de quien ahora sabemos que se llamó Helene Weiss.
En las notas se hacen menciones que nos permiten tener alguna idea de terrores nocturnos, idealizaciones y diversas enfermedades.
Interesados en saber qué fue de Isabel von R de “Estudios sobre la histeria” dejo una traducción del informe.
New York, 11 de Enero de 1953
MEMORANDUM PARA LOS ARCHIVOS SIGMUND FREUD
La paciente descrita como “Elisabeth von R.” en “Estudios sobre la histeria” de Freud era mi madre, llamada Helene (Ilona) Weiss. Ella nació en Budapest en 1867.
El reporte de Freud de su historial familiar y los antecedentes parece sustancialmente correcto en todos sus detalles, exceptuando, obviamente, lo ideado para disfrazar su identidad. (No era miembro de la aristocracia menor, como lo indica el nombre ficticio, sino de una rica, de una familia de clase media judía). Sin embargo, me inclino a dudar de que Freud tuviera razón al asegurar que mi madre era el único miembro neurótico de la familia. Al menos una de las hermanas de mi abuela me fue descrita como "excéntrica", y mi abuela misma como "enferma" y "nerviosa”; tengo impresiones similares de algunos de los familiares de la generación de mi madre. Casi no tengo información sobre mi abuelo y su lado de la familia,
El texto original en alemán ofrece una imagen notablemente vívida y convincente de la personalidad de mi madre cuando era niña y de joven. La traducción de Brill contiene por lo menos un error, que me llamó la atención de inmediato y me hizo completar mi primera lectura del libro en alemán.
Según lo mencionado por Freud al final del historial, mi madre se casó unos años después de su tratamiento. Ella estaba casada con mi padre, Heinrich Gross, a principios de 1895, después de un compromiso de unos seis meses. En ese momento tenía veintisiete años y había estado viviendo hasta ese entonces con su madre viuda, que padecía una enfermedad ocular y probablemente otras dolencias. (Recuerdo haber escuchado una historia sobre mi madre insistiendo en acortar su luna de miel para regresar a Viena porque su madre estaba enferma).
Mi madre fue feliz en su matrimonio y estaba profundamente dedicada a mi padre. Se la consideraba una pareja excelente, aunque él no era rico. Era un hombre de notable carácter, dones intelectuales y encanto personal. Mi madre dejó de lado su propio juicio; él era en gran medida el jefe de la familia.
Él murió en 1935; ella lo sobrevivió por nueve años.
No era una persona feliz: demasiado emocional, sentimental, celosa, bastante inflexible y demandante. Tenía un temperamento violento, que buscó en vano controlar. Su idealización de sus padres y abuelos, a quienes lloraba abiertamente décadas después de su muerte, equivalía al culto a los antepasados; sus descripciones de ellos como "hombres ideales” estaba bastante en desacuerdo con las que otras personas me han dado, excepto en el caso de su madre, que aparentemente era una mujer muy inteligente y encantadora. Mi sensación es que mi madre debió haber sufrido mucho por su dificultad de alcanzar las cualidades superiores de su propia madre y por sus exagerados estandares de carácter y comportamiento. Ella nunca pudo lograr de sus hijos el mismo grado de atención y respeto que ella sentía que había dado a su madre. Se ofendía con facilidad.
Ella sufría de pesadillas y gritaba mientras dormía; alguna vez me dijo que había soñado que alguien le estaba disparando a su madre.
Soy la menor de tres hijas. Mi madre tenía cuarenta cuando nací, y no puedo recordar momento alguno en el que no estuviera “enferma” de alguna manera. Se sometió a innumerables tratamientos de todo tipo, se bañó en varios spas, a menudo sufría mucho dolor, pero no obstante era muy activa y le gustaba caminar. No estoy segura exactamente en qué consistía su enfermedad. Ciertamente, incluían reumatismo y ciática, tal vez neuritis, etc., que afectaban principalmente sus piernas, pero también otras partes de su cuerpo. En años posteriores su audición estaba algo deteriorada; ella exageró esta queja, o puede haber sido en parte de base nerviosa. Tuve la misma impresión con respecto a sus problemas estomacales crónicos. Uno de sus médicos me dijo que la consideraba hipocondríaca; No sé si otros eran de la misma opinión. Siempre estuvo dispuesta (y físicamente capaz) a enfrentar cualquier emergencia real y cumplir con sus deberes, y tenía un alto sentido del deber; ella usó sus enfermedades para llamar la atención; Sin embargo, sin duda sufrió mucho dolor. Ella murió en 1944 presumiblemente de una hemorragia cerebral.
El cuñado viudo, que figura de manera importante en la descripción del caso de Freud, se volvió a casar. Murió bastante joven. Mi madre estaba en los términos más amigables con su segunda esposa y sus dos hijas.
Algunos años después de que mi padre murió, cuando tenía más de setenta años, espontáneamente me anunció que ella tenía un secreto que había mantenido durante toda su vida; a saber, que ella había conocido a Freud hace mucho tiempo, antes de que él se hiciera famoso, y que la había tratado. Contó la historia algo orgullosa, haciéndola un poco más ligera, como si hubiera sido un tratamiento entre tantos, pero de alguna manera me dejó con la impresión de que ella sabía que era importante. Describió Freud, en ese período inicial, como "sólo un joven, barbado, especialista en nervios al que me enviaron”. “Él quería convencerme de que yo estaba enamorada de mi cuñado, pero eso no era realmente así”. Sabía que había escrito algo sobre ella en un libro - que no sabía en qué libro y profeso que nunca lo había visto - y le había dado el nombre de "Elisabeth”. A continuación, me citó la frase final del historial de Freud, y ella lo citó tan aproximado que pude, más tarde, encontrar e identificar el trabajo a partir de esa misma oración.
En "Estudios sobre la histeria" Freud escribió: "Más tarde, por su libre inclinación, se casó con un extraño”. Ella misma, después que habían pasado de cuarenta y cinco años desde su tratamiento con Freud, recordaba: "Poco después, se casó con otro hombre por amor".
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