jueves, 18 de septiembre de 2025

Escritura y lógica en Lacan: del antecedente a la bisagra del Seminario 18

Desde sus primeros desarrollos, Lacan hace referencias a lo escrito, la letra y la marca. Esto no significa que esos conceptos sean equivalentes a lo que inaugura en el Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante. Más bien, pueden leerse como antecedentes que preparan una serie de desarrollos posteriores, fruto de años de elaboración.

En este punto es posible establecer tanto continuidades como rupturas. Lo que sí resulta claro es que el concepto de escritura en el Seminario 18 va de la mano de un cambio de lógica: un viraje necesario para sostener la orientación a lo real que Lacan imprime a su enseñanza. Esto lo lleva a ir más allá de lo atributivo y del principio de contradicción.

Lacan interroga la función de lo escrito. En un primer nivel, lo escrito pertenece al orden de lo tipográfico, del carácter, y por lo tanto es impensable sin la letra: lo escrito está hecho de letra.

El avance hacia la escritura no implica un deterioro de la función de la palabra. Esta conserva su primacía: lo escrito se precipita a partir de la función inaugural de la palabra, y por eso es siempre secundario respecto de todo efecto de lenguaje.

Para precisar lo que está en juego, Lacan recurre extensamente a la caligrafía china, con el fin de separar la escritura de lo meramente alfabético. Así, el Otro, su lugar —lo que llamó la dichomansión, el lugar del dicho—, es interrogado a partir de la función de lo escrito.

Este movimiento introduce en el lugar del Otro una lógica inédita: una que permite interpelar la estructura de la verdad sin reducirla a la dimensión del dicho. De allí la afirmación radical de Lacan: no hay lógica sin escritura.

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